El Carabobeño 29 mayo 2011
afermin@el-carabobeno.com
Tuvimos la oportunidad de ver de cerca al universalmente famoso cuadro de La Monalisa, en el Museo de El Louvre, en París, cuando estudiábamos en su Escuela de Arte y a la Piedad, de Miguel Angel, en la Basílica de San Pedro, en El Vaticano.
El vandalismo obligó a que ahora esas imágenes sean vistas a través de unos gruesos vidrios blindados, a cierta distancia.
Quizá en los próximos años, tengamos que ver de la misma manera las imágenes de nuestros santos: La Coromoto, la virgen del Socorro, La Chinita de Maracaibo, la virgen del Valle y tantas otras por la actitud de violencia que se ha desatado, en los últimos años, el discurso político en el que no hay respeto, ni para las personas ni para los símbolos más sagrados.
Ya no son agresiones a imágenes de hombres que forjaron la nacionalidad como José Antonio Páez, cuya formidable escultura Vuelvan Caras, de Andrés Pérez Mujica, está abandonada en el Parque Recreacional Sur.
Ahora son imágenes de la Divina Pastora y de José Gregorio Hernández que son destruidas por gente despreciable para la cual no hay castigo. ¿Cómo habría sido la alharaca, la gritería en contra de los apátridas que hubiesen tocado la estatua de los guerrilleros Che Guevara y Marulanda, en el 23 de Enero, de Caracas?. Esas si son sagradas para un régimen.
El año pasado, con motivo del centenario de su coronación canónica, tuvimos muchos temores cuando el señor arzobispo Reinaldo Del Prette, autorizó que la imagen de Nuestra Señora del Socorro, que tiene cerca de 400 años en nuestra ciudad, visitara cada una de las
parroquias de la Arquidiócesis.
Nos preocupaba que la preciosa imagen fuese motivo de agresiones por parte de algún resentido. Afortunadamente el recorrido se hizo completo sin ningún percance, con excepción de algunos aguaceros que empaparon a la virgen sin que sufriera ningún daño en su antigua estructura.
Por cierto que, cuando las autoridades militares prohibieron la visita de la patrona a la Brigada Blindada, cuando se había hecho una costosa inversión, una amiga muy devota nos comentó fue la misma virgen la que decidió que no la llevaran a ese cuartel, porque
posiblemente le iba a pasar algo malo.
Quién sabe si eso fue verdad. Pero lo cierto es que, de ahora en adelante, no debemos exponer a la virgen que le pase algún percance sacándola tanto a la calle. Además en La Catedral debe haber una mayor vigilancia y colocar cámaras para su vigilancia, ante el ensañamiento que existe en contra de la fe católica, que a pesar de las presiones y de los insultos de los jerarcas, se continúa fortaleciendo en nuestro pueblo.
Nunca Visto
Desde hace varios años a La Catedral de Valencia se le irrespeta flagrantemente. Se permite la instalación de mercaderes de todo tipo a sus puertas, la música de los vendedores de CD quemados no permiten la concentración durante los servicios religiosos, los locos hacen de las suyas.
Pero lo que no se había visto-creemos que, en ninguna parte del mundo- es que, al frente de la casa de Dios, las prostitutas se ofrezcan para ejercer su oficio.
Una vez que las desalojaron de la Plaza Bolívar, estas mujeres impulsadas por la necesidad, muchas jovencitas con niñitos se instalan, en las esquinas de la tienda Dorsay y la farmacia La Torre y desde la esquina de Catedral, el frente de la Curia Arzobispal hasta el cine Imperio, buscando su clientela.
Y como si eso fuera poco, una comandante policial le cobra, a cada una, 200 mil bolívares semanales para que puedan trabajar, según han denunciado las afectadas quienes están dispuestas a certificar su denuncia, pero no a la policía porque las pondrían presas.
En todas las ciudades del mundo hay prostitución pero están recluidas en lugares estrictamente reservados a ese oficio, pero no en pleno centro de la ciudad y con el visto bueno de las autoridades municipales. Porque de lo contrario eso no ocurriría.
No somos defensores de eso que llaman la moral y las buenas costumbres. Consideramos que cada quien puede hacer de su vida lo que quiera. Sin embargo, hay límites para ejercer ese derecho. Es bochornoso, por no decir lastimoso, el espectáculo que ofrecen, antes de noche y ahora a pleno día, prostitutas desnudas y travestís mostrando sus nalgas en la esquina de la avenida Boyacá con Independencia. Vaya para que los vean.
