Oración Centrante
La Oración Centrante es un método diseñado para facilitar el desarrollo de la oración contemplativa, mediante la preparación de nuestras facultades para cooperar con este don del Espíritu. Es un intento de presentar las enseñanzas de épocas pasadas (i.e. "La nube del No Saber ") en una manera actualizada y para ponerle cierto orden y regularidad. Su objetivo no es el de reemplazar otros tipos de oración; simplemente coloca otros tipos de oración en una nueva y mas completa perspectiva. Durante el tiempo de oración consentimos a la presencia y la acción de Dios dentro de nosotros. En otros momentos nuestra atención se mueve hacia afuera para descubrir la presencia de Dios en todas partes.
La Oración se llama Centrante porque nuestra atención e intención está centrada en Cristo, El es el centro de nuestras vidas. A través de ella consentimos la Presencia y Acción de Dios en nosotros, preparándonos para recibir el don de la contemplación.
En este espacio desmantelamos nuestro "falso yo" producto de nuestros programas falsos de felicidad construidos por nuestras necesidades de: Seguridad y Supervivencia, Poder y Control, Afecto y Estima.
Permitimos que Dios sea el Terapeuta Divino que sana nuestras heridas.
Se recomiendan 2 períodos de 20 minutos al día.
Oración Contemplativa
La oración contemplativa es el desarrollo normal de los dones del bautismo y la práctica regular del Lectio Divina. Podemos creer que la oración es un pensamiento o sentimiento expresado en palabras. Pero esto es solo una expresión de la oración. La oración contemplativa es la apertura de la mente y el corazón - todo nuestro ser - a Dios, el Gran Misterio, mas allá de todo pensamiento, palabra o emoción. Abrimos nuestra percepción a Dios quien sabemos por la fe está dentro de nosotros, mas cerca que el aliento, el pensamiento, el escoger - mas cerca que la conciencia misma. La oración contemplativa es un proceso de purificación interna la cual nos guía, si consentimos, a la unión divina.
Trasfondo Teológico
El don de Pentecostés afirma que Jesus resucitado está entre nosotros como el Cristo glorificado. Cristo vive dentro de nosotros como El Iluminado, presente en todo lugar, en todo momento. El es Maestro vivo quien continuamente envía al Espíritu Santo a habitar dentro de nosotros y a dar testimonio de su resurrección, fortaleciendonos para experimentar y manifestar los frutos del Espíritu y de las Beatitudes tanto en la oración como en la acción.
La Oración Centrante está basada en la enseñanza de Jesús en el Sermón de la Montaña:
"Tú en cambio, cuando vayas a orar entra en
tu aposento y, después de cerrar la puerta
ora a tu Padre, que está ahí en lo secreto,
y tu Padre que ve todo te recompensará":
Mt. 6,6
Los textos que igualmente inspiraron la Oración Centrante fueron escritos por varios importantes contribuyentes a la Tradición contemplativa cristiana, tales como Juan Casiano, Francisco de Sales, Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Teresita de Lisieux, tomas Merton y el autor anónimo de "La Nube del No Saber"
Oración es Relación con Dios
La Oración Cristiana tiene sus raíces en la Palabra de Dios en las Escrituras y en la persona de Jesucristo. Dios toma la iniciativa.
La oración Contemplativa es la apertura de la mente y el corazón, nuestro ser total a Dios. Es un proceso de transformación interior, es una relación iniciada por Dios que nos lleva si nosotros consentimos a la Unión Divina.La Oración Centrante (oración de silencio), es un método para reducir los obstáculos al don de la Oración Contemplativa y para facilitar el desarrollo de los hábitos a responder a las inspiraciones del Espíritu y así profundizar nuestra relación con Dios.
Método de la Oración Centrante, un consentir a la Acción Divina
Facilita el desarrollo de la oración contemplativa, durante el tiempo de la oración, por la intensión de consentir la Presencia y Acción de Dios en nuestras vidas. Nos sentamos cómodamente, cerramos los ojos, nos sosegamos, respiramos profundamente, invocamos al Espíritu Santo e introducimos la "palabra sagrada" como símbolo de nuestra intención. Al venir a nosotros y ser consientes de pensamientos o percepciones, repetimos la "palabra sagrada", para no dejarnos atrapar por ellos.
Así permanecemos 20 minutos, al concluirse el tiempo, oramos repitiendo solemne y lentamente la oración que Jesús nos enseñó: el Padrenuestro.
Continuamos un par de minutos más, con los ojos cerrados.
Los Pensamientos y el uso de la Palabra Sagrada
Bajo la inspiración del Espíritu Santo elegimos una palabra que llamaremos "palabra sagrada" puede ser cualquier palabra ejemplo: Señor, Jesús, Padre, Madre, Abba, Amor etc. Esta "palabra sagrada" es el símbolo de nuestra intención de consentir a la Presencia y Acción de DIOS en nuestro interior.
