Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

jueves, 19 de mayo de 2011

Estudio sobre Valencia y la raíz geomántica que marca la conducta de su población Parte III


En resumen

ZS06101805 - 18-10-2006
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LAS DOS LECCIONES DE LA TRAICIÓN DE JUDAS ISCARIOTE, SEGÚN EL PAPA

Intervención en la audiencia general sobre el apóstol que traicionó a Jesús

CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 18 octubre 2006 (ZENIT.org).- La traición a Jesús de Judas Iscariote ofrece dos lecciones, según Benedicto XVI: Cristo respeta la libertad del ser humano y espera el arrepentimiento del pecador, pues es misericordioso.

Expuso estas conclusiones a los 30.000 peregrinos que participaron este miércoles en la plaza de San Pedro en la audiencia general, dedicada a presentar la figura del apóstol que por treinta monedas de plata entregó a su Maestro a los miembros del Sanedrín.

Para el obispo de Roma, comprender la vida de Judas significa comprender también aspectos decisivos del misterio de la relación del hombre con Dios.

Incluso tras su muerte, no es posible ofrecer un juicio definitivo, reconoció: «Si bien él se alejó para ahorcarse, a nosotros no nos corresponde juzgar su gesto, poniéndonos en lugar de Dios, quien es infinitamente misericordioso y justo».

Repasando las páginas de los cuatro evangelios, el obispo de Roma subrayó ante todo que formaba parte de los doce apóstoles, como Pedro, Juan o Santiago…

«¿Por qué traicionó a Jesús?», preguntó el Papa al hablar del apóstol que cumplía las funciones de ecónomo.

«Algunos recurren a la avidez por el dinero; otros ofrecen una explicación de carácter mesiánico: Judas habría quedado decepcionado al ver que Jesús no entraba en el programa de liberación político-militar de su propio país», respondió.

El Papa constató que los evangelios «insisten en otro aspecto: Juan dice expresamente que “el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle”».

El Nuevo Testamento, reconoció, «va más allá de las motivaciones históricas y explica lo sucedido basándose en la responsabilidad personal de Judas, quien cedió miserablemente a una tentación del Maligno».

«En todo caso, la traición de Judas sigue siendo un misterio --aseguró--. Jesús le trató como a un amigo, pero en sus invitaciones a seguirle por el camino de las bienaventuranzas no forzaba su voluntad ni le impedía caer en las tentaciones de Satanás, respetando la libertad humana».

Y cuando una persona peca, como Judas, citando el capítulo V de la «Regla» de San Benito de Nursia (480–547), exhortó a «no desesperar nunca de la misericordia de Dios», pues como dice la primera carta del Juan «Dios es mayor que nuestra conciencia» (3, 20).

El Papa sacó, por tanto dos lecciones.

«La primera --señaló--: Jesús respeta nuestra libertad. La segunda: Jesús espera que tengamos la disponibilidad para arrepentirnos y para convertirnos; es rico en misericordia y perdón».

«De hecho, cuando pensamos en el papel negativo que desempeñó Judas, tenemos que enmarcarlo en la manera superior con que Dios dispuso de los acontecimientos», indicó.

Su traición, siguió profundizando, «llevó a la muerte de Jesús, quien transformó este tremendo suplicio en un espacio de amor salvífico y en la entrega de sí mismo al Padre».

«En su misterioso proyecto de salvación --aclaró--, Dios asume el gesto injustificable de Judas como motivo de entrega total del Hijo por la redención del mundo».

Al final de su intervención, el pontífice hizo referencia también a Matías, quien sustituyó a Judas Iscariote por decisión de los once apóstoles, después de haber demostrado fidelidad a Crito durante su vida pública.

«Sacamos de aquí una última lección --aseguró--: si bien en la Iglesia no faltan cristianos indignos y traidores, a cada uno de nosotros nos corresponde contrabalancear el mal que ellos realizan con nuestro testimonio limpio de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador».

Con esta meditación, el Papa ha concluido la serie de intervenciones sobre los doce apóstoles que comenzó el 17 de mayo. Forman parte de un conjunto de catequesis sobre los orígenes de la Iglesia y su relación con Cristo, comenzada el 15 de marzo.

Ahora leamos qué fue La Cosiata y la última carta de Simón Bolívar al Genneral

José Antonio Páez en 1829, un año antes de morir en 1830, un 17 de diciembre,

además de otro ejemplo de traición que se supone sucedió entre el General Charles

De Gaulle y el Presidente Petain de Francia ante la entrega de París a Hitler en la Segunda

Guerra Mundial.

Bolívar desde Valencia

24 septiembre 2010

Alfonso Betancourt || Desde el Meridiano 68

Bolívar desde Valencia

FERNANDO PEÑALVER. Estadista y politico, firmante del Acta de la Independencia. Consejero y buen amigo del Libertador. Nacio en Piritu, Edo. Anzoátegui, en 1765 y murio en Valencia en 1837. En 1812 fue electo presidente del Congreso y bajo su mandato se promulgan leyes como la abolición de la Inquisición y la ley para castigar la deserción de militares.

Perdida la Primera República, cae prisionero y es enviado a las bóvedas de La Guaira y luego al Castillo de Puerto Cabelo. Al ser liberado un año después, continúa su actividad política a favor de la causa republicana, sosteniendo correspondencia con Bolivar.

