El Nacional 3 DE ABRIL 2015 - 00:01
I
Hoy es Viernes Santo. Se conmemora el día en que Jesucristo pronunció, desde la cruz sus últimas palabras. Vale la pena recordarlas. Ellas son: 1) Perdónalos señor porque no saben lo que hacen; 2) Hoy estarás conmigo en el paraíso; 3) Madre observa a tu hijo; 4) Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?; 5) Tengo sed; 6) Todo está consumado; 7) Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Cada una de estas frases merece una profunda reflexión. El fundador de la religión del amor, del perdón y la reconciliación, en su hora más triste, cuando a pesar de ser Dios debe sufrir las penurias que padecen los hombres, porque también es hombre, y se sacrifica para redimirlos y salvarlos, enfrenta su pasión como Dios-hombre y extiende su mensaje a todos, sin distingos, sin odios ni rencores. Un mensaje tan hondo que ha dominado la historia de por lo menos media humanidad durante los últimos dos milenios.
Ese mensaje lo han tratado de destruir iluminados de todos los pelajes a través de los siglos. Unos apelando al raciocinio, otros a las necesidades materiales, aquellos a las iniquidades de la iglesia fundada sobre la piedra que era Cristo, estos tratando de defender intereses mezquinos. Todos han fracasado. La doctrina del amor, la reconciliación y el perdón se ha hecho carne en las conciencias de buena voluntad y no ha sido posible desarraigarla del alma popular aun en los confines más remotos. Los hechos que la contradicen ofenden la dignidad humana, cualquiera sea el pretexto que se invoque para intentar disminuirla. La religión, si alguna vez lo fue, ya no es el opio de los pueblos sino el opio del odio, la venganza y la ambición desmedida.
Es lo contrario de la guerra, del armamentismo, del genocidio o de la tiranía. Independientemente de que se crea en sus dogmas, o cuales sean estos, el sentimiento de amor entre los hombres, el respeto al otro que es como tú mismo, constituye el aporte de la tesis de Cristo. También el comprender que en este valle de lágrimas –vanidad de vanidades y todo vanidad- alguien será traidor e intentará elaborar su propia canonización.
Sin embargo, no es necesario que se desate la furia divina para hacer comprender tales desaciertos. El simple pasar del tiempo los pone en evidencia. Y ante el desesperado dicho de Cristo, “Señor, señor ¿por qué me has abandonado?”, hay que contraponer el consuelo de sus otras palabras: “hoy estarás conmigo en el paraíso” y “en tus manos encomiendo mi espíritu”.
II
También hay otra manera de enfocar esta fecha, un poco más risueña y más pedestre. Miguel Otero Silva, fundador de este diario y notable humorista, escribió hace ya muchos años un grupo de sonetos costumbristas titulado “Semana Santa en Macuto (carnet de un temporadista)”, en los cuales describe las dificultades que deben padecer quienes aspiran convertir la Semana Mayor en una vacación playera. Dedica un soneto a cada día, lo que hace del conjunto un relato. Como por razones de espacio es imposible reproducirlos, en lo que sigue nos limitaremos a transcribir el dedicado al Viernes Santo, debidamente adaptado a los tiempos actuales. El último terceto es idéntico a la versión original. Dice así:
Quince años ya cuenta mi calvario
Viviendo en una patria espernancada
Comiendo lo que haya de ensalada
Y llevando más plan que un dromedario
Parezco un alcalde presidiario
Me levanto con temor de madrugada
El desayuno sólo es agua salada
Y gasto tres mil bolos en el diario
Perdí el derecho a protestar
Por la revolución del militar
Y la vida me han amargado los cogollos
Es Viernes Santo. Y con el perdón del Nuncio
Ante mi cruel desolación pronuncio
Siete Palabras que son siete bollos.
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Monseñor Jesús María Pellín Chiquín, nace en la ciudad de Caracas el 22 de octubre de 1892. Recibe la ordenación sacerdotal el 25 de mayo de 1918. A partir de este momento ocupa diversos cargos a favor de la iglesia en Venezuela.
Vicario Cooperador de Ocumare del Tuy. Párroco de Chacao, Párroco de Cúa, Secretario de la diócesis de Coro, desde 1923 hasta 1929; Prelado Doméstico de Pío XII. Protonotario Apostólico de Juan XXIII. Es nombrado Obispo titular de Aguas Tibilitanas el 29 de agosto de 1965, Canónigo de Merced de la Catedral de Caracas de 1933 a 1951, Arcediano de la misma de 1951 a 1961. Deán del Capítulo Metropolitano a partir del año 1961. Mayordomo de Fábrica de la Catedral desde 1937. Obispo Auxiliar del Eminentísimo Cardenal Arzobispo de Caracas José Humberto Quintero y uno de sus Vicarios Generales.
Monseñor Jesús María Pellín fue Doctor en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia Lateranense, Pontificio Instituto de ambos Derechos, de San Apolinar de Roma, Doctor honorario de la Universidad Santa María, Facultad de Derecho, Doctor Honorario de la Universidad Católica Andrés Bello, Escuela de Periodismo. Se desempeñó como uno de los Directores de la Sociedad Interamericana de Prensa y por 34 años asumió la Dirección del Diario "La Religión". Obtuvo dos Premios Internacionales de Prensa: "María Moors Cabot" y "Mergenthalor"
Muere el día 20 de noviembre de 1969, en la ciudad de San Juan de Puerto Rico. El Doctor Rafael Caldera lo consideró y así lo escribió en eldía de la muerte de Monseñor Pellín, como "uno de los más grandes valores del periodismo y la oratoria de la Iglesia".
Vicario Cooperador de Ocumare del Tuy. Párroco de Chacao, Párroco de Cúa, Secretario de la diócesis de Coro, desde 1923 hasta 1929; Prelado Doméstico de Pío XII. Protonotario Apostólico de Juan XXIII. Es nombrado Obispo titular de Aguas Tibilitanas el 29 de agosto de 1965, Canónigo de Merced de la Catedral de Caracas de 1933 a 1951, Arcediano de la misma de 1951 a 1961. Deán del Capítulo Metropolitano a partir del año 1961. Mayordomo de Fábrica de la Catedral desde 1937. Obispo Auxiliar del Eminentísimo Cardenal Arzobispo de Caracas José Humberto Quintero y uno de sus Vicarios Generales.
Monseñor Jesús María Pellín fue Doctor en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia Lateranense, Pontificio Instituto de ambos Derechos, de San Apolinar de Roma, Doctor honorario de la Universidad Santa María, Facultad de Derecho, Doctor Honorario de la Universidad Católica Andrés Bello, Escuela de Periodismo. Se desempeñó como uno de los Directores de la Sociedad Interamericana de Prensa y por 34 años asumió la Dirección del Diario "La Religión". Obtuvo dos Premios Internacionales de Prensa: "María Moors Cabot" y "Mergenthalor"
Muere el día 20 de noviembre de 1969, en la ciudad de San Juan de Puerto Rico. El Doctor Rafael Caldera lo consideró y así lo escribió en eldía de la muerte de Monseñor Pellín, como "uno de los más grandes valores del periodismo y la oratoria de la Iglesia".
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