LA ENERGIA PINEAL-CORAZON
SE MUEVE Y ASI COMO VEMOS
LA MUERTE Y DIABOLICA CARA DE CHAVEZ
SUCEDEN TRIUNFOS FEMENINOS COMO ESTE.
Mujeres de armas tomar
OSWALDO PULGAR PÉREZ | EL UNIVERSAL
jueves 13 de octubre de 2011 04:37 PM
No conozco, salvo lo que dice la prensa, a las tres mujeres que ganaron el Premio Nobel de la Paz: Ellen Johnson Sirleav, Leimalí Gbowey y Tawakkul Karmann. Lo ganaron "por su lucha no violenta por la seguridad de las mujeres y sus derechos a participar en los procesos de paz".
La mujer está asumiendo cada vez más, un papel protagónico en la sociedad. En algunos ambientes se han querido presentar como opuestas entre sí, las tareas femeninas en el hogar -su función de esposa y madre- y la que realizan en todos los ambientes profesionales de la sociedad en que viven.
Nada más falso. El mundo las necesita en ambos sitios. Se dedicará a trabajar fuera, sin menoscabo de la atención a su marido y a sus hijos. Y si se llega a plantear un conflicto, no dudará en dejar el trabajo externo, por aquél más valioso, que es la atención del hogar.
La versatilidad de las mujeres es asombrosa. En el aeropuerto me fijé en la muchacha que atendía el mostrador de la aerolínea. Se encargaba simultáneamente, de pesar unas maletas, contestar una llamada telefónica, sonreír al pasajero que viene con cara de disgusto, entregar el pasaje al que ya había presentado su cédula y orientar al otro que se había equivocado de vuelo. Y todo, sin perder la paz. Al contrario, infundía tranquilidad a los desesperados pasajeros que temían perder el avión.
Presentar como antagónicos y mutuamente excluyentes esas tareas es no haber entendido los términos del problema. A la mujer le corresponde llevar a su familia, al ambiente profesional, a cualquier lugar donde esté, aquello que le es característico y que solamente ella puede aportar: se delicada ternura, su generosidad incansable, su amor por lo concreto, su agudeza de ingenio, su capacidad de intuición, su piedad profunda, su tenacidad...
A la mujer, que se sienta capitidisminuida por atender su casa, habría que decirle que su tarea en el hogar es, en sí misma, una función social; más aún, puede ser la función social de mayor proyección.
Es importante la presencia de la mujer en la política. Está obligada a prepararse bien, para actuar positiva y responsablemente en la vida de la comunidad. Y ese es el caso de estas mujeres premiadas con el Nobel de la Paz.
Su dedicación a causas humanas las ha hecho acreedoras de este reconocimiento. Hay que dejarse la vida por causas que valgan la pena. No es meritorio pensar que de eso se encargarán otros. Y estas mujeres nos lo están demostrando.
opulgarprez6@gmail.com
La mujer está asumiendo cada vez más, un papel protagónico en la sociedad. En algunos ambientes se han querido presentar como opuestas entre sí, las tareas femeninas en el hogar -su función de esposa y madre- y la que realizan en todos los ambientes profesionales de la sociedad en que viven.
Nada más falso. El mundo las necesita en ambos sitios. Se dedicará a trabajar fuera, sin menoscabo de la atención a su marido y a sus hijos. Y si se llega a plantear un conflicto, no dudará en dejar el trabajo externo, por aquél más valioso, que es la atención del hogar.
La versatilidad de las mujeres es asombrosa. En el aeropuerto me fijé en la muchacha que atendía el mostrador de la aerolínea. Se encargaba simultáneamente, de pesar unas maletas, contestar una llamada telefónica, sonreír al pasajero que viene con cara de disgusto, entregar el pasaje al que ya había presentado su cédula y orientar al otro que se había equivocado de vuelo. Y todo, sin perder la paz. Al contrario, infundía tranquilidad a los desesperados pasajeros que temían perder el avión.
Presentar como antagónicos y mutuamente excluyentes esas tareas es no haber entendido los términos del problema. A la mujer le corresponde llevar a su familia, al ambiente profesional, a cualquier lugar donde esté, aquello que le es característico y que solamente ella puede aportar: se delicada ternura, su generosidad incansable, su amor por lo concreto, su agudeza de ingenio, su capacidad de intuición, su piedad profunda, su tenacidad...
A la mujer, que se sienta capitidisminuida por atender su casa, habría que decirle que su tarea en el hogar es, en sí misma, una función social; más aún, puede ser la función social de mayor proyección.
Es importante la presencia de la mujer en la política. Está obligada a prepararse bien, para actuar positiva y responsablemente en la vida de la comunidad. Y ese es el caso de estas mujeres premiadas con el Nobel de la Paz.
Su dedicación a causas humanas las ha hecho acreedoras de este reconocimiento. Hay que dejarse la vida por causas que valgan la pena. No es meritorio pensar que de eso se encargarán otros. Y estas mujeres nos lo están demostrando.
opulgarprez6@gmail.com
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