- Por Laura Weffer Cifuentes
"Destrucción de imágenes busca crear una sensación de ruptura"
Especialistas concuerdan en responsabilizar a un grupo pequeño de radicales que no expresan el sentir nacional
Imágenes violentadas 1. Virgen de Coromoto 2. Virgen del Rosario 3. José Gregorio Hernández | Omar Véliz / Daniel España
En Lara, los actos de vandalismo se sucedieron en 5 puntos de Barquisimeto. En el estado Portuguesa le arrancaron los brazos a la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela y además robaron el cableado de la iglesia donde fue coronada. En Yaracuy, no sólo profanaron las imágenes de santa Lucía y la Virgen del Rosario con manchas de pintura roja, sino que también decapitaron el monumento de José Gregorio Hernández, que está en Sabana de Parra, vía Barquisimeto.
"Quien quiera que haya tomado estas acciones está enviando un mensaje iconoclasta y en contra de la religión; aunque es muy posible que la motivación sea política para crear escándalo", señaló el semiólogo e investigador de la Universidad Católica Andrés Bello, Humberto Valdivieso.
El psicólogo social Axel Capriles recuerda que la tradición mariana tiene un profundo arraigo en la sociedad. "Estas acciones indican que se traspasa un límite. Es una manifestación del desorden anómico en el que está inmersa la gente", indicó.
Para Valdivieso el objetivo de estas profanaciones es causar desasosiego y un sentimiento de ruptura. "Es un acto subversivo que busca generar caos, alarma y distracción. Es anárquico, de la oscuridad", afirmó, al tiempo que advirtió que con estos hechos se traspasan fronteras que antes habían sido respetadas. "Es atípico, porque no hay grupos que normalmente hagan esto".
Recordó que tanto los representantes del Gobierno como los de la oposición se expresan a través de la iconografía cristiana popular como, por ejemplo, las estampitas. "Las imágenes religiosas son el último reducto simbólico que tenemos los venezolanos de unidad social, nacional, como pueblo. Pareciera que quien quiera que haya sido responsable pretendía crear una sensación de ruptura de lo último que quedaba como posibilidad de unión y paz en el país", afirmó Valdivieso.
Sobre la posibilidad de que se genere una reacción contraria, en que la gente más bien se una en el repudio, el investigador de la UCAB dijo que eso ocurriría sólo después de identificados los responsables. "El problema es que ahora no se sabe de dónde viene. Es cierto que te unes alrededor de la imagen religiosa, pero como nadie se hace responsable, queda como un acto de vandalismo que a su vez causa resentimiento y desconfianza hacia quien piensa distinto a mí".
Tanto Valdivieso como Capriles coinciden en que lo más probable es que los responsables sean un grupo muy reducido de radicales, que no reflejan una actitud generalizada. "Son pequeños grupos fanáticos que toman literalmente el discurso del poder en contra de la Iglesia, aunque esto no signifique que son manejados por el Gobierno", indicó el psicólogo social.
"El problema de esto es que al tratarse de violencia en contra de una imagen religiosa, le da un carácter trágico, apocalíptico y trascendental al hecho. Un mensaje de que la maldad está desatada. Lo peligroso es que se culpe a los adversarios políticos", destacó Valdivieso.
Por los momentos ambos especialistas recomiendan esperar a que sean identificados los culpables. "Si de aquí a la semana que viene encuentran a los responsables de esto, la gente se volverá hacia ese factor y lo rechazará, pero mientras esto no ocurra seguirá vigente la sensación de una agresión a la intimidad del venezolano, a través de la fe y a su cultura. Es violencia inaceptable", aseveró Valdivieso.
El carabobeño 28 mayo 2011
Monseñor Del Prette rechaza vandalismo contra imágenes
Del Prette. Arzobispo de Valencia exhortó a las autoridades a esta alertas. (Foto Archivo)
Alfredo Fermín
Monseñor Reinaldo Del Prette deploró los actos vandálicos en contra de imágenes de la fe católica, por lo cual exhorta a las autoridades del estado a estar más pendientes para que esta situación no se repita en Carabobo.
El arzobispo de Valencia dijo que no encuentra la razón de esta situación iconoclasta, como se denomina la época en que se negaba el culto a las imágenes sagradas.
"Eso sucedía porque se concebían a las imágenes como deidades. Pero, en esta oportunidad, no se entiende el móvil de quienes se han dado a esta tarea. No se qué pensar de esto, si tiene alguna intención, si es una retaliación en contra de alguien o es simplemente -y sería lo más triste, porque nunca había sucedido- una expresión de intolerancia religiosa. Es decir, que pueda venir de confesiones de fe que siempre han acusado a la Iglesia Católica de una circunstancia falsa, insistiendo en que nosotros adoramos imágenes. Los católicos no adoramos imágenes, sino a Dios y a las personas. A los santos los veneramos.
Tulio - San Felipe
miércoles 9 de marzo de 2011
SACUDIR EL "MARXISMO" DE LAS CARABELAS
Javier Biardeau R.