Tuvo una destacada actuación en la redaccion de la Constitución grancolombiana de 1821. En 1824 fue nombrado Gobernador Interino de la nueva provincia de Carabobo, cuya capital era Valencia y un año después fue ratificado en ese cargo como titular. Al estallar en Valencia el movimiento separatista de la Cosiata, en 1826, el se opuso, sin éxito. Ya enfermo y separado de la vida pública, el Congreso Constituyente reunido en Valencia, en Octubre de 1830, lo designo Consejero de estado y posteriormente fue electo Senador. Pasó en Valencia los últimos años de su vida.


Su estatua junto al Libertador, con quien parece dialogar, está colocada en el Parque Negra Hipólita, en un área que se llamó originalmente Fernando Peñalver, para honrar su memoria y que por motivos políticos fué cambiado.

Bibliografía: Diccionario de Historia de Venezuela. Fundacion Polar.



A raíz del triunfo de Carabobo en 1821, la actividad de Bolívar es asombrosa. Tres cartas escritas desde Valencia, el 10 de julio del mismo año, así nos lo revelan. Destinatarios, el general Francisco de Paula Santander, el señor Fernando Peñalver y el general Miguel de La Torre.

De sumo interés nos ha parecido la enviada a donde Fernando Peñalver, la cual transcribimos.

Valencia, 10 de julio de 1821

(Al señor Fernando Peñalver)

Mi querido amigo:

Hemos vencido en Carabobo y he marchado a Caracas y La Guaira, a tomar la división enemiga que había derrotado al general Bermúdez, y cubría a Caracas y La Guaira. Esta capituló y se entregó la mayor parte de la gente a nosotros; todo se verá por los papeles públicos, porque no tenemos tiempo para nada.

Nuestras tropas las dividí en el campo de batalla, al cortar a Tello, con el Comandante Heres y con el Coronel Iribarren, a perseguir los dispersos del Llano.

Esto último se habría logrado, lo primero no. En Puerto Cabello, hay más de 2.000 soldados. Los generales Cruz Mourgeon y O’Donojú han venido en la expedición del “Asia”.

Traen muy pocos recursos y menos hombres. Todo el país está en nuestro poder, excepto Puerto Cabello. Pero no hemos cogido una paja, porque el enemigo lo había evacuado todo perfectamente, sin embargo, haré mis esfuerzos por mantener el ejército. Las emigraciones de uno y otro partido se lo han llevado todo.

Estoy tratando de Armisticio con La Torre, porque no podemos fácilmente mantenernos aquí muchas tropas, por consiguiente, es necesario que ustedes dirijan todos sus esfuerzos al sur, para que esté tomado Quito antes del Armisticio.

Este es mi mayor encargo por ahora, porque es lo más importante, y más necesario y porque la paz se está esperando por instantes, y porque si no tenemos a Quito, no lo cederán.

Mucho he sentido la locura del general D’Evereux, es una verdadera desgracia esta locura, porque compromete al gobierno y a sus funcionarios, y por el cuerpo que ha tomado el negocio, que sólo debió ser personal.

En fin, repito esta desgracia me ha sido muy sensible.

Recibo muy pocas comunicaciones de por allá, sé muy poco del Congreso y de sus actas. Y aunque estoy sumamente ocupado en el arreglo de este país, la dirección de la guerra, y en el manejo de las rentas absolutamente aniquiladas, a pesar de todo, digo, me ocupo mucho, mucho, de qué se hace en el Congreso y en Cundinamarca.

Deseo mucho volver a mi querida Cundinamarca más por pasar al sur que por quedarme en la capital, temiendo algún mal suceso por parte de nuestras tropas, que no siendo buenas, están expuestas a reveses; mas amigo, creo que hasta que no se haga la paz, no podré abandonar esta demoniopolis o pueblo de diablos, que por todas partes dan que hacer sea en paz o en guerra. Este es un caos; no se puede hacer nada de bueno, porque los hombres buenos han desaparecido; y los malos se han multiplicado.

Venezuela presenta el aspecto de un pueblo que repentinamente, sale de un gran letargo y nadie sabe cuál es su estado. No lo que debe hacer, ni lo que es. Todo está en embrión y no hay hombres para nada; y a todo esto tengo sobre mis costillas un gran ejército que no sé cómo mantener, necesitándose todo él para no perder lo ganado.

De Europa no se sabe nada, y sólo vagamente se dice que la España continúa en muy mal estado; que el Rey de Portugal ha vuelto a Lisboa. Esto puede ser de mucha importancia.

He sabido con mucho gusto la determinación del Congreso sobre las bases fundamentales de Colombia; habría sentido que se hubiesen alterado, porque estoy en la persuasión de que sólo un milagro puede preservarnos de una guerra civil, y que, únicamente, la unidad y la solidez pueden ayudar a este milagro.

Estoy muy ocupado, no puedo ser más largo. Si no escribo mucho, tenga Ud. paciencia, y consuélese con la idea de que un día de Carabobo dispensa muchas cartas. Además, estoy cansado, algo malo, mi vida es demasiado activa, y ya veo con repugnancia los trabajos sedentarios pero reciba Ud. mi corazón.

Bolívar

P.D.: Importa mucho que Ud. se venga volando y hacerse cargo, y organizar todo lo que corresponde a la intendencia.

Fuente: Simón Bolívar

Obras completas.

