El becerro de oro era, según la Biblia, un ídolo, un «falso dios» adorado por .
Cuando los hebreos salieron de la esclavitud en Egipto guiados por Moisés, llevaban la plata y el oro que los egipcios les habían dado.1
Al llegar al monte Sinaí (en Arabia), Moisés lo escaló para hablar con Dios. Pero, al ver que tardaba muchos días, el pueblo hebreo le pidió a Aarón (hermano de Moisés) que les hiciera "dioses que marchen delante de ellos".
Aarón accedió y con los aretes de oro que todos llevaban en las orejas, fundió un ídolo con forma de becerro. Los hebreos lo adoraron y le ofrececieron sacrificios a ese dios.
Tras cuarenta días, Moisés baja del monte Sinaí con dos tablas de piedra, en las que estaban escritos los Diez Mandamientos. Pero al ver que los hebreos estaban adorando al becerro de oro, rompió las tablas de la ley (que el propio dios Yahvé había escrito).
Luego destruyó a ese becerro de oro, haciéndolo "polvo". Este polvo lo esparció en el agua, en la que el oro flotó. Como castigo a los israelitas les hizo beber de esa agua con el oro flotando.
Posteriormente, Moisés volvió a subir varios días al monte y volvió con dos planchas iguales a las primeras, de piedra, en las que dijo que el dios Yahvé le había mandado escribir otros Diez Mandamientos.
Originalmente Abraham y su padre Teraj adoraban a dioses "extraños" (posiblemente el dios Anu).2 Hay que tener en cuenta que, durante centurias, toda la región había estado influida por las religiones de origen cananeo-babilónico, cuya principal deidad era IL (El,Elohim en hebreo, Alláh árabe).
El es una palabra semítica del noroeste, que tradicionalmente se traduce como "dios", refiriéndose a la máxima deidad' y, por ende, con funciones eminentemente éticas y sociales. Debe tenerse en cuenta que "seguir una religión" era "seguir un camino" (Gén 18:19) es decir: "seguir un sistema de vida". El es descrito como un dios tolerante y benigno: recibe los títulos de «Padre de los dioses», «Rey de reyes y Señor de señores», «padre de los hombres», «creador de las criaturas», «amable», «misericordioso», «Dios fuerte», «Principe de Paz».
En todo el Levante mediterráneo era denominado El o IL, siendo el dios supremo, padre de la raza humana y de todas las criaturas. En el uso semítico El era el nombre especial o título de un dios particular que era distinguido de otros dioses como ser "el dios", lo que en el sentido monoteísta sería Dios.3 El era adorado por los cananeos (la población local de Canaán). Pero el modo de vida que seguían los cananeos no era recto y justo. De allí que el verdadero Dios omnipotente Yahvé , decide llamar al patriarca Abraham.4 Y ese omnipotente dios también llega a su mayordomo,5 a su sobrino Lot,6 a su sobrino Betuel,7 a su sobrino nieto Labán,8 y a su hijo Isaac.9
Pero una vez establecidos, esos patriarcas empezaron a rendir culto al “Dios de los padres” en los santuarios del dios El, debido a que consideraban a El como la máxima deidad; pero agregandole una característica distintiva. Así, en la ciudad de Bersheba se rinde culto a “El Olam” (Gn 21:33). En Betel a Dios se lo llamaba “El Betel” (Gn 31:13). En Jerusalén le decían “El Elyón” (Gn 14:18-20). En el desierto del Néguev, “El Roí” (Gn 16:13) En Siquem se adoraba a “El Berit” (Jue 9:46).
Por ejemplo, Isaac le pide a El Shaddai bendiciones para su hijo Jacob (Gn 28:3) No es que se refirieran a dos dioses distintos, sino que los hebreos adoraban al Dios Yahvé con culto verdadero (llevando una vida justa), mientras que los cananeos seguían rindiendo su culto al dios El por medio de una vida licenciosa, llena de vicios y excesos.
El panteón cananeo parece haber sido más complejo. La población local (cananitas) y las naciones vecinas continuaban con su religión (modo de vida) materialista mientras que los hebreos se diferenciaban con su modo de vida recto y justo (seguían la Ley de Yahvé).
