Un nuevo escándalo internacional golpea el prestigio de Venezuela. El 13 de mayo de 2011, Die Welt, un conocido diario alemán, relanzó con grandes titulares una vieja noticia puesta a circular por ese mismo periódico, el 8 de diciembre de 2010, cuando señaló la existencia de varios acuerdos secretos firmados entre Irán y Venezuela, durante el viaje de Hugo Chávez a Teherán ese año, que tendrían por finalidad construir en la península de Paraguaná una base de misiles de alcance intermedio. Ese diario, generalmente bien informado sobre el Medio Oriente, amplió la noticia con detalles realmente preocupantes: la base sería operada por militares iraníes y venezolanos y equipada con misiles Shahab 3 y Scud B y C con un alcance que va desde 300 a 1.500 kilómetros.
Esta delicada noticia, como era de esperarse, dio la vuelta al mundo. Titulares en varios medios de comunicación la hicieron circular. En particular, el Miami Heraldprofundizó en ella haciendo nuevos delicados señalamientos: "Fuentes de inteligencia dijeron que personal iraní inició el proceso de construcción de bases militares en Venezuela desde hace ya varios años...Uno de los búnkers subterráneos más importantes habría sido construido cerca de la localidad de Zaraza, al este del estado Guárico, donde Irán ya habría almacenado parte de los misiles... En Valencia, hay otro búnker, es más pequeño, pero también fue construido para albergar armamento. Ahí tienen cierta cohetería, misiles tierra-aire, aire-aire y de mediado alcance...".
Elías Jaua, vicepresidente de Venezuela, en un acto de graduación de la primera promoción de oficiales de milicia, desmintió escuetamente la noticia. Sus palabras fueron las siguientes: "Esta noticia ya había sido lanzada en días anteriores para seguir agrediendo a Venezuela. Aquí hay un pueblo organizado para defender el territorio nacional. Nosotros desmentimos que en Paraguaná exista alguna base extranjera. Lo prohíbe nuestra Constitución. Nosotros mostraremos parte del equipamiento que nos va a llegar. El presidente Chávez defenderá la soberanía nacional y no permitirá que desde Venezuela, un grupo de oficiales retirados acompañen campañas de comunicación contra nuestro país"...
Este debate, que recién se inicia, debe ser un punto de importante reflexión para los venezolanos y los miembros de la Fuerza Armada en las próximas elecciones. Lo primero a señalar es que yo no he tocado el tema en ninguna de mis intervenciones, ni tampoco conozco si la noticia en cuestión es cierta o falsa. Lo que mantengo es que esta discusión debe orientarse de otra manera. Lo importante es evaluar si la política exterior de la revolución bolivariana, dirigida fundamentalmente por Hugo Chávez, compromete o no nuestra soberanía nacional y el destino de Venezuela. No creo que ningún padre de familia, y los militares lo son, desee que sus hijos vivan una situación de violencia como la que enfrentan Iraq, Libia y Afganistán.
La primera responsabilidad de un jefe de Estado es evitar conducir a su país a enfrentamientos innecesarios. Los casos de Saddam Hussein, Muamar Gadafi y Mullah Omar son, en estos tiempos, emblemáticos. Condujeron a sus pueblos a largas guerras que sólo dejaron atraso y sufrimiento. En la América Latina también tuvimos un ejemplo doloroso. El caso del general Manuel Antonio Noriega. Sus imprudencias, su egolatría y fundamentalmente su relación con el narcotráfico condujeron a la inaceptable invasión de Panamá por Estados Unidos. Sus amenazas altisonantes, con machete en la mano, de que moriría en las calles de Panamá defendiendo la soberanía de su país terminaron en una vergonzosa rendición y en la muerte de casi tres mil jóvenes panameños.
Venezuela ha conducido, en estos últimos años, una aventurera política exterior con un claro objetivo: exportar la revolución bolivariana a la América Latina. Ese esfuerzo ha tenido algunos éxitos: Bolivia, Ecuador y Nicaragua. También estruendosos fracasos: Colombia, México y Honduras. Su principal bandera ha sido el enfrentamiento con Estados Unidos. Sin ningún sentido, nos hemos dedicado a ofender permanentemente a un país que es, al mismo tiempo, nuestro primer socio comercial. Además, Hugo Chávez disfruta inmiscuyéndose en sus objetivos nacionales como si fuéramos una gran potencia. ¿Tiene sentido tomar partido en el conflicto árabe-israelí? Sin duda que no. Creo que la noticia de los misiles tiene mucho que ver con este absurdo.
fochoaantich@gmail.com
La verdadera revolución
La amenaza venezolana
Si se comprobara la denuncia del diario alemán Die Welt sobre la confabulación iraní-venezolana para la instalación de una base de misiles de mediano alcance en Venezuela, se confirmaría a la vez que Hugo Chávez es el gobernante más hipócrita de la época. Y uno de los más peligrosos.
El año pasado, convertido en fiscal público, Chávez logró que se abortara la presencia de militares estadounidenses en bases de Colombia, argumentando que esa injerencia desestabilizaría la región. Sin embargo, fue él quien desafió la paz regional, convirtiéndose en el mayor comprador de armas entre países en desarrollo, permitiendo a la Guardia Revolucionaria Iraní instalarse en su territorio para construir bunkers en la Península de Paraguaná y manteniendo una fuerte alianza con las narcoguerrillas colombianas de las FARC.
Aunque el gobierno venezolano se victimice con creativas teorías conspirativas, existen evidencias en su contra. La principal fue ratificada el 10 de mayo por el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos en Londres, basado en un análisis de los archivos digitales que el ejército colombiano le incautó a las FARC en Ecuador, durante la "Operación Fénix" de 2008. El instituto reveló que el gobierno venezolano ofreció 300 millones de dólares, refugio, armas y apoyo diplomático a favor de las guerrillas, a cambio de entrenamiento a militantes, asesinato de opositores y protección ante una eventual invasión de EEUU.
La denuncia del Die Welt, basada en "servicios de inteligencia occidentales", no es descabellada. La injerencia del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad en Venezuela se solidificó en el último lustro. Se sospecha que los vuelos semanales de la ruta Teherán-Caracas, más que pasajeros, trasladan uranio e informes de inteligencia; que aumentó la compra de pertrechos militares y que los persas encontraron en el chavismo, la llave para entrar en los mercados del ALBA con mercancías e ideología antisemita.
La intromisión embustera de Chávez en la región, no se agota en lo militar. También ha teñido de ilegalidad varios procesos electorales, bajo la seducción de una billetera repleta de petrodólares. El candidato peruano Ollanta Humala está ahora pagando las consecuencias frente a su contrincante Keiko Fujimori de cara a las elecciones del 5 de junio, desde que se le acusa de haber recibido valijas llenas de efectivo para su campaña de 2006. Maletas similares empañaron la anterior campaña de Cristina Kirchner en Argentina, la de Fernando Lugo en Paraguay e hicieron que al hondureño Manuel Zelaya lo echaran en pijama, cuando procuraba cambiar la Constitución para eternizarse en el poder.
Los dineros de Chávez también aderezaron otras reformas constitucionales y campañas como la de Evo Morales y Rafael Correa, quien habría recibido fondos de las FARC en 2006 por lo que está siendo investigado por la Fiscalía ecuatoriana.
Chávez, asimismo, es el mayor sostén de los gobiernos de Daniel Ortega en Nicaragua y los hermanos Castro en Cuba. En todos los casos, se trata de alianzas estratégicas para intercambiar desde enfermeros y estudiantes, hasta ideología y servicios de inteligencia. También para cerrar, comprar o expropiar medios de comunicación independientes, hacer propaganda, controlar a la justicia o sembrar planes para desbaratar a la oposición.
Hasta ahora, Chávez ha maniobrado con destreza sorteando acusaciones directas que lo involucren. En cuanto a los misiles iraníes, la comunidad internacional no debería aceptar desmentidos, sino exigir pruebas fehacientes de que no existen. En el caso del abierto respaldo a las criminales FARC, y pese a que la Corte Suprema colombiana desestimó el contenido de las computadoras de la guerrilla como evidencias procesales, los tribunales internacionales tienen pruebas suficientes para enjuiciarlo, como la Corte Penal Internacional acaba de hacer con el libio Muamar al Gadafi. Y por su descarada infiltración desestabilizando elecciones ajenas, se debería expulsar a Venezuela de organismos multilaterales y aplicarse sanciones que constan en la Carta Democrática Interamericana.
Aunque algunos de sus colegas, como el presidente colombiano Juan Manuel Santos, lo justifiquen equívocamente como a su "nuevo amigo", la injerencia hipócrita de Chávez no atrajo mucha amistad para la región. Las pruebas demuestran que el doblez de Chávez, si algo está generando, es enemistades, inestabilidad y debilitamiento democrático.
trottiart@gmail.com
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