sábado 27 de agosto de 2011
Quevao Eljuri
ELIZABETH FUENTES en Vamos a Dale
La discusión sobre si abrirle la puerta o no a los empadronadores del censo es francamente irrelevante: ¿serán malandros, secuestradores, cubanos espías (valga la redundancia), militantes del Frente Francisco de Miranda averiguando cuántos cuartos hay en la casa para después mandarla a invadir? Cualquier especulación se escucha por ahí, proveniente de ese enorme porcentaje de la población que ha sido víctima del uno u otro y el otro y ya no cree en pajaritos preñados.
Y ya que menciono pajaritos preñados, ocurre que para añadirle mayores dudas al interrogatorio, la cosa corre por cuenta del Instituto Nacional de Estadísticas, ése que tiene como doce años que no publica ninguna estadística seria y básicamente se ha dedicado a inventar palabras para renombrar las que no quieren oír en Miraflores, como ese ejemplo de cinismo según el cual el desempleo que tiñe al país por los cuatro costados luego de la quiebra de más de 7 mil empresas, lo han transformado en "ocupación" porque según la genialidad del señor Elías Eljuri, pareciera que hasta un mendigo ejerce una actividad económica cuando pide plata en los semáforos. Y no hablemos del "logro" de la alfabetización, erradicada según el INE, mientras esconden el abandono escolar o el descenso en la matrícula.
Pero lo más cómico no es precisamente el tipo de preguntas que nos ha llenado de dudas, como ésa de "¿Usted se considera... a) Negro; b) Afrodescendiente; c) Moreno; d) Blanco...?", no sólo por lo poco científico del asunto (yo, por ejemplo, me considero pelirroja de alma, por decir algo), sino porque, hasta donde sabíamos, los negros habían sido renombrados y decirles negros estaba penado. Lo más cómico son las explicaciones de Elías Eljuri tratando de aclarar aquel enredo, al extremo que ha llegado a decir (porque lo dijo en Onda, en La Guarandinga frente a Alonso Moleiro y Valentina Quintero), que si alguien negro se consideraba blanco, pues que lo dijera al empadronador y ya. O sea, alteren la realidad, que eso no importa. Y para acabarla de rematar, trató de convencernos de que la necesidad de responder el cuestionario obedecía a que con esos datos finales, el Estado decidiría entonces enviarle los recursos que realmente necesitaban las gobernaciones y alcaldías. Y aquí viene otra carcajada mayúscula porque según Eljuri, con los resultados del censo el gobierno tendría finalmente un instrumento valioso a la hora de decidir dónde construir escuelas, hospitales o viviendas para todos los venezolanos.
Ojalá a los camaradas del INE no se les ocurra enviarle los resultados a la empresa chavista que contratan para que maquille las cifras adversas, porque no sería de extrañar que luego de gastar aquel dineral en uniformar los empadronadores y darles un aparato electrónico a cada uno (por cierto, ¿cuánto costó eso, cuál fue la empresa beneficiaria?), nos salgan con que en Venezuela todos vivimos en casas dignas, hacemos mercado satisfactoriamente, enviamos a nuestros niños a las escuelas pepiaítas que ha levantado la Revolución y nunca nos falta ni la luz ni el agua, gracias a los convenios con Cuba e Irán. Y, en consecuencia, debemos votar por Hugo.
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