Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

martes, 4 de diciembre de 2012

Repugna la crueldad y ensañamiento descrita en el libro La presa del comandante. La sociedad civil y la política deben responder exigiendo justicia y verdad, no es suficiente con sentir repugnancia. Es la hora de actuar y provocar un cambio de rumbo


La presa del comandante

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El título del libro del acucioso periodista Francisco Olivares, Afiuni, la presa del comandante, nos indica la dimensión moral (o sea, inmoral), brutal, del gobierno de Hugo Chávez.
El caso Afiuni no puede dejar indiferente a una sociedad cada vez más silente, donde –al parecer– se viene instalando una resignación ante la indignidad a la que nadie tiene derecho. Hay que reflexionar fríamente sobre la situación en que se encuentran hoy las víctimas y los verdugos. ¿Cabe injusticia mayor que la perpetrada por el gobierno de Chávez contra Afiuni y los presos políticos en general?
Leemos entre la perplejidad y el bochorno las declaraciones de la fiscal general, cuando afirma que no tenía noticias sobre la supuesta violación que sufrió la jueza mientras estuvo en la cárcel de mujeres de Los Teques, cuando la verdad es que el Presidente, las autoridades, médicos forenses, jueces, fiscales y periodistas conocíamos esos hechos macabros, y que si ella no lo reveló ante la opinión pública fue por recomendación de sus abogados defensores y médicos psiquiatras. La violación sexual deja huellas psicológicas profundas en las víctimas, que el correr del tiempo no alivia tan rápidamente como otras formas de violencia física y mental.
Qué vergüenza la de este Gobierno cuando intenta enmascarar con atajos los vejámenes cometidos en la cárcel contra la jueza Afiuni, a través de programas en la televisión oficial, donde otras reclusas declaran que el Inoff es casi una réplica del paraíso terrenal. La grandeza de una democracia está en garantizar que la ley se utilice para hacer justicia, no para cometer abusos de poder, pero ya sabemos que ni Chávez ni sus colaboradores son demócratas. El resultado de las elecciones no los acredita como demócratas, a Hitler también lo eligieron mediante el voto, y eso no convirtió a los nazis en demócratas.
Afiuni fue sometida a todo tipo de aberraciones y torturas durante su reclusión en el penal. La prohibición absoluta de la tortura está recogida en importantes instrumentos de derechos humanos. Tampoco conviene olvidar el vía crucis infligido al productor agropecuario Franklin Brito, a quien dejaron morir de inanición, recluido contra su voluntad en el Hospital Militar, acusado de perturbado mental por reclamar justicia y exigir el pago de sus tierras expropiadas. Su sacrificio no merece que nos demos por vencidos.
El gobierno revolucionario ha sido cruel e inhumano, y el presidente Chávez, como líder absoluto y responsable, tiene esas y muchas otras deudas con personas que se arruinaron, enfermaron, enloquecieron y hasta murieron en el largo camino de la revolución. Debe rendir cuentas por esas y tantas otras deudas en el Juicio Final, me refiero al que cada uno tiene dentro de su conciencia en el que se es reo y juez al mismo tiempo. Es hora de que rectifique, dialogue y haga las paces con esos sectores tan castigados, excluidos y humillados. Aunque no será suficiente para resarcir tantos estropicios, sí servirá para aliviar las cargas, al menos las personales, y contribuir a la ansiada reconciliación de los venezolanos, tan necesaria para la definitiva recuperación moral y social. Chávez tiene una gran oportunidad de rectificar y aprobar el petitorio de amnistía para beneficiar a los exiliados y presos políticos. Ojalá rectifique. Y si no es así, que no pueda dormir tranquilo por el resto de su vida si es que tiene algo de vergüenza.
Repugna la crueldad y ensañamiento descrita en el libro La presa del comandante. La sociedad civil y la política deben responder exigiendo justicia y verdad, no es suficiente con sentir repugnancia. Es la hora de actuar y provocar un cambio de rumbo.
ENTREVISTA FRANCISCO OLIVARES, PERIODISTA Y ESCRITOR

Una presa muy particular

"Esa información (de la agresión sexual) la guardé durante todo un año" "La presidenta del TSJ ha dicho que la actual es una nueva justicia. Quiere decir que no es autónoma"

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Desentraña la historia de la jueza María Afiuni (ADOLFO ACOSTA)
GIULIANA CHIAPPE , FRANCISCO OLIVARES , ESCRITOR Y PERIODISTA |  EL UNIVERSAL
domingo 2 de diciembre de 2012  10:58 AM
Desde que salió al mercado La presa del comandante, el celular del periodista de El Universal, Francisco Olivares no ha dejado de repicar. Periodistas venezolanos y del exterior quieren interrogarlo sobre el terrible episodio de agresión sexual que vivió la jueza María Afiuni mientras permaneció recluida en el Instituto Nacional de Orientación Femenina. La información, contenida en el libro, se coló públicamente y ha causado que, además de buscar con insistencia al autor, el primer tiraje del libro se haya agotado en apenas dos días. 

La violación premeditada que acusa Afiuni no es la única noticia del libro. De hecho, La presa del comandante está lleno de información. Nombres, explicaciones, detalles de los hechos, análisis de las causas, entrevistas y testimonios aparecen sin escatimar. Profundiza en quiénes son los personajes implicados en el inédito arresto de una jueza inmediatamente después de tomar una decisión. Revela reuniones sorprendentes. Quita algunas máscaras. El libro es un compendio de noticias, aunque su autor prefiera resaltar más su aspecto testimonial que el trabajo investigativo. 

