Exhuman cadáver de Allende para aclarar dudas de su muerte
Sectores izquierdistas continúan creyendo que Allende fue asesinado. (Foto AP)
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¿Se suicidó realmente Salvador Allende? ¿Murió combatiendo, lo asesinaron, lo remataron? Las interrogantes que rodean la muerte del presidente socialista chileno –figura emblemática de la izquierda latinoamericana– persisten 38 años después de su deceso. El misterio, no obstante, podría ser resuelto tras la exhumación del cadáver el próximo lunes que pretende determinar con exactitud qué sucedió el día del golpe militar de Augusto Pinochet.
La versión oficial de la dictadura, inaugurada el 11 de septiembre de 1973, afirma que Allende se suicidó con el fusil de asalto AK-47 que le regaló su amigo Fidel Castro en 1971. Una autopsia nocturna en el Hospital Militar, un entierro rápido y casi clandestino, un testigo que afirma que lo vio suicidarse y un forense que dice que Allende recibió dos balas en la cabeza, alimentan las dudas.
Con el visto bueno de la familia de Allende, el juez Mario Carroza ordenó la exhumación y creó un equipo internacional de expertos forenses, algunos con reconocimiento mundial, que incluye a siete chilenos y cinco extranjeros para que realicen el análisis de los huesos de Allende, que yacen en un mausoleo familiar en Santiago. Durante (1973-1990) permanecieron en una tumba casi anónima en un cementerio de Viña del Mar.
Carroza, un reconocido investigador, optó por la exhumación –rechazada por décadas por la familia de Allende, que siempre creyó la versión del suicidio– tras recibir las conclusiones de un informe del Servicio Médico Legal (SML) chileno, que estableció discrepancias y omisiones entre una autopsia ordenada por los militares el mismo día del golpe y un documento policial que describió cómo quedó el sitio donde murió el mandatario: el salón Independencia, en el segundo piso de La Moneda.
Después de hablar con los expertos del SML, la senadora Isabel Allende, hija del mandatario, aceptó finalmente que se realice la exhumación. Dijo al periódico La Tercera que el poder judicial ahora podrá establecer el contexto “de confabulación previa" y de violencia extrema que llevó al suicidio de su padre.
“Como familia tenemos la convicción de que mi padre decidió quitarse la vida al verse en el extremo de la violencia... para no dejarse humillar y demostrar que los presidentes deben permanecer en su lugar, que es La Moneda'', dijo. La senadora cree en la versión del doctor Patricio Guijón, que ha dicho ser la última persona que lo vio con vida.
Las últimas palabras de Allende no ofrecen una indicación definitiva sobre si murió enfrentando a los militares o por su propia mano: “Yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo'', dijo Allende desde La Moneda durante su último discurso, transmitido por radio Magallanes, unas tres horas antes de morir.
A 38 años de su muerte, sectores izquierdistas continúan creyendo que Allende fue asesinado, luego que los militares tomaron el palacio presidencial tras obtener la rendición de las 30 ó 40 personas que quedaban en su interior, acompañando al mandatario.
Un toreador de la vida
Jenny Sánchez Petitjsanchez@el-carabobeno.com
Alrededor de sus seis años de edad, Oscar Alejandro Yanes Adam se inició en el mundo del arte, no podía ser de otra manera, nació en el hogar de dos personas que han amado el arte, en especial su madre quien, además, lo ha cultivado en sus diferentes formas.
Desde el pasado 26 de abril y hasta el 20 de este mes estará abierta al público la exposición de este pintor caraqueño que se residenció desde hace unos 15 años en Miranda, en el salón de usos múltiples "Eduardo Latouche" de la biblioteca pública "Eleodoro Betancourt", de Miranda.
Cuando aún era un párvulo, su madre, Lutecia Adam, lo inscribió en la Escuela de Arte que tenía entre sus docentes a Mercedes Pardo, una conocida artista plástica nacional; en esa etapa participó en dos concursos que se hicieron entre niños para escoger una ilustración que serviría para la tapa de dos discos que grabaría la Coral Infantil de Valencia, dirigida por Alecia Castillo.
