domingo 31 de julio de 2011
Montonera de trogloditas
Fernando Luis Egaña - ATV
Fidel Castro anda diciendo que el actual equipo de gobierno del señor Chávez es "el mejor de todos los años de revolución". Y al respecto deben afirmarse al menos dos cosas: una, que asociar el concepto de "equipo de gobierno" con la montonera que desgobierna al Estado y al país, es una osadía típica del dinosaurio antillano, por lo demás el "supra-presidente" del régimen bolivarista; y otra, qué cómo será la catadura de ese ensamble, que hasta recibe elogios del anciano déspota.
Montonera significa grupo o pelotón irregular de gente atropellada, y qué si no eso es la sumatoria de los encumbrados rojos; y troglodita es el sujeto bárbaro que, desde luego, piensa y actúa de manera barbárica. Y cómo no evocar a ambas ideas cuando se aprecia el proceder de tantos y tantos ministros y otros funcionarios que ocupan casillas importantes en el organigrama estatal. Por no hacer demasiada mención, no faltaba más, de quien les da el garrote.
Así sólo una montonera de trogloditas habría sido capaz de transmutar la bonanza petrolera más caudalosa de toda la historia venezolana, en la catástrofe financiera, fiscal y económica que padece Venezuela, con una deuda externa que en el 2012 puede llegar a 150 mil millones de dólares, es decir una cifra cercana al 100% del PIB nacional, que ya nos coloca en la ominosa lista de los países en vías de insolvencia, y todo ello con el precio del barril criollo por encima de los 100 dólares. No es fácil semejante anti-milagro...
Como tampoco lo es, el haber contribuido a degenerar la sociedad venezolana en una de las más violentas de América Latina y más allá. Si ya el número de asesinatos que se perpetran en nuestro país es mayor que en Colombia, que además tiene casi 20 millones de habitantes por encima de nosotros. Sólo una montonera de trogloditas podría infligir ese tipo de asolamiento. Los afamados "pranes" de las abandonadas cárceles, en diversos aspectos, no son muy distintos de los troglos gubernativos.
Así mismo, el fenómeno de la montonera no se limita al usufructo del otrora "poder ejecutivo", sino que se disemina a lo largo y ancho de toda la estructura pública, incluyendo la uniformada. En la Asamblea, o en el TSJ o en los altos rangos militares, suelen sobresalir unos trogloditas que parecen salidos de la edad de las cavernas. La única ley que parecen conocer y seguir es la ley de la sumisión absoluta al jefe absoluto. Y éste los aprovecha y deprecia al mismo tiempo, lo que no hace sino redoblar la obsecuencia.
¿Somos así los venezolanos? No. Históricamente hemos sido muy distintos, aunque no hayan faltado épocas de ignominia en las que un caudillo o tiranuelo lograra imponerse por las malas o las peores. Ahora estamos en otro tiempo menguado, uno de abajamiento generalizado de las condiciones y expectativas de vida, en las que el poder personalizado y arbitrario se vuelve la referencia central para la vida social, familiar y personal.
Y nada se aviene mejor al poder tribal que la tribu del poder, y esa es la montonera de trogloditas. La que pretende "bajar" la inflación con unas supuestas leyes de policía económica. O la que anda empeñada en resucitar el cadáver del socialismo comunista en medio de un latrocinio de satrapía. O la que se ufana en subir el volumen y agrandar la imagen del culto a la personalidad del mandón. O la que en medio de los escombros del país, todavía tiene el tupé de pontificar sobre la redención de la patria...
Las honduras del retroceso experimentado por Venezuela en estos largos años de demencia destructiva, se pueden suponer o avistar pero todavía no se pueden calibrar en toda su trágica profundidad. Y es que nada más que con pasar revista a la montonera de trogloditas, ya se aprecia la oscuridad del despeñadero.
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