Volumen I

Editorial Lex - La Habana - Cuba 1947


La espléndida estatua ecuestre de nuestro héroe: "Vuelvan Caras" fue realizada por el célebre artista valenciano Andrés Pérez Mujica y colocada en la plazoleta de La Florida, al final de la Av. Lisandro Alvarado. El busto está en la Plaza Paez, de la Parroquia San Blas. En la placa se lee que fue donado en el bicentenario de su nacimiento (1790‑1990) por el Gral. de Bgda.‑ Ejército‑, Alexis Landaeta G., Comandante de la IV División de Infanteria.


JOSÉ ANTONIO PÁEZ, 1790‑187 3. General en Jefe de la Independencia de Venezuela. Presidente de la República en 3 ocasiones. La figura de Páez dominó la escena politica venezolana a partir de la Batalla de Carabobo, en 1821, hasta concluir la Guerra Federal en 1863.

A partir de 1813, se incorporó a las tropas republicanas. En 1816, fue ascendido a General de Brigada y jefe absoluto de la llanura, destacándose por su astucia y valor en las numerosas batallas que dirigió contra las fuerzas realistas: Mata de la Miel, El Yagual, El Palita¡, Las Mucuritas‑ Las Queseras del Medio, Carabobo, Sabana de la Guardia y la Toma de Puerto Cabello Páez, junto con sus intrépidos lanceros, empleaba la táctica de "vuelvan caras" para desconcertar a los realistas, emprendiendo la retirada para, repentinamente volver al ataque, facilitándole con ello obtener la victoria. Incorporado al Ejército Libertador en la Batalla de Carabobo el 24 de Junio de 1821, José Antonio Paez al frente de la Primera División, tuvo a su cargo la acción principal que le dio la independencia a Venezuela.





















En el año 1823, tomó la Plaza de Puerto Cabello, que era el último reducto realista, dando con ello fin a la Guerra de Independencia. Paez liderizó el movimiento separatista denominado "La Cosiata", por el cual Venezuela y Colombia formaron Repúblicas independientes en 1830, siendo Paez nombrado Presidente Constitucional de Venezuela. En 1839 asume por segunda vez la presidencia, hasta 1843. En el año 1861, en medio de la Guerra Federal, fue nombrado Jefe Supremo Civil y Militar, cargo que ejerce dictatorialmente para restablecer la paz Dictó importantes medidas de carácter economico y fiscal, abrió los puertos a la importación y a la exportación y reorganizó el Estado politica, económica y administrativamente, Tras repetidas luchas con los federalistas. Páez resignó finalmente el mando en Junio de 1863, partiendo definitivamente al exilio.

Bibliografia: "Diccionario de Historia de Venezuela". Fundación Polar.

El busto colocado en la Plaza Paez, en la Parroquia de San Blas, fue realizado por O. Ochoia en 1990
____________________________33_______________________________

1829

DEL ORIGINAL).

Guayaquil, 5 de septiembre de 1829.
AL EXMO. SEÑOR GENERAL JOSÉ A. PÁEZ, ETC., ETC.
Mi querido general:

Hace más de seis correos que no recibo carta alguna de Vd. No sé a que

atribuir tal falta,
pues de mi parte puedo asegurar que no habrán pasado dos coreos sin llevar alguna mía
para Vd., y los varios amigos que me escriben de esa ninguno me dice que se halle Vd.
enfermo o ausente, lo que hasta ahora me mortificaba creyendo que esto fuese la causa; mas
ya más bien creo que me hayan interceptado las comunicaciones de Vd. porque a tanto
llega ya la inmoralidad y corrupción.

Parece que la gente pensadora de Bogotá se ocupa de pensar sobre el mejor modo de
constituir a Colombia. A ml me provocan con la mayor tenacidad para que les de mis
consejos y opiniones sobre el particular. Pero viendo yo que la opinión nacional no se ha
pronunciado enteramente, como es de suma necesidad, y como estoy cansado de prevenir
que se le invite, para que lo haga, por medio de la prensa y de los colegios electorales, sólo
les he contestado que mis opiniones están emitidas en los documentos de mi vida pública, y
que de resto nada más puedo hacer ni decir, especialmente habiendo yo convocado ese
congreso para que dé una constitución y nombre un gobierno. Además, estoy muy distante
de pensar en ir a Bogotá a influir en el congreso, como

algunos

quisieran, porque estoy
resucito a no recibir más la autoridad por aquellas razones y porque ya está de más en mis
manos siéndome aún menos permitido indicar la marcha legislativa de aquel cuerpo ni
admitir la menor concesión de su parte.

Ha llegado el tiempo de hacer mi gusto y cumplir con mi honor. Yo me comprometí a
combatir por la emancipación de Colombia: muchas naciones la tienen reconocida y la
España misma está pensando en reconocerla, con cuyo paso queda asegurada para siempre;
los partidos todos se han apaciguado; la guerra del Perú se ha concluido, y bien pronto la
paz quedará sellada, aunque sin garantías no poseyendo los medios de arrancarlas ni siendo
posible que las dé un gobierno revolucionario. Es cuanto he podido hacer en veinte años de
trabajos: ¿por qué ha de haber todavía derecho para exigírseme que expire en el suplicio de
la cruz? Y si no fuera más que la cruz yo la sufrirla como la última de mis agonías.
Jesucristo sufrió treinta y tres años esta vida mortal; yo paso de cuarenta y seis en ella, y lo
peor de todo es que la he llevado sin ser un Dios impasible. No más, pues, mi amigo, no
más puede ser mi martirio ni mi sufrimiento. Yo me alegrarla que Vd. no se excusase de
venir al congreso, si, como me aseguran, es Vd. nombrado, para que me defienda en él del
horrible suplicio del mando con que acaso me quieren regalar todavía.

