Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 3 de abril de 2015

Hoy es Viernes Santo. Se conmemora el día en que Jesucristo pronunció, desde la cruz sus últimas palabras. Vale la pena recordarlas. Ellas son: 1) Perdónalos señor porque no saben lo que hacen; 2) Hoy estarás conmigo en el paraíso; 3) Madre observa a tu hijo; 4) Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?; 5) Tengo sed; 6) Todo está consumado; 7) Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Fue tradición en mi infancia escuchar los sermones de Monseñor Jesús María Pellín sobre las Siete palabras, unas maravillosas piezas de reflexión cristiana inolvidables...

En el Sermón de las Siete Palabras se llamó a mirar por el bien común

El oficio estuvo presidido por el obispo auxiliar de Caracas, José Trinidad Fernández, quien pidió "alejarnos de todo lo que nos divide".

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Fernández oró para que los gobernantes sean hombres de bien, por la paz y la reconciliación
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DELIA MENESES |  EL UNIVERSAL
viernes 3 de abril de 2015  04:00 PM
El obispo auxiliar de Caracas, José Trinidad Fernández, se refirió a las últimas palabras pronunciadas por Jesús en la cruz antes de morir "como palabras de misericordia, amor, ternura y perdón". En el tradicional oficio del Viernes Santo, llamó a encontrar una resonancia actual en las frases dichas por Jesús.

"Vivimos tiempos turbulentos en Venezuela y en el mundo. Muchos creyentes se están dejando llevar por los criterios del mundo. Debemos dejar a un lado todo aquello que nos divide, que nos hace inhumanos e injustos. No nos dejemos llevar por las ansias de tener sin preocuparnos por los demás, por el bien común".

Se refirió a la crisis social, política y económica que vive Venezuela. "El desencuentro va creciendo y parece que no hubiese una salida humana. Hay que buscar en el perdón el camino de la reconciliación que como país necesitamos. Alejarse de la rabia, la calumnia, la prepotencia, la arrogancia".

Fernández pidió a los creyentes demostrar que son gente de paz, que perdonan. "El perdón es lo que demuestra que somos cristianos". Llamó a tener confianza en el Señor, a abandonarnos en sus manos, incluso en las situaciones límites de nuestra vida.

"En los últimos tiempos los justos reclamos para mejorar las condiciones de vida parecen caer en el vacío. Los encargados de mejorar esas condiciones parecen estar más interesados en el poder. Así no se resuelve la escasez, el contrabando, la violencia, y las personas tienden a sentirse abandonadas".

Esa sensación de abandono es la que también sienten los padres y madres que pierden a un hijo víctima de la inseguridad, dijo el obispo auxiliar. "Cuando nos sentimos impotentes solo en Dios podemos encontrar la justicia divina". 

Pidió que se cumpla la justicia para quienes son procesados y se refirió a la sed de los estudiantes, "que ven alejarse de su vida toda esperanza y todo futuro promisorio, que no haya más pobreza, hambre y violencia".

Hacia el final de la meditación, Fernández llamó a la feligresía a vencer el mal a fuerza de bien y a tener una actitud de oración y de encuentro con Jesús. "No busquen a otros dioses, no nos dejemos llevar por corrientes esotéricas. Hay que buscar la seguridad en Dios y no en las cosas efímeras".
Invitó a poner todo en manos de Dios. "Solo Él nos puede sanar. En Él todas las cosas vienen a ser distintas, nuevas".

