Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

jueves, 25 de agosto de 2011

EL ORO, REY DE LOS METALES


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El oro, las reservas... y la puericia

Soñar que Rusia y China son sus aliados, creer que se trata de enemigos de Occidente

EMETERIO GÓMEZ | EL UNIVERSAL
domingo 28 de agosto de 2011 12:00 AM
Aún hoy, a casi 80 años de su eliminación, hay gente que añora el Patrón Oro como mecanismo de emisión de dinero. Y parecieran tener un argumento sólido: mientras reinó dicho mecanismo... ¡¡no hubo inflación!! Hubo más bien deflaciones, caídas sostenidas de los precios. Ambas se alternaban, generando así un fenómeno por demás positivo: el control inflacionario a mediano y largo plazo. Una sana estabilidad que se esfumó junto con el Patrón Oro y, más aún, con su sustitución por los Bancos Centrales. Estos hicieron de la emisión de dinero una decisión plenamente libre y voluntaria de los seres humanos; no atada a ningún respaldo en oro y, en última instancia, no atada a nada.

Pero los que añoran el Patrón Oro olvidan la razón poderosa de su eliminación y de su reemplazo por la Banca Central: la tasa de crecimiento de la producción de oro en el mundo era ya -para la década de los 30 del siglo XX- muy inferior a la tasa de crecimiento de la producción de bienes y servicios; con lo cual era fácil prever el flagelo terrible que azotaría a la humanidad, si no se prescindía del oro como respaldo del dinero, un mal mucho peor que la inflación sistemática: ¡¡la deflación, también sistemática!!

Las Democracias Occidentales -apoyadas en Keynes- optaron por el mal menor: la inflación. Y, efectivamente, entre 1945 y 1980 esta fue una amenaza para los países del Primer Mundo. Por suerte, en los años setenta Milton Friedman impuso sus ideas acerca de la necesidad de usar todo el poder del Estado (el mismo que Keynes usó contra el desempleo) para combatir la inflación: se trataba de imponerle a los Bancos Centrales la restricción de la oferta monetaria. Friedman triunfó, el flagelo inflacionario -en el Primero y en el Tercer Mundo- pasó a ser un recuerdo desagradable; y hoy, la gran mayoría de los países tienen una inflación anual igual a la de Venezuela... pero mensual.

Sirva todo ello como marco para dos o tres comentarios sobre la inmensa alharaca que Chávez armó alrededor de la reubicación de nuestras Reservas Internacionales:

1) Lo ya mencionado: que desde hace 80 años, desde el abandono del Patrón Oro, este precioso metal no juega más que un papel simbólico en la emisión de dinero. Es decir, que el control de la inflación depende en lo esencial de la firmeza de los Bancos Centrales -y, en última instancia, de los Gobiernos- para contener sus emisiones monetarias.

2) Que con el oro en Londres o aquí, Chávez va a seguir manteniendo una Política Monetaria irresponsable: la que él mismo inauguró con aquel famoso millardito de dólares que le pidió al Banco Central. Un error monstruoso que aún se mantiene: el creer que las Reservas Internacionales son -no el respaldo de la moneda, sino- los ahorros del país, y que podemos en consecuencia gastarlos cada vez que se nos ocurra.

Y, 3) lo más grave, lo realmente grave, más allá de la cortina de humo de la repatriación áurea: el traslado de nuestras reservas operativas a Rusia y China, la Ruptura Monetaria de Chávez con las democracias occidentales. Un hecho político, mucho más que económico; pero, sobre todo, un hecho marcado, estigmatizado, por ese tinte profundamente ingenuo y, más que ingenuo, infantil, absolutamente pueril, que caracteriza a nuestro enfermito: el soñar que Rusia y China son sus aliados, el creer -en la cúspide de la puericia- que se trata de enemigos de Occidente, cuando ambos países están viniéndose desesperadamente hacia el capitalismo. (Puericia: "periodo que va de los 7 a los 14 años", según el Diccionario de la Real Academia Española).

