Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

miércoles, 5 de octubre de 2011


Perán Erminy muestra sus laberintos

Desde el viernes el crítico expone, por primera vez, 80 años de creación artística

Eminy realiza su primera exposición en Sala de Exposiciones de la Fundación BBVA Provincial CORTESÍA
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DUBRASKA FALCÓN |  EL UNIVERSAL
miércoles 5 de octubre de 2011  12:00 AM
A Perán Erminy (Barcelona, 1929) todos los conocen como crítico, curador, conocedor e investigador del mundo plástico venezolano. No como pintor. Pero lo ha sido. Durante años ha dibujado en silencio, sin buscar reconocimiento. Tan solo, según afirma, con la intensión de vaciar su mente. Sin buscar ser alguien en el mundo del arte, más allá de un crítico. 

"Yo pensé que esto no lo vería nadie", se excusa. "Lo hacía para vaciar mi mente. No tenía la intensión de que alguien mirara las obras. Siempre quise ser anónimo. ¡Ser un nadie, para poder ser cualquiera! Estoy cansado de mí. Siempre quise ser otro", dicen quien se califica como tímido y púdico. 

En total son 90 las piezas, realizadas con técnicas mixtas sobre papel, que serán expuestas en Laberintos, desde el viernes en la sala de exposiciones de la Fundación BBVA Provincial, en la Castellana. 

Una exposición de Perán Erminy sorprende. Incluso, él no se escapa del asombro, pues asegura que dibujaba obras "para que fuesen olvidadas". 

Esta historia comenzó cuando tenía tres años. Su primer dibujo lo hizo cuando estaba en la playa. Ahí tomó una pluma y trazó líneas sobre la arena. "Dibujaba el destino que imaginaba para mí... Era un niño enfermo. Mientras los demás salían a correr, yo me quedaba en la casa, refugiado en los libros. Mi familia era intelectual. Yo me aburría con ellos. Me molestaba cómo hablaban los amigos de mi padre. En ese momento dije que sería todo menos intelectual. Pero comencé, incluso, a pintar desde que tengo uso de razón", comenta Erminy. 

Según afirma, ha tenido una vida llena de antagonismo. Él decidió militar siempre del lado contrario del gobierno de turno venezolano. Fue apresado durante el golpe contra Rómulo Gallegos. Su casa fue allanada en dos oportunidades. Y ahí perdió gran parte de la obra que había realizado; además de piezas de investigaciones artísticas entre las que se contaba un Armando Reverón. "La misión de un tipo crítico es criticar sin dejarse atrapar", dice entre risas. 

Sin contar que fue expulsado por supuesta subversión cuando presidía un centro estudiantil. Por esto parte a Polonia. De ahí sigue a Alemania. En ambos países presencia la II Guerra Mundial. Pensó que todo estaba perdido. Pero encontró la salvación. 

"Iba a ser religioso, pero con la guerra comencé a dudar del rol de la iglesia. Juré, mientras presenciaba la matanza, odiar a Dios por sobre todas las cosas. Pero entrando a Alemania escuché La Cantata de Bach. Ahí me reencontré con Dios. Cuando uno no tiene fuerza se aferra es al arte. Esa era la salvación. Tenía que encontrar la armonía". 

Y la encontró en sus piezas. El mismo hombre que afirma ser un tipo "indeciso, cobarde e inseguro", se atrevió a desbordar todas las reglas, mientras criticaba en público y creaba en privada. "No me llevo bien con la realidad", dice. 

Es por eso que luego de lo vivido en Europa, se acercó a la inestabilidad. "Desde entonces, cuando pinto, trato de hacer una pequeña travesura: llevo la obra hasta la inestabilidad estética. Cuando eso sucede me doy cuenta de que está lista. Es que el arte es algo como terapéutico. Sirve para salirse de uno mismo. Sueño con laberintos, y cuando me despierto de la pesadilla trató de salir de mí", asegura Perán Erminy. 

Sin cómo ni cuándo 

Las obras que Perán nunca pensó mostrar son en mediano y pequeño formato. Incluso, hoy cuando las ve montadas, se arriesga a decir que jamás se imaginó que las piezas que creaba en silencio tuviesen un hilo conductor. "Es que ni siquiera hay una figura humana en todo el sentido", se adelanta en comentar. Pero la curadora de la exposición, Mariela Provenzali, encontró una asociación visual que lleva al espectador a caminar por el laberinto de Perán Erminy. 

"Ahí estoy yo en un bosque infinito. Un personaje anónimo que sube una montaña. Solo que trato de borrar el quién, el cómo y el cuándo. Que no se sepa la técnica. Desaparece la identidad, la lógica, el entendimiento de la imagen se altera". 

En las obras que muestra no hay una tendencia clara. No se trata de un Perán Erminy disidente, ni un artista enmarcado en el movimiento Madí, al cual ha investigado. Tampoco busca ser informalista, ni mucho menos inclinarse por la figuración. Aunque se atrevió a pintar, no se atreve a definirse dentro de una tendencia. 

"¡Soy culpable de esas obras! Ahí está el pintor. Ese personaje que puede ser constructivista o minimalista. Aquí hay como dos pintores. Uno es el racional, que se basa en los principios clásicos y es informalista. El otro, es el desorden, la improvisación; es quien se salta las reglas del arte. Hay dos personas. Se trata de una lucha constante conmigo", dice. 

En esa lucha Perán Erminy no oculta que sus obras son autobiográficas. Que en las 90 piezas hay mucho de su vida... quizás todo. 

"Soy autobiográfico. Uno está luchando con los colores y con las formas para perderse dentro del laberinto de las obras. ¡Eso se me sale de las manos! Ahí dejo que la obra fluya. Los cuadros los hago pintándome a mí. Con esta exposición me siento como si saliera desnudo. Al perder la privacidad de mis obras todo el mundo ve lo que soy. Yo soy muy tímido, muy púdico. Hacía estas obras para que fueran olvidadas, para que nadie las viera".

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