Entre la cultura y el arte
Lloré para no morir
A veces las personas se infartan y hasta fallecen por no expresar sus sentimientos y emociones, de verdad que me reía de un anécdota que me ocurrió unos años atrás cuando fui a solicitar el permiso en el distrito escolar de la ciudad, recuerdo que al abrir la puerta de la oficina estaban 3 profesoras sentadas por la previa cita, pero la cara de una de ellas la profesora Betzy Mendoza quien para el momento fungía como jefa del distrito era todo un acontecer, estaba también la profe Ruth Tello y la Directora del Liceo República De Honduras, fui acompañada de María Maldonado, la intensión era obtener el permiso para realizar el 5to o 6to Festival de Teatro Estudiantil, no lo recuerdo bien, lo cierto es que la profesora nueva en el cargo decía que no era posible el permiso, pues eso de vender entradas para la funciones no le parecía, ¡es un comercio!, yo enseguida le contesté que los tres primeros festivales estuvieron apoyado por ente gubernamentales pero estos 2, no, y que era autogestión, además cada entrada era a tres bolívares o tres bolívares de lo de ahora, para ver 4 Obras, con eso cubríamos los premios, escenografía y pasaje de los coordinadores, pero lo más importante era crear grupo de teatro permanente en los liceos, formar actores y crear público de teatro, somos profesionales en el área. Ella respondió- Definitivamente no, si son profesionales váyanse a Hollywood; al ver ese rostro sobrio y voz ruda y estruendosa empecé a llorar, las lágrimas no se detenían, y un nudo gigante trabó mi voz era tanto que sentí que moría, en meses anterior había muerto mi padre y quizás por eso estaba aun más sensible, me preguntaba cual era el error, solo quería contribuir a la generación del futuro con lo que sabía hacer, ¡Teatro! pues yo había conseguido una vía en mi vida con el teatro y quizás también seria para algunos.
María continuo la conversación, y yo lloraba y lloraba, la profe Ruth intervino para ayudar mientras la otra profesora estaba con un rostro semi sonriente que aun recuerdo, la jefa del distrito se negó rotundamente a dar la autorización, no pude hablar más, sentía en ese momento que la suspensión del festival no solo era la discontinuidad del mismo, era matar las ilusiones de todos los jóvenes que esperaban con euforia el festival de teatro para mostrar sus cualidades histriónicas, era como esperar la temporada de béisbol, una competencia plenamente sana donde se crearon rivalidades pero repito netamente positivas, se llenaba el teatro como nunca y muchos quedaban afuera, al final diplomáticamente uno de los muchachos que era prefecto para la época fue hablar con ella y dio la autorización.
De verdad debo agradecerle a la profe Betzy, Ruth y la profe del Liceo República de Honduras por ese aprendizaje, me ayudó a fortalecerme aunque en ese momento sentí pena, debo decir que llorar fue un gran alivio.
Se realizaron 15 festivales de teatro estudiantiles, y de cada festival quedaron jóvenes para integrar R.E hoy muchos son personas integrales, de bien, profesionales.
Hasta la próxima Semana entre la cultura y el arte.
garmenmonteverde@hotmail .com
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