Durante los siglos XVII y XVI a.C. los hicsos (provenientes de las regiones de Canaán y Siria) dominaron Egipto, y llevaron consigo su religión (sus dioses El, Baal, Asera...). Asimismo el culto a la res de oro puede estar confundido con el culto a la divinidad egipcia deApis o la femenina de Hathor a la que se representaba como una vaca o mujer con cornamenta dorada.
En esos siglos los hebreos permanecían dominados en Egipto, nación que era el símbolo del imperialismo y la opresión.10 Y los hebreos terminarían contagiándose de ese modo de vida que prioriza la obtención de riquezas materiales.
Contagiarse del sistema de vida equivalía a adoptar (incluso parcialmente) la religión. Ello permite deducir que entre los hebreos y otrossemitas, Hathor habría sido conocida como Asera, y entre los edomitas era reconocida como la cónyuge del dios Ël. [Muchos eruditos consideran que la liberación y éxodo israelí habría ocurrido hacia el 1450 a.C. (faraón Tutmosis III).
Como se ha dicho, seguir una religión era seguir un sistema de vida. Pero el sistema imperial egipcio-cananeo era sustancialmente diferente a la forma de vida impulsada por Yahvé. Adorar a Dios implica fundamentalmente llevar una vida en concordancia con la voluntad divina (Colosenses 3:5). Por ello, a través del tiempo, se lograría una total diferenciación entre esas dos formas de vida:
- La que se amoldaba al culto al dios Il (o El) que se presentaba como "bueno" pero favorecía el individualismo, el engaño y laopresión.
- Y la forma de vida que seguía los lineamientos del verdadero Dios Yahvé, el cual transmitía valores como la justicia, la compasióny la ayuda mutua.
Así los hebreos fieles, con su tradición yahvista, llegaron a identificar al becerro (Baal, hijo del dios El) con el ídolo o "adversario", siendo su adoración un prototipo de idolatría.
El propio Jacob permitía diversos dioses (ídolos) en su propia familia, y se decidió por el "Dios de sus padres Isaac y Abraham" cuando recibió su ayuda divina:
“dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre Isaac, Yahvé, líbrame ahora de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo…” (Gn 32:10,11) “Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenosque hay entre vosotros…” (Gn 35:2)
“Dijo Dios a Jacob: Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció cuando huías de tu hermano Esaú” (Gn 35:1).
Notar que Jacob no dice: vayamos y haré un altar a Dios, sino: “subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo…” (Gn 35:3) “Y dieron a Jacob todos los dioses ajenos que había en poder de ellos…” (Gn 35:4)
Asimismo es interesante observar que Jacob se encontró con un (Elohim-dios o "ángel") con el cual tuvo que luchar hasta vencerlo: “Y el varón (ángel) le dijo: ¿Cuál es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Entonces el varón (ángel) dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido” (Gn 32:27,28). Es notable que ese “dios” no conocía su nombre, ni le dice el suyo. No obstante, Jacob le pide bendición (Génesis 32:26-30).
[Ese “ángel” no puede haber sido un ángel del verdadero Dios Yahvé, pues le teme a la luz del amanecer (ver Job 24:17 y Oseas 12:4). Pero dado ese sincretismo religioso en que vivían por entonces, Jacob dice haber visto a dios cara a cara (Gn 32:30)]. Al analizar su nuevo nombre surge la identidad de ese 'dios':
Jacob y sus descendientes (israelitas) se caracterizarían por luchar contra aquellos ídolos (los dioses del materialismo como El,Baal, Asera...). Durante siglos, el pueblo de Israel lucharía contra esa idolatría y por lo tanto encaminaría su modo de vida para adorar al único Dios Yahvé. El verdadero Dios Yahvé se le había aparecido cuando huía de su hermano… (Gn 35:7). [Este (Elohim) o “ángel” (lit. el "mensajero" o "enviado") de Yahvé no es aquí un ser distinto de Dios (ver Éxodo 3:2 y 3:6), sino el mismo Señor en cuanto que se hace presente para comunicar un mensaje].
Jacob ha recibido el ‘onoma’ (nombre) Israel. Pero posteriormente, en el Capítulo 35, la Biblia indica:
“Apareció otra vez Dios a Jacob, cuando había vuelto de Padan-aram, y le bendijo. Y le dijo Dios: Tu nombre es Jacob; no se llamará más tu nombre Jacob, sino Israel será tu nombre; y llamó su nombre Israel. También le dijo Dios: Yo soy el Dios omnipotente” (Gn 35:9-11)
Es fácil advertir que en esta oportunidad el verdadero Dios omnipotente Yahvé es el que se presenta a Jacob, (de quien no ignora el nombre) y lo bendice.
Los descendientes de Jacob vivirían en la zona de influencia de Egipto. Continuaron el sincretismo religioso y se contaminaron con la vida materialista, egoísta e interesada de ese imperio (dioses materiales), por eso el verdadero Dios tenía necesariamente que darse a conocer:
"El día que alcé mi mano para jurar a la descendencia de la casa de Jacob, cuando me di a conocer a ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano y les juré, diciendo: Yo soy Yahvé, vuestro Dios" (Ez 20:5)
"aquél día... les dije: Cada uno eche de sí las abominaciones de delante de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos... jurando así que los sacaría de la tierra de Egipto" (Ez 20:6,7)
"Pero ellos no quisieron obedecerme; no echaron las abominaciones de delante de sus ojos ni dejaron los ídolos..." (Ez 20:8)
Se entiende entonces que entre tantos dioses que impregnaban la vida del pueblo, los hebreos necesitaran varias manifestaciones y muchos años para destacar: "nuestro baluarte es el Dios de Jacob" (Salmo 46:7, 11)
Luego de salir de Egipto y ya en el desierto, a los hebreos no les resultaba fácil abandonar el materialismo que durante decenios habían experimentado en tierras egipcias. Por eso, ante la primer dificultad volvían al culto anterior (toro -becerro- dios El). Así lo leemos en la Biblia:
"...hizo de ello un becerro de fundición. Entonces ellos dijeron: ¡Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto! Cuando Aarón vio esto, edificó un altar delante del becerro y proclamó: ¡Mañana será un día de fiesta dedicado a Yahvé! (Éxodo 32:4-5)
(Notar la 'mezcla' entre el becerro y la fiesta para Yahvé.
El culto a Yahvé se fue afianzando durante el Exodo. Una vez en la tierra prometida (Canaán), los israelitas tardaron siglos hasta que pudieron consolidarlo en la época del reyDavid (Siglo XI a.C). Posteriormente -durante el reinado de su hijo Salomón- ese pueblo elegido conseguía vivir bajo la Ley de Dios. La paz se había afianzado y los habitantes vivían en un clima de prosperidad. “Mientras no pecaban contra Dios, les había ido bien…” “No hubo quien pudiese hacer daño a ese pueblo…” (Judit 5:17). [Dios se encargaba de concederle tranquilidad en sus fronteras (1ª Re 5:4; Sal 147:14)].
Ellos debían difundir justicia y paz [la prosperidad sería consecuencia de “andar en los preceptos del Señor” (1ª Re 2:3; Prov 29:14)].
Algunos reinos vecinos estaban asombrados del modo de vida israelí (1ª Re 4:34) Pero tiempo después -luego de haber vivido esa esplendorosa etapa de David y Salomón- la mayor parte de las tribus volvieron al culto al becerro (dios El). La Biblia refleja ese episodio en términos muy similares a los anteriores:
"...hizo el rey [Roboam] dos becerros de oro y dijo al pueblo: «Ya habéis subido bastante a Jerusalén. Aquí están tus dioses, Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto»" (1º Reyes 12:28)
Se puede apreciar la facilidad con que se pasaba del culto al Dios Yahvé hacia el culto del becerro -toro- o sea el dios El. Y cabe preguntarse cómo es posible que no se registraran oposiciones, quejas ni resistencias de parte de los “ancianos” del pueblo elegido... Es que ambas divinidades se presentaban como dios Creador, bondadoso, dispuesto a perdonar… No habría diferencias sustanciales en cuanto al ritual, pero SI EN EL MODO DE VIDA que se exigía en cada caso.
Se debe tener en cuenta que seguir una religión era seguir un estilo de vida, seguir un camino. De allí que Yahvé le enseñó a Abraham "mantenerse en el camino del Señor, practicando lo que es justo y recto” (Gén 18:19). El "Dios de Abraham, Isaac y Jacob" (el Dios Yahvé) le había marcado a Israel "el camino" (es decir: el modo de vida). Seguir el culto a Yahvé significaba seguir la Ley de Yahvé. Eso exigía esforzarse para lograr una comunidad de “hermanos” donde se defienda a los más débiles y prime la justicia. De esa manera se lograría la felicidad general, y Yahvé se encargaría de darles prosperidad -además de tranquilidad en sus fronteras- (1ª Re 2:3; Prov 29:14; Salmo 147:14).
