Julio César Pineda ||
Good bye, Gaddafi
A los 27 años de edad, el joven militar Gaddafi, inspirado en el socialismo panarábico creado por el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, dio un golpe de Estado al rey Idris. Eran tiempos en que Libia podía con su petróleo convertirse en una potencia en el norte de Africa y en el Mundo Arabe, diferente a la visión del delegado de la ONU cuando éste en 1951 reconoció al nuevo Estado libio a fin de evitar la hegemonía soviética o norteamericana y que señalaba que Libia no presentaba ninguna posibilidad de desarrollo. Con el petróleo, Gaddafi fortaleció su poder y moldeó a la nueva realidad dentro de un proyecto revolucionario donde fue mezclando el socialismo con el Islam. Por eso en 1971 dejó de lado todo intento de democracia occidental y se orientó hacia el lanzamiento de una nueva organización política bajo el esquema del "Libro Verde" en la denominada Tercera Teoría Universal, definida como superación del capitalismo y del marxismo.
Como Nasser y después como Saddam Hussein, Gaddafi no creía en las fronteras nacionales sino en la comunidad de Estados Árabes y en razón de la situación geográfica intentó realizar una Federación de Estados desde Mauritania hasta Pakistán, su primer intento fue en Libia, Egipto y Sudán 1979, luego Egipto y Siria en 1971, con Egipto en 1972, con Argelia en 1973, con Túnez en 1974, con Chad en 1981 y con Marruecos en 1984. Como Nasser y Saddam Hussein, fracasó en la unidad del Mundo Arabe por el espíritu caudillezco y autoritario con sentido mesiánico que han tenido estos líderes que privilegian la fantasía frente a la realidad.
El "Libro Verde" sustituyó la Constitución, cambió la bandera del país, eliminó el Parlamento y sometió el Poder Judicial. Las crisis petroleras de 1973 por la Guerra entre Israel y los árabes y en 1979 por la caída del Sha de Irán, incrementaron el precio del petróleo permitiendo a Libia inmensos recursos económicos y facilitar en lo interno con regalos y promesas, y a los países vecinos con facilidades petroleras instaurar el socialismo en la llamada nación sin Estado o Yamahiriya. Nacionalizó las grandes empresas y estableció la propiedad colectiva. Gaddafi y su familia se apoderaron del país, fue eliminando el ejército profesional especialmente después de 1987 al salir derrotado en la Guerra contra el Chad y creó las milicias populares importando mercenarios para frenar la crítica política que empezaba a funcionar en el país. Con la excusa de apoyar la causa palestina financió grupos terroristas incluyendo al venezolano Carlos El Chacal, vínculos con el terrorismo Irlandés y con el español de la ETA. Se le condenó por la explosión de un avión de Panam que estalló en Escocia, donde hubo 270 víctimas, llamado Caso Lockerbie y otro avión de UTA que causó la muerte a 170 personas, lo que generó sanciones severas de Naciones Unidas cuando era presidente del Consejo de Seguridad Diego Arria. En venganza, Gaddafi incendio la Embajada de Venezuela en Libia, aunque después indicó que fueron grupos radicales y procedió a la indemnización.
Bin Ladem, Al Qaeda y los atentados del 11 de septiembre, además del fuerte embargo occidental permitió a Gaddafi reingresar al sistema internacional en lo político, económico y especialmente en el comercio del petróleo, parecía que todo estaba absolutamente en orden para el futuro de Libia con los Gaddafi, ya había designado a su hijo Said Al Islam para sucederlo como líder, convirtiéndolo en Primer Ministro. Los 50.000 millones de dólares de la fortuna familiar y el entorno militar le garantizaban larga vida, como a todos los dictadores del Medio Oriente, pero la indetenible primavera democrática que empezó en Túnez se extendió a Egipto y a otros países de la región, también se llevó a Gaddafi por el medio. Ahora le toca al Consejo Nacional de Transición aprobar una nueva Constitución para Libia con el compromiso expreso de la libertad, la justicia y la democracia. Como todos los gobiernos y pueblos estamos con los rebeldes libios y reconocemos como legítimo representante de ese pueblo al CNT, como lo hicieron Colombia y Panamá. No podernos acompañar al presidente Chavez, quien se mantiene leal a su hermano y amigo Mohamar Gaddafi.
En el Medio Oriente se ha confirmado, aunque no conocían la democracia, que ésta se impuso, los dictadores deben estar temerosos porque los pueblos han despertado. Con más razón, en América Latina con tradición democrática no podrá haber más dictadura. Los Gaddafi tienen los días contados en cualquier lugar del planeta.
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