Rafael Poleo: Los “parámetros diferentes” de José Vicente Rangel
Rafael Poleo
Péndulo / Nuevas Crónicas Trashumantes
Revista ZETA
Opinión
06-05-2011
Crónica a propósito del repugnante episodio del traicionado paraco sueco, un infeliz que confió en la palabra de gente cuya ética es la del atracador.
La entrega al enemigo de un aliado que confiadamente viene a casa no es lo más honorable que puede hacer un sedicente socialista con pretensiones de hombre de izquierda. Cuando se cae en semejantes abismos las posibilidades que se imponen son escalofriantes. Las alarmas colaterales son de tanta o mayor fuerza como el caso mismo. ¿De qué no es capaz este hombre? Resistamos la tentación que sugiere esa pregunta. Vamos al grano.
¿Por qué Chávez tuvo que entregarle a Santos el llamado “faraco sueco”? El guerrillero Pérez Barrera, la víctima, dice que “la orden vino de arriba”, con el ministro Izarra en el sitio de los acontecimientos, cuidando no hubiera debilidades. Sin esos cuidados, el faraco sueco hubiera pasado liso.
José Vicente Rangel, autorizado intérprete de la conducta de su jefe político el comandante Chávez, lo ha tratado de explicar en un artículo críptico y circunloquio, en el estilo de Marianela Salazar cuando habla “con cierta ligereza”. J. V. dice algo así como que la política tiene su propia lógica. Lo leí hasta tres veces y me quedó la sensación de que J. V. quiso pero no se atrevió a decir “su propia ética”.
Lo cierto es que con la computadora de Reyes y la del Mono Jojoy -que es más gorda-, más la locuacidad de Makled, Hugo Rafael Chávez Frías queda con el trasero al aire como socio de la narco-guerrilla. Vista la infortunada circunstancia de que el mencionado Hugo Rafael es Presidente de Venezuela, este errático país es quien queda en tan desairada postura. De la revolución y sus próceres nada queda por discutir. Sumadas las confesiones de Makled, la naturaleza misma de la revolución queda en entredicho. El objetivo de esa revolución deja de ser reivindicativo para convertirse en exitosa cruzada de enriquecimiento personal ejecutada según los “parámetros diferentes” que José Vicente invoca.
Por supuesto, la condición de izquierda y la ideología socialista nada tienen que ver con ese tráfico, lo cual va haciendo difíciles ciertas convivencias, como a su pesar lo va entendiendo el emblemático Partido Comunista. Porque, más allá de los excesos a que conduce la reyerta política, en la cual nada se concede al adversario, lo cierto es que el socialismo y la izquierda son realidades no sólo respetables, sino indispensables. El socialismo, que no es esto de Cubazuela, movió los cambios sociales que hicieron la vida vivible para la mayor parte de la humanidad, la que antes estaba condenada desde la cuna hasta la tumba a condiciones de vida intolerables. La izquierda es conciencia de un mundo que sin ella se dejaría arrastrar por el más torpe conformismo y miraría con indiferencia las peores injusticias. Ni el socialismo ni la izquierda tienen la culpa de lo que con ellos están haciendo sus secuestradores, los mismos que han plagiado al Libertador.
Al izquierdista honesto se le conoce porque practica la autocrítica, aprendizaje básico en la formación de un hombre de izquierda. Con esto, Marx no hizo sino darle un ropaje laico al examen de conciencia de los cristianos, el cual a su vez tiene su origen en la catarsis de los griegos. Hermosa tradición mediterránea.
Hombre de izquierda fue Kruschev, quien en el XX Congreso del Partido Comunista de la URSS denunció los crímenes de Stalin, uno de los personajes más tenebrosos que han pasado por la historia de la humanidad. Hombre de izquierda fue Howard Fast, autor temprano de “Espartaco” y tardío de una saga sobre los humildes inmigrantes que hicieron la grandeza de los Estados Unidos de Norteamérica. Fast asumió el rol sacrificado de dirigir “The Daily Worker”, el diario del Partido Comunista de EE.UU. Soportó con entereza la exclusión social de ser comunista en un país entrañablemente capitalista y no se quebró ante la persecución del macartismo. Cuando el discurso de Kruschev reveló los crímenes del stalinismo, se presentó en la sede del partido y entregó su carnet con una simple frase: “Estuve equivocado toda mi vida”. Y se encerró a seguir siendo y viviendo como un hombre de izquierda.