Por acá no tenemos ninguna novedad. Seguimos esperando el comisionado del

Perú que
venga a tratar la paz con el señor Gual, lo que se verificará pronto, porque habiéndose
instalado el congreso peruano el 28 del próximo pasado, como se dice, y lo que sólo se

esperaba para emprender su marcha el comisionado, es regular que esté ya navegando paraacá.

También esperamos con ansia la fragata que últimamente hemos pedido y que ¡ojalállegase a tiempo de los tratados! porque nos seria bien importante presentar a los peruanosun argumento tan poderoso como sería para ellos éste y en estas circunstancias, y para míde un inmenso consuelo, pues con este buque y las fuerzas útiles que se nos devolverán alhacer la paz, dejarla esto enteramente seguro.

Yo voy restableciendo de la debilidad extrema en que me dejó el furioso ataque de bilis
negra que sufrí; y me halle en el campo a una milla de la ciudad, donde me va bien porque
hay fresco y como con apetito; de modo que en los ocho días que llevo aquí me he repuesto
mucho. Sólo me falta terreno donde pasear a caballo, porque esto es una isla pequeña y
muy cortada por los fangos.

Adiós, mi querido general, quedo de Vd. su amigo de corazón.

Simón BOLÍVAR.

Aqui Nacio la Republica de Venezuela y fuimos su primera capital De La Cosiata a la Constituyente Valenciana

Domingo Alfonso Bacalao

Con el nombre de "La Cosiata" se conoce todo el proceso revolucionario que comienza en Valencia, en el mes de abril de 1826, y se extiende por todo el territorio nacional, causando una inmensa conmoción que a través de varias etapas conducirá definitivamente a la separación de Venezuela de la Gran Colombia, a la convocatoria de la Constituyente de 1830, a la sanción de una nueva Constitución y a la creación de un nuevo Estado, autónomo, independiente y soberano. Por tal razón, se asienta con toda propiedad que aquí -en Valencia- nació la República.

La expresión que tomó cuerpo y se hizo popular -es tenida como de origen valenciano y otros alegan su oriundez caraqueña- la utilizaba un actor dramático que actuaba en la ciudad y emplea el vocablo "cosa" y sus derivados "cosilla" y "cosiata" para expresar o referirse a asuntos enmarañados y de confuso desarrollo.

Pero anotemos de una vez: en el fondo de la cuestión subyace un problema de carácter político y constitucional, que desde el primer momento atiza el fuego del enfrentamiento y las confrontaciones.

Una vez sancionada la Constitución de Cúcuta del 30 de agosto de 1821, mediante la cual se crea la Gran Colombia, empiezan sus cuestionamientos. Gil Fortoul -el gran historiador venezolano- señala que la historia de esta Constitución será la historia de sus violaciones. Las tendencias separatistas de los venezolanos comienzan desde el momento mismo de la juramentación de la Carta Magna. El 29 de diciembre la municipalidad de Caracas, reunida en cabildo extraordinario, comienza a discutir sobre la juramentación que deben prestar el venidero tres de enero, y se escuchan las primeras críticas al texto constitucional, la necesidad de someterlo a un nuevo examen, hacerle los cambios y las reformas que se consideren más convenientes a la prosperidad de la República, la libertad y seguridad de los ciudadanos y hacer observaciones a algunos aspectos del mismo no adaptables a este territorio.

En el debate participan hombres de una alta significación y prestancia intelectual y política, como Andrés Narvarte, Valentín Osío, Juan Nepomuceno Chávez, José Austria y Tomás Lander, entre otros. Las profundas reservas frente a la Carta Magna y la incapacidad de ésta para regular una situación que le era completamente ajena, además de razones económicas, sociales y geográficas, apresuran el conflicto.

En su tratado de Derecho Constitucional, el profesor Ernesto Wolf acierta al decir que "el error del Congreso fue el no admitir el sistema federal y la autonomía administrativa para Venezuela y la Nueva Granada, que antes eran entidades completamente separadas, con su desarrollo particular. El particularismo no podía impedirse a dos naciones vecinas pero distintas; y la exageración del centralismo debía acabar con la Gran Colombia".

Es bueno apuntar que en el año 1813, cuando el Libertador, pensando en la organización del nuevo Estado, sometió a consideración de los juristas más ilustrados el llamado Proyecto o Plan Ustáriz, uno de los consultados sobre el particular fue Miguel Peña, quien desempeñará un rol estelar en los futuros sucesos de la patria. El gran valenciano fue atinado y visionario cuando aconsejó, como forma de organización del Estado por nacer, la confederación.

¿No veía con absoluta claridad el jurista lo que debía ser la estructura constitucional de la nación grancolombiana?