Siete palabras



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I
Hoy es Viernes Santo. Se conmemora el día en que Jesucristo pronunció, desde la cruz sus últimas palabras. Vale la pena recordarlas. Ellas son: 1) Perdónalos señor porque no saben lo que hacen; 2) Hoy estarás conmigo en el paraíso; 3) Madre observa a tu hijo; 4) Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?; 5) Tengo sed; 6) Todo está consumado; 7) Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Cada una de estas frases merece una profunda reflexión. El fundador de la religión del amor, del perdón y la reconciliación, en su hora más triste, cuando a pesar de ser Dios debe sufrir las penurias que padecen los hombres, porque también es hombre, y se sacrifica para redimirlos y salvarlos, enfrenta su pasión como Dios-hombre y extiende su mensaje a todos, sin distingos, sin odios ni rencores. Un mensaje tan hondo que ha dominado la historia de por lo menos media humanidad durante los últimos dos milenios.
Ese mensaje lo han tratado de destruir iluminados de todos los pelajes a través de los siglos. Unos apelando al raciocinio, otros a las necesidades materiales, aquellos a las iniquidades de la iglesia fundada sobre la piedra que era Cristo, estos tratando de defender intereses mezquinos. Todos han fracasado. La doctrina del amor, la reconciliación y el perdón se ha hecho carne en las conciencias de buena voluntad y no ha sido posible desarraigarla del alma popular aun en los confines más remotos. Los hechos que la contradicen ofenden la dignidad humana, cualquiera sea el pretexto que se invoque para intentar disminuirla. La religión, si alguna vez lo fue, ya no es el opio de los pueblos sino el opio del odio, la venganza y la ambición desmedida.
Es lo contrario de la guerra,  del armamentismo, del genocidio o de la tiranía. Independientemente de que se crea en sus dogmas, o cuales sean estos, el sentimiento de amor entre los hombres, el respeto al otro que es como tú mismo, constituye el aporte de la tesis de Cristo. También el comprender que en este valle de lágrimas –vanidad de vanidades y todo vanidad- alguien será traidor e intentará elaborar su propia canonización.
Sin embargo, no es necesario que se desate la furia divina para hacer comprender tales desaciertos. El simple pasar del tiempo los pone en evidencia. Y ante el desesperado dicho de Cristo, “Señor, señor ¿por qué me has abandonado?”, hay que contraponer el consuelo de sus otras palabras: “hoy estarás conmigo en el paraíso” y “en tus manos encomiendo mi espíritu”.

II
También hay otra manera de enfocar esta fecha, un poco más risueña y más pedestre. Miguel Otero Silva, fundador de este diario y notable humorista, escribió hace ya muchos años un grupo de sonetos costumbristas titulado “Semana Santa en Macuto (carnet de un temporadista)”, en los cuales describe las dificultades que deben padecer quienes aspiran convertir la Semana Mayor en una vacación playera. Dedica un soneto a cada día, lo que hace del conjunto un relato. Como por razones de espacio es imposible reproducirlos, en lo que sigue nos limitaremos a transcribir el dedicado al Viernes Santo, debidamente adaptado a los tiempos actuales. El último terceto es idéntico a la versión original. Dice así: 
Quince años ya cuenta mi calvario
Viviendo en una patria espernancada
Comiendo lo que haya de ensalada
Y llevando más plan que un dromedario

Parezco un alcalde presidiario
Me levanto con temor de madrugada
El desayuno sólo es agua salada
Y gasto tres mil bolos en el diario

Perdí el derecho a protestar
Por la revolución del militar
Y la vida me han amargado los cogollos

Es Viernes Santo. Y con el perdón del Nuncio
Ante mi cruel desolación pronuncio
Siete Palabras que son siete bollos.
PELLÍN, JESÚS MARÍA - MONSEÑOR (1892-1969)

Monseñor Jesús María Pellín Chiquín, nace en la ciudad de Caracas el 22 de octubre de 1892. Recibe la ordenación sacerdotal el 25 de mayo de 1918. A partir de este momento ocupa diversos cargos a favor de la iglesia en Venezuela.

Vicario Cooperador de Ocumare del Tuy. Párroco de Chacao, Párroco de Cúa, Secretario de la diócesis de Coro, desde 1923 hasta 1929; Prelado Doméstico de Pío XII. Protonotario Apostólico de Juan XXIII. Es nombrado Obispo titular de Aguas Tibilitanas el 29 de agosto de 1965, Canónigo de Merced de la Catedral de Caracas de 1933 a 1951, Arcediano de la misma de 1951 a 1961. Deán del Capítulo Metropolitano a partir del año 1961. Mayordomo de Fábrica de la Catedral desde 1937. Obispo Auxiliar del Eminentísimo Cardenal Arzobispo de Caracas José Humberto Quintero y uno de sus Vicarios Generales.

Monseñor Jesús María Pellín fue Doctor en Derecho Canónico por la Universidad Pontificia Lateranense, Pontificio Instituto de ambos Derechos, de San Apolinar de Roma, Doctor honorario de la Universidad Santa María, Facultad de Derecho, Doctor Honorario de la Universidad Católica Andrés Bello, Escuela de Periodismo. Se desempeñó como uno de los Directores de la Sociedad Interamericana de Prensa y por 34 años asumió la Dirección del Diario "La Religión". Obtuvo dos Premios Internacionales de Prensa: "María Moors Cabot" y "Mergenthalor"

Muere el día 20 de noviembre de 1969, en la ciudad de San Juan de Puerto Rico. El Doctor Rafael Caldera lo consideró y así lo escribió en eldía de la muerte de Monseñor Pellín, como "uno de los más grandes valores del periodismo y la oratoria de la Iglesia".

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