Ilustrador
Su experiencia en ilustrar no se quedó en haberla hecho para las grabaciones de la "Cucarachita Martínez" y "La otra noche de reyes" de la Coral Infantil de Valencia, sino que realizó un dibujo para la revista "La era agrícola", con él ilustró un trabajo de Ofelia Suárez, que se refería al reciclaje, específicamente al tema de los composteros. En los años 90 hizo la ilustración del libro "Diario de amapolas y fantasmas", escrito por su mamá, donde ella narra la experiencia de lo vivido durante una enfermedad.
Entorno familiar
Oscar Alejandro está convencido de que su gusto por el arte se maneja entre la pintura y la escritura, y que se debe al hecho de que viajaba mucho con su mamá, cuando ella era la encargada de las relaciones públicas de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (Unesr) e iba mucho a Canoabo. "La noción que tengo del arte es porque viajaba mucho con mi mamá cuando iba a Canoabo. Yo veía la forma en que ella manejaba los trabajos culturales con los Diablos Danzantes, con las danzas.
En esos años tuve contacto con Diego Barboza, un artistas plástico del Zulia, quien estaba empezando en su carrera. A mí me llamó mucho la atención el colorido del trabajo comunitario que desarrollaba él con mi mamá".
Imbuido en ese ambiente, Oscar Alejandro descubrió que había una noción del arte, que era otro mundo. Aprendió que el arte no está sólo en los museos y las galerías, sino también en la comunidad.
Las referencias de las cosas que ha hecho y las situaciones en las que ha estado envuelto, siempre tienen a su progenitora como referencia. Dice que al mundo del teatro se acercó porque sus hermanas enseñaban teatro y títeres y él estaba siempre allí; también cuando su mamá organizaba eventos para recolectar fondos para las escuelas en las que él estudió. "Esas cosas son las que me han nutrido y las que me ayudaron a planificar las acciones socioculturales que ha desarrollado en el sector San José, en Miranda, donde vive.
Los estudios
Ya más grandecito estudió en la Universidad de Los Andes, de allí se fue a Caracas, a la Federico Brandt. "Fue interesante haber pasado por esta escuela, porque era experimental, donde se rompían esquemas, lo que enriqueció más mi trabajo".
La obra
Mientras estaba en Mérida hubo una evolución en mi creación y de allí surgió un personaje: La Torera, "que no es más que la forma en que yo veía la vida, pero en la parte familiar, la emocional". Sus inquietudes artísticas lo llevaron a la búsqueda de otros temas, allí aparecieron los toros, las manos, hace dibujos de las personas durmiendo, bodegones y la visita de los viernes por la noche. La exposición son 30 cuadros y estará exhibida hasta el 20 de este mes.
En San José, el trabajo comunitario
Debido a la motivación social que ha tenido siempre, Oscar Alejandro y su esposa Martha, decidieron hacer algo por los niños y niñas del sector donde viven en Miranda, San José, por eso cuando organizaron un curso taller infantil de dibujo y pintura, pero como no tenían ayuda de nadie, tuvieron que disolverlo, aunque él no se dio por vencido y decidió trabajar, entonces con el teatro.
Este trabajo lo emprendimos cuando nació nuestra primera hija, Roselia, pues en el sector los niños no hacen nada. "Los niños estaban como descarriados, se dormían a las 12 de la noche, por eso me impuse hacer algo para revertir la situación. Duró tres meses, cuando creció el número de alumnos no podía mantenerlos".
Cuando se decidió por los nacimientos, tampoco tenían recursos, pedían colaboración de los vecinos. "La experiencia fue bonita y exitosa, pero por no contar con la ayuda necesaria debimos cerrar el proyecto y los niños dejaron de tener una oportunidad para acercase a las cosas bellas, al arte. Cuando uno trabaja con niños se necesitan recursos, los tienen que motivar y sin fondos eso es casi imposible. Eso me hace sugerirle al Gobierno que apoye la cultura, porque lo que desde allí se aprende, se queda en la mente de los niños".
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