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EDICION DE LAS 12:50 DEL Sábado, 7 de mayo de 2011
RELATA CÓMO LO CONOCIÓ Y CÓMO FUE SU VIDA
La Condesa de Romanones escribe una carta sobre el Duque de Windsor
En estos días la aclamación internacional por la glamurosa boda de William y Kate en Inglaterra, ahora Duques de Cambridge, otra vez han surgido en la prensa difamaciones y mentiras sobre el Duque de Winsdor quien fuera durante ocho meses Rey de Inglaterra en el año 1936.
Estos escritores y periodistas suelen ser personas que nunca conocieron ni al Duque de Windsor ni a su época. Por esta razón me animo a contar lo que conozco de primera mano porque el Duque y su mujer han sido personas que formaron una parte importante de mi vida durante muchos años.
Poco después de ser proclamado Rey Eduardo VIII en el año 1936, hizo público que deseaba casarse, estaba profundamente enamorado, y convencido que no podía ocupar su importante puesto debidamente sin la mujer que amaba a su lado. Pero en aquellos años era inconcebible que un Rey de Inglaterra se casara con una mujer de clase media, además americana y divorciada. De todas formas el Rey creía que podía convencer a sus súbditos, de que semejante matrimonio era conveniente para el país. El sabía entonces que tenía mucha popularidad entre la gente joven y creía que muchos ingleses estarían dispuestos a aceptar esta boda. Además el público sabía que su novia, Wallis Simpson, no exigía tratamiento real y que aceptaría cualquier situación que hiciera posible que el Rey continuara en su puesto.
Pero el primer ministro, Stanley Baldwin, estaba violentamente en contra de la boda, y quería deshacerse de este nuevo Rey tan popular con ideas nuevas. Así aprovechó el deseo del Rey de casarse para crear dificultades, en contra de la formalización de la boda, dentro del Parlamento. Baldwin no estaba conforme con las ideas políticas del nuevo Rey y comprendía que probablemente no conseguiría los votos necesarios para su reelección en las próximas elecciones si el joven Rey se mantenía en su puesto. Decidió eliminarle obligando el rey a abdicar para poder casarse. Sabía que el rey estaba desesperadamente enamorado y luchando para resolver su deseo de matrimonio.
A pesar que el rey tenia verdadero y profundo amor por su país, sus intentos de resistir los ataques de Baldwin finalmente le obligaron a abandonar el tren.
Yo conocí a los Duques de Windsor diez años mas tarde en 1947 en New York durante mi luna de miel. Desde entonces coincidíamos repetidas veces en New York y pronto los Duques nos invitaron a pasar temporadas en su casa en París. La llegada era siempre igual. Martin nos esperaba en el aeropuerto y nos llevaba en el viejo Packard de la Duquesa por la ruta habitual, cruzando París hasta la rúe de Champs de’Entrainment en el Bois de Boulogne. Llegando a la casa Martin paraba el coche para tocar el timbre e instantes después abría una enorme verja de hierro dorado y el coche recorría un paseo ligeramente curvado, pasando una hilera de plátanos y unos macizos de dalias que el duque había plantado hasta llegar a un pequeño yclásico palacio de finales del siglo XIX que los Duques habían alquilado al gobierno de París.
Asi que, durante mas de treinta años llegamos a conocerles bien. Siempre nos chocó lo mucho que les preocupaba gastar dinero. Durante uno de nuestros visitas Luis, mi marido, contó al Duque que estábamos construyendo una casa en la playa en Marbella - un sitio que tenia una vista preciosa de la costa de Marruecos y Gibraltar. Enseguida le interesó al Duque.
“Luis, le importaría decirme cuánto cuesta un terreno allí y cuanto piensas gastar en la construcción de la casa. Con este clima tan triste de París, le convendría a la Duquesa una casa para ciertas épocas donde hay sol, pero no sé si podríamos costearlo”.
El duque compró el terreno a lado del nuestro de Ignacio Coca, pero tardó tanto en reunir el dinero para la construcción de la casa que murió sin haberlo hecho tres años más tarde. Los Duques no tenían ilimitadas cantidades de dinero, pero siguen hoy día acusándoles de gastar en frivolidades el dinero de los contribuyentes británicos.
Incluso decían que la Duquesa gastaba mucho en su vestuario. Yo sabía que las importantes casas de moda de alta costura de Paris competían para vestirla gratis - que gastaba poco dinero en su ropa, principalmente porque desde su casamiento con el Duque había sido elegida cada año la mujer mas elegante del mundo en las listas internacionales, lo cual servía de publicidad para la casa que vendía cualquier prenda que ella se ponía.
Como durante años fue la pareja mas popular y mas fotografiada del mundo, algunos periodistas de la prensa también utilizaban sus viajes para criticarles como otro gasto frívolo. La verdad era que fueron siempre huéspedes de amigos en Palm Beach y en New York y en todos los sitios donde viajaban, estaban invitados.
Pero la acusación mas grave y totalmente falsa, fué y todavía es la de declarar que el Duque ha sido pronazi. Esto se basaba principalmente en una foto de Hitler saludándole en la residencia alpina del Canciller en su luna de miel, en el año 1937. Después de la boda, cuando empezaban su luna de miel, entre los distintos países que recorrieron, realizaron una visita a Alemania. El Duque me había dicho varias veces que el alemán era el único idioma extranjera que el y sus hermanos hablaron - desde niños les cuidaba una institutriz alemana y además su abuelo era alemán. Los Duques no podían evitar visitar al Canciller de Alemania, estando en el país. Nunca viajaban en avión, a la duquesa la idea de volar le daba terror. La foto con Hitler no era mas que una visita de cortesía y tres años después cuando la segunda guerra mundial estalló servía a ciertos periodistas para acusarle de ser pronazi.
Dentro del archivo del Ministerio Español de Asuntos Exteriores existe pruebas de su anti-Hitlerismo — cartas oficiales de Schellenberg del gobierno Nazi pidiendo ayuda al gobierno español para capturar al Duque para llevarle a Alemania. Incluso Eduardo Rojas, Conde de Montarco, en 1940 ayudante del ministro Serrano Suñer y el Ministro personalmente me han contado muchos años después y también contaron a un escritor británico los detalles de esta persecución en España. El seguimiento del Duque por los alemanes fue un peligro que planeó durante meses en España y en Portugal. Entre los planes de los alemanes era el intento de convencer al Conde de Montarco de invitar el Duque a una cacería en su finca cerca de la frontera con Portugal para capturarle allí pero afortunadamente el duque no fué .Después el hecho de ser nombrado gobernador de Nassau con la ayuda de Churchill, le salvo la vida en el último momento de los agentes alemanes que seguían persiguiéndole en Portugal.
Después de su matrimonio el Duque quería trabajar e intentó conseguir permiso de su hermano. El rey Jorge le había prohibido luchar en la guerra como un soldado mas contra los alemanes, como el Duque había pedido, y creo que tampoco su hermano le permitiría aceptar las muchas ofertas de trabajo que le proporcionaría una buena remuneración, aparte del placer de ocuparse en algo serio. Su hermano consideraba indecoroso para un ex Rey de Inglaterra trabajar para alguna compañía o persona particular.
Pero lo único agradable e importante y la compensación que yo he conocido de la vida del ex rey Eduardo VIII, era que gozaba de un matrimonio feliz y un amor verdadero e intenso hasta el día que murió. Pocas parejas han conocido una vida juntos con un amor semejante que parecía aumentar con el tiempo. Ellos compartían un gran sentido de humor y se divertían juntos siempre. Recuerdo muchas pruebas de ello durante los años que les visitábamos en su casa de París. Como ejemplo, menciono una noche cuando luis y yo volvimos de una fiesta muy tarde, oímos conversaciones y risas a través del pared de nuestro cuarto de dormir que era precisamente encima del de la Duquesa. La mañana siguiente cuando la duquesa y yo almorzamos juntos — el duque y Luis estaban fuera jug0ando al golf- yo la decía que sabía que ella había dormido muy tarde la noche anterior porque había oído el ruido del radio de su cuarto a las dos de la mañana
Ella reía, “no, Aline, no fue la radio. David viene a mi cuarto todas las noches y nos divertimos hablando hasta altas horas. El es el hombre más maravilloso que he conocido en mi vida — nos divertimos mas juntos y solos que en cualquiera fiesta. Tú ya sabes lo listo que es el y como me hace reir”.
Era verdad — también el Duque me comentaba frecuentemente — “Mi mujer es la más maravillosa del mundo”.
La Duquesa no era una belleza pero tuvo cautivado toda la v ida al ex-Rey Eduardo VIII de Inglaterra y los dos gozaban de un amor maravilloso.
Los Duques de Windsor fueron una pareja enamorada hasta el fin de sus días y jamás dejaron de sentir, también, amor por la nación de la que durante muchos años fue Príncipe de Gales, el más popular y querido en la historia del Reino Unido, y más tarde Rey durante ocho meses.
Condesa de Romanones
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