http://emeteriogomez.wordpress.com


sábado 27 de agosto de 2011

POR UN PUÑADO DE ORO

Rafael Marrón González - ATV

Y de repente toda la magalla cuidadosamente estructurada por Fidel, comenzó a desmoronarse por culpa de unas células que enloquecieron luego de años de largas horas de Aló, Presidente, con la próstata aplastada y la vejiga dilatada a fuerza de esteroides, sin poder excretar las toxinas acumuladas por la falta de sueño, la ingesta desmedida de adulancia contaminada, comida gourmet de madrugada, las noches sin mujer, cigarrillos a montón y güisqui etiqueta azul a discreción, aderezado con amargura por no poder confiar sino en Fidel, que lo que quiere es verle el hueso a la chequera petrolera venezolana.
Y la bomba hizo metástasis en susto traducida. Y el corre y corre con su característico ¿dónde me meto? y cosas así, que se estilan en la angustia de esas horas, al filo de la madrugada, en las cuales el sueño huye como ya lo quisieran físico los corruptos de la alianza espantosa que ha sumido a la otrora orgullosa Venezuela en la vergüenza, la miseria y la desolación. Y, lo peor para el hipo producido por el miedo, no poder contar con el soborno petrolero, pues la producción futura de PDVSA está hipotecada y la poca presente ya está pagada y consumida, y los venezolanos vivimos del fiado y comemos gracias a los gringos. Y las cacareadas reservas internacionales no son más que unos seis mil y pico de piches millones, quizá menos si les espulgamos el papelero, que no alcanzan para la repartición proporcional del enriquecimiento ilícito que había mantenido, por ahora, cohesionado a ese falaz grupo de codiciosos que cuadran las cuentas con un displicente 7x7 = 36. Y en plena crisis de desesperación, cuando todo parecía perdido, alguien gritó: ¡Oro! Y Chávez, con los ojos batientes: ¿Oro? ¿Dónde? ¿Quién tiene? Y Fidel, demostrando su zorruna voracidad, apuntándolo con el huesudo dedo de condenar a muerte a todo negrito que intente escapar del mal de la felicidad, lo sorprendió con la información sobre su propiedad de una mina de oro, por allá por el estado Bolívar profundo, cuya penuria lo está borrando del mapa, que está colocada en el puesto 15º en la tabla de propietarios de oro, con 365.8 toneladas, y como el muchacho es llorón y Fidel que lo pellizca: – ¡nacionalícenmela ya! – está nacionalizada, mi presi - ¡nacionalícenla otra vez! - y, además – en demostración de su conocimiento de hasta la ultima puya venezolana - Fidel le reveló los depósitos del preciado metal que mantiene Venezuela en tales y cuales bancos de USA y Europa, que con pelos y señales, le dijo, suman 211,35 toneladas – en realidad son 211,36 según un acucioso investigador, lo que da razón a Laureano sobre la merma del tonelaje a medida que transitará de mano uñosa a mano peluda. La contentura por tan extraordinario descubrimiento, luego de doce años de co-gobierno y de haber metido preso a quienes protestaron la entrega de las Cristinas a las transnacionales, lo llevó a dar saltos de bucanero que le desprendieron la sonda y le aflojaron el canuto, en medio del samplegorio nacional e internacional: Porque es nada desdeñable el negocito comisional derivado de transportar 16 mil 908 lingotes de oro de 400 onzas cada uno hasta la estrecha bovedita del BCV o, como más de un mal pensado hemos sospechado, hacia la haciendita personal del pillastrín de Fidel, para que lo proteja de todo mal como cuidó Stalin el de los comunistas españoles.

¿Oro para filibustear?