Auténticos hombres de izquierda no hay muchos. Aquí entre nos, ser de izquierda es más difícil, tanto como fácil es proclamarse tal. Ser de izquierda es asumir una posición crítica ante la vida, ante la Historia, ante sí mismo. Esos lameculos de Chávez no son de izquierda ni derecha. Son lameculos. Por definición, el hombre de izquierda no puede ser incondicional. Si no es un imbécil o un pobre de espíritu, el incondicional es un oportunista, un carrerista, un buscalavida, un voyaverqué-consigo. El incondicional es todo lo que no es el hombre de izquierda. Para ser de izquierda hay que ser como Eduardo Gallegos Mancera, como Cruz Villegas, como Jorge Rodríguez (el padre). Para ser de izquierda hay que tener los cojones rayaos.
Para ser de izquierda, amigos míos, hay que rectificar sin perder la esencia. Rectificar justamente para no perderla. Porque la vinculación de la izquierda con la libertad es íntima e indisoluble, y la libertad más importante es la del espíritu. Uno puede estar preso, que lo he estado, y en su calabozo ser un hombre libre. Uno puede estar desterrado, que lo estoy, y sentir la patria en las plantas de los pies donde quiera que las pose. No se puede ser de izquierda y apoyar déspotas. No se puede ser de izquierda y aplaudir como una foca, sin analizar lo que se aplaude -ser de izquierda no es una alienante militancia partidista, sino una permanente aventura intelectual. No se puede ser de izquierda y envilecer a los humildes negándoles la dignidad del trabajo y substituyéndosela-crimen nefando- por la conducta del pordiosero que hace cola para recibir limosna del caudillo que lo naricea.
La condición de izquierda supone una ética exigente. José Vicente Rangel ha debido aprenderlo en una vida vivida a contrapelo. La entrega del guerrillero Pérez Barrera no cabe dentro de esa ética. En realidad, no cabe sino dentro de la ética del atracador que aplicó Hitler y cada día imita Chávez, ese muchacho que es fascista sin siquiera saberlo. Donde sí entra como anillo al dedo es en la ética fascista. En el socialismo no. El socialismo está hecho de consideraciones humanas que pueden ser imprácticas pero que, junto al cristianismo, han permeado al hombre contemporáneo dotándolo del sentido de la compasión -esa capacidad de sufrir con el otro. Para una sensibilidad socialista, la entrega del faraco sueco es una traición abominable, adjetivo que, según recuerdo, sólo utilicé antes cuando en un calabozo de la Disip y bajo un gobierno al cual estuve vinculado el comunista Jorge Rodríguez murió víctima de la tortura.
Una sensibilidad normal, no ideológica, sencillamente humana, no puede regocijarse en el repugnante episodio del faraco traicionado. No podemos acostumbrarnos a ver esas maldades con el cristal que José Vicente nos propone. Por ese camino nos convertiremos en un país de canallas, que todavía no lo somos. Irresponsables sí, como cuando votamos (votaron) por un atolondrado sin principios cuya personalidad cambia cada vez que encuentra “un nuevo mejor amigo” que le ayuda a encubrir delitos comunes cometidos por familiares y conmilitones.
El hecho objetivo es que al faraco sueco le era normal pasar por Venezuela, su guarimba de toda la vida y de todos los faracos. Ese era el trato entre Chávez y las FARC, y ese trato no se ha revocado. Hasta cédula venezolana tenía, para votar dentro de las curiosas condiciones del REP. Su entrega es una canallada fascista que repugna como nos repugnó la represión nazi contra los comunistas. Un acto absolutamente inhumano. Para condenarlo no hay que ser de derecha ni de izquierda. Basta ser un hombre.
¡Qué falta está haciendo en Venezuela un partido de izquierda!
Rafael Poleo: A Chávez lo están cercando para sacarlo
constitucionalmente
María Teresa RomeroLunes, 15 de mayo de 2000
Rafael Poleo, veterano y agudo periodista y analista político no necesita presentación en Venezuela. No obstante, nunca está de más recordar que es el Director del periódico El Nuevo País y de la revista Zeta, desde donde sigue y dice sin tapujos lo que vé, siente y oye de la situación política nacional. Recientemente, en un programa de radio, Poleo lanzó una hipótesis: que existe una especie de alianza o acuerdo entre una parte del sector militar, la Iglesia Católica y la oposición política liderizada por Francisco Arias Cárdenas para acorralar aHugo Chávez y su gobierno, y llevarlos a una "situación límite". Para ahondar sobre éste tema, el equipo de Venezuela Analítica mantuvo con él una entrevista informal.
