Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 29 de mayo de 2011

Escribir sin concesiones sentimentaloides y decir verdades es el periodismo...

Notitarde TANGENTE 28-05-2011 |

La inconsciencia histórica de nuestras elites políticas


En orden de prevalencia, es obvio que sin salvar la democracia, no existe salvación para los partidos. Según el orden del tiempo y las urgencias inmediatas que enfrentamos, no son los partidos, a pesar de la gran labor que han cumplido y siguen cumpliendo, los que en último término salvarán a la democracia. Es la democracia –con el esfuerzo de todos y el empuje de militantes y no militantes de la sociedad civil– la que salvará a los partidos. Sin los cuales no hay democracia que se sostenga. Una simbiosis entre partidos y sociedad civil de la que depende nuestra sobrevivencia como Nación.

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El hormigueo de distintos factores políticos en torno de ciertos precandidatos refuerza la sensación de que algunos sectores de la clase política venezolana no han aprendido la lección de la desgracia.

En una demostración de insólita miopía política y carencia de conciencia histórica, sigue prevaleciendo en algunos de ellos el cálculo individualista, grupal y personalista antes que consideraciones de orden ideológico, ético o de alta política que, en una situación de excepción como la que vivimos, son los que debieran dominar los espíritus. El "cómo voy allí" y el "cuánto hay pa' eso" parecen primar en las consideraciones y cálculos de quienes quisieran ser los administradores de la voluntad ciudadana y dueños de las eventuales votaciones de sus partidos. Sin consideración de la grave crisis existencial por que atraviesa el país. Bajos esas consideraciones, sus partidos parecieran ser antes clubes de clientelas asociadas que instrumentos del cambio social.

Sobran los casos que atestiguan de esta elemental inconsciencia, si no de la fatal arrogancia de quienes creen tener la sartén por el mango como si viviéramos bajo condiciones de perfecta normalidad institucional. Con lo cual nos enfrentamos a dos graves problemas que parecen baladíes, siendo de trascendental importancia: en primer lugar, la naturaleza provisoria y secundaria con la que la mitad de nuestros diputados consideran el ejercicio de sus actuales cargos de elección popular. Violando el sagrado compromiso de honor sellado con sus votantes al momento de su elección, uno de cada dos electos en septiembre recién pasado ya aspira a dejar el Parlamento y postularse a un cargo de alcalde o gobernador. Y sin que con esta insólita decisión de abandonar las obligaciones asumidas no bastase, prácticamente todos los gobernadores desean abandonar sus importantes funciones y abandonar a su suerte sus conflictivos Estados para aspirar a la presidencia de la República. Sin considerar, en ambos casos, que se traiciona la decisión ciudadana y sus compromisos con las funciones para cumplir las cuales el pueblo los eligiese, dejando a la deriva de las circunstancias los trascendentales bastiones de poder conquistados. Y peor aún, sin querer comprender que el mandato de ponerle un fin definitivo a este régimen –que amenaza con la destrucción de la República– está muy lejos de haberse cumplido con éxito.

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¿Quién garantiza que las gobernaciones del Zulia, de Miranda, de Carabobo, del Táchira seguirán en buenas o mejores manos que en las de sus actuales detentores? ¿Quién, que el abandono del parlamento por quienes movilizaran al país opositor para lograr sus curules en una lucha sin cuartel no provocará un quiebre extremadamente gravoso para el escaso poder que su precario funcionamiento nos garantiza? Algo extremadamente peligroso visto que nos encontramos en una virtual guerra de posiciones que libramos en condiciones particularmente adversas, en la que debemos avanzar palmo a palmo y puerta a puerta. Y en la que no debemos descuidar ni un centímetro ganado.

Hay casos de diputados que, aspirando a una alcaldía o a una gobernación, deciden apoyar al precandidato con el que puedan cambalachear los votos de su partido en su región respaldándolo en sus pretensiones presidencialistas a cambio de su respaldo para obtener la gobernación del estado en cuestión. Incluso dejando de lado las profundas divergencias ideológicas o políticas que pensábamos los separaban. Así, vemos una suerte de tráfico de intercambios entre izquierdas y derechas absolutamente incomprensibles. Como si los votos obtenidos y los electores de carne y hueso que las hicieran posibles fueran simples acciones de una bolsa cuyos dividendos se midieran en el índice accionario del Poder. Con lo cual pareciera cumplirse la máxima aspiración del totalitarismo imperante: destruir principios e ideologías para suplantarlos por el matadero de la guerra de todos contra todos. Y antes que un programa de país con claras definiciones estratégicas frentes a las cuestiones esenciales que hoy marcan el rumbo de las naciones –liberalismo o socialismo, libre mercado o intervencionismo estatal- no tuvieran esos precandidatos otra aspiración que terciarse la banda. Cualquiera sea y sin importar con qué objetivo.

¿Cuál es la ambición de historia que los impulsa a querer controlar la más alta magistratura del país hasta descender a gobernaciones y alcaldías si aún no saben, por poner un sencillo ejemplo, si estos afiebrados aspirantes están cerca del Partido Popular Español o del Psoe? Teodoro Petkoff ha reconocido, en uno de sus recientes editoriales, que aún consciente de sus estropicios, de ser español hubiera votado por el Psoe. ¿Quién duda de que Petkoff sea un hombre de inalterables principios? ¿Por quiénes hubieran votados nuestros precandidatos? ¿Por quiénes votarían aquéllos que se les arriman para acercarse a las brasas? ¿Por el socialismo o por el liberalismo?

¿Qué tiene que ver este cambalache electorero con la grave crisis existencial que vivimos? ¿Qué patriotismo es ése que mira al país a través de la lente de sus personales ambiciones? ¿Quién mejor que César Pérez Vivas para gobernar el Táchira, quién mejor que Pablo Pérez para el Zulia, Capriles Radonsky para Miranda y Salas Feo para Carabobo? ¿Qué seguridades existen para que quienes pujan tras la ocupación de esas posiciones realmente las preserven? ¿No las convierten en feudos de quienes se comportan antes como caudillos regionales que como modernos líderes democráticos? ¿A quiénes pertenecen esas alcaldías y esas gobernaciones? ¿A los electores o a los gurúes del caudillismo regional?

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La situación entre los diputados que siguen el expediente de saltar sus propias talanqueras no es mejor. Mi entrañable amigo Richard Blanco alcanzó la diputación tras una admirable movilización popular para obtener su libertad y hacerlo diputado. Es más: acogiendo una idea de dudosa conveniencia nacional, en su caso como en algunos otros, se usó el cuestionable expediente electoral para presionar por su libertad. Las elecciones estuvieron a un paso de suplantar tribunales y alegatos: estar detenido se convirtió en suficiente antecedente para entrar al parlamento. ¿Por qué hoy desprecian el cargo sin siquiera haber terminado de asentarse en él y mostrar su real valía? ¿No hay suficientes candidatos independientes o de sus partidos -o de cualquier otro- para el cargo alternativo al que aspiran? ¿Por qué un muchacho que aún no culmina su carrera universitaria como mi también apreciado amigo Stalin González, diputado con los votos de UNT, ya quiere brincar a una alcaldía? ¿No es el parlamento, así se encuentre envilecido por la manipulación del Ejecutivo, suficiente coronación para sus loables esfuerzos como dirigente estudiantil? Son tantos los casos semejantes, que provocan una auténtica preocupación en quienes no aspiran más que a liberar la Patria del yugo que la somete.

Si la oposición venezolana y sus élites tuvieran una clara, lúcida y generosa visión de futuro, podríamos establecer las prioridades a acometer sin equivocar nuestro rumbo. El futuro se construye hoy, con nuestro ejemplo, con nuestras acciones, con nuestra ejemplaridad. Si de lo que se trata es de extirpar del cuerpo social el cáncer del castrocomunismo y el sida del clientelismo caudillesco que nos atormentan, nadie estaría pensando en términos de acomodo personal. En Venezuela se construirá el mañana solo si ese sueño de futuro determina hoy mismo nuestras acciones. La asamblea de hoy, de lograr nuestros objetivos estratégicos, no será la asamblea de mañana. El apuro por ocupar todos los cargos debiera ser desplazado por la paciencia y la tenacidad en apoderarnos y asentarnos en todos los espacios, pues la guerra que libramos es una guerra de posiciones, una guerra en la que la lucha por cada uno de los bastiones del establecimiento y su favorable sumatoria lograrán un cambio fundamental en la correlación de fuerzas. Sin olvidar un aspecto esencial de nuestra ofensiva: ¿no cuenta la oposición venezolana, no cuentan los partidos con otros cuadros para conquistarlos que las tres docenas de diputados que mueven sus fichas de un cuadro al otro para ocupar alcaldías y gobernaciones como en una ruleta de las vanidades?

