Venezuela perdió el rumbo económico desde mediados de los años setenta

El Carabobeño 22 mayo 2011

Orlando Ochoa

|| Sin rumbo

Venezuela perdió el rumbo económico desde mediados de los años setenta. Los problemas de entonces -desorden fiscal, alta deuda pública, inflación, caída de inversión privada, aumento de pobreza y del empleo informal- continúan gravitando sobre el país luego de más de un tercio de siglo.

En un período equivalente Corea del Sur, Taiwán y España pasaron a ser países desarrollados y superaron ampliamente el ingreso promedio de Venezuela. En un período similar, China pasó a ser la segunda economía del mundo, sin socialismo marxista. Las causas del retroceso y estancamiento del país no se encuentran en el "modelo" económico mundial ni en las malas intenciones de un imperio que nos quiere quitar nuestro petróleo (una especie de complejo de inferioridad en política exterior). El origen del problema es endógeno.

A mi entender no ha sido explicado en una forma coherente y satisfactoria, pues hay que dar cuenta de casi 100 años de desempeño económico y petrolero del país. Este fracaso de casi cuatro décadas no ha sido, sorprendentemente, parte del discurso político de rectificación sobre graves errores pasados. La enumeración de problemas en múltiples planes y propuestas para solucionarlos no es muy práctica, pues hay dificultades medulares -económicas, petroleras e institucionales- sin cuyo cambio el resto de los planes sencillamente no funcionarán bien.

Nada más frustrante que ver anualmente decretos de "inamovilidad laboral" y leyes para la "creación de empleos"; comisiones para "controlar" costos, precios y salarios porque presuntamente la especulación es la causa de la inflación. Lusinchi y Chávez fueron iguales en estas políticas de escaso brillo y repetición por décadas, lo cual habla de la profunda mediocridad y/o intención de no resolver nada; sólo buscan votos de los incautos, usando sus temores.

No hay un planteamiento político articulado que reconozca que para hacer funcionar mejor el Estado venezolano y corregir los daños causados, hace falta un cambio cualitativo en la conducción política que se inicia en los partidos, muchos de los cuales toleraron la práctica de asaltar el tesoro nacional y a Pdvsa bajo la "razón electoral".

El punto de partida es una visión moderna, estatutos y organización partidista renovada que estimulen, sinceramente, un cambio de rumbo en el país.