RP - Nadie ha hablado directamente conmigo sobre el tema. Pero hay hechos que lo llevan a uno a pensar en ello, y no es la primera vez en la historia mundial que la Iglesia Católica hace movimientos de esta naturaleza. En 1988, como Diputado al Congreso Nacional, viajé a Europa Oriental y allá me encontré con que estaba en desarrollo una confabulación entre la Iglesia Católica y el Partido Comunista para sacar a los rusos. Yo percibo que aquí en Venezuela hay una coincidencia entre la iglesia y el estamento militar para sacar constitucionalmente a Chávez y no hay duda de que Arias Cárdenas despierta un significativo entusiasmo entre la oficialidad. Por otra parte, es evidente que la Iglesia Católica está abiertamente enfrentada a Chávez.
VA- Pero, ¿es este un movimiento de la iglesia venezolana o de la Santa Madre Iglesia?
RP- La iglesia venezolana no se va a mover como se ha movido en contra del Gobierno, de una manera que no tiene precedentes al menos desde el siglo XIX cuando se dió un enfrentamiento con Guzmán Blanco, si no responde a líneas "desde arriba". Además, Arias Cárdenas gusta a la iglesia; es un hombre de extracción católica, fue seminarista y es católico.
VA- Y pareciera que a Arias también lo ve con buenos ojos la oficialidad. Es un hombre de botas.
RP- La personalidad de Arias es la del estratega, la del planificador e incluso la del conspirador, y aunque no es un líder extrovertido y carismático como el presidente Chávez es un militar eficiente, muy al contrario de Chávez cuya eficiencia militar es discutible. Cabe recordar, por cierto, que Chávez entró a la Academia Militar con una materia raspada de bachillerato y allí se desempeñó como entrenador del equipo baseball. El primer partido de baseball lo perdió y cuentan que en esa oportunidad les metió a los muchachos una práctica de ejercicios físicos que duró desde las 10:00 de la noche hasta las 3:00 de la madrugada. Por supuesto, a la mañana siguiente todos le renunciaron. Chávez es un militar atípico, pasó el curso del Estado Mayor con mucha dificultad. Arias, en cambio, es el típico militar prusiano.En otras palabras, Chávez es un militar poco militar. Ni siquiera es un buen paracaidista y de hecho la comunidad de paracaidistas civiles se burlan de él. De manera tal, que Chávez, insisto, no es el sujeto castrense, mientras que Arias es tremendamente castrense.
VA- Dicen que Chávez es temeroso.
RP- Es una personalidad angustiada. Es una personalidad neurótica por aquello de que la neurosis es la angustia de no realizarse en lo idealizado. Chávez se trató médicamente porque tenía miedo paralizante en determinadas circunstancias. No es un cobarde, sino un hombre que no acepta tener el miedo normal en los hombres.
VA- Por cierto, ¿cómo va a reaccionar Chávez, una personalidad neurótica y miedosa como usted ha señalado, cuando se sienta acorralado?
RP- Habría que ver. ¿Cómo va a reaccionar cuando sea acorralado?. Porque sin duda va a ser acorralado ya que Chávez se las ha arreglado para convocar todas las fuerzas adversas. Ha hecho sentir a la Iglesia Católica que la va a minimizar; ha peleado con los empresarios, con los medios de comunicación, con sus mismos aliados, con la derecha, con la izquierda, con todos los sectores. De tal forma, no es de extrañar que las cúpulas de los dos estamentos de los cuales estamos hablando, iglesia y militares, hasta pareciera que tienen interés en que se sepa, que está en desarrollo un proceso opositor que busca erosionar a Chávez, y en torno al cual se agrupa fundamentalmente un electorado que odia a Chávez de una forma irracional y hasta peligrosa. Ya las encuestas evidencian que pareciera que la clase C de la población se encuentra en tránsito de una adhesión mayoritaria a Chávez hacia Arias Cárdenas. El objetivo numérico de este bloque opositor es que Chávez no logre en las elecciones más del 50% para que no pueda legitimar su dictadura constitucional, y que Arias Cárdenas obtenga cerca del 40%. Esto, más la acumulación de problemas sin solución (aumento de desempleo, inflación y deterioro de la economía) además de las acciones de calle que se van a producir, conduciría posteriormente a …
VA-¿Un golpe de Estado?
RP- A un desplazamiento constitucional del presidente Chávez.
VA- Ahora, estos conflictos y enfrentamientos de los cuales usted habla, ¿son los mismas que prevalecieron durante el período más virulento de Acción Democrática (1945-1948) y podrían dar orígen a una intervención norteamericana?