-Me han llamado de varios países. De España, Argentina, Colombia, entre otros. En el caso de los periodistas colombianos, es impresionante el interés que muestran y el amplio conocimiento del caso. En Venezuela, me han entrevistado de todos los medios, de Caracas y de la provincia. 

-El interés del público parece centrarse en la denuncia de agresión sexual. ¿Cree que se están dejando de lado otros aspectos noticiosos y testimoniales del libro? 

- A mi juicio, sí. Aunque una violación es muy impactante desde el punto de vista noticioso, la base fundamental del libro es testimonial. De los documentos y expedientes escogí sólo lo fundamental. 

-Hasta que usted lo publicó en La presa del comandante, Afiuni había mantenido casi en secreto la supuesta violación múltiple sufrida en el INOF. Era un hecho desconocido incluso para su familia. ¿Ella lo autorizó a difundirlo? 

-La denuncia por agresión sexual estaba en un documento de la ONG Centro de Derechos Humanos que dirige Ligia Bolívar en la Universidad Católica Andrés Bello. María de Lourdes Afiuni decidió consignar ese documento porque quería dejar sentado lo de las agresiones. Yo me enteré del hecho a través de la ONG. Afiuni quería mantenerlo en privado. 

-¿Y al final accedió a hacerlo del conocimiento público? 

-Tuvo muchas dudas. Guardé la información durante un año. Incluso el libro comenzó su proceso de publicación sin esa información. Casi al final del proceso de edición se incorporó, una vez que Afiuni lo aprobó. La intención no era hacer un escándalo con eso, pero algunas personas reciben los libros antes, como parte de la promoción, y esas personas, al leer sobre la agresión, decidieron difundirlo. 

-¿Qué destacaría del libro? 

-La presa del comandante desentraña la trama de lo ocurrido y revela los misterios de por qué tenía tanta importancia mantener preso a Eligio Cedeño y, luego, detener a María Afiuni. La explicación no es exactamente de tipo político sino de tipo autoritario, de mantener la autoridad de alguien. Existe un preso original, que es Gustavo Arráiz, que desata toda la trama. 

La historia comienza en 2003 cuando Gustavo Arráiz, un empresario veinteañero de rápido crecimiento económico, solicita -y obtiene- dólares para importar computadoras a través de su empresa Microstar. La gestión se hace a través de un banco que pertenecía Eligio Cedeño. En 2005, José Vielma Mora, en ese entonces superintendente tributario, denuncia irregularidades en la importación: los dólares se entregaron pero no se trajeron las computadoras. Dos años después solicitan la captura de ambos, aunque Cedeño no era accionista ni socio de Arráiz, sólo había sido intermediario de la gestión. 

Cedeño, ya viviendo en el exilio en Miami y como aporte al libro que cuenta la historia de la jueza que le otorgó la libertad condicional, concede una entrevista a Francisco Olivares. En ese encuentro, Cedeño le aseguró al autor que no era amigo de Arráiz. Que sólo lo conocía. Sin embargo, en la cárcel sí llegaron a conversar. 

En La presa del comandante, usted profundiza en quién es Gustavo Arráiz. Logró hablar con él, como hizo con Afiuni y Cedeño? 

-Nunca quiso otorgar la entrevista por razones de su lucha personal. Cuando logró ser liberado, a mediados de este año, tampoco quiso hablar. Sin embargo, sí obtuve el testimonio off the record de uno de sus abogados, además de documentos que me permitieron desentrañar las razones del empeño por encarcelarlo con una operación casi comando en Panamá. 

-Usted deja entrever que fue por un motivo personal del Presidente Chávez. 

-Allí se presenta una situación en la que se involucra a familiares del Presidente, familiares que habrían sido muy cercanos a Arráiz.. 

- En concreto, usted menciona a María Gabriela, la hija del Presidente. 

- Sí, la vinculación de Gustavo Arráiz es con ella. Aunque él lo niega, se dice que la habría utilizado para impulsar sus negocios. En realidad, Arráiz hizo una gran riqueza en poco tiempo. Incluso parecía el testaferro de alguien del Gobierno. 

-Sin embargo, en una reunión que sostiene Cedeño con Diosdado Cabello, que usted también revela en el libro, Cabello parece criticar el afán capitalista e indiscreto de Arráiz. 

-Es correcto. Por eso digo que en el libro hay muchísimas historias. Pudiera haber otra explicación al empeño por capturar a Arráiz. Podría tratarse de alguna retaliación. 

-¿Cuáles fueron sus fuentes investigativas? 

-Una de las fundamentales fueron los expedientes de los tres casos. En un principio, los casos de Cedeño y Arráiz se llevaron juntos pero luego se separaron. 

-¿Usted consultó fuentes del oficialismo para conocer su versión? 

- No, la parte oficialista la reflejo según las actuaciones que realizaron y que constan en los documentos investigados. 

-¿No quisieron concederle entrevistas? 

- No es eso. Lo que pasa es que mi trabajo apuntaba más hacia las historia humana de María Afiuni. Eso es lo quería reflejar, su testimonio. 

-Usted revela conexiones nepóticas en el sistema judicial, cargos otorgados por militancia política y, además, parece particularmente afectado por la nula solidaridad de los jueces con su colega apresada de forma irregular. ¿Cómo describiría la situación actual del sistema judicial? 

-La misma presidenta del Tribunal Supremo, Luisa Morales, ha declarado que la actual es una nueva justicia. Eso significa que no es autónoma, aunque Afiuni afirma que no son todos. Cada caso políticamente importante pasa por cuatro o cinco jueces, la mayoría de ellos identificado con el Gobierno, como es el caso de Alí Paredes (a cargo del caso Afiuni), quien ha manifestado públicamente su inclinación política.

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