El dragón domesticado
Que el comunismo es conservador ya lo sabemos, basta ver a Corea del Norte tan vieja que parece de la Edad Media o pasear por la Cuba, regenteada por octogenarios, que parece sacada de una película de los años 50. Pero ahora parece que también es "ortodoxo".
Resulta que la comunista China, hace unas décadas, decidió dejar atrás el rígido manual maoísta y liberar lenta y paulatinamente al mercado y abrirse a Occidente, logrando que unos trescientos millones de chinos, que hoy forman parte de los niveles sociales medios, hayan visto crecer exponencialmente su riqueza convirtiendo al Dragón rojo, no solo en el primer inversor externo de Alemania gracias a la lenta relajación de las normas sobre inversión en el exterior, sino en la segunda economía mundial.
Pero no nos engañemos, este lugar en el ranking de las potencias económicas es términos absolutos y lo gana gracias a su cuantiosa población que llega casi a los 1400 millones cuadruplicando a la de EEUU que, aun así, sigue siendo la primera potencia. China todavía es un país con una gran mayoría de personas muy pobres, debido a que no les ha llegado la liberación del mercado, y donde el descontento de millones es cada vez más visible.
En este nuevo rol de pseudo capitalistas "existen nuevos elementos que pueden conducir nuevamente a la economía del mundo a una recesión", dijo el presidente del estatal Banco Central de la República Popular China, Zhou Xiaochuan, en el marco del Boao Economic Forum. Y haciendo gala de su "ortodoxia" en materia económica (su adhesión a la escuela económica en boga en Occidente) enfatizó en que "estamos de acuerdo que, para superar la crisis, EEUU tiene que inyectar liquidez", pero subrayó su preocupación por lo que se conoce como "relajación monetaria". Sucede que, entre otras cosas, la Reserva Federal ha comprado bonos para reducir las tasas de interés.
De esta forma, las empresas pueden endeudarse con facilidad y, supuestamente, invertir y crear puestos de trabajo. Pero la realidad de fondo es que ese dinero barato es financiado por el Estado, que nada produce por si mismo, sino que lo retira del mercado al que, ahora, devuelve luego de pasar por una maraña burocrática costosísima e ineficiente que dilapida buena parte. Irónicamente, el combustible de la expansión china ha sido el crédito barato, reforzado por la baja remuneración laboral.
El Presidente del banco chino dijo que es muy difícil controlar el flujo de liquidez, y aunque "es de esperar que el dinero inyectado por EEUU se quedará allí, algunos emergentes van a sufrir las entradas de capital en exceso" y se dio el lujo de sermonear al afirmar que "EEUU tiene que ser más responsable y considerar no sólo su economía, sino la global". Es que algunas economías emergentes temen las complicaciones generadas por una excesiva liquidez en sus batallas para mantener sus metas de inflación.
Buena oportunidad para aclarar que esta "ortodoxia" económica es falsa: no es la "emisión espuria de dinero" el factor inflacionario, sino el exceso de oferta monetaria por sobre la demanda del mercado. Así, es inevitable que las monedas estatales, más o menos, tengan inflación porque los políticos y burócratas, ni se manejan con criterios de servir eficientemente al mercado, sino políticos, ni en tiempo real, sino tras una burocracia letárgica.
Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
http://www.independent.org/research/cogp/personnel.asp
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