RP- El cuadro es distinto. En aquella época prevalecía la Guerra Fría y el anticomunismo y los Estados Unidos mantenía la fórmula de la "internacional de las espadas". Estaban de moda los dictadores como Somoza, Trujillo y Odría. Ahora el mundo y la región latinoamericana han cambiado y existe una globalización sobre la base de la democracia representativa. El gobierno estadounidense actual ha dado muestras de tolerancia hacia Chávez y están dispuestos a seguirlo tolerando si se mantiene dentro de los parámetros democráticos.
Pero lo interesante e importante de ver, es de qué lado se pondrán las Fuerzas Armadas en el momento crítico del conflicto, y no me estoy refiriendo al alto generalato. Un precedente importante de tomar en cuenta es que en octubre de 1998 sólo dos generales eran opuestos a algo abrupto que impidiera que Chávez llegara a la presidencia. El resto estaba por una solución de fuerza y el presidente Caldera fue quien los paró. Y es que Chávez se las ha arreglado para que muchos sectores, como el militar, se sientan amenazados por él. El generalato actual percibe que en el transcurso de los próximos dos años le va a pasar lo que les pasó a los generales portugueses con la Revolución de Los Claveles. Ellos van a ser eliminados, y tanto mayores como tenientes coroneles los van a sustituir.
VA- ¿Cuál es la diferencia de peso e influencia entre el llamado sector institucional de la Fuerza Armada que parece favorecer a Arias y el sector otrora insurgente que continúa apoyando al presidente Chávez?
RP- RP- Esa medición es difícil actualmente. Parece que todavía Hugo Chávez cuenta con un 20% a 30% de respaldo, lo cual sin duda representa un apoyo significativo. Sin embargo, yo no creo que esos militares estén dispuestos a pelear, incluso se dice que ya los cerros no están dispuestos a pelear por Chávez.
VA-¿Usted cree que Chávez pueda cambiar luego de las elecciones y emprender un viraje económico y político?
RP- El problema es que Chávez cree de verdad en el proyecto revolucionario, él es un muchachón de buenas intenciones; un buen muchacho que cree en esa pendejada!. Yo una vez le dije que el temor que tenemos algunos ciudadanos es que montado en esa onda de cambios nos imponga un despotismo y que su proyecto nos arruine lo que queda de economía. El se me quedó entonces mirando con intensidad y me dijó: "Yo no moriré como un dictador". Sin embargo, él piensa vivir doce años como un dictador populista porque piensa que en el transcurso de ese tiempo va a componer el país. No creo que cambie sustancialmente su programa económico. Ya el proceso revolucionario de Chávez está andando y ni él mismo lo puede parar. Chávez ya no es dueño de sus actos ni del proceso.
VA- Además de la iglesia y el sector militar, cómo ve el enfrentamiento con los medios de comunicación y las violaciones de la libertad de prensa.
RP- Eso es una fatalidad. El proyecto de Chávez no se puede realizar sin la ayuda de los medios. Fíjate que la preocupación del gobierno por los medios es grande, Chávez es en sí mismo un medio y le preocupa el tema. Pero él no puede pasarse la vida hablando en pantalla y la divulgación de las encuestas y de las cifras económicas, de los problemas y conflictos que están pasando no la puede parar. Los medios de comunicación son un factor de erosión , sin embargo no puede enfrentarse como lo está haciendo con los dueños y los periodistas, y más bien debe buscar el diálogo para su propia supervivencia. Pero tampoco creo que en este aspecto cambie la actitud de Chávez. El es un actor de un sólo papel y está poseído por el síndrome dionisíaco.
VA-¿Y cuándo es el momento límite que Ud. señala?
RP- Cuando efectivamente Chávez quede acorralado por todas esas fuerzas de las cuales hemos hablado. Es difícil señalar una fecha específica. Pero hay una cosa determinante: lo que están esperando sus enemigos es que baje sustancialmente en las encuestas. Ello, aunado a un creciente deterioro socio-económico, coadyuvará a que llegue el momento límite en el cual se le intentará sacar constitucionalmente.
VA- Si Chávez efectivamente gana en las elecciones con menos del 50% de las encuestas, ¿cómo haría entonces para legitimar su gobierno y mantenerse?. Usted dice que no ve posible que cambie su proyecto político y económico revolucionario, pero ¿no podría hacer cambios en su tren ejecutivo, liquidar a Miquilena y José Vicente Rangel y llamar a otras personas, tal vez Claudio Fermín como se dice por allí?
RP- Yo no digo que Claudio Fermín esté trabajando para el gobierno, pero pareciera. Y ciertamente Fermín podría servir para cambiar la imagen de Chávez y su gobierno en el futuro. Pareciera que a Claudio lo neutralizaron y que en consecuencia pudiera ser reclutado para el gabinete post-elecciones, lo cual ayudaría a darle aire al gobierno de Chávez.
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