Sentados cómodamente con los ojos cerrados introducimos silenciosamente la palabra sagrada. Cuando percibimos que nos atrapan pensamientos o percepciones, muy sosegadamente volvemos de nuevo a repetir la "palabra sagrada" para renovar nuestra intención de consentir la Presencia y Acción de Dios en nosotros. Cada vez que la repetimos estamos haciendo un acto de amor y estamos diciendo “Si” a Dios.
Se Profundiza la Relación con Dios
Los frutos de la Oración Centrante (oración de silencio) se hacen notar en la vida diaria, no durante el período de oración. No hacemos la oración para obtener un resultado específico pero la fidelidad a la Oración Centrante (oración de silencio) producirá sus frutos. Un movimiento sutil de desprendimiento se está llevando a cabo que nos impacta en nuestra vida diaria a medida que recibimos la gracia de aceptar y dejar pasar, esto nos dará el fruto de vivir en el momento presente. Muchas veces las otras personas se dan cuenta primero de estos frutos. Ejemplos: capacidad de escuchar, cambio de actitud, no juzgar, paciencia, aceptación de uno mismo y de los demás, servicio e inclinación por ayudar a los demás.
Los primeros frutos que nos podemos dar cuenta en nosotros pueden ser que nos agrade el silencio, la soledad y una sencillez en nuestro modo de vivir.
o Es al mismo tiempo una Relación con Dios y una disciplina para fomentar esa relación.
o Es un ejercicio de fe, esperanza y caridad.
o Es un movimiento que va más allá de una conversación con Cristo es Comunión con Él.
o Hace que nos habituemos al lenguaje de Dios que es el silencio.
PAUTAS
1. -Escoge una palabra sagrada como el símbolo de tu intención de consentir a la presencia y la acción de Dios en tu interior.
2. -Sentado cómodamente y con los ojos cerrados, te sosiegas brevemente y en silencio introduces la palabra sagrada como el símbolo de tu intención de consentir a la presencia y acción de Dios en tu interior.
3. -Cuando te des cuenta de que un pensamiento te ha atrapado, regresa muy sosegadamente a la palabra sagrada.
- Al terminar el período de oración, permaneces en silencio y con los ojos cerrados por un par de minutos más.
Lectio Divina
Es una forma tradicional de cultivar la amistad de Cristo. Es un medio de escuchar los textos de la Escritura como si nosotros estuviéramos en conversación con Cristo y Él mismo estuviera sugiriéndonos los temas de conversación. El encuentro diario con Él y la reflexión sobre Su Palabra, nos lleva más allá de un mero conocimiento a una actitud de amistad, confianza y amor. La conversación se simplifica y se convierte en comunión.
A través de la Lectio Divina Dios nos sana, libera, ama y con amor nos confronta e interpela, nos mueve gradualmente al cambio y a la conversión.
Cuatro momentos:
Lectio
Leo el texto cuatro veces lentamente, dejando unos tres minutos de silencio cada vez para pasarlo por el corazón, lo leo hasta que el texto se haga uno conmigo. Escucho que dice el texto, en su contexto. Es el tema de conversión que Dios me está proponiendo como diálogo, para relacionarme con Él. Siempre habrá una palabra en el texto que el Espíritu te inspirará al leer para llevarla a tu vida. "La Palabra" es alimento, en este primer momento: "Recibo el alimento". Hago la recreación del texto con mis palabras.
Meditatio
Repito, mastico, rumio, pondero, saboreo la palabra de conversión para discernir que me dice a mí. La dejo resonar en mi corazón. A ejemplo de María que guardaba todas estas cosas en su corazón (Lc. 2,19). Yo guardo la palabra de El que me da la vida para escucharla con los oídos del corazón. Requiere silencio, calma y soledad. Toda palabra es revelación. Es mi oración que trae la Presencia de Dios a mi vida cotidiana.
En este momento pongo "La Palabra" en mi boca, me alimento con ella.
Oratio
Después de leer y rumiar yo respondo. Es mi respuesta a la conversación iniciada por Dios, es personal, espontánea, brota del corazón.
Puede ser de: alabanza, adoración, acción de gracias, alegría, bendición, petición.
En este momento “Doy mi Respuesta a Dios”
Contemplatio
La Contemplación es un don, una gracia, que el Señor nos otorga. Con la práctica de la Oración Centrante y de la Lectio Divina desmantelamos los obstáculos y nos disponemos a recibirlo.
Es un “Descanso en Dios”, si el Señor me concede el don disfruto de Su Presencia en mi vida, me vuelvo silencio, dejo que Él toque y sane mis heridas, me rindo, me abandono en Sus brazos. El Señor va dejando el sabor de Él en mí, me uno al mundo en Él.
Yo estoy en Él y Él en mí, Somos Uno.
Experiencia inefable que no tiene palabras.
o Es un encuentro personal con Dios mediante Su Palabra.
o Es la escucha ordenada y personal de la Palabra.
o Es una gracia de Dios que hay que pedir con humildad.
La constancia de las dos prácticas, Oración Centrante y Lectio Divina, nos hace estar receptivos a recibir el don de la Contemplación.
Las dos prácticas se ayudan y sustentan una a la otra, son parte de un mismo movimiento, que nos van llevando a "El Descanso en Dios" y a una Relación más Profunda con Él.
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