LOS ACONTECIMIENTOS DE ABRIL DE 1826

La pasión polémica aumenta el clima del momento. Los ánimos se van caldeando y los viejos resentimientos ponen sobre el tapete antiguas y encendidas divergencias. Surge con fuerza el tema relativo a la confrontación entre centralistas y federalistas. En estas circunstancias una crisis puede estallar en cualquier instante. Los venezolanos consideraban que los enormes esfuerzos y sacrificios hechos a lo largo de la Guerra de Independencia no se correspondían con las nuevas realidades. Una suerte de frustración sacudía con intensidad el espíritu y el sentimiento nacional. Sentían muy lejana la sede del poder, instalada con todas sus fuerzas en Bogotá, y el asunto de la capitalidad era como una espina hiriente e incómoda. La chispa que provocaría el grave incendio estaba por presentarse. Así sucede, cuando de manera imprudente el Congreso de la Gran Colombia procede a remover de su puesto de jefe militar al general José Antonio Páez -no estaba lejos el caso del coronel Infante, vilmente asesinado-, alegando exageración en el cumplimiento de una ley concerniente al alistamiento militar, produciendo diversas reacciones en el seno de la colectividad que le profesaba la más alta estima, viéndolo como su indiscutible conductor.

Se presentan numerosos disturbios y hechos de sangre que alarman considerablemente y causan una extendida zozobra. Los capitulares valencianos se reúnen, acompañados de sus principales asesores, Miguel Peña, José A. Borges, entre otros, con la premura que exigen las agitadas circunstancias. Y el 30 de abril de 1826 ofrecen pleno respaldo al general Páez. Al informarse de la situación, el Concejo Municipal de Caracas otorga su más decidido apoyo al de Valencia, al mismo tiempo que lo hacen otras municipalidades, personalidades y diversos sectores encabezados por la representación del clero, las autoridades judiciales. Los alcaldes, los comerciantes, los agricultores, en suma, todos los sectores de la comunidad.

La amplitud de las movilizaciones y respaldos y la entidad de los elementos involucrados en los mismos dan cuenta de las razones sociológicas de dicho movimiento. La Cosiata va extendiéndose y crece progresivamente, y en Valencia empieza a decidirse la suerte de la Gran Colombia.



EL MUNICIPIO Y UNA INCIPIENTE SOCIEDAD CIVIL

El municipio y una incipiente sociedad civil van a jugar un papel clave en los acontecimientos valencianos de abril de 1826. No se trata sólo de caudillos y de ambiciones personales o resentimientos, los que conducen y motivan tales hechos. Fuerzas sociales y económicas en gestación comienzan a expresarse, dejando oír su voz, buscando abrirle un nuevo cauce a una nación que se sentía relegada. Se manifestaba así, vivamente, el sentido protagónico que había alcanzado el municipio como realidad sociológica e histórica, haciéndose sentir como célula primaria del cuerpo político, capaz de tomar decisiones fundamentales y de sentido trascendente en momentos cruciales.

Se nos ofrece un ayuntamiento vivo, vigoroso, por donde circulaba savia de transformación y cambio y capaz de asumir los retos que le planteaba la realidad histórica-política de su tiempo, por exigente que fuera y por espinoso que se presentara.

Destacados historiadores han querido ver estos sucesos de manera muy simple y esquemática, observando en los mismos una confrontación entre buenos -santanderistas, bolivarianos- y los malos -cosiateros, Páez, Peña- desatendiendo e ignorando la múltiple y compleja trama que los configuran. En este sentido, el gran novelista Ramón Díaz Sánchez, en un extraordinario libro sobre Antonio Leocadio Guzmán titulado "Guzmán, elipse de una ambición de poder", estampa sobre Miguel Peña injustos y pesados juicios, que ya han comenzado a revisarse. Se pone, entonces, sobre individualidades el eje de un desarrollo que es a todas luces producto de causas muy variadas. Hay un acuerdo político mefistofélico, se afirma una conspiración de malvados, asociados para destruir a Colombia, dirigida e inspirada por Miguel Peña, "el gallo de la pasión bolivariana" que la maneja "en su laboratorio como un Cagliostro, dosificando su filtro".

Sobre esta problemática, Manuel Pérez Vila adelanta algunos juicios para ubicar las cosas en su verdadera dimensión, insistiendo en que las causas de esta crisis debían rastrearse más allá de la voluntad de Páez y de Miguel Peña, o de Santander, su adversario, "en un estado de espíritu colectivo que venía formándose en Venezuela desde años atrás".



HACIA EL ACTA DE VALENCIA Y LA CONSTITUYENTE

El correr de estos episodios había causado, pues, una gran tensión entre venezolanos y neogranadinos, que explican claramente el desenlace final de estos hechos. La separación está consumada y se espera que la misma se produzca de manera pacífica, sin apelar a las vías de hecho, para lo cual es indispensable consultar la opinión de los pueblos, criterio expresado por el propio Libertador Simón Bolívar, en dos cartas dirigidas al general José Antonio Páez. El 23 de noviembre de 1829, se reúnen en Valencia, en Asamblea General, los vecinos de cantón, padres de familia, comerciantes y agricultores, acompañados por el general Páez y su secretario, el Dr. Miguel Peña, para discutir los diversos asuntos vinculados a la separación, conviniendo todos en que Venezuela no debía continuar unida a la Nueva Granada y Quito, entre otros motivos "porque las leyes que conciernen a aquellos territorios, no son a propósito para ésta enteramente distinta por costumbres, clima y producciones; y porque en la grande extensión pierden la fuerza y energía como lo ha comprobado la experiencia de la administración pasada".