Hoy y Después en Valencia
Alfredo Fermínafermin@el-carabobeno.com
Tuvimos la oportunidad de ver de cerca al universalmente famoso cuadro de La Monalisa, en el Museo de El Louvre, en París, cuando estudiábamos en su Escuela de Arte y a la Piedad, de Miguel Angel, en la Basílica de San Pedro, en El Vaticano.
El vandalismo obligó a que ahora esas imágenes sean vistas a través de unos gruesos vidrios blindados, a cierta distancia.
Quizá en los próximos años, tengamos que ver de la misma manera las imágenes de nuestros santos: La Coromoto, la virgen del Socorro, La Chinita de Maracaibo, la virgen del Valle y tantas otras por la actitud de violencia que se ha desatado, en los últimos años, el discurso político en el que no hay respeto, ni para las personas ni para los símbolos más sagrados.
Ya no son agresiones a imágenes de hombres que forjaron la nacionalidad como José Antonio Páez, cuya formidable escultura Vuelvan Caras, de Andrés Pérez Mujica, está abandonada en el Parque Recreacional Sur.
Ahora son imágenes de la Divina Pastora y de José Gregorio Hernández que son destruidas por gente despreciable para la cual no hay castigo. ¿Cómo habría sido la alharaca, la gritería en contra de los apátridas que hubiesen tocado la estatua de los guerrilleros Che Guevara y Marulanda, en el 23 de Enero, de Caracas?. Esas si son sagradas para un régimen.
El año pasado, con motivo del centenario de su coronación canónica, tuvimos muchos temores cuando el señor arzobispo Reinaldo Del Prette, autorizó que la imagen de Nuestra Señora del Socorro, que tiene cerca de 400 años en nuestra ciudad, visitara cada una de las
parroquias de la Arquidiócesis.
Nos preocupaba que la preciosa imagen fuese motivo de agresiones por parte de algún resentido. Afortunadamente el recorrido se hizo completo sin ningún percance, con excepción de algunos aguaceros que empaparon a la virgen sin que sufriera ningún daño en su antigua estructura.
Por cierto que, cuando las autoridades militares prohibieron la visita de la patrona a la Brigada Blindada, cuando se había hecho una costosa inversión, una amiga muy devota nos comentó fue la misma virgen la que decidió que no la llevaran a ese cuartel, porque
posiblemente le iba a pasar algo malo.
Quién sabe si eso fue verdad. Pero lo cierto es que, de ahora en adelante, no debemos exponer a la virgen que le pase algún percance sacándola tanto a la calle. Además en La Catedral debe haber una mayor vigilancia y colocar cámaras para su vigilancia, ante el ensañamiento que existe en contra de la fe católica, que a pesar de las presiones y de los insultos de los jerarcas, se continúa fortaleciendo en nuestro pueblo.
Nunca Visto
Desde hace varios años a La Catedral de Valencia se le irrespeta flagrantemente. Se permite la instalación de mercaderes de todo tipo a sus puertas, la música de los vendedores de CD quemados no permiten la concentración durante los servicios religiosos, los locos hacen de las suyas.
Pero lo que no se había visto-creemos que, en ninguna parte del mundo- es que, al frente de la casa de Dios, las prostitutas se ofrezcan para ejercer su oficio.
Una vez que las desalojaron de la Plaza Bolívar, estas mujeres impulsadas por la necesidad, muchas jovencitas con niñitos se instalan, en las esquinas de la tienda Dorsay y la farmacia La Torre y desde la esquina de Catedral, el frente de la Curia Arzobispal hasta el cine Imperio, buscando su clientela.
Y como si eso fuera poco, una comandante policial le cobra, a cada una, 200 mil bolívares semanales para que puedan trabajar, según han denunciado las afectadas quienes están dispuestas a certificar su denuncia, pero no a la policía porque las pondrían presas.
En todas las ciudades del mundo hay prostitución pero están recluidas en lugares estrictamente reservados a ese oficio, pero no en pleno centro de la ciudad y con el visto bueno de las autoridades municipales. Porque de lo contrario eso no ocurriría.
No somos defensores de eso que llaman la moral y las buenas costumbres. Consideramos que cada quien puede hacer de su vida lo que quiera. Sin embargo, hay límites para ejercer ese derecho. Es bochornoso, por no decir lastimoso, el espectáculo que ofrecen, antes de noche y ahora a pleno día, prostitutas desnudas y travestís mostrando sus nalgas en la esquina de la avenida Boyacá con Independencia. Vaya para que los vean.
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