Escenarios del diálogo
Se ha dicho de todo. Desde preguntas retóricas como "¿Diálogo para estabilizar a la dictadura o para transitar a la democracia?", hasta que Unasur viene con la misión de "preservar a su gallina de los huevos de oro".
EL UNIVERSAL
jueves 10 de abril de 2014 12:23 PM
Se ha dicho de todo. Desde
preguntas retóricas como "¿Diálogo para estabilizar a la dictadura o
para transitar a la democracia?", hasta que Unasur viene con la misión
de "preservar a su gallina de los huevos de oro". Lo cierto es que se
inicia esta semana, al menos, formalmente y varios escenarios se
perfilan según algunas variables situacionales. Primero destaco que
atravesamos una formidable crisis de participación política generada por
la conculcación oficialista de los canales institucionales para incidir
en los procesos de decisión pública. La gente tome la calle para
protestar porque el Estado no toma en cuenta sus puntos de vista y sus
demandas. Decide incluso en abierta lesión contra intereses colectivos.
Segundo, estamos ante un Estado de clara vocación socialista y
revolucionaria que actúa integralmente mediante sus poderes públicos,
sus fuerzas armadas y policiales, y sus cuadros partidistas y
simpatizantes. Finalmente, tenemos una Sociedad Civil fragmentada y
dividida, con tres núcleos relativamente autónomos e independientes como
son el Movimiento Estudiantil, la Mesa de la Unidad Democrática y los
aglutinados en La Salida, sin perder de vista según la medición de IVAD
del 21 al 30 de marzo, que representan un diferencial entre ellos muy
asimétrico en términos de despeño institucional, preferencia política y
simpatía popular.
Escenario 1: La revolución avanza
Este escenario se distingue porque el proceso de diálogo sólo se realiza entre el gobierno nacional y la MUD. Factores universitarios radicalizados de diverso signo impiden o hacen imposible la permanencia del Movimiento Estudiantil en el diálogo, sin que el gobierno le ofrezca alternativas y garantías para mantenerse presente. El escenario supone que se alcanzará una cohabitación política alrededor de un conjunto de puntos acordados en el papel, semejantes a los del 2003, que le permita alguna imagen victoriosa a los factores del diálogo. Los compromisos de "cogobierno" y "colegislatura" de la MUD en gobernaciones, alcaldías, concejos y asambleas legislativas, obligará a los partidos a mantener el "modus vivendi" alcanzado hasta ahora con la mirada estratégica puesta en las elecciones de la AN del 2015, y en los procesos de renovación de los poderes públicos, en especial de los rectores del CNE. Por su parte, este es el escenario más atractivo para el Estado y su gobierno. Se limpian el rostro de faz tiránica y represiva que circuló por el mundo (su principal objetivo), logrando la interlocución que le permite volver a su confortable margen de dominio. Un escenario de cohabitación política limitada supone un nivel de conflicto social de alguna intensidad que dependerá de cómo el gobierno pueda manejarlo, bajo un esquema de contención pública que incluirá algunas medidas solicitadas por los excluidos del diálogo en materia de presos políticos y concesiones legislativas. El proceso puede durar varias semanas, incluso algunos meses.
Escenario 2: La revolución retrocede
En este escenario se produce una cooperación política de amplia base entre el Movimiento Estudiantil y la MUD. Los estudiantes logran un sitial en el diálogo con el gobierno que les permite mostrar efectivamente que pueden impedir el Escenario 1 si se retiran del proceso. La MUD logra ofrecer una interlocución estratégica obligando al gobierno a evaluar si mejor acuerda con la oposición condiciones más favorables para su participación en la política pública y en la legislación, antes que mantener masivas y contagiosas concentraciones pacíficas para exigir mejores condiciones de vida (IVAD: 68% de respaldo). Es un escenario donde se presuponen algunos puntos "contrarrevolucionarios" en el acuerdo que el gobierno deberá suscribir, especialmente en la renovación de los poderes públicos, pero considerará que es dar "un paso atrás para dar dos adelante" a la manera de Lenin. Por su parte, abrir las compuertas de la participación política exige a los interlocutores democráticos mantener el recurso de las protestas cívicas, sin abusar de ellas ni tampoco trivializarlas. Deben convertirse en genuinos articuladores y canalizadores de las demandas sociales. El escenario en su máximo desarrollo supone, sin formar parte de la mesa de diálogo, que los líderes de La Salida se incorporan al debate político en formas más creativas e influyentes. Un proceso de diálogo bajo estos términos tendrá varios picos de crisis y de distanciamientos, y tal vez necesite de nuevas misiones de acompañamiento o incluso de mediación internacional. Es el más largo y el más espinoso. Pero sin duda el más beneficioso para todos.
Escenario 3: La revolución cae
Un escenario que expongo, más por disciplina analítica que por posibilidades reales de ocurrencia. Efectivamente, no veo indicio alguno en el tablero político que muestre alguna tendencia en esta dirección. Supondría que el Movimiento Estudiantil y la Mesa de la Unidad Democrática no logran entendimiento con el Estado Socialista y su gobierno. Se retiran del proceso de diálogo, declarándose enemigos irreconciliables con sus objetivos y sus métodos. Se generaliza la protesta social y se multiplican los focos de violencia. Se decreta el Estado de Excepción y se procede a establecer un toque de queda. Se inicia la represión sobre la población y los liderazgos sociales. En fin. No describo más condiciones objetivas para que surja definitivamente una dictadura militarista entre nosotros. Una alternativa que la revolución tiene en su análisis situacional y sabe muy costosa, difícil de instaurar e imposible de estabilizar a corto plazo. Es su mayor amenaza pero también su mayor talón de Aquiles.