El 25 se reúnen en Caracas y el 26 se firma un acta -dos días después del Acta de Valencia- pidiendo la separación del gobierno de Bogotá. El 5 de diciembre se sucede el pronunciamiento de Nirgua, solicitando se establezca un gobierno federal, y el 6 de enero de 1830, los vecinos más notables de la parroquia de Montalbán se pronuncian igualmente por la separación y la conformación de un gobierno propio.

En Valencia, apunta Guillermo Morón, se congregan los organizadores de la República, y reformulan "las bases del proceso constitucional venezolano". El 27 de febrero de 1830 se reúnen las Asambleas Primarias, encargadas de escoger los electores que en cada una de las provincias designarían los diputados a la Constituyente, según el decreto sancionado el 13 de enero. La instalación de la misma se realiza el 6 de mayo, con la asistencia de 33 diputados, de los 48 que habían sido elegidos. Ocuparon aquel recinto, la Casa de la Estrella, hombres de grandes méritos e ideales, preocupados por reconstruir la República reconquistando su autonomía política y jurídica y devolviéndole su plena soberanía. Producto de sus deliberaciones fue la Constitución de 1830, de orientación centro federal, considerada una cumbre de nuestro constitucionalismo por su sabiduría, prudencia y claro sentido de la realidad que normaba.



MIGUEL PEÑA: Abogado y político, tuvo una actuación de primer plano en la separación de Venezuela de la Gran Colombia, ocurrida en Valencia en 1830. Por esta causa se le considera fundador de la República. Nació en Valencia en el año 1781. A partir de los sucesos de 1811, formo parte de la Sociedad Patriotica. Allí su verbo inflama las pasiones y contribuye a que se agilize la firma del Acta de la Independencia.

Durante la perdida de la primera Republica en 1812, estuvo siempre apegado a la ley y al derecho. Valencia es el gran escenario donde va a desarrollar su talento. Resiste a toda adversidad, sereno, matematico en sus decisiones. Su vida publica es intensa y llena de pasion venezolanista. Le llaman el consejero de Paez en 1830, pero la v erdad es que le orienta en los asuntos relativos al derecho. El Procer cubano Jose Marti le hizo una magnifica biografia. El Dr. Miguel Peña es uno de los hombres publicos mas debatidos de nuestra historia republicana.

Su estatua pedestre esta en la Plaza La Candelaria, parroquia en la que nacio. El autor fue Vital Dubray. La figura es algo mas grande del tamaño natural y esta en posición de dar un discurso, con la mano derecha adelante. El esta de pie y vestido con palto levita al estilo de la epoca. Es la estatua mas antigua de Valencia.

Bibliografía: “Estampas de Valencia” de Felipe Herrera Vial.



Un artículo escrito segun la realidad del presente en Valencia

Traición en Valencia [i]
> Escrito por Alfredo Fermín el Feb 25th,2011 >
>
>
>
> José Tomás Boves
> La Cátedra de ABC
> Crónica de un periodista
> Alfredo Fermín
> La historia de Venezuela registra una serie de acontecimientos
> ocurridos en Valencia y sus cercanías que marcaron el carácter de la
> República desde los tiempos en que se declaró la Independencia, por lo
> cual siempre se ha dicho que esta ciudad ha sido el epicentro de
> terremotos políticos cuyas consecuencias se prolongan en nuestros
> días, con luchas por el poder, traiciones y zancadillas.
>
> En el Castillo de San Felipe, en Puerto Cabello, fue donde
> encarcelaron al Generalísimo Francisco de Miranda, después que el
> joven Simón Bolívar, en compañía de Miguel Peña, lo entregó a los
> españoles en 1812, lo que fue definitivo para la caída de la Primera
> República. De allí, el Precursor fue enviado a las mazmorras, en
> Cádiz, España, donde murió de apoplejía el 14 de julio de 1816.
>
> El Pabellón Rojo
>
> En 1814, José Tomás Boves sitió a Valencia y, a pesar de que hubo una
> capitulación por la cual juró, ante el Santísimo Sacramento, que
> respetaría la vida de los rendidos, organizó un baile en la casona
> situada entre la avenida Constitución y la calle Páez, donde estuvo la
> tienda El Pabellón Rojo. Allí fueron invitados los hombres principales
> de la ciudad a los que ordenó fusilar, mientras sus esposas e hijas
> fueron violadas
>
> En 1821, el Libertador Simón Bolívar comandó, en el Campo de Carabobo,
> la batalla más corta y sangrienta con la cual logró para Venezuela la
> Independencia que había sido declarada el 5 de Julio de 1811. Bolívar
> se fue a Caracas, aclamado como un rey, pero nueve años más tarde, en
> esta misma ciudad de Valencia, donde creó el primer concejo municipal
> de la República, fue extrañado con la separación de Venezuela de la
> Gran Colombia, por iniciativa de sus antiguos aliados el general José
> Antonio Páez y Miguel Peña, el que le acompañó para traicionar a
> Miranda.
>
>
>
> Edgardo Parra, Alcalde de Valencia. “Culpan a Salas y a Paco Cabrera
> de su triunfo pero…
> Siempre en Valencia
>
> En 1858 Valencia fue declarada -por tercera vez- capital de la
> República, con el objetivo de elaborar una Constitución después del
> derrocamiento del presidente José Tadeo Monagas, asilado en la
> legación francesa y para el cual se pidió llevarlo al patíbulo. En ese
> Congreso, conocido como la Convención Nacional de Valencia, Julián
> Castro fue electo presidente de la República y fue aprobada una
> controversial Constitución que restableció la pena de muerte y acentuó
> la ruptura entre conservadores y liberales. La convención fue
> clausurada el 31 de diciembre de 1858. Cincuenta días después, el 20
> de febrero de 1859, estalló la Guerra Federal, que destruyó lo poco
> que había avanzado Venezuela.
>
> El 14 de septiembre de 1899, Cipriano Castro, quien venía triunfante
> desde los Andes con su Revolución Restauradora, fue herido de gravedad
> en la Batalla de Tocuyito. Una representación de la godarria de
> Valencia se lo trajo a esta ciudad y lo abrumó de atenciones hasta que
> mejoró. De tal manera que, cuando El Cabito, como lo apodaban, entró a
> Caracas para posesionarse como Presidente de la República, una vez que
> el presidente Ignacio Andrade huyó, integró su gabinete con buena
> parte de aquellos hábiles valencianos. Por esta razón, desde 1908,
> cuando Juan Vicente Gómez le da un golpe de Estado a su compadre,
> Valencia fue una ciudad despreciada por el sanguinario dictador.
>
> En los gobiernos que siguieron, durante el siglo XX, Valencia creció,
> se modernizó y se convirtió en un centro industrial admirado por su
> tradición cultural.


