Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

domingo, 23 de octubre de 2011

Efecto "boomerag" gracias a la ¿volteada del santo de Chávez" o a la ignorancia sectaria?

El Carabobeño 18 octubre 2011

Fernando Luis Egaña ||

El retrato de la pequeñez
flegana@gmail.com

La cadena radio-televisiva para impedir que se pudieran apreciar en vivo y directo muchas de las incidencias del sepelio del ex presidente Carlos Andrés Pérez, y las diversas y pretendidas ofensas y burlas a la memoria del finado gobernante por parte del señor Chávez, retratan de cuerpo entero el sectarismo, la estrechez y la burda mezquindad del referido mandonero.

En lo personal, he tenido y tengo una visión muy crítica de la trayectoria política de CAP, pero se debe tener la debida consideración ciudadana y humana ante las exequias de un antiguo jefe de Estado, dos veces elegido por el pueblo venezolano. Es la manera venezolana de proceder.

Pero acaso el respeto necesario sea demasiado pedir para un comandante-presidente que se considera dueño y señor del país, y que ha demostrado, una y otra vez, que concibe y ejerce el poder como si fuera un atributo propio de su personalidad. Es probable que nada perturbe más ese distorsionado ánimo, que la sola idea de perder el mando despótico. Ni qué decir de la perturbación que eso causa en sus entornos.

El delirante culto a su figura, que él mismo se encarga de promover con los recursos públicos de la nación, es la resonancia de un ego en verdad desequilibrado. Nada se salva de la estrategia laudatoria, ni siquiera las computadoras Canaima para la enseñanza infantil. Y ni hablar de los "nuevos" textos escolares entallados al guión seudo-histórico del régimen imperante.

Así, toda manifestación de la existencia del Estado se condiciona para rendirle tributo al señor Chávez, a contravía, por cierto, de nuestra tradición republicana; y en consonancia, sin duda, con el modus-operandi de las peores satrapías de América Latina y más allá. En el dominio de la propaganda personalizada, el descaro oficial no conoce fronteras.

Los aeropuertos, los metros, el tren, las carreteras y autopistas podrán estar, como en efecto se encuentran, en condiciones más que precarias por la negligencia y la suma incompetencia del "gobierno revolucionario", pero lo que nunca falta es el profuso y costoso despliegue de la publicidad centrada en el jefe único.

No hay precedentes venezolanos al respecto, ni de lejos; y tampoco hay referentes correspondientes en la actualidad latinoamericana, porque hasta los hermanos Castro Ruz son menos ostentosos a la hora de celebrarse a sí mismos.

Ahora bien, la desfiguración de la realidad no se limita a tratar de consagrar al señor Chávez como el nuevo Simón Bolívar, sino también a intentar borrar o abolir la historia -como diría Manuel Cabello, y en particular la historia cívica de la democracia venezolana. Suerte de charca oprobiosa para la vocería de boinacolorá, en la que sólo se enfatizan los pasivos y se silencian los numerosos activos.

Y es probable que la llamada "revolución" haya avanzado considerablemente en el camino de deformar la conciencia nacional, quizás aprovechando la comodidad, la desidia y hasta la cobardía de muchos que deberían defender los valores y el historial de nuestra cultura democrática. Y hacerlo no sólo como un deber hacia la justa comprensión del pasado, sino como necesidad para avizorar un futuro que tenga fundamentos sólidos.

La pequeñez del mandonero no acepta otra voz que la suya, otra presencia que la suya, otra "inspiración" que la suya. Con la única excepción, no faltaba más, de Fidel Castro. Y eso se opone radicalmente a la naturaleza pluralista de la sociedad venezolana que, más temprano que tarde, deberá prevalecer sobre el afán de continuismo.


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