Si es correcta o incorrecta tal decisión o si es para financiar la crisis derivada de un autogolpe o para continuar la revolución luego del revolcón del 2012 – que ya comenzó con la paliza que les dio Henry Arias en Alcasa - lo dirá el tiempo, que es un océano donde solo flota la verdad, pero lo que sí es seguro es que zamuro come bailando, y conociendo las malasmañas de estos revolucionarios de alpargatas Luis Vuiton, cuyo poder peligra por la carencia de dólares imperiales, porque son líderes en cuanto billete y fusil, esa oramentazón corre el riesgo parejo: ¿Mosca que hay mucho pillo? Por ahora se descubrió el tejemaneje gracias al patriotismo de algunos funcionarios que pusieron el punto de cuenta que autorizaba la operación “oro pa´l buche” en manos de la oposición. Y después de olla destapada no vale Caridad del Cobre. Se les enchiqueró la fiesta y el Fidel sufrió un patatús al verse descubierto. Pero ya encontrará esta gente ducha en tejemanejes, la forma de ir alborotando el cotarro hacia otra insustancialidad, para llevar a cabo, con alevosa nocturnidad, y “piano, piano”, como dijo el Merentes, la operación “lingote pa ti, lingote pa´mí”. Mientras tanto Chávez se conformó con acariciar y darle besitos, en cadena nacional, a un soberbio lingotote de doce kilos – “al oro debemos solícito amor” - informando al país que “en el pasado, a él no lo dejaban ni siquiera tocar las barras”. ¿En cuál pasado sería eso? Porque de doce años para acá ha tocado todo lo que le ha dado la gana. Ni la sagrada osamenta de Bolívar se ha salvado de su desaforada tocadera. ¿Y se le iba a salvar el oro? ¡Era que no sabía!


Capitulo I: 1. EL oro y su influencia en la historia de la humanidad.

1.1. Recorrido por el Mundo.

El oro fue el primer metal que llamo la atención del hombre, ya que es uno de los pocos que se encuentra en la naturaleza en un estado relativamente puro y resiste la acción del fuego sin ennegrecerse o experimental ningún tipo de daño.

En la época del neolítico el hombre alcanzo el hacha de piedra, la domesticación del perro, el cultivo de cereales, vivió principalmente de la caza y al fin de la época comenzó a sustituir a la piedra por el metal: no se sabe como llego a este resultado; pero es probable qué recogiera primeramente los metales que aparecen puros en la superficie de la tierra; el Oro, la plata y el cobre.

El oro esta indisolublemente ligado a las civilizaciones, del Hemisferio oriental, y la historia relata siglo tras siglos. Como las naciones han escalado las cimas mas alta de poder. Así encontramos en Egipto, a fines del paleolítico, seis milenio antes de nuestra era, principio la edad del oro.

El oro de Egipto, en esa época, provenía de nubia, al Sur del Sudan, donde los placeres auríferos cubrían extensas Áreas cuadradas fueron trabajados hasta una profundidad de dos metros. Es muy probable que la minería de esos placeres auríferos comenzara en esa región hace unos 600 años. Mas tarde en esa región se comenzó a trabajar los filones auríferos. Los primitivos instrumentos utilizados en esos comienzos de la minería de subsuelo fueron martillos de Piedra. Los primeros trabajos mineros para la extracción del oro en Nubia, de que se tiene noticias, provienen de los monumentos de la cuarta dinastía, referente a un mineros lavando oro.

En Egipto se han hallado los documentos mas antiguos sobre el oro, va que el signo que lo representa aparece en diversas inscripciones de la época de las primeras dinastía mefeticas, y no solo esto, sino que parece ser que Egipto fue la mayor potencia aurífera de los tiempos antiguos.

En Egipto se desarrolla la metalúrgica del oro y la técnica minera., hasta alcanzar un nivel elevado durante la dinastía de los Ptolomeos, tras la conquista de Alejandro Magno.

En Mesopotámia, el oro era conocido y explotado antes de ser conquistado hacia el año 2000 A.C., Se ignora de que parte de Caldea procedía el oro. Persia, Armenia y Fenicia fueron productores de oro muchos antes de nuestra era. Persia era rica en metales preciosos. Ciro y Darío, en el Siglo VI a. C, reciben tributo en forma de oro hasta el punto

que alcanzaron un gran poder tanto en el interior como en el exterior del país. Los fenicios obtenían su oro valiéndose de transacciones con los pueblos que visitaban. El mismo Herodoto relata que los Cartaginenses navegaban por la costa occidental de África a fin de cambiar sus mercancías por oro en los pueblos ribereños.

En el siglo IV d.C. aumento la circulación del oro particularmente en la forma de moneda; este incremento se debió en la época de Constantino cuando se insistía en que el pago de los impuestos y otras deudas al gobierno se efectuaron en oro.

En la conquista de los Árabes en el Medio Oriente(Persia, Siria) en el siglo VII D.C. circulando en Europa Occidental.

