Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 19 de agosto de 2011

El fanatismo no es de mentes normales...

Pakistán: el “mea culpa” de dos líderes musulmanes por los sucesos de Gojra
Acciones de fanáticos “contrarias al espíritu mismo del islam”

GOJRA, miércoles 17 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- Dos años después de los trágicos sucesos de Gojra, en Pakistán, que en la noche del 30 de julio de 2009 sacudieron a la comunidad local cristiana, dos líderes religiosos islámicos pidieron perdón públicamente por una “de las peores manifestaciones del odio hacia los cristianos en Pakistán”.

Lo hicieron durante un encuentro que tuvo lugar después de una misa en sufragio por las víctimas, presidida por el obispo de Faisalabad, monseñor Joseph Coutts.

El director de una madraza (escuela islámica) de la región, Israr Bihar Shah, y el, jefe de una mezquita cercana, Hafiz Abbul Haui, han acusado explícitamente a los “fanáticos” como responsables de los sucesos y han condenado sus acciones como “contrarias al espíritu mismo del Islam”.

El jefe de la policía ya había entonado el mea culpa en 2010 -las fuerzas del orden fueron acusadas, de hecho, de no haber intervenido de ningún modo para frenar la violencia.

Hace dos años, una multitud de casi 3.000 musulmanes invadió el barrio cristiano de Gojra, ciudad del Punjab pakistaní.

Incendiaron dos iglesias (que Ayuda a la Iglesia Necesitada está ayudando a reconstruir) y más de 150 edificios.

En el gran incendio murieron quemadas ocho personas -entre las que había cuatro mujeres y un niño de 7 años- y otras veinte quedaron gravemente heridas.

El origen de la violencia fue la acusación de algunos líderes religiosos islámicos a tres cristianos -Mukhtar Masih, Talib Masih e Imran Masih- culpables, según ellos, de haber quemado algunas páginas del Corán.

Esa acción, aplicando la infame Ley anti-blasfemia pakistaní, prevé la cadena perpetua.

En defensa de los tres hombres se declaró, en seguida, el entonces ministro para las minorías, Shahbaz Bhatti- asesinado en un atentado el 2 de marzo de 2011-, que sostuvo firmemente su inocencia.

“Son afirmaciones de importancia extraordinaria”, ha declarado a Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) el director de la Comisión para el ecumenismo y el diálogo interreligioso de Faisalabad, el padre Aftab James Paul.

Hablando con AIN, el sacerdote destacó que los dos líderes islámicos -aunque no estaban implicados en el ataque de 2009- han tenido la valentía de pedir perdón en nombre de su comunidad por todo lo sucedido.

“Han pronunciado frases muy importantes -añadió- afirmando que la religión islámica no acepta de ningún modo el homicidio y que los culpables de tales acciones no comprenden el verdadero espíritu del Islam”.

El padre Aftab añadió que, “si bien se trata de declaraciones no oficiales realizadas al final del encuentro”, las palabras de los dos líderes religiosos son doblemente preciosas, porque estas dos personas son muy conocidas en la comunidad y de esta manera “influirán seguramente en los demás fieles”.

Discurso del Papa en el concierto por sus 60 años de sacerdocio
El 9 de agosto en Castel Gandolfo

Discurso del Papa en el concierto por sus 60 años de sacerdocio

Destaca que la música de Bach y Vivaldi refleja su profundo ánimo religioso

CASTEL GANDOLFO, miércoles 17 de agosto de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI pronunció en el concierto celebrado en honor a sus 60 años de sacerdocio, el pasado 9 de agosto en Castel Gandolfo.

* * * * *

Señores cardenales,

venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio

reverendo señor decano,

estimados músicos,

¡queridos amigos!

A la estupenda música que todavía resuena en nuestros corazones, no se puede añadir nada. Debo decir, sin embargo, unas palabras de agradecimiento a todos los que han hecho posible y que han organizado este concierto aquí en Castel Gandolfo. Agradezco de corazón al señor decano por su discurso de saludo inicial, y sobre todo a los artistas -el maestro Albrecht Mayer, la violinista Arabella Steinbacher y el Ensemble “New Seasons”- por esta espléndida ejecución que llega al corazón. Estoy particularmente contento por el hecho de que hayáis querido ofrecer este concierto en ocasión del LX jubileo sacerdotal que mi hermano y yo, con la gracia divina, hemos podido celebrar juntos hace poco tiempo. Y usted, señor Mayer, ha colocado este concierto bajo el lema: “Lo que Dios hace, está bien hecho”, y así lo ha convertido, desde lo más íntimo, en un concierto de agradecimiento y de confianza creciente. ¡Infinitas gracias a vosotros por este regalo!

Esta noche hemos podido encontrarnos con dos exponentes de la música verdaderamente grandes del siglo XVIII: Antonio Vivaldi y Johann Sebastian Bach, maestro de maestros.

Las dos piezas de Vivaldi que se han tocado esta noche forman parte de los llamados “concerti ripieni”, escritos para orquestas de cuerda y bajo continuo, la mayoría de los cuales tenían una intención didáctica, especialmente cuando Vivaldi enseñó en la “Pietá” uno de los orfanatos-conservatorio de Venecia para niñas. La estructura de tres tiempos con un breve “adagio” central es típica del gran artista italiano, pero esta uniformidad arquitectónica no es nunca monótona, porque -como hemos escuchado- el tratamiento de tono, el color orquestral, la dinámica del discurso musical, la masa armónica, el arte del contrapunto y de la imitación, convierten los conciertos de Vivaldi en un ejemplo de luminosidad y de belleza que transmite serenidad y alegría. Creo que esto provenía también de su fe. Vivaldi era un sacerdote católico, fiel a su Breviario y a sus prácticas de piedad. La escucha de su producción de música sacra revela su ánimo profundamente religioso.

Y este es un vínculo que lo une a Johann Sebastian Bach, luterano, admirador de Vivaldi de quien estudió y transcribió varios conciertos. “Soli Deo gloria”: esta frase aparece como un estribillo en los manuscritos de Bach – un leitmotiv de las cantatas de Bach como dice el opúsculo del programa- y constituye un elemento central para comprender la música del gran autor alemán. La profunda devoción fue un elemento esencial de su carácter, y su sólida fe sostuvo e iluminó toda su vida.

En la portada del "Kleines Orgelbüchlein" se pueden leer estas dos líneas: "Dem höchsten Gott allein zu Ehren, Dem Nächsten draus sich zu belehren" [Al Dios Altísimo para honrarlo, a los demás para instruirlos]. Bach tenía una concepción profundamente religiosa del arte: honrar a Dios y recrear el espíritu del hombre. Escuchando su música se recuerda el fluir de un arroyo, o quizás una gran construcción arquitectónica en la que todo está armoniosamente combinado, la reproducción de la perfecta armonía que Dios ha impreso en su creación. Bach es un espléndido “arquitecto de la música”, con un uso inigualable del contrapunto, un arquitecto guiado por un tenaz ésprit de géometrie, símbolo de orden y de sabiduría, reflejo de Dios y así la racionalidad pura se convierte en música en el sentido más elevado y puro, belleza esplendorosa. Esta noche hemos podido admirar este espíritu de Bach en las piezas iniciales tomadas de la monumental obra de fe que son las Cantatas, en esa música pura, cristalina de la Partitura N.2 en re menor para violín y en el bellísimo Concierto BWV 1060, propuesto en una versión que, probablemente, corresponde a la antigua.

Gracias de nuevo, también de parte de mi hermano, al señor decano, al maestro Mayer, a la violinista Arabella Steinbacher, al Ensemble “New Seasons”. A todos vosotