El Presidente venezolano
arrodillado ante Colombia
/El gran Francisco de Miranda lo entendió hace dos siglos, Venezuela es "puro bochinche". De otro modo no puede explicarse cómo un gobierno soporta, sin la más mínima vergüenza, un escándalo de las magnitudes del que se ha destapado con Makled. Makledafirma haber sobornadoa decenas de altos oficiales de la Fuerza Armada, a familiares del Presidente Chávez, al hermano del ministro de interior, y a muchos altos "dignatarios" (nunca sonó más ridículo) de la revolución. Que esto pase por debajo de la mesa no sólo indica un problema de las instituciones sino de la propia sociedad que lo permite.
Algunos líderes de opinión porfiaban que al destaparse la olla se produciría un escándalo inmenso, que haría tambalear al propio gobierno. Siempre pensé que en Venezuela no pasaría nada porque, tras 30 años de escándalos, crisis, golpes y hampa, nuestro país ha quedado insensibilizado. Somos una sociedad con tanto miedo, tan ensimismada, tan fragmentada, que los mecanismos de respuestas colectivas no se activan, salvo por decisión de algún grupo de poder (medio, partido, gran empresa, etc.). Hay algunas excepciones pero, en general, así funciona el país.
Claro que no nos ayudó la falta de criterio del Presidente Santos. Ya Uribe había silenciado información relevante y había cedido más de lo debido, pero Santos es además "mejor amigo de Chávez", según él mismo lo indica. Privilegiando las relaciones comerciales por sobre la seguridad de Estado, Santos ha seguido un juego peligroso. Es cierto que este juego le permitirá a Colombia tener a un Chávez temporalmente arrodillado, pero también le permitirá a Chávez el respiro necesario para su reelección. Luego de reelecto (supuesto negado) el comandante rojo irá por Colombia, militarmente hablando, a través de las FARC. Salvo que Chávez conozca secretos que comprometan a Santos (recordemos el caso de los falsos positivos, por ejemplo), no entiendo la decisión del gobierno colombiano.
No obstante lo anterior, el caso Makled sí tienealgunos costos colaterales que afectarán al gobierno venezolano. Muestra de ello es el efecto producido tras la extradición de Pérez Becerra (embajador de las FARC en Europa, pieza clave para el financiamiento de la organización), capturado en Venezuela y enviado a Colombia en tiempo record. Chávez entregó a Pérez Becerra porque Santos se lo pidió (¿ordenó?), a pocas horas de la extradición de Makled a Venezuela.
El problema es que a muchos grupos de la revolución no les gustó la idea de estar vendiendo revolucionarios. "Una verdadera revolución no traiciona revolucionarios" señalaba una pancarta, en reciente protesta de grupos de izquierda radical, frente a la cancillería venezolana. Fueron 35 las organizaciones chavistas que manifestaron en la calle en contra de la decisión del "Comandante". Un evento sin precedentes.
En la búsqueda del llamado "centro político" o "centro discursivo", pero sobre todo en la desesperación por ocultar las relaciones del gobierno con el narcotráfico, Chávez está perdiendo parte de su apoyo "duro". Los grupos de izquierda radical, base del gobierno, no permitirán a un presidente arrodillado a Colombia. Es un dilema complejo el que tiene el Comandante, si no obedece a Santos pierde y si lo hace también. Tan precaria está nuestra soberanía.
Yon.goicoechea@gmail.com
@yongoicoechea
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