Alguien me podrá preguntar, ¿qué papel jugarán Leopoldo López, María Corina Machado, Antonio Ledezma y tantos otros líderes de La Salida en los procesos de diálogo?, ya que apenas los menciono. Mi única respuesta es que no tendrán ningún papel mientras se nieguen a comprender lo que existe bajo sus pies y las alternativas de lucha que les ofrece.
Óscar Vallés
@OscarVallesC
Escenario 1: La revolución avanza
Este escenario se distingue porque el proceso de diálogo sólo se realiza entre el gobierno nacional y la MUD. Factores universitarios radicalizados de diverso signo impiden o hacen imposible la permanencia del Movimiento Estudiantil en el diálogo, sin que el gobierno le ofrezca alternativas y garantías para mantenerse presente. El escenario supone que se alcanzará una cohabitación política alrededor de un conjunto de puntos acordados en el papel, semejantes a los del 2003, que le permita alguna imagen victoriosa a los factores del diálogo. Los compromisos de "cogobierno" y "colegislatura" de la MUD en gobernaciones, alcaldías, concejos y asambleas legislativas, obligará a los partidos a mantener el "modus vivendi" alcanzado hasta ahora con la mirada estratégica puesta en las elecciones de la AN del 2015, y en los procesos de renovación de los poderes públicos, en especial de los rectores del CNE. Por su parte, este es el escenario más atractivo para el Estado y su gobierno. Se limpian el rostro de faz tiránica y represiva que circuló por el mundo (su principal objetivo), logrando la interlocución que le permite volver a su confortable margen de dominio. Un escenario de cohabitación política limitada supone un nivel de conflicto social de alguna intensidad que dependerá de cómo el gobierno pueda manejarlo, bajo un esquema de contención pública que incluirá algunas medidas solicitadas por los excluidos del diálogo en materia de presos políticos y concesiones legislativas. El proceso puede durar varias semanas, incluso algunos meses.
Escenario 2: La revolución retrocede
En este escenario se produce una cooperación política de amplia base entre el Movimiento Estudiantil y la MUD. Los estudiantes logran un sitial en el diálogo con el gobierno que les permite mostrar efectivamente que pueden impedir el Escenario 1 si se retiran del proceso. La MUD logra ofrecer una interlocución estratégica obligando al gobierno a evaluar si mejor acuerda con la oposición condiciones más favorables para su participación en la política pública y en la legislación, antes que mantener masivas y contagiosas concentraciones pacíficas para exigir mejores condiciones de vida (IVAD: 68% de respaldo). Es un escenario donde se presuponen algunos puntos "contrarrevolucionarios" en el acuerdo que el gobierno deberá suscribir, especialmente en la renovación de los poderes públicos, pero considerará que es dar "un paso atrás para dar dos adelante" a la manera de Lenin. Por su parte, abrir las compuertas de la participación política exige a los interlocutores democráticos mantener el recurso de las protestas cívicas, sin abusar de ellas ni tampoco trivializarlas. Deben convertirse en genuinos articuladores y canalizadores de las demandas sociales. El escenario en su máximo desarrollo supone, sin formar parte de la mesa de diálogo, que los líderes de La Salida se incorporan al debate político en formas más creativas e influyentes. Un proceso de diálogo bajo estos términos tendrá varios picos de crisis y de distanciamientos, y tal vez necesite de nuevas misiones de acompañamiento o incluso de mediación internacional. Es el más largo y el más espinoso. Pero sin duda el más beneficioso para todos.
Escenario 3: La revolución cae
Un escenario que expongo, más por disciplina analítica que por posibilidades reales de ocurrencia. Efectivamente, no veo indicio alguno en el tablero político que muestre alguna tendencia en esta dirección. Supondría que el Movimiento Estudiantil y la Mesa de la Unidad Democrática no logran entendimiento con el Estado Socialista y su gobierno. Se retiran del proceso de diálogo, declarándose enemigos irreconciliables con sus objetivos y sus métodos. Se generaliza la protesta social y se multiplican los focos de violencia. Se decreta el Estado de Excepción y se procede a establecer un toque de queda. Se inicia la represión sobre la población y los liderazgos sociales. En fin. No describo más condiciones objetivas para que surja definitivamente una dictadura militarista entre nosotros. Una alternativa que la revolución tiene en su análisis situacional y sabe muy costosa, difícil de instaurar e imposible de estabilizar a corto plazo. Es su mayor amenaza pero también su mayor talón de Aquiles.
Alguien me podrá preguntar, ¿qué papel jugarán Leopoldo López, María Corina Machado, Antonio Ledezma y tantos otros líderes de La Salida en los procesos de diálogo?, ya que apenas los menciono. Mi única respuesta es que no tendrán ningún papel mientras se nieguen a comprender lo que existe bajo sus pies y las alternativas de lucha que les ofrece.
Óscar Vallés
@OscarVallesC
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