Dice Yahvé: estoy contra los que oprimen al jornalero, a la viuda y al huérfano… (Malaq 3:5).
No mentiréis ni os defraudéis unos a otros (Levítico 19:21).
Has de tener un peso cabal y exacto, una medida cabal y exacta… Porque cometer fraude es abominación para Yahvé (Deut. 25:15-16).
Tened balanza justa, peso justo, medida justa. Yo soy Yahvé (Lev. 19:35).
Abominación de Yahvé es la balanza falsa (Proverbios 11:1; 20:23).
Si prestas dinero a uno de mi pueblo, al pobre que habita contigo, no serás con él un usurero; no le exigiréis interés (Éxodo 22:24).
Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy Yahvé (Lev. 19:18).
Mientras que por su parte los que continuaban con el culto a El basaban su vida en el materialismo (dioses 'materiales') a los que se rendía culto para obtener bienes y riqueza. Para conseguir dicha riqueza podía utilizarse el comercio engañoso -lo cual caracterizaba a los pueblos cananeos-. La mentira y el saqueo se transformaba en una práctica común.
[El pueblo cananeo] (Canaán) tiene en su mano balanzas engañosas, es amigo de hacer fraude. (Oseas 12:8-9)
¿He de soportar yo una medida falsa... las balanzas de la maldad y la bolsa de pesas de fraude? dice Yahvé (Miqueas 6:9-11)
La solidaridad y compasión no eran compatibles con ese modo de vida. Pero adorar a El –que se presentaba como dios Creador, bondadoso, dispuesto a perdonar... sí permitía aquellos métodos de enriquecimiento-).
Ese dios se presentaba “muy parecido” a Yahvé (Creador, bondadoso, dispuesto a perdonar...) Además, era muy 'tentador' seguir su modo de vida, adorarlo, servirlo, pues permitía el disfrute de la vida fácil, el comercio engañoso, el aprovecharse de los más débiles, etc. Luchar contra esa tentación y ese engaño era lo que se le solicitaba a Israel. Israel es “el que lucha con(tra) El”
Durante siglos, ese fue el gran desafío para los hebreos, elegir entre el becerro El y Yahvé. El profeta era muy claro cuando expresaba:“Tu becerro… te hizo alejarte” (Oseas 8:5)
[Notar que lo que más se reprocha a las tribus que volvieron al "dios becerro" es su comercio engañoso y la opresión a los más débiles. " Yahvé esperaba juicio, y hubo vileza; esperaba justicia, y hubo angustia" (Isaías 5:7)
Isaías 5:8 describe como los ricos acumulaban bienes por medio de un injusto trato a los pobres, creando así una economía latifundista. Esto atentaba contra la legislación israelita, que consideraba la tierra como patrimonio inalienable de cada familia (Lv 25:10,13-16:23-24). Miqueas, que fue contemporáneo de Isaías, lanza la misma acusación (Miq 2:1-9)(Ver Isaías 10:2; Jeremías 5:27; Amós 6:8; 8:4-7; Miqueas 3:11)]
Luego de largo tiempo de persistir en esos cultos materiales, a comienzos del Siglo VI a.C Dios los rechazó y se apartó del pueblo hebreo (Jer 7:29; Ez 11:23). “han rechazado el bien: el enemigo lo perseguirá” (Oseas 8:2,3). Los principales judíos fueron al exilio babilónico (sometidos). Yahvé se los había advertido11 (Ez 17:12).
Toda la Sagrada Escritura es congruente con ello, incluso en el libro Apocalipsis se le reprocha a la Gran Ramera que sus “negociantes” usan artimañas para llegar a ser los magnates del planeta (Ap 18:23) Tal como lo adelantaba Zacarías cuando se refería al Juicio Final:
«Y en aquel día no habrá más “negociantes” [Cananeos -Kna`aniy (ken-ah-an-ee')-] en la casa de Yahvé de los Ejércitos» (Zac 14.21
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