Observado los impasses del actual proceso de transformación y el bloqueo teórico (epistemológico y hermenéutico) del llamado “Socialismo del siglo XXI”, así como de los “marxismos burocráticos”, legados por el seguidismo ideológico a la revolución bolchevique (el marxismo soviético) ó incluso al “marxismo-leninismo” de la revolución cubana, son cada vez más necesarias prácticas interpretativas (ideológicas y teóricas) radicalmente críticas y creativas (pues con esa teoría “revolucionaria” disponible, no habrá actividad revolucionaria alguna); que vayan más allá de prácticas de re-apropiación crítica y selectiva del pensamiento marxiano, que hundan su esclarecimiento a la raíz de los problemas y desmonten los prejuicios de la modernidad euro-céntrica, del colonialismo interno e intelectual.
¿En función de que? De sustentar programas de investigación-acción para la transformación de la sociedad hegemónica. No basta con criticar al neoliberalismo ni al capitalismo en sentido restringido, si no se profundiza en la crítica de la modernidad-colonialidad.
El “marxismo de las carabelas” es un marxismo colonizador, un marxismo que reproduce los mitos del progreso, del desarrollismo, de la neutralidad ideológica de las fuerzas productivas, del productivismo y el consumismo, del occidentalismo e incluso de la lógica de la sociedad adquisitiva.
Además ha sido un fracaso con relación a las proyectos para sustituir formas de dominación estatal, distribuir y organizar las relaciones de poder de manera radicalmente democrática, calcando los mitos hegemónicos que son parte del problema civilizatorio, y que no despejan los caminos para construir vías de solución de los problemas.
Hay quienes suponen que no es necesario ningún debate teórico, que las recetas están hechas para ser aplicadas. Basta repetir a Lenin, glosar al Che, gritar: ¡que viva Fidel!, darle un toque espiritual con una dosis de “teología de la liberación”, colocar algunos aliños para reconocer cierto indo-socialismo ó la llamada afro-descendencia, reivindicar el feminismo de palabra y la ecología del “desarrollo sustentable”, pero manteniendo intacta la falacia desarrollista, sin cuestionar los dispositivos de poder y las estructuras de dominación capitalistas, ni las prácticas que prefiguran la burocracia socialista derivadas de la vanguardia del aparato, del mito del partido-único/capitalismo de Estado, o confundir la contra-hegemonía con la mas burda sumisión ideológica, desechar la ética de la liberación (basta revisar algún trabajo de Sánchez Vázquez o de Dussel) y reducirla a la criatura ideológica del partido comunista de la URSS en tiempos de Kruschev (¿sabe usted que era el código del constructor del comunismo científico?): “conciencia del deber social”.
El cerebro de los vivos sigue aprisionado por las vestimentas ideológicas de tradiciones veneradas como dogmas sacrosantos. Se repiten cuentos, narrativas, argumentos y descripciones que corresponde a las inercias ideológicas de la vieja izquierda despótica (con la bandera imaginaria: rostros épicos de Marx, Engels, Lenin y Stalin, mirando todos a la izquierda), con su sacrosanto cuento de los manuales soviéticos, las codificaciones del partido-aparato, los rituales, la liturgia de los textos y estribillos sagrados, la escolástica de los “profesionales de la revolución”, la repetición de la amalgama de una singular lectura de Marx, los hábitus, en fin: alabado sea el dogma.
La crisis y el bloqueo del socialismo del siglo XXI no solo es práctico, es además teórico. No hay salidas fáciles, no hay populismos que disfracen las debilidades del pensamiento revolucionario, ni hay mesianismos que sustituyan la formación política para el autogobierno de la ciudadanía republicana, no hay estructuras políticas que funcionen como cascarones carentes de concepciones ideológicas renovadas.
Sin sacudir el pensamiento tradicional de la izquierda cavernaria, la revolución se hunde por efecto de sus lastres ideológicos. El agotamiento es parte no solo del reflujo del poder constituyente como multitud movilizada, sino como vacio de tareas del intelectual colectivo.
He allí un grave asunto a ser asumido: sin pensamiento colectivo insurgente no habrá revolución. Con el “marxismo de las carabelas” se la da una nueva vuelta de tuerca al colonialismo interno y al colonialismo intelectual.
¿Se habrán dado cuenta de este pequeño detalle los colectivos de propaganda bancaria y “revolucionaria”, las escuelas de los Partidos-maquinaria, los responsables de construir referentes ideológicos para la transformación? Por ahora, se reproduce el círculo vicioso del apagón revolucionario.
Se requieren varios sacudones. Entre estos, hay uno del que nadie dice sino poco: el sacudón del pensamiento colectivo insurgente.
La burocracia huele que se ha quedado sin coartadas. ¿Dijo usted “militancia socialista” en la primera línea estratégica del PSUV?
Comencemos por limpiar el jardín socialista de toda su basura ideológica. Hay que sacudir el colonialismo intelectual, dejar bién lejos al "marxismo" de las carabelas.
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