Tiempos de jalamecatismo inhumano
Los funcionarios chavistas ejercen la jaladera diaria como un asunto de Estado
ELIDES J. ROJAS L. | EL UNIVERSAL
miércoles 5 de octubre de 2011 12:00 AM
Estos tiempos de chavismo descarnado, en los cuales la forma de ser de un individuo ha modelado a gran parte de la sociedad, en los que un hombre ha logrado poner de relieve los elementos más importantes e intrínsecos de lo que significa ser ciudadano en tiempos de revolución; una cosa destaca por encima de cualquier otra: el venezolano arribista es tremendamente jalamecate, adulador, arrastrado. Era, pero no tanto.
Se ha dicho que el venezolano promedio es flojazo, vividor, protestón e irresponsable. Se ha dicho que no hace las cosas bien, si acaso las termina. Se ha dicho que le importa lo mismo sacar un 10 que un 12, lo importante es pasar. Se ha dicho que ni siquiera corrige o revisa, pues ya está hecho y listo. Se ha dicho que no tiene visión de futuro, si acaso el día. Muchos no estarán de acuerdo, pero es lo que se dice aquí y afuera. Pero, en la era de Chávez, ciertamente un venezolano promedio, nada especial; pero que cayó justo en el momento preciso cuando ese perfil le tocó ser modelo, emerge una fuerte característica un poco disimulada en la historia: el jalamecatismo socialista.
En tiempos del Libertador, cuando Páez era el rey, cuando Gómez y muchos más, era notoria la habilidad de algunos para trepar y obtener beneficio practicando el arte del cariño en zonas bajas. Pero, advierten los especialistas, para que esto funcione es necesario que el arrastrado sepa a ciencia cierta que su objetivo, el portador de la zona baja, le guste que le adulen. Es decir, que no tema a perder la vida ante un exceso de columpio. Actualmente sería columpio socialista.
Pero, de alguna manera no explicada, con Chávez al frente, a quien obviamente le agrada la cosa, han perdido la cordura y francamente se han desbocado en términos históricos, una raza de jalamecates que está por encima de cámaras, límites morales, público, cadenas, vergüenza y cualquier otro elemento que de alguna manera sirviera, en otras épocas, para limitar a la manada de acariciadores. Esto, bajo todo criterio, se fue de maraca. Hasta por razones humanitarias.
No hay día en que alguno de los más encumbrados funcionarios se ponga los guantes, algunos ni siquiera eso, y procesa a declarar lo que supone es su contribución al proceso, cuando en realidad es un ataque inhumano contra las partes más delicadas del jefe.
Esta revolución cuenta con el liderazgo de un hombre perfecto. Los pobres tienen en Chávez la esperanza de vida garantizada, sin Chávez este país no tendría estabilidad, yo prefiero los dedos mágicos de Chávez. Todo lo que hace Chávez es excelente, el mundo depende de que Chávez esté en poder. Sin Chávez Venezuela pierde su rumbo. Chávez hasta el 2050.
Señores, juicio. Hay niños
erojas@eluniversal.com / Twitter: @ejrl
Se ha dicho que el venezolano promedio es flojazo, vividor, protestón e irresponsable. Se ha dicho que no hace las cosas bien, si acaso las termina. Se ha dicho que le importa lo mismo sacar un 10 que un 12, lo importante es pasar. Se ha dicho que ni siquiera corrige o revisa, pues ya está hecho y listo. Se ha dicho que no tiene visión de futuro, si acaso el día. Muchos no estarán de acuerdo, pero es lo que se dice aquí y afuera. Pero, en la era de Chávez, ciertamente un venezolano promedio, nada especial; pero que cayó justo en el momento preciso cuando ese perfil le tocó ser modelo, emerge una fuerte característica un poco disimulada en la historia: el jalamecatismo socialista.
En tiempos del Libertador, cuando Páez era el rey, cuando Gómez y muchos más, era notoria la habilidad de algunos para trepar y obtener beneficio practicando el arte del cariño en zonas bajas. Pero, advierten los especialistas, para que esto funcione es necesario que el arrastrado sepa a ciencia cierta que su objetivo, el portador de la zona baja, le guste que le adulen. Es decir, que no tema a perder la vida ante un exceso de columpio. Actualmente sería columpio socialista.
Pero, de alguna manera no explicada, con Chávez al frente, a quien obviamente le agrada la cosa, han perdido la cordura y francamente se han desbocado en términos históricos, una raza de jalamecates que está por encima de cámaras, límites morales, público, cadenas, vergüenza y cualquier otro elemento que de alguna manera sirviera, en otras épocas, para limitar a la manada de acariciadores. Esto, bajo todo criterio, se fue de maraca. Hasta por razones humanitarias.
No hay día en que alguno de los más encumbrados funcionarios se ponga los guantes, algunos ni siquiera eso, y procesa a declarar lo que supone es su contribución al proceso, cuando en realidad es un ataque inhumano contra las partes más delicadas del jefe.
Esta revolución cuenta con el liderazgo de un hombre perfecto. Los pobres tienen en Chávez la esperanza de vida garantizada, sin Chávez este país no tendría estabilidad, yo prefiero los dedos mágicos de Chávez. Todo lo que hace Chávez es excelente, el mundo depende de que Chávez esté en poder. Sin Chávez Venezuela pierde su rumbo. Chávez hasta el 2050.
Señores, juicio. Hay niños
erojas@eluniversal.com / Twitter: @ejrl
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