Urosa pidió a autoridades mano dura contra la delincuencia
El cardenal Jorge Urosa Savino rogó por el cese de la violencia asesina que agobia a los venezolanos, durante la celebración eucarística que presidió en la Catedral Metropolitana de esta ciudad, después de bendecir y encabezar la procesión de la palmas del Domingo de Ramos.
La Semana Santa es tiempo de renovación espiritual, de encuentro con Dios, con nuestro prójimo ya que somos hijos del Altísimo, sentenció ante una nutrida concurrencia de feligreses que se concentró en los alrededores de la Catedral y Plaza Bolívar, en Caracas.
Los venezolanos tenemos que darnos cuenta de que la indiferencia religiosa no rinde, deja el alma seca y por ello es importante que nos acerquemos a Dios para renovar nuestro compromiso cristiano, declaró el Cardenal. “Ojalá aprovechemos al máximo la Semana Mayor para acometer esta acción”.
El cardenal Urosa, que presidió la eucaristía en compañía del Dean de la Catedral, monseñor Héctor Maldonado, el párroco Juan Carlos Silva, los rectores de los seminarios Santa Rosa de Lima y Redemptoris Mater, José Trinidad Fernández y César Hernández, respectivamente, convocó a los venezolanos a acercarse más a Dios y al prójimo.
Durante la homilía hizo énfasis en el cese de la violencia en Venezuela y pidió a las autoridades que asuman su responsabilidad en esta situación. Comentó que ante el azote de la violencia en la ciudad capital decidió adelantar la misa de la vigilia pascual para las siete de la noche en la Catedral de Caracas. “En cada templo se hará a la hora establecida por sus párrocos. Es importante participar porque es la verdad central de nuestra santa religión. Cristo ha resucitado, ha vencido a la maldad, al demonio, al mal y a la muerte”.
Una vez más mostró preocupación por la inseguridad que viven los venezolanos, y exhortó a las autoridades a actuar con mano dura contra aquellos que atentan contra la vida de los ciudadanos de este hermoso país que ama la paz y condena la violencia.
Debemos hacer resplandecer la luz de Cristo
Al dar inicio a la Semana Santa, el arzobispo de Valencia, Reinaldo Del Prette, exhortó a que ante la maldad desbordada por la delincuencia y la inseguridad, aprovechemos los días de Semana Santa para convertirnos en agentes del bien, siguiendo la luz de Nuestro Señor Jesucristo. No podremos transformar las condiciones de la Venezuela actual si no hacemos resplandecer la luz de Cristo
La violencia ha tomado las calles de manera increíble, criticó el Arzobispo. “Pero no podemos transformar las realidades de maldad, si no seguimos la palabra de Dios y el rayo de luz que Cristo nos da. Lo contrario a Dios es la falsedad, la mentira y el engaño”, afirmó monseñor Del Prette en la misa de la Pasión que se celebra el Domingo de Ramos en la Catedral.
Antes de la misa, monseñor Del Prette bendijo las palmas que portaban centenares de feligreses, reunidos en la Plaza Bolívar, de donde partió la procesión que recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. El Arzobispo, revestido con ornamentos pontificales rojos, encabezó la conmemoración acompañado de sacerdotes y seminaristas y una multitud de feligreses que cantaba: “Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo”.
Monseñor Del Prette explicó en la homilía los misterios sobre la pasión y muerte de Jesús. Luego afirmó que somos el claroscuro de la presencia del bien y del mal. “Todos somos débiles, frágiles, pecadores. Todos, en algún momento, somos cobardes, manipuladores, porque cometemos pecados y hacemos pecadora la sociedad. Cristo vino a indicarnos que el camino de su pasión tiene la fuerza del Espíritu Santo, que nos lleva a una civilización distinta, la que llamaba el Papa Paulo VI la civilización del amor”.
El Arzobispo concluyó su sermón afirmando que no podemos transformar las condiciones de la Venezuela actual si no nos convertimos, si no hacemos resplandecer la luz de Cristo, que murió para ponernos en el camino de la verdad, del bien, de la belleza y de la justicia”.
Una oración por la tranquilidad durante el asueto en el puerto
En esta Semana Santa debemos enfrentarnos con la pasión y muerte de Jesucristo, para darnos cuenta de cómo Él sufrió por nosotros sin ningún tipo de vacilación, para llegar al final cumpliendo su cometido. El tomó su cruz por nosotros, dijo monseñor Saúl Figueroa Albornoz, obispo del eje costero de Carabobo, durante la homilía del Domingo de Ramos, que presidió en la Catedral San José de Puerto Cabello.
No podemos, ni debemos, olvidar que Jesús es el Mesías, quien nos salva y por eso debemos buscarle, sentenció monseñor. “A pesar de la muerte y la tristeza recordemos que Jesús murió para nuestra propia resurrección”, enfatizó al elevar oraciones al Padre para que durante el asueto no se susciten accidentes con saldos negativos y muertes violentas.
A las 7:00 de la mañana el obispo encabezó una procesión que partió del Malecón de la ciudad y llegó hasta la Catedral donde se ofició la eucaristía, que contó con una masiva asistencia, luego de la bendición de las palmas.
Hay que mirar de manera justa a la humanidad
El papa Benedicto XVI invitó este domingo en su homilía de la misa del Domingo de Ramos celebrada en la Plaza de San Pedro a mirar de manera justa a la humanidad entera, a cuantos conforman el mundo, a sus diversas culturas y civilizaciones.
Benedicto XVI inauguró los ritos de la Semana Santa con la procesión de las Palmas, que representa para los católicos la entrada de Jesús en Jerusalén, y después ofició la misa de Ramos.
Durante su homilía explicó que el Domingo de Ramos es el gran pórtico que nos lleva a la Semana Santa, en la que el Señor Jesús se dirige hacia la culminación de su vida terrena”.
Para la ceremonia se colocaron en la Plaza de San Pedro trece olivos seculares y se distribuyeron cerca de 200 mil palmas entre los cerca 60.000 fieles que acudieron a la ceremonia, según datos proporcionados por el Vaticano.
Joseph Ratzinger explicó durante su homilía que el primer “gran mensaje” que surge de la festividad de hoy es la invitación a mirar de manera justa a la humanidad entera, a cuantos conforman el mundo, a sus diversas culturas y civilizaciones. “La mirada que el creyente recibe de Cristo es una mirada de bendición: una mirada sabia y amorosa, capaz de acoger la belleza del mundo y de compartir su fragilidad”.
Con información de Alfredo Fermín, María López Rodríguez, EFE y Globovisión
No hay comentarios:
Publicar un comentario