Christian Federico Witzke
El gesto más noble de Witzke, fue dar vida al Museo Bolivariano, su director hasta su muerte en 1921
ORLANDO VIERA-BLANCO | EL UNIVERSAL
martes 3 de mayo de 2011 11:55 AM
La gloria en las viejas sepulturas florece, y es por esto que cuando los hombres hacen historia con sacrificio de su bienestar y su vida, cuando su labor en el tiempo se ha hecho triunfo, la posteridad hace justicia y las letras de oro se abrillantan para hacer gloriosos e imperecederos los nombres valiosos y humildes de ayer".
Con este apotegma del escritor chileno José Edwards, le dan prólogo al libro "Vida y Obra de Christian F. Witzke". Un cerebro que habla escrito por su nieto, el ingeniero Eduardo Witzke Irazábal, como tributo a un bolivariano a todo vapor, que además de testimoniar sus logros, da fe de nuestro gentilicio multicultural.
Witzke nace el 24-04-1854 en la Isla de Als en Dinamarca. Menor de 4 hermanos, desde temprana edad fue un visionario nato. Se formó en la prestigiosa casa Th. Wessel & Velt, tras dejar su país por la llegada de un gobierno extremista-laborista inglés. En 1878, un amigo de la familia -dueño de Breuer & Moller- le ofrece trabajo en una lejana ciudad de Suramérica llamada Maracaibo, puerto de salida de café y cacao para todo el mundo... Comerciantes teutones y anglos como los Blohm, Von Jess, París, Boulton y otros tantos, ya hacían futuro, pero la pasión de Witzke no fue el comercio, sino la historia de Venezuela. No conforme con hablar seis idiomas, aprende guajiro de la mano del cacique Torito Fernández, líder de los indios de la Sierra de Perijá... Sobre la misma tierra, dona la plaza Colón, funda el Banco de Maracaibo; da alumbrado eléctrico a la ciudad y es nombrado su Cónsul, tras 27 años de vida productiva en el Zulia, recibiendo el más elevado reconocimiento de su país natal: la Orden de Dannebrog.
El gesto más noble de Witzke, fue dar vida al Museo Bolivariano, su director desde 1911, hasta su muerte en 1921. De su propia colección de objetos de Bolívar, da cumplimiento a la encomienda de Guzmán Blanco... Cuentan Eduardo Carreño, "su amigo de los buenos modales" y el Dr. Luis Razetti, médico de cabecera, que amó y admiró al Libertador "tanto como lo hizo Manuelita Sáenz"... Con el mismo desprendimiento fundó además, el Museo de Bellas Artes y el de Ciencias Naturales. No por casualidad dijo: "Cuando muera nada dejaré. Todo lo he regalado para que sea disfrutado por la gente... Este ha sido mi mayor logro, enseñar y modernizar este bello país.
Prócer de nuestra esencia liberal, Witzke es antepasado palpitante de nuestro linaje y presente trepidante de nuestra mezcla. Hacedor de historias épicas y románticas, plenas de creación, generosidad y emprendimiento. Patrón de que cuando se vive para amar un país, todo es posible... Parafraseando al Dr. Jesús Enrique Lossada: "eslabón de nuestros tiempos, espejo de la vida... alma que si se olvida, es un corazón que llora".
vierablanco@cantv.net
@ovierablanco
Con este apotegma del escritor chileno José Edwards, le dan prólogo al libro "Vida y Obra de Christian F. Witzke". Un cerebro que habla escrito por su nieto, el ingeniero Eduardo Witzke Irazábal, como tributo a un bolivariano a todo vapor, que además de testimoniar sus logros, da fe de nuestro gentilicio multicultural.
Witzke nace el 24-04-1854 en la Isla de Als en Dinamarca. Menor de 4 hermanos, desde temprana edad fue un visionario nato. Se formó en la prestigiosa casa Th. Wessel & Velt, tras dejar su país por la llegada de un gobierno extremista-laborista inglés. En 1878, un amigo de la familia -dueño de Breuer & Moller- le ofrece trabajo en una lejana ciudad de Suramérica llamada Maracaibo, puerto de salida de café y cacao para todo el mundo... Comerciantes teutones y anglos como los Blohm, Von Jess, París, Boulton y otros tantos, ya hacían futuro, pero la pasión de Witzke no fue el comercio, sino la historia de Venezuela. No conforme con hablar seis idiomas, aprende guajiro de la mano del cacique Torito Fernández, líder de los indios de la Sierra de Perijá... Sobre la misma tierra, dona la plaza Colón, funda el Banco de Maracaibo; da alumbrado eléctrico a la ciudad y es nombrado su Cónsul, tras 27 años de vida productiva en el Zulia, recibiendo el más elevado reconocimiento de su país natal: la Orden de Dannebrog.
El gesto más noble de Witzke, fue dar vida al Museo Bolivariano, su director desde 1911, hasta su muerte en 1921. De su propia colección de objetos de Bolívar, da cumplimiento a la encomienda de Guzmán Blanco... Cuentan Eduardo Carreño, "su amigo de los buenos modales" y el Dr. Luis Razetti, médico de cabecera, que amó y admiró al Libertador "tanto como lo hizo Manuelita Sáenz"... Con el mismo desprendimiento fundó además, el Museo de Bellas Artes y el de Ciencias Naturales. No por casualidad dijo: "Cuando muera nada dejaré. Todo lo he regalado para que sea disfrutado por la gente... Este ha sido mi mayor logro, enseñar y modernizar este bello país.
Prócer de nuestra esencia liberal, Witzke es antepasado palpitante de nuestro linaje y presente trepidante de nuestra mezcla. Hacedor de historias épicas y románticas, plenas de creación, generosidad y emprendimiento. Patrón de que cuando se vive para amar un país, todo es posible... Parafraseando al Dr. Jesús Enrique Lossada: "eslabón de nuestros tiempos, espejo de la vida... alma que si se olvida, es un corazón que llora".
vierablanco@cantv.net
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