El Carabobeño 30 mayo 2011
Profesora de Comunicación Social
UBV
La violencia de género o violencia contra la mujer es la primera causa de muerte o invalidez para las mujeres entre 15 y 44 años, según refieren estadísticas emanadas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Ellas señalan que una de cada tres mujeres en el mundo ha padecido a lo largo de su vida un acto de violencia física o psíquica, violación, abuso, acoso.
Para definir este término se han empleado diferentes vocablos y dado que la violencia contra la mujer es mayoritariamente ejercida por los hombres respondiendo a condicionamientos sexistas, se usa el término "violencia machista". La violencia contra la mujer data desde la aparición del patriarcado y no es exclusiva de ningún sistema político o económico. Las estructuras de poder de la sociedad que la perpetúan se caracterizan por su profundo arraigo e intransigencia.
Fueron las organizaciones feministas en la segunda mitad del siglo XX las que dieron visibilidad plena al problema de la violencia contra la mujer. Es curioso que en muchos países se confeccionasen estadísticas sobre accidentes de tráfico al tiempo que se ignoraba la incidencia de feminicidios y violaciones. Por ello sería preciso consolidar redes sociales, sensibilizar a los medios de comunicación, adquirir compromisos institucionales y legislar para erradicar un problema que afecta al 50% de la población mundial.
La violencia ejercida contra la mujer, sea cual sea su naturaleza, tiene como marco preferente la familia. Y es desde esta esfera que se debe comenzar a enfocar un problema coyuntural.
Venezuela se coloca como uno de los países progresistas en esta materia con la creación de una de las legislaciones más modernas, la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Entendiendo la importancia de esta ley, pero sin sustraernos de una realidad podemos señalar que la igualdad de género aquí se pierde porque no debemos olvidar que existen muchos casos donde también el hombre es maltratado y por ello la exclusión en el género debe merecer una revisión de los estudiosos de la doctrina.
E
Violencia de género... ¿sociedad de iguales?
ONELIA ACEROProfesora de Comunicación Social
UBV
La violencia de género o violencia contra la mujer es la primera causa de muerte o invalidez para las mujeres entre 15 y 44 años, según refieren estadísticas emanadas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Ellas señalan que una de cada tres mujeres en el mundo ha padecido a lo largo de su vida un acto de violencia física o psíquica, violación, abuso, acoso.
Para definir este término se han empleado diferentes vocablos y dado que la violencia contra la mujer es mayoritariamente ejercida por los hombres respondiendo a condicionamientos sexistas, se usa el término "violencia machista". La violencia contra la mujer data desde la aparición del patriarcado y no es exclusiva de ningún sistema político o económico. Las estructuras de poder de la sociedad que la perpetúan se caracterizan por su profundo arraigo e intransigencia.
Fueron las organizaciones feministas en la segunda mitad del siglo XX las que dieron visibilidad plena al problema de la violencia contra la mujer. Es curioso que en muchos países se confeccionasen estadísticas sobre accidentes de tráfico al tiempo que se ignoraba la incidencia de feminicidios y violaciones. Por ello sería preciso consolidar redes sociales, sensibilizar a los medios de comunicación, adquirir compromisos institucionales y legislar para erradicar un problema que afecta al 50% de la población mundial.
La violencia ejercida contra la mujer, sea cual sea su naturaleza, tiene como marco preferente la familia. Y es desde esta esfera que se debe comenzar a enfocar un problema coyuntural.
Venezuela se coloca como uno de los países progresistas en esta materia con la creación de una de las legislaciones más modernas, la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Entendiendo la importancia de esta ley, pero sin sustraernos de una realidad podemos señalar que la igualdad de género aquí se pierde porque no debemos olvidar que existen muchos casos donde también el hombre es maltratado y por ello la exclusión en el género debe merecer una revisión de los estudiosos de la doctrina.
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