En estricto orden de prevalencia, es obvio que sin salvar la democracia, no existe salvación para los partidos. Según el orden del tiempo y las urgencias inmediatas que enfrentamos, no son los partidos, a pesar de la gran labor que han cumplido y siguen cumpliendo, los que en último término salvarán a la democracia. Es la democracia –con el esfuerzo de todos y el empuje de militantes y no militantes de la sociedad civil- la que salvará a los partidos. Sin los cuales no hay democracia que se sostenga. Una simbiosis entre partidos y sociedad civil de la que depende nuestra sobrevivencia como Nación.

E-mail: sanchezgarciacaracas@gmail.com

Twitter: @sangarccs

Notitarde TANGENTE 28-05-2011 |

La planta insolente del extranjero


Yo creo que las sanciones de los Estados Unidos a Venezuela, que calzan perfectamente en el guión advertido con tiempo, de calificar a Venezuela de Estado forajido y colocar a Chávez en la lista de mandatarios execrados, por esta semana le han servido de mucho al Gobierno y sus adláteres. Una ganancia a corto plazo. No se trata de una contradicción. Hay cosas que le gustan a uno mucho, pero a la larga le hacen daño.

Una de ellas, es hacerse la víctima atropellada, en este caso por la planta insolente del extranjero.

La aplicación de sanciones por parte de los Estados Unidos, no hay duda que ha reforzado a Chávez en su papel de líder de la izquierda antiimperialista mundial, y defensor de los intereses petroleros de Venezuela, tanto que hay quien como Pablo Pérez, gobernador del Zulia, opositor, sale "apoyando a la industria", haga lo que haga y por ende, finalmente refuerza a Chávez.

Cuando se hace caso omiso de la situación que ha llevado a estas sanciones y probablemente conducirá a otras, no hay que hacerse el simpático y el patriota.

Apoyar y sostener a regímenes como la teocracia iraní, a declarado enemigos de muerte de la sociedad occidental, favorecedores de un cambio total de estructuras sociales, que no le gustaría a las tres cuartas partes de los venezolanos, sin contar los apoyos del Gobierno a las guerrillas como las Farc y ETA, que ya ustedes me dirán si entran en el cuadro democrático o si más bien tratan de destruirlo, es un error, sobre todo en venezolanos. Seres latinoamericanos que critican mucho la comodidad, los negocios y el crecimiento económico, que decimos no estar convencidos de que los derechos humanos sean realmente uno de los issues principales de los regímenes occidentales, pero no aguantaríamos un mes de prohibiciones vitales como las que se sufren tanto en las teocracias, como en los campamentos guerrilleros, aunque parecen desde fuera muy diferentes.

Cosas de políticos.

Pero, sigamos con el gobierno y su gozo. Más abajo de Chávez, todos sus ministros, jefes partidistas o jerarcas de la administración pública, han tenido sus quince minutos de fama y jaladora, han salido entrevistados en todas partes, ocupando espacio televisivo para reacomodarse y atornillarse en sus respectivos cargos.

Y hasta el pueblo chavista ha gozado lo suyo, porque hay que ver que detrás de la tranca de tránsito de Pdvsa La Campiña en Caracas, que cerró la avenida Libertador toda la tarde del jueves, estaban los manifestantes festejando convenientemente en todas las licorerías de los alrededores y las aceras adyacentes, tomando lo suyo.

La fiesta estuvo prendidísima y seguirá así hasta este domingo, pleno de manifestaciones de apoyo y los respectivos kits de manifestantes, que cuando pasan por el puente de Carmelitas llevan su anís.

Panem et circenses, como decían los romanos. Las plantas insolentes de los extranjeros dan para todo, sobre todo para vulcanizar a un pueblo detrás de sus dirigentes. Puro acting. No faltarán las marchas de apoyo desde el interior a la capital, los actos multitudinarios y la esperanza de ir corriendo la arruga sancionatoria.

(*) Periodista; editora jefe de la corresponsalía de Notitarde en Caracas.

E-mail: nuevatoledo@gmail.com


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