Pero llegó Chávez y lo que se había logrado
> comenzó a retroceder, con una política de Estado destinada a tratar de
> desconocer la importancia que tiene nuestra ciudad, la única que le ha
> disputado a Caracas, tres veces, la condición de capital de la
> República.
>
> La godarria se transformó en clanes
>
> En diversas oportunidades Chávez ha calificado a Valencia de “nido de
> traidores”, por la disolución de la Gran Colombia. Pero hay algo más,
> aquí reside Henrique Salas Römer, quien le ha disputado la presidencia
> de la República y cuyo hijo Henrique Fernando Salas es el gobernador
> de este estado al que han despojado de su puerto, aeropuertos y
> autopistas para que, cada vez más, dependa de una administración
> central que sólo favorece a quien se confiesa socialista. Pero la
> oposición no defendió con bravura lo que le pertenecía.
>
> Hemos nombrado algunos momentos de la historia política de este estado
> con la finalidad de recordar que los enfrentamientos políticos que
> hemos mantenido durante siglos han sido devastadores para este estado,
> que pudo surgir a partir de 1958 cuando hombres prominentes
> entendieron que lo importante no eran sus intereses y ambiciones
> personales sino el desarrollo y el progreso que se merece cada uno de
> los ciudadanos. Así nacieron la zona industrial y la Universidad de
> Carabobo, que transformaron a la urbe pueblerina en una ciudad,
> venciendo absurdos criterios de linaje y aristocracia.
>
> Pero aquella godarria valenciana, que detenía el progreso, se
> transformó en clanes que buscan, desaforadamente, el poder político
> para fortalecer más su poder económico, por lo cual impiden, con
> alianzas ocultas, que el electorado escoja libremente a sus
> gobernantes. Se creen que con sólo ellos decir voten por el nuestro,
> el electorado va a salir corriendo a elegirlo. Por eso tuvimos un
> gobernador como Luis Felipe Acosta Carles, quien hizo verdaderos
> desastres, pero esos grupos no le hicieron oposición. Permanecieron en
> silencio o se hicieron sus colaboradores, “amigos de la casa” como
> decían en el Capitolio. Y si no hubiese sido por el presidente Chávez,
> quien en el Campo de Carabobo arrastró al altivo general hasta decirle
> que saldría por la puerta trasera, aún lo tuviéramos.
>
> Hubo acuerdo por debajo de la mesa
> En 2008 tuvimos la gran oportunidad de darle continuidad a una gestión
> que había embellecido a Valencia, pero los factores políticos no se
> pusieron de acuerdo y ganó el proyecto para continuar arrasando a
> Valencia. Se buscó la excusa de que los culpables fueron los Salas y
> Paco Cabrera, que lanzaron candidatos propios. Pero no hay dudas de
> que hubo acuerdo por debajo de la mesa. Y eso es evidente porque en la
> administración del alcalde Edgardo Parra a Valencia le han arrebatado
> sus símbolos, su calidad de vida, su belleza, y sin embargo, el poder
> económico y político, que pretende ser la representación de esta
> ciudad, guarda silencio, se hace de la vista gorda. ¿Acaso esto es
> gratuito?
>
> Estas reflexiones tampoco son gratuitas. Las manifestamos por la
> profunda preocupación de que, si aquí no se apartan los odios, las
> ambiciones, en la integración de las planchas de la oposición para la
> Asamblea Nacional, es casi seguro que las vamos a perder y hasta es
> posible que estemos poniéndole en bandeja de plata al presidente
> Chávez la posibilidad de que, con cualquier pretexto, suspenda esas
> elecciones porque, como lo ha dicho tantas veces, a él nada le
> importa.
>
>

La resistencia de De Gaulle

SAÚL GODOY GÓMEZ | EL UNIVERSAL

martes 3 de mayo de 2011 12:49 PM

1940 fue un año negro para el general Charles De Gaulle, el gobierno de Vichy (nombre de una ciudad a 350 km al sur de París) encabezado por el octogenario mariscal Pétain y secundado por un grupo de políticos pacifistas y entreguistas, habían decidido que podían convivir con las fuerzas de ocupación nazis. Luego de la victoria de la Batalla de Francia por parte de los ejércitos alemanes y la ocupación de una buena parte del país, creían las élites políticas-militares de Francia que Hitler era invencible y estaban más que dispuestos en suspender las hostilidades y pactar un armisticio con los invasores.

