"Entre los artistas nacionales existe hoy una búsqueda de la belleza comprometida" "Parece que hay una reacción entusiasta y mundial frente a las ideas impuestas por los más fuertes"
El 25 de marzo estrenó en Caracas Momia en el clóset de Gustavo Ott, obra de teatro musical que debutó en Washington en 2009 y estuvo nominada a los premios Helen Hayes de Estados Unidos. En Washington se repone Divorciadas, evangélicas y vegetarianas, otro de sus textos, y este viernes presenta el estreno mundial de Lírica, su más reciente trabajo, en el Teatro San Martín de Caracas.
Gustavo Ott es uno de los dramaturgos venezolanos más representados en el mundo, ha escrito más de 40 piezas y ha sido traducido a 14 idiomas. Monte Ávila acaba de publicar su primera novela, Yo no sé matar, pero voy a aprender.
El dramaturgo habla desde la capital estadounidense de Lírica, de la fuerza de la poesía, de la búsqueda de la belleza y de la revolución que se gesta desde el arte, y no aquel que entretiene, sino el comprometido.
-Lírica es una obra basada en un hecho real ocurrido en San Martín y que aborda la relación del tema de la venganza y el odio con la poesía. ¿Cómo ocurre esta relación?
-Creo que fue Luis Cardoza quien dijo que "La poesía es la única prueba concreta de la existencia del hombre". En el caso de esta pieza, la poesía termina siendo además la única posibilidad de salvación para nuestra especie. Ante el odio y la venganza que les rodeaba, dos niños encuentran el valor de la belleza y la esperanza en circunstancias ciertamente intolerables.
-Una vez más se acerca al tema de la belleza. ¿Dónde está la belleza en el caos de la Venezuela actual?
-La belleza ya no es indiferente. Y eso a pesar de que nos reflejamos en esa idea vulgar de la belleza competitiva, la de los lugares comunes, la belleza por imitación, en fin, esa belleza reemplazable y finita que tanto nos definía. Entre los artistas nacionales existe hoy una búsqueda de la belleza comprometida. Está en nuestro mejor cine, literatura y hasta en la idea del Sistema Nacional de Orquestas; tenemos un mensaje profundo y nacional que es, además, el más universal que hemos podido conseguir: la idea de la poesía contundente del desposeído.
-Y saliendo el ámbito local, ¿cómo alcanzar la belleza en el mundo que nos rodea?
-No sólo en la solidaridad y nuestra capacidad de conmovernos y actuar por el dolor del otro sino además en la resistencia a la barbarie. La belleza ya no es pura, esconde un "por qué". Y más rotundamente: un "para qué". Quizás por estos días sea posible crear sin compromiso, pero no sin responsabilidad.
-¿En qué se diferencia esta pieza de otras de su autoría?
-A mí me gusta pesar que no soy autor de una pieza, sino de una obra completa, que todas mis piezas tienen elementos que las relacionan y que en la medida en que se diferencian, buscan alguna excusa para citarse. Sin embargo, en Líricahay una búsqueda de la poesía que no existe, con tanta intensidad, en otras de mis piezas.
-¿Cómo siente sus búsquedas, inquietudes y evolución como autor?
-Por estos días me siento muy narrador y experimento con delicia la libertad que la ficción ofrece. Acabo de publicar mi primera novela y me han dicho que eso se nota en mi teatro. Con esa revolución extraordinaria con la que escribimos hoy en el cine y la narrativa, imagino que para mis piezas esas son buenas noticias. A mí lo que me gustaría es volver a tener veinte años y comenzar a crear en esta época que es, por mucho, más relevante que la que yo viví cuando comencé a escribir.
-En una entrevista con decía que "El fascismo ha sido el sistema de ideas más exitoso del país" ¿Sigue siendo así? El Universal
-Y en el mundo. Pero aunque en los últimos años los intereses privados y minoritarios han puesto al planeta directamente en la catástrofe (la crisis financiera, el derrame petrolero en el Golfo de México y el desastre nuclear de Fukoshima) junto a la imposición de la 'democracia de la obediencia', la 'conspiración del consenso', el advenimiento del 'totalitarismo light', la vuelta de la 'tortura legal' y la era de los 'criminales elegidos a gobierno desde lo más profundo del perverso colectivo', como es el caso Berlusconi, sin embargo, parece que hay una reacción entusiasta y mundial frente a las ideas impuestas por los más fuertes. En pocas palabras; los ciudadanos exigen la entrega inmediata, sin condiciones y sin pago de rescate, de nuestra utopía secuestrada. Y paralelo a este deseo hay un momento extraordinario para la creación en todo el mundo. Muchos creemos que estamos ante un Renacimiento, nada menos. Desde el cine a las artes plásticas y hasta mucha televisión actual, estamos creando con niveles de compromiso y calidad inéditos en casi ocho décadas.
-¿Hay una revolución cultural a la par del discurso de revolución que se maneja desde Miraflores? ¿En qué consiste?
-La revolución en las artes del país, particularmente en el cine, la música y la narrativa, no sólo es consecuencia de un momento muy especial en lo político y social en Venezuela, sino que además va impulsado por una nueva percepción de la creación en todo el mundo. El entretenimiento nunca sonó tan imbécil como ahora. Las artes ya no están para entretener y divertir, ni siquiera para contar historias, como se nos aconsejaba en los 90, sino para impactar, explorar en la idea del tema, innovar hasta en el gusto. Su misión es montar guardia en el extravío porque parece que por estos días la única reflexión relevante es la indignación. Quizás por eso hoy nadie canta tan claro como los que cantan desde el infierno. El espectador busca, en su angustia, una revelación. La vida se detiene a pensar. El pasatiempo parece inútil, el tiempo ya no se puede "pasar" porque en el centro de la batalla contra la barbarie está la idea central de la supervivencia: la relación entre el tiempo y la realidad.
-¿Cómo ve el horizonte para las elecciones de 2012?
-Creo que el tema de la utopía está en el centro real de la intensidad de nuestro disgusto. Pero pienso que las fuerzas de la renovación siguen siendo más poderosas y auténticas que las de las restauración. El universo conservador (en todas las tendencias políticas) se reduce y se enfrenta a la inconformidad y hasta a la respuesta violenta de nuestros pueblos. Y para mí, esas son buenas noticias, tan buenas, que ni siquiera pasan por las decisiones a tomar.
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