CÓNCLAVE
Los que son y los que estarán
Composición del próximo Cónclave (I)
Por Jose Antonio Varela Vidal
ROMA, 04 de marzo de 2013 (Zenit.org) - En la medida que corren los días, y ya iniciada la Congregación General «preparatoria» de los cardenales, los nombres y los datos se van decantando para alivio de muchos.
Los cardenales electores que entrarán en el Cónclave para emitir su voto por santa obediencia serán 115. El número inicial se ha reducido ante la imposibilidad de asistir --por motivos de salud--, del cardenal Julius Riyadi Darmaatmadja SJ, arzobispo de Yakarta, Indonesia. Tampoco estará el cardenal Michael O’Brien, arzobispo de Saint Andrews y Edimburgo en Escocia, quien no llegará más bien por motivos de grave conducta moral.
Hay otro que se quedó fuera por solo unos días de diferencia. Se trata del cardenal ucraniano y monje, Lubomyr Husar MSU, arzobispo mayor emérito de Kiev-Galitzia y toda Rusia, quien cumplió los ochenta años el pasado 26 de febrero, antes de que se declarara la Sede Vacante.
Es curioso saber que el más anciano que dará su voto será el cardenal alemán Walter Kasper, presidente emérito del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Y el más joven será su beatitud el cardenal Basilios Cleemis Thottunkal, arzobispo mayor de Trivandrum y Catholicos de la Iglesia católica siro-malankar en la India.
¿De dónde provienen?
Esta pregunta, antes de referirse a lo geográfico –que también detallaremos--, tiene una doble perspectiva: ¿Quién los elevó a dicha dignidad? ¿Y a qué tipo de presbiterado responden? Es decir, si son diocesanos o religiosos.
Sobre el primer punto, fueron 49 los purpurados creados por el beato Juan Pablo II; y 67 aquellos que recibieron el birrete rojo de manos del papa emérito, Benedicto XVI.
¿Tiene esto alguna influencia en la tendencia al voto? Depende, porque si es cuestión de antigüedad, entonces pesará el hecho de que algunos son más conocidos por los otros; mientras que de los más recientes se sabe menos, salvo que algún hecho o posición –por ejemplo en la Curia--, les haya dado una mayor exposición pública.
Por ello no es casual lo que ha dicho a un diario italiano el cardenal arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, de que él intentará usar estos días de conversaciones para conocer mejor a su hermanos, “algunos de los cuales solo se les conoce por los libros que han escrito…”.
¿Cómo llegan?
Ahora nos centraremos en destacar el hecho de que cada cardenal es hijo de una historia personal, marcada principalmente por el tipo de vida que abrazaron de jóvenes. Dicho de otra forma, algunos de ellos tienen un origen en el clero secular, o sea son diocesanos, mientras otros se han formado bajo la tutela de una familia religiosa que ha dejado huella en ellos.
Como se sabe, un religioso recibe la formación por la que ha optado como carisma, y con una visión universal. Puede ser que se sintió llamado a un estilo de vida más centrado en la docencia, como educador; o quizás su impulso fue por las misiones, o con los jóvenes, e incluso en pos un mayor crecimiento intelectual, solo por mencionar algunos.
En el caso de los diocesanos, en general han desarrollado su formación y posterior ministerio a través de una vida parroquial, impregnados de una espiritualidad diocesana y en estrecha colaboración con sus obispos. Salvo alguna experiencia de misión o estudios, no son enviados fuera de su ciudad y menos aún de su país.
Las estadísticas del próximo Cónclave en este punto, nos presentan a 97 cardenales cuyo origen es un clero diocesano nativo, mientras 18 provienen de la vida religiosa.
Sobre estos últimos, uno es jesuita, tres franciscanos menores y un franciscano capuchino. Participarán también cuatro salesianos, dos dominicos, un redentorista, un lazariano y un sulpiciano. También son solo uno, aquellos que pertenecen a la Obra Schoenstatt, a los escalabrinianos, a los Oblatos de María Inmaculada y a la Orden Maronita de la Santísima Virgen María.
Es cardenal elector un miembro de la Prelatura personal del Opus Dei, quien pareciera haber sido incluido en las estadísticas oficiales, como parte de los que provienen del clero secular.
Continuará…
Los cardenales electores que entrarán en el Cónclave para emitir su voto por santa obediencia serán 115. El número inicial se ha reducido ante la imposibilidad de asistir --por motivos de salud--, del cardenal Julius Riyadi Darmaatmadja SJ, arzobispo de Yakarta, Indonesia. Tampoco estará el cardenal Michael O’Brien, arzobispo de Saint Andrews y Edimburgo en Escocia, quien no llegará más bien por motivos de grave conducta moral.
