"Mi compromiso es con el personaje, luego hacérselo ver y poderlo compartir con el director"
Luigi Sciamanna no tiene problemas con la comedia: en 2005 hizo una parodia de El lago de los cisnes en Trabajos de amor perdidos de Shakespeare, cuando le tocó dirigir el Teatro Universitario. Se robó el show, también en la UCV, cuando interpretó al pintoresco nazi Franz Liebkind en el musical Los productores, de Palo de Agua (2008), y encarnó al divertido Félix Ungar de Una pareja dispareja de Neil Simon, en 2009. Si de drama se trata, asumió sin complejos al sacerdote acusado de pedofilia en La duda de John Patrick Shanley (2007) y prestó su piel el año pasado al filósofo Martin Heidegger en Un informe sobre la banalidad del amor, de Mario Diament. Esto es apenas un recorrido somero por los últimos seis años de una carrera de más de dos décadas. Hoy, su trabajo en Reverón de Diego Rísquez coloca a Sciamanna como uno de los mejores actores de Venezuela.
En nombre de Reverón, Sciamanna se desnuda, se enloda, se moja, se seca, se asolea, se masturba... entra paulatinamente en los laberintos mentales de un artista brillante pero incomprendido. Es guionista, participó en el casting y canta.
-¿Qué le deja Reverón?
-La primera enseñanza es cómo una persona es capaz de deslastrar su vida de todo lo accesorio para llegar a la esencia, con la única finalidad de expresarse a través de su obra.
-¿Cómo ve las artes plásticas ahora?
-Siempre fui un adorador de las Bellas Artes.
-¿No me diga que además de actor, dramaturgo y cantante, también pinta?
-No me lo van a creer, pero la gran distracción de mi infancia era ver películas musicales y dibujar... tengo buena mano para el dibujo pero lo he perdido por no practicar.
-¿Quién enseña lo que usted sabe? ¿Stanislavski, Grotowski, Fernando Gómez o la vida?
-Eso lo enseñan todos. Cuando tú te formas con alguien como Ugo Ulive, Carmen Palma o Fernando Gómez, cuando lees lo que lees, pero, sobre todo, cuando ves las entrevistas con los actores y vas al cine a ver a tus favoritos.
-¿A quién sigue?
-Veo con mucha atención no sólo a las grandes estrellas como Anthony Hopkins o Meryl Streep, también me fijo con atención en el trabajo de actores que no siempre ocupan el lugar principal en la marquesina pero que hacen un trabajo fantástico de seguir, como John C. Reilly, Paul Giamatti, Christian Bale, John Turturro, Alec Guinness, Tommy Lee Jones, Alan Rickman, Philipp Seymour Hoffman...
-¿Con quién es su compromiso al actuar?
-Mi primer compromiso es con el personaje, luego hacérselo ver y poderlo compartir con el director.
-¿Qué opinión tiene de los artistas renacentistas?
-La mejor.
-¿Y se considera usted un artista renacentista?
-Ese es Diego que lo dice y yo lo agradezco. Me identifico con el estudio de los renacentistas. Estudio mucho.
-Falta verlo bailando...
-Lo que soy es un actor nato. Adoraba ver musicales, bailé mucho. Adoro la expresión corporal. Y una de las cosas más bellas que tiene este personaje de Reverón es todo lo que te ofrece corporalmente, una película de un pintor que se expresa prácticamente bailando y eso te da cancha para expresarte físicamente. Un personaje es una montaña que hay que escalar con seriedad. Uno no puede ir al set a hacerse amigo de la gente, sino a hacer su trabajo.
-Hablando de ¿No le parece que la película trata de ser "políticamente correcta" al no cuestionar de forma alguna a Boulton? Reverón
-La verdad es que las referencias que nosotros tuvimos de las personas con las que conversamos es que la amistad entre Boulton y Reverón fue entrañable. De todas maneras la película, aunque parezca de entrada "políticamente correcta", creo que muy sutilmente coloca a ambos personajes (Boulton y Gerbasi) como dos seres encandilados por la personalidad de Reverón pero al que no terminan de comprender.
-El Concejo Municipal de 1954 otorga una partida económica para la manutención de Reverón y el tratamiento de su enfermedad, pero en la cinta prácticamente se estigmatiza aquello hasta el punto de sugerir que la sociedad mata al artista.
-Toda película es un hecho dramático, la haces para crear una emoción, sobre todo, en nosotros los occidentales: Vamos al cine, ópera, conciertos, para liberar emoción. De todas maneras es muy interesante eso: en realidad eso puede ser la metáfora de lo que en realidad sucedió, la sociedad que no comprendió a Reverón.
-¿La sociedad mata a Reverón con su incomprensión?
-No lo podríamos afirmar a ciencia cierta pero es un punto que se puede desarrollar porque ciertamente una sociedad que decide identificarlo como "el loco de Macuto" y con eso lo hace trascender, ciertamente es una sociedad que está viendo de una forma bien despectiva a una gran figura.
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