La única piedra en el zapato era el general De Gaulle, quien se negaba a dejar la lucha, prefería resistir a entregarse, y más todavía cuando contaba con el apoyo del primer ministro inglés, Winston Churchill, y la posibilidad de trasladar el gobierno, y lo que quedaba de las fuerzas armadas, hasta Argelia, en África, para desde allí reconquistar Francia.

Churchill estaba preocupado con la actitud cobarde del gobierno de Pétain; Inglaterra estaba comprometida con la resistencia en Francia, si ésta caía ante el avance alemán, Inglaterra corría un gran peligro, de hecho, el ejército inglés tenía un sinnúmero de tropas combatiendo en Normandía y Bretaña, pero llegó el momento en que Churchill adivinó las verdaderas intenciones de sus "aliados" y quiso que Francia le garantizara solo dos cosas: que la flota francesa no cayera en manos de los nazis, y que 400 pilotos alemanes prisioneros en Francia le fueran entregados a Inglaterra para su custodia. Pétain se comprometió en ambos pedimentos.

Mientras tanto De Gaulle rompía con su gobierno y salía al exilio, a Londres, donde Churchill lo acogió como representante del "honor de Francia".

De Gaulle llegó a Inglaterra únicamente con su equipaje personal, no representaba a nadie, era un general sin tropa y un enemigo político del mariscal Pétain, solo tenía su convicción de que la causa de Francia no estaba perdida, que había que seguir la lucha.

Churchill apostó a De Gaulle como el centro sobre el cual se aglutinaría la resistencia y le dio todo el apoyo posible, que consistió en: 1) Acceso a la BBC para que transmitiera al continente su llamado a la resistencia armada, en una Francia traicionada por su propio gobierno y ocupada por el fascismo alemán.

2) Financiamiento para la creación de la Francia Libre, que conllevaba alistar a todos los franceses en el mundo comprometidos con liberar a su país, bajo el mando del general De Gaulle (para ese momento habían 20.000 soldados franceses y 30.000 civiles en Inglaterra, solo una fracción se unió al movimiento al principio). 3) Organización de la resistencia en Francia con grupos de partisanos y guerrilleros que necesitaban todo tipo de apoyo material y de inteligencia para luchar en contra de los nazis.

4) Oficinas, equipos, personal, apoyo logístico, entrenamiento y fondos de la partida secreta para sus operaciones; en una palabra, todo este esfuerzo dependía del apoyo de Churchill, el resto del gobierno de Inglaterra estaba ocupado con los nubarrones que aparecían en el horizonte. Al otro lado del canal se recomponían las fuerzas enemigas y se preparaba lo que sería la Batalla de Inglaterra, por lo que el interés en las actividades de la Francia Libre era marginal.

Pero De Gaulle trabajaba incansablemente, enviando comunicaciones, en reuniones, visitando posibles financistas y aliados, organizando lo poco que tenía, contactando a todas las fuerzas francesas desperdigadas por Europa y África, en sus colonias en América y Asia, limando asperezas entre sus seguidores y confrontando los llamados del gobierno de Vichy a que se dejara la lucha armada y se sometieran a los términos ignominiosos del acuerdo de paz con Hitler.

Entonces ocurrió lo peor.

El gobierno de Vichy entregó los 400 pilotos que tenía de la Luftwaffe, a Hitler, y al poco tiempo ya estaban volando en contra de Inglaterra. Pero antes de que entregaran la flota, Churchill, el guerrero, en una vertiginosa operación combinada, la mandó a hundir. Más de 1.200 marinos franceses murieron en el ataque. Desde la batalla naval de Trafalgar, los franceses no habían sufrido una derrota de tal magnitud por parte de los ingleses.

Imaginen ustedes, amables lectores, la incómoda posición en que se encontraba De Gaulle para ese momento, en el impacto negativo que tuvieron aquellos hechos en su esfuerzo por construir una posición de liderazgo, lo amargo del episodio en su condición de exiliado, como militar francés, patriota y ciudadano, que sus propios anfitriones y promotores, de pronto, sin aviso y sin protesto, hundiera al orgullo de la fuerza naval gala, y para complicar las cosas, la prensa convirtió el episodio en una celebración apoteósica que sirvió para levantar la moral de los ingleses.

Inmediatamente Goebbles, ministro de Propaganda de Hitler, prestó todo su poderoso aparato de propaganda para que se difundieran los terribles hechos, al igual que las incendiarias declaraciones anglofóbicas del gobierno de Pétain, quien rompió relaciones con Gran Bretaña, todo esto con la intención de desacreditar cualquier resistencia que tuviera apoyo inglés.

De Gaulle fue acusado de traidor y la causa de la resistencia francesa estuvo a punto de sucumbir en su nacimiento. Solo la entereza del general De Gaulle y su fuerza de voluntad pudieron sobreponer tal golpe y coronar con éxito, años después, una de las gestas de liberación más duras y sangrientas del siglo XX (que se inició con el desembarco a Normandía) y una de las carreras políticas más exitosas de la historia.

saulgodoy@gmail.com

Continuaremos.....


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