JAVIER ESPINOSA | EL UNIVERSAL
30 de mayo 2011
Es la película del realizador de cine venezolano Diego Rísquez. Describe la historia de amor del pintor Armando Reverón y su modelo Juanita Ríos en el contexto natural que inspiró su obra artística: El Castillete de Macuto, en la Guaira.
El amor de Juanita, interpretada con gracia y naturalidad por Sheila Monterola, sus amigos más cercanos, y la soltura de Luigi Sciamanna en el papel de Reverón, pautan las escenas que conformarán su íntimo drama existencial.
Todo esto y su talento, le permite llevar su estudio de la luz a una obra artística sin precedentes.
Ahora bien, sin pretender narrar una historia que capture al espectador por la tensión en su discurso y los diálogos de unos actores, que interactúan más con su expresión corporal, Rísquez, su director de fotografía: Cezary Jaworsky, el músico: Alejandro Blanco Uribe, el editor: Leonardo Henríquez y el asesor artístico: Jorge Pizanni, logran cautivarlo con una cámara que sirve de guía de museo; esto permite al espectador entrar en el impenetrable mundo del pintor, que mantiene un conflictivo, aunque creador contacto con la realidad.
El trastorno de Armando Reverón no era su fuente creativa. Por la sencilla razón de que su obra provenía de él y no del trastorno. No obstante, es innegable que sus creencias extrañas o pensamientos mágicos, que influían sobre su comportamiento, constituían con la naturaleza la escenografía de su obra. Que a pesar de ser plástica, conseguía por la luz el movimiento de una película, la cadencia de la música y el alcance divino que además tienen la poesía y la tauromaquia.
Elementos que Diego Rísquez y sus productores: Pedro Mezquita, María Alejandra Kaufman, Antonio Llerandi y el resto del equipo, les bastó para hacer de Reverón un icono que trasciende la cinematografía.
espinozav@telcel.net.ve
La vida artificial comienza
La biología sintética busca crear nuevos organismos programables, es decir, microorganismos a la carta
JOSÉ LUIS CORDEIRO | EL UNIVERSAL
lunes 30 de mayo de 2011 12:00 AM
El siglo XXI será recordado, entre tantas muchas otras cosas que a veces parecen ciencia ficción, como el siglo cuando comenzó formalmente la vida artificial. Desde el siglo XX ya se venían realizando diversos experimentos para crear nuevas formas de vida a nivel computacional (incluyendo simulaciones, redes neuronales, programas autómatas y diversos tipos de inteligencia artificial) y también a nivel biológico (comenzando con las especies más sencillas de virus y bacteria).
La biología ha permitido la evolución de muchísimas formas de vida hasta hoy, pero ahora es posible avanzar mucho más rápidamente gracias a la llamada biología sintética. La evolución biológica probablemente continuará existiendo aunque es muy lenta y errática. Por otro lado, la evolución tecnológica permitirá acelerar y diseñar el proceso evolutivo. Y la biología sintética será un elemento fundamental de la evolución tecnológica.
La primera década del siglo XXI vio la creación, o recreación, de especies muy sencillas de virus y bacterias por varios científicos. La segunda década de este siglo verá creaciones artificiales mucho más complejas y sorprendentes. Los años 2010s representarán el comienzo a gran escala de la vida artificial gracias al continuo desarrollo de la biología sintética basada en la síntesis de biomoléculas o ingeniería de sistemas biológicos con funciones nuevas que no se encuentran en la naturaleza. Se trata de una disciplina que no se basa en el estudio de la biología de los seres vivos, sino que posee como objetivo el diseño de sistemas biológicos que no existen en la naturaleza. La biología sintética busca la creación de nuevos organismos programables, es decir, la creación de microorganismos a la carta que se comporten como pequeñas computadoras biológicas.
El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) fue la sede del primer encuentro internacional de biología sintética en el año 2004, seguido de otros congresos científicos en la Universidad de California en Berkeley (2006), la Escuela Politécnica Federal (ETH) de Zurich (2007) y la Universidad de Ciencia y Tecnología (HKUST) de Hong Kong (2008). Después de muchos avances en biología sintética, la quinta reunión internacional será el próximo mes de junio en la Universidad de Stanford.
Bajo el auspicio de la Fundación BioBricks (Ladrillos Biológicos), el nuevo congreso internacional de biología sintética se centrará en cómo utilizar estos "bio-ladrillos" para crear nuevas formas de vida al estilo de un juego Lego, donde cada pieza tiene una función biológica clara y definida. Con el nacimiento de vida artificial gracias a la biología sintética, la vida ya nunca será igual.
www.cordeiro.org