Hay otro que se quedó fuera por solo unos días de diferencia. Se trata del cardenal ucraniano y monje, Lubomyr Husar MSU, arzobispo mayor emérito de Kiev-Galitzia y toda Rusia, quien cumplió los ochenta años el pasado 26 de febrero, antes de que se declarara la Sede Vacante.
Es curioso saber que el más anciano que dará su voto será el cardenal alemán Walter Kasper, presidente emérito del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Y el más joven será su beatitud el cardenal Basilios Cleemis Thottunkal, arzobispo mayor de Trivandrum y Catholicos de la Iglesia católica siro-malankar en la India.
¿De dónde provienen?
Esta pregunta, antes de referirse a lo geográfico –que también detallaremos--, tiene una doble perspectiva: ¿Quién los elevó a dicha dignidad? ¿Y a qué tipo de presbiterado responden? Es decir, si son diocesanos o religiosos.
Sobre el primer punto, fueron 49 los purpurados creados por el beato Juan Pablo II; y 67 aquellos que recibieron el birrete rojo de manos del papa emérito, Benedicto XVI.
¿Tiene esto alguna influencia en la tendencia al voto? Depende, porque si es cuestión de antigüedad, entonces pesará el hecho de que algunos son más conocidos por los otros; mientras que de los más recientes se sabe menos, salvo que algún hecho o posición –por ejemplo en la Curia--, les haya dado una mayor exposición pública.
Por ello no es casual lo que ha dicho a un diario italiano el cardenal arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, de que él intentará usar estos días de conversaciones para conocer mejor a su hermanos, “algunos de los cuales solo se les conoce por los libros que han escrito…”.
¿Cómo llegan?
Ahora nos centraremos en destacar el hecho de que cada cardenal es hijo de una historia personal, marcada principalmente por el tipo de vida que abrazaron de jóvenes. Dicho de otra forma, algunos de ellos tienen un origen en el clero secular, o sea son diocesanos, mientras otros se han formado bajo la tutela de una familia religiosa que ha dejado huella en ellos.
Como se sabe, un religioso recibe la formación por la que ha optado como carisma, y con una visión universal. Puede ser que se sintió llamado a un estilo de vida más centrado en la docencia, como educador; o quizás su impulso fue por las misiones, o con los jóvenes, e incluso en pos un mayor crecimiento intelectual, solo por mencionar algunos.
En el caso de los diocesanos, en general han desarrollado su formación y posterior ministerio a través de una vida parroquial, impregnados de una espiritualidad diocesana y en estrecha colaboración con sus obispos. Salvo alguna experiencia de misión o estudios, no son enviados fuera de su ciudad y menos aún de su país.
Las estadísticas del próximo Cónclave en este punto, nos presentan a 97 cardenales cuyo origen es un clero diocesano nativo, mientras 18 provienen de la vida religiosa.
Sobre estos últimos, uno es jesuita, tres franciscanos menores y un franciscano capuchino. Participarán también cuatro salesianos, dos dominicos, un redentorista, un lazariano y un sulpiciano. También son solo uno, aquellos que pertenecen a la Obra Schoenstatt, a los escalabrinianos, a los Oblatos de María Inmaculada y a la Orden Maronita de la Santísima Virgen María.
Es cardenal elector un miembro de la Prelatura personal del Opus Dei, quien pareciera haber sido incluido en las estadísticas oficiales, como parte de los que provienen del clero secular.
Continuará…
Primera Congregación General cardenalicia en clima de serenidad y constructivo
Inició con el ''Veni Sancte Spiritus''. A continuación el juramento. Purpurados preparan mensaje para Benedicto XVI. Aún no fijaron fecha para el cónclave. Más de 4.300 comunicadores acreditados
Por H. Sergio Mora
CIUDAD DEL VATICANO, 04 de marzo de 2013 (Zenit.org) - La primera Congregación General de los cardenales se realizó esta mañana en Aula del Sínodo, en la Ciudad del Vaticano, situada encima del Aula Pablo VI, lugar habitual en donde el papa realiza las audiencias.
“Una congregación que se realizó en atmósfera de gran serenidad y deseo de construir, con un gran sentido de comunión” indicó en la rueda de prensa el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi.
Lo dijo en la Sala de Prensa, donde fue pasado un video sobre el ingreso de los cardenales en su primera Congregación General, en la que se apreciaba a los purpurados vestidos con habito negro, solideo y faja roja, conversando con mucha desenvoltura, hasta que inició propiamente la reunión, con la oración del Veni Sancte Spiritus, después de que las telecámaras se retiraron.
“La Congregación General fue presidida por el cardenal decano Angelo Sodano quien dirigió unas palabras a la asamblea, que contó con una presencia de 142 purpurados, de los cuales 103 electores. O sea que faltan por llegar aún algunos electores, aunque lo harán en breve”, indicó. O sea que los electores previstos son 115 de los 117 electores, pues el de Indonesia y el de Edimburgo ya confirmaron su ausencia.
“El decano propuso al colegio de cardenales, preparar un mensaje para el papa emérito que será enviado a Benedicto XVI”, indicó el padre Lombardi, el cual será comunicado apenas esté listo. Y en el que se vió "gran afecto y aprecio".
“Se realizó también --prosiguió el portavoz- el juramento, como indicado por la constitución apostólica Universi Dominici Gregi, ante los evangelios, con la fórmula latina, situados en la mesa presidencial”.
La fórmula de juramento es: “Nosotros cardenales de la Santa Iglesia Romana del orden de los obispos, del de los presbíteros y del de los diáconos, prometemos, nos obligamos y juramos, todos y cada uno, observar exacta y fielmente todas las normas contenidas en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis del sumo pontífice Juan Pablo II, y mantener escrupulosamente el secreto sobre cualquier cosa que de algún modo tenga que ver con la elección del Romano Pontífice, o que por su naturaleza, durante la vacante de la Sede Apostólica, requiera el mismo secreto”.
“Los cardenales --añadió el portavoz- se situaron según pertenecen al orden episcopal: los cardenales obispos; del orden presbiterial: cardenales presbíteros o de título; y los de orden diaconal: cardenales diáconos”. Esto porque cada cardenal en el momento de ser nombrado, recibe una sede, un título o una diaconía en iglesias situadas en Roma, pues el papa es el obispo de la diócesis que incluye a la Ciudad Eterna.
Hoy también fue elegida la primera Congregación Ordinaria, que gobernará junto al camarlengo, el cardenal Tarcisio Bertone, sobre asuntos ordinarios no reservados al papa. Los tres cardenales elegidos son Giovanni Battista R, por el orden de los obispos; Crescenzio Sepe, por los presbíteros; y Franc Rodé, por los diáconos.
Trece cardenales hablaron brevemente, “intervenciones densas y precisas que se realizaron en tres cuarto de hora”, indicó el portavoz en español José María Gil Tamayo.
Y esta tarde será la primera de las dos meditaciones ofrecidas a los cardenales la cual será predicada por el padre capuchino y predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa.
El padre Lombardi leyó también una lista con el nombre de los cardenales que llegarán en breve, entre los cuales está Antonio Maria Rouco Varela, arzobispo de Madrid. Y que la fecha del cónclave no fue aún fijada.
Sobre posibles exposiciones o informaciones por parte de los actuales responsables de los dicasterios ante el Colegio de Cardenales, sobre temas que sirvan para conocer la situación de la Iglesia o particulares, el portavoz indicó que sí es posible. En cambio sobre los temas tratados habrá una indicación sumaria porque no son de conocimiento público.
Se indicó también que en la asamblea, los cardenales cuentan con un servicio de traducción en cinco idiomas, realizados por profesionales, entre los cuales en español.
Hasta el sábado pasado se registraron más de 3.600 acreditaciones temporales de periodistas y técnicos, que sumadas a los acreditados permanentes, eleva el número a más de 4.300 personas en el sector de la comunicación.
“Una congregación que se realizó en atmósfera de gran serenidad y deseo de construir, con un gran sentido de comunión” indicó en la rueda de prensa el portavoz del Vaticano, padre Federico Lombardi.
Lo dijo en la Sala de Prensa, donde fue pasado un video sobre el ingreso de los cardenales en su primera Congregación General, en la que se apreciaba a los purpurados vestidos con habito negro, solideo y faja roja, conversando con mucha desenvoltura, hasta que inició propiamente la reunión, con la oración del Veni Sancte Spiritus, después de que las telecámaras se retiraron.
“La Congregación General fue presidida por el cardenal decano Angelo Sodano quien dirigió unas palabras a la asamblea, que contó con una presencia de 142 purpurados, de los cuales 103 electores. O sea que faltan por llegar aún algunos electores, aunque lo harán en breve”, indicó. O sea que los electores previstos son 115 de los 117 electores, pues el de Indonesia y el de Edimburgo ya confirmaron su ausencia.
“El decano propuso al colegio de cardenales, preparar un mensaje para el papa emérito que será enviado a Benedicto XVI”, indicó el padre Lombardi, el cual será comunicado apenas esté listo. Y en el que se vió "gran afecto y aprecio".
“Se realizó también --prosiguió el portavoz- el juramento, como indicado por la constitución apostólica Universi Dominici Gregi, ante los evangelios, con la fórmula latina, situados en la mesa presidencial”.
La fórmula de juramento es: “Nosotros cardenales de la Santa Iglesia Romana del orden de los obispos, del de los presbíteros y del de los diáconos, prometemos, nos obligamos y juramos, todos y cada uno, observar exacta y fielmente todas las normas contenidas en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis del sumo pontífice Juan Pablo II, y mantener escrupulosamente el secreto sobre cualquier cosa que de algún modo tenga que ver con la elección del Romano Pontífice, o que por su naturaleza, durante la vacante de la Sede Apostólica, requiera el mismo secreto”.
“Los cardenales --añadió el portavoz- se situaron según pertenecen al orden episcopal: los cardenales obispos; del orden presbiterial: cardenales presbíteros o de título; y los de orden diaconal: cardenales diáconos”. Esto porque cada cardenal en el momento de ser nombrado, recibe una sede, un título o una diaconía en iglesias situadas en Roma, pues el papa es el obispo de la diócesis que incluye a la Ciudad Eterna.
Hoy también fue elegida la primera Congregación Ordinaria, que gobernará junto al camarlengo, el cardenal Tarcisio Bertone, sobre asuntos ordinarios no reservados al papa. Los tres cardenales elegidos son Giovanni Battista R, por el orden de los obispos; Crescenzio Sepe, por los presbíteros; y Franc Rodé, por los diáconos.
Trece cardenales hablaron brevemente, “intervenciones densas y precisas que se realizaron en tres cuarto de hora”, indicó el portavoz en español José María Gil Tamayo.
Y esta tarde será la primera de las dos meditaciones ofrecidas a los cardenales la cual será predicada por el padre capuchino y predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa.
El padre Lombardi leyó también una lista con el nombre de los cardenales que llegarán en breve, entre los cuales está Antonio Maria Rouco Varela, arzobispo de Madrid. Y que la fecha del cónclave no fue aún fijada.
Sobre posibles exposiciones o informaciones por parte de los actuales responsables de los dicasterios ante el Colegio de Cardenales, sobre temas que sirvan para conocer la situación de la Iglesia o particulares, el portavoz indicó que sí es posible. En cambio sobre los temas tratados habrá una indicación sumaria porque no son de conocimiento público.
Se indicó también que en la asamblea, los cardenales cuentan con un servicio de traducción en cinco idiomas, realizados por profesionales, entre los cuales en español.
Hasta el sábado pasado se registraron más de 3.600 acreditaciones temporales de periodistas y técnicos, que sumadas a los acreditados permanentes, eleva el número a más de 4.300 personas en el sector de la comunicación.
Qué papa sería deseable
Amplio debate sobre cómo podría ser el próximo papa. ¿Un joven asiático o un pontífice de transición?
Por Antonio Gaspari
ROMA, 04 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Cuanto más nos acercamos al Cónclave, más se multiplican las voces sobre los candidatos que podrían ser elegidos papa
Los deseos de los fieles son claros. De las entrevistas, de los blog, de los pensamientos difundidos libremente en Facebook y en Twitter se advierte una gran nostalgia de un pontífice como el joven Juan Pablo II, un candidato humilde y bueno, gran comunicador, que se encuentra con la gente en todo el mundo, que atrae a los jóvenes y que llena las plazas del planeta.
Con gran respeto por Benedicto XVI, son explícitos también los deseos de un pontífice sólido y claro en la doctrina, lo ideal sería una mezcla del entusiasmo y la alegría de Juan Pablo II y un joven Joseph Ratzinger.
Un dato emerge sobre todos, los fieles rezan e invocan al Espíritu Santo para que el próximo pontífice sea joven en el cuerpo y en el corazón. Son demasidos los sufrimientos pasados con los últimos años de agonía de Juan Pablo II y la renuncia de Benedicto XVI.
El pueblo de los creyentes es paciente y confía en la obra del Espíritu Santo. Gozará y dará gracias al Señor por un nuevo pontífice, pero no hay duda que las expectativas quedarían desilusionadas si fuera papa un candidato de transición.
En términos de situación geopolítica, la decadencia y los escándalos de Europa y de los países de antigua evangelización es tal que quizá ha llegado el momento de pensar en un pontífice no europeo. En el viejo continente faltan jóvenes y vocaciones, mientras que aumenta su número en América Latina, África y Asia.
El continente donde el número de vocaciones y bautismos es más alto, donde viven más jóvenes y donde el cristianismo tiene márgenes enormes de difusión es Asia.
Es también el continente que está emergiendo como superpotencia mundial y donde el cristianismo podría ofrecer soluciones caritativas y humanizadoras al exasperado utilitarismo, a un materialismo que borra a las personas, a las políticas que suprime a las hijas por ser mujeres.
Un eventual pontífice asiático podría también encontrar la solución a la difícil relación con China.
Cierto, sería un enorme salto adelante, un acto di coraje que pondría a la Iglesia por delante de todos.
Fue así con la elección de Karol Woityla, el papa polaco que tanto bien trajo a la Iglesia y al mundo.
Un pontífice asiático haría aumenter enormemente el número de conversiones y de peregrinos hacia la Iglesia de Roma.
A este propósito hay que recordar que la mayor Jornada Mundial de la Juventud tuvo lugar en Manila con cinco millones de jóvenes y que Filipinas es el tercer país del mundo por número de católicos. Menos que Brasil y México, más que Estados Unidos e Italia.
Es verdad que nos encontrariamos ante un evento de los que hacen época, pero la renuncia al pontificado del papa emérito Benedicto XVI, ¿no es quizá un signo de enorme discontinuidad con el fin de reforzar y acelerar el proceso de renovación y nueva evangelización?.
Los deseos de los fieles son claros. De las entrevistas, de los blog, de los pensamientos difundidos libremente en Facebook y en Twitter se advierte una gran nostalgia de un pontífice como el joven Juan Pablo II, un candidato humilde y bueno, gran comunicador, que se encuentra con la gente en todo el mundo, que atrae a los jóvenes y que llena las plazas del planeta.
Con gran respeto por Benedicto XVI, son explícitos también los deseos de un pontífice sólido y claro en la doctrina, lo ideal sería una mezcla del entusiasmo y la alegría de Juan Pablo II y un joven Joseph Ratzinger.
Un dato emerge sobre todos, los fieles rezan e invocan al Espíritu Santo para que el próximo pontífice sea joven en el cuerpo y en el corazón. Son demasidos los sufrimientos pasados con los últimos años de agonía de Juan Pablo II y la renuncia de Benedicto XVI.
El pueblo de los creyentes es paciente y confía en la obra del Espíritu Santo. Gozará y dará gracias al Señor por un nuevo pontífice, pero no hay duda que las expectativas quedarían desilusionadas si fuera papa un candidato de transición.
En términos de situación geopolítica, la decadencia y los escándalos de Europa y de los países de antigua evangelización es tal que quizá ha llegado el momento de pensar en un pontífice no europeo. En el viejo continente faltan jóvenes y vocaciones, mientras que aumenta su número en América Latina, África y Asia.
El continente donde el número de vocaciones y bautismos es más alto, donde viven más jóvenes y donde el cristianismo tiene márgenes enormes de difusión es Asia.
Es también el continente que está emergiendo como superpotencia mundial y donde el cristianismo podría ofrecer soluciones caritativas y humanizadoras al exasperado utilitarismo, a un materialismo que borra a las personas, a las políticas que suprime a las hijas por ser mujeres.
Un eventual pontífice asiático podría también encontrar la solución a la difícil relación con China.
Cierto, sería un enorme salto adelante, un acto di coraje que pondría a la Iglesia por delante de todos.
Fue así con la elección de Karol Woityla, el papa polaco que tanto bien trajo a la Iglesia y al mundo.
Un pontífice asiático haría aumenter enormemente el número de conversiones y de peregrinos hacia la Iglesia de Roma.
A este propósito hay que recordar que la mayor Jornada Mundial de la Juventud tuvo lugar en Manila con cinco millones de jóvenes y que Filipinas es el tercer país del mundo por número de católicos. Menos que Brasil y México, más que Estados Unidos e Italia.
Es verdad que nos encontrariamos ante un evento de los que hacen época, pero la renuncia al pontificado del papa emérito Benedicto XVI, ¿no es quizá un signo de enorme discontinuidad con el fin de reforzar y acelerar el proceso de renovación y nueva evangelización?.
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