El establecimiento de la moneda oro de gran pureza. Con el descubrimiento de América, a fines del siglo XV, se inaugura la Edad Moderna, vuelve abundar el metal. México, chile y Bolívar produjeron grandes cantidades de oro que enriquecieron los capitales de Europa durante los siglos XVI, XVII, Y XVIII.

EL ORO, REY DE LOS METALES

Hace mucho tiempo que el oro fue advertido por el hombre, seguramente, en forma de refulgentes pepitas amarillas en la arena de los ríos.

Puede aprenderse mucho de curioso e ilustrativo siguiendo la historia del empleo del oro en los complejos caminos del progreso de la humanidad. Desde la propia cuna de la cultura humana hasta las guerras imperialistas, con el oro están ligadas las empresas bélicas, las conquistas (le continentes enteros, la lucha de varias generaciones de pueblos, los crímenes y la sangre.

En las antiguas sagas escandinavas el oro juega un enorme papel; y la lucha de los Nibelungos es la lucha por liberar al mundo de la maldición y el poder del oro. El anillo forjado con oro del Rin simboliza el principio del mal. Sigfrido, a cambio de su vida, debe librar al mundo del dominio del oro y derrocar los dioses de Walhalla.

En la poesía épica helénica existe el mito del viaje de los argonautas a Cólquida en busca del vellocino de oro.

Allí, en las costas del mar Negro, en la Georgia actual, ellos debían hallar el vellocino, pieles de carnero cubiertas de polvo de oro, y arrancárselas al dragón guardián.

En las antiguas leyendas griegas y papiros egipcios puede leerse sobre la lucha por el oro en el mar Mediterráneo. El rey Salomón, para construir el célebre templo de Jerusalén, tenía que conseguir una enorme cantidad de oro y emprendió una serie de campañas contra el antiquísimo país de Ophir, que inútilmente buscan los historiadores en las fuentes del Nilo o en Etiopía. Algunos opinan que la palabra "Ophir" significa en realidad "riqueza" y "oro".

Existe una leyenda sobre las hormigas que extraían oro. Conócense muchas versiones de esta leyenda en la interpretación de distintos investigadores.

Figura 24.1 Los argonautas en Cólquida (antigua denominación de Georgia), examinando el vellocino de oro. Grabado antiguo

Le sirvió de fundamento el relato de cómo una tribu de la India vivía en un desierto arenoso en el que había hormigas del tamaño de zorros. Estas hormigas arrojaban desde el fondo de la tierra, junto con la arena, gran cantidad de oro, en busca del cual acudían los habitantes con camellos. Heródoto confirma este relato; algo parecido escribía Estrabón el año 25 antes de nuestra era. Plinio da una versión algo diferente, pero, en todo caso, los escritores europeos y árabes más de una vez volvieron a ese tema aún en la Edad Media. Hasta el momento actual no existe una explicación exacta de esta leyenda; la aclaración más aceptable es la de que en sánscrito la palabra "hormiga" y la palabra "grano" (oro de aluvión) se expresan por el mismo sonido. En este parecido de las palabras "grano de oro" y "hormiga" se funda, por lo visto, el origen de la leyenda.

Magníficos objetos de oro se guardaban en los antiguos tesoros de las épocas escíticas en el sur de Rusia. Estas admirables labores de los artífices escitas, representando lo más frecuente animales salvajes en furiosos movimientos, se conservan en el Museo de la Ermita junto a las labores de oro, tan finas como, aquellas de los tesoros siberianos.

El oro siempre jugó un papel inmenso en la mente de los antiguos. Los alquimistas le dieron el signo del sol. Al tiempo que los pueblos eslavo, germánico y finlandés tenían en la raíz de esta palabra las letras G, Z, O, L (zóloto, gold), los pueblos indo-persas ponían las letras A, U, R, de donde procede la palabra latina "aurum" de la que los químicos tomaron el símbolo químico actual del oro, Au.

Los lingüistas han efectuado investigaciones especiales sobre el problema de la denominación del oro y determinación de la raíz de esta palabra. Estos investigadores se esforzaron por hallar los nidos en que se encontraba el oro en el mundo antiguo.

Figura 24.2 Peine de oro con representación de un combate de los excitas con los griegos. Cultura de los siglos V, final del IV antes de nuestra era. Túmulo de Soloj (RSS de Ucrania). Se conserva en el Museo Nacional de la Ermita

Es interesante señalar que en Egipto sirvió de jeroglífico para el oro la representación de un pañuelo, saco o balde, lo que por lo visto habla de los métodos de obtención del oro en los placeres.

El oro se distinguía por su calidad y color. Sus fuentes en Egipto eran las arenas, cuyo emplazamiento se señala con todo detalle en varios escritos antiguos. Fue hallado oro en distintos lugares del noroeste de Egipto, por las costas del mar Rojo, en las arenas de antiguos granitos en la región del Nilo y, principalmente, en la región de Kosseir. Los textos antiguos indican numerosos puntos de extracción de oro. También existían antiguas excavaciones en los desiertos de Arabia y Nubia. Las minas de oro se constatan ya 2-3 mil años antes de nuestra era.

En escritos posteriores, las explotaciones auríferas fueron representadas y descritas maravillosamente por muchos autores. En una serie de textos se indica que el oro se halla ligado a rocas blancas brillantes (por lo visto, vetas de cuarzo), que ciertos autores antiguos denominaron incorrectamente con la palabra griega "marmoros". Se conocen los precios, extracción, métodos de explotación, etc.

Figura 24.3 Concreciones nodulares de oro. Kachkar. Urales Meridionales

El descubrimiento de América en el siglo XV constituye una nueva página en la historia del oro. Los españoles trajeron de América una cantidad grandiosa de este precioso metal, que obtuvieron por el saqueo militar, e inundaron de oro Europa.

A principios del siglo XVIII (en el año 1719) fueron descubiertos ricos placeres auríferos en las arenas del Brasil. Comenzó por doquier la "fiebre del oro" y se inició la búsqueda de este precioso metal en otros países. A mediados del mismo siglo en Rusia, cerca de la ciudad de Ekaterinburgo (hoy Sverdlovsk) fueron hallados los primeros cristales de oro en rocas de cuarzo. Un siglo más tarde en Norteamérica, el año 1848, se hizo un descubrimiento admirable: en el Lejano Oeste, tras el límite de las Montañas Rocosas, cerca de la costa del Océano Pacífico, en la entonces aún misteriosa California fueron descubiertos yacimientos de oro por un tal John Sootter que murió después en la indigencia.

Figura 24.4 Ejemplares de oro cristalino en forma de filamentos a modo de ganchos y espirales

Allá se lanzaron los buscadores de oro; caravanas enteras de carros uncidos con bueyes se dirigían al Oeste en busca de nueva fortuna. No pasaron cincuenta años cuando se descubrió oro en Klondike en la península de Alaska, que tan irreflexivamente y a tan mísero precio fue vendida por el gobierno de la Rusia zarista a los Estados Unidos de América.

Figura 24.5 Lavado de arenas auríferas en la antigüedad. Grabado antiguo

De los relatos de Jack London sabemos cómo transcurrió la lucha por el oro en Klondike. Se conservan fotografías de las "serpientes negras" abriéndose camino a través de las cumbres nevadas y vastos espacios de las montañas polares: eran torrentes continuos de gente que cargaba sobre sus espaldas o en pequeños trineos sus bártulos, arrastrada por la idea de regresar con montones de oro.

En 1887 fueron descubiertos los primeros placeres auríferos en Africa del Sur, en el Transvaal, pero esta riqueza no trajo la felicidad a los bóers que la descubrieron. Después de una lucha prolongada y sangrienta, Inglaterra consiguió conquistar este país y casi destruyó al pueblo libre de los bóers. Actualmente se obtiene en el Transvaal más del 50 % de toda la extracción mundial de oro. También hay oro en Australia.

Muy específica fue la historia de la conquista del oro en Rusia. El año 1745 en los Urales, cerca de Ekaterinburgo, en el río Beriózovka, fue descubierto por el campesino Eroféi Márkov oro en filones. También en los Urales fueron descubiertos en 1814 los primeros placeres auríferos por el capataz Brusnitsin, que organizó su explotación. Así, la cuna de la industria del oro rusa son los Urales. En la segunda mitad del siglo XIX causó sensación el descubrimiento de yacimientos en el río Lena, en Siberia. Estas eran riquezas fabulosas a las que se lanzaron aventureros de toda índole y de todos los países. Unos ponían jalones y vendían parcelas; otros, en las difíciles condiciones de la taigá, lavaban oro y regresaban ricos; otros extraían oro y se bebían en el sitio las ganancias; y otros, la mayoría, perecían de escorbuto y por las inclemencias del tiempo.

Aún mayores riquezas fueron halladas a principios de la segunda década de este siglo en el Aldán.

Tuve ocasión de conocer a un buscador de oro que trabajó durante los primeros años después del descubrimiento de los célebres placeres del Aldán. Me describió el fluir de aventureros huidos de los ejércitos blancos, que lo abandonaban todo para penetrar en el curso alto de dicho río y enriquecerse con el oro. Me contó de un sacerdote que dejó su parroquia y con enorme trabajo alcanzó el curso superior de este río, armó una balsa y atravesó lugares casi inaccesibles, donde lavó 25 "puds" (400 kilogramos) de este precioso metal.

Figura 24.6 Primeras explotaciones de cuarcitas auríferas en el Transvaal

Relataba después cómo llegó al Aldán el Poder soviético y la región de los placeres auríferos, denominada "comarca de oro y lágrimas", se convirtió en una base para el suministro planificado de valuta al País Soviético. Después se descubrieron muchos otros ricos yacimientos. Así se desenvolvió gradualmente la lucha por el oro en la historia de la humanidad. Más de 50.000 toneladas de este metal han sido extraídas y, aproximadamente, la mitad fue a parar a los bancos, donde se concentraron más de 10.000 millones de rublos oro. Los progresos de la técnica fueron permitiendo obtener cada vez más cantidad de metal, pasando de los minerales ricos a los pobres.

Al principio se emplearon sencillos procedimientos artesanos de obtención, lavando la arena en cubetas, azafates y más tarde en las "americanas" 1 , que se extendieron por todo el mundo después del hallazgo de oro en California.

Figura 24.7 Extracción de arenas auríferas en pozos sin entibar por medio de tornos movidos por fuerza animal. Forma habitual de mecanización en la Rusia de antes de la Revolución

Posteriormente empezáronse a explotar los yacimientos por el método hidráulico, con potentes chorros de agua y disolviendo las pepitas pequeñas de oro en soluciones de compuestos cianúricos. Finalmente se aprendió a separar el oro de las duras rocas fundamentales que lo contienen empleando los más perfeccionados procedimientos de extracción en enormes fábricas de enriquecimiento.

La humanidad toma todas las medidas para conservar el oro reunido y lo guarda bajo llave en las cajas fuertes de los bancos estatales; y los buques que transportan oro van acompañados por una escolta de navíos de guerra. Como moneda, el oro se retiró de la circulación porque se desgastaba muy pronto y se perdía. El hombre extrajo durante los milenios pasados de su cultura y vida económica no más que una millonésima parte del oro que contiene la corteza terrestre. Entonces, ¿cómo es que la gente hizo del oro su ídolo, base de riqueza? No cabe ninguna duda que el oro posee una serie de particularidades notables. Es el representante de los "metales nobles", es decir, metales que no se alteran al aire libre, conservan su brillo refulgente y no se disuelven en los disolventes químicos habituales. En efecto, sólo son capaces de disolver el oro los halógenos en estado libre, como el cloro o el agua regia (que consiste en una mezcla de tres partes de ácido clorhídrico y una parte de ácido nítrico), así como algunas sales venenosas del ácido cianhídrico.
Figura 24.8 En los placeres auríferos. Draga eléctrica que trabaja basta una profundidad de 25 metros
El oro se distingue por su gran peso específico. Al igual que los metales del grupo del platino, es uno de los elementos más pesados de la corteza terrestre, siendo su peso específico 19,3. Se funde con relativa facilidad, calentándolo a una temperatura algo superior a mil grados, pero, en cambio, es muy difícil transformarlo en vapor volátil. Para alcanzar su punto de ebullición, hay que calentarlo hasta 2.600°. El oro es muy blando y se moldea muy bien; su dureza no es mayor que la de los minerales más blandos y en estado puro puede arañarse con la uña.

Los químicos determinan el oro con gran precisión. Es suficiente la presencia de un átomo de este elemento entre miles de millones de átomos de otros metales para que pueda ser identificado en los laboratorios (es decir, basta para su determinación 1 ´ 10 -10 gramos). Tal cantidad de substancia no puede ser pesada por ninguna de las balanzas de que dispone la técnica actual.

No es poco el oro que hay en la corteza terrestre, pero se halla muy diseminado; en la actualidad, los químicos calculan que la proporción de oro en la Tierra es aproximadamente de cinco cienmilloriésimas por ciento. ¡Pero la plata, que se considera como metal mucho más barato, existe sólo dos veces más en la corteza terrestre! Lo más notable es que el oro se encuentra en la naturaleza por doquier. Se le ha hallado en los vapores incandescentes de la atmósfera solar, se le encuentra (cierto que en menos cantidad que en la Tierra) en los meteoritos y, también, lo contiene el agua del mar. Los últimos experimentos de precisión muestran que la cantidad de oro en el agua del mar es de cuatro diezmilmillonésimas partes, es decir, que en un kilómetro cúbico de agua marina hay 400 kilogramos de oro.

El oro se halla en el granito, se acumula en las postreras masas fundidas de los magmas graníticos, penetra en las vetas calientes cuarcíferas y allí, junto con otras combinaciones sulfurosas, principalmente de hierro, arsénico, cinc, plomo y plata, cristaliza a temperaturas relativamente bajas (cerca de 150-200°C).

Figura 24.9 Los excavadores abriendo un arenal aurífero
Así se forman los grandes depósitos auríferos. Al destruirse los granitos y vetas de cuarzo, el oro se dispersa y gracias a su estabilidad y alto peso específico se reúne en las capas bajas de las arenas. Sobre él casi no influyen las soluciones químicas acuosas que circulan por las capas de la corteza terrestre.

Mucho y largo tiempo hubieron de trabajar los geólogos y geoquímicos para llegar a aclarar el destino del oro en la superficie terrestre. Investigaciones precisas demostraron que también aquí "peregrina".

No sólo se desmenuza mecánicamente hasta dimensiones submicroscópicas y en tal forma es arrastrado por los ríos en cantidades enormes, sino que en parte se disuelve, sobre todo en los climas meridionales donde los ríos contienen mucho cloro, recristaliza y va a parar a las plantas y al suelo. Se ha demostrado experimentalmente que las raíces de los árboles absorben oro para su madera. Hace varios años los científicos demostraron que en los granos del maíz hay oro en cantidad bastante considerable. Pero aún más oro se concentra en las cenizas de ciertos tipos de hullas, donde su cantidad llega a un gramo por tonelada de ceniza.

De este modo vemos que el oro recorre un camino complicadísimo en la corteza terrestre antes de ser extraído por el hombre. Pero de todas formas, por más que se haya esforzado durante más de 2.000 años la mente humana en la lucha por la obtención de oro, y por grandes que sean determinadas empresas auríferas, la historia completa de este metal nos es desconocida.

Figura 24.10 Cubas enormes en donde se disuelve el oro por el método de cianuración
Nuestros datos sobre el destino del oro disperso son tan escasos, que no podemos establecer una cadena completa con eslabones aislados de su "peregrinación". ¿Dónde fue a parar el oro arrastrado por las aguas hasta los mares y los océanos después del proceso de erosión de grandiosas cordilleras y peñas graníticas, dónde desapareció el oro del gran mar de Perm, que dejó en las costas de los Urales tan ricos sedimentos de sales, calizas y betúmenes?

A los geoquímicos y geólogos les queda aún mucho trabajo por hacer. Sin embargo el futuro del oro no es la permanencia en los depósitos de los bancos ni su participación en los juegos de los corredores de bolsa y de los capitalistas, su futuro es el uso amplio en las ramas más diferentes de la ciencia y la industria soviéticas, en la industria precisa de electrotecnia y radiotecnia, en dondequiera que se necesite un metal de alta electroconductibilidad y de características constantes resistente contra cualesquier reactivos químicos.

De los depósitos y las cajas fuertes el oro, como metal eterno, pasará a las fábricas y a los laboratorios.


1 Tinas largas y estrechas con umbrales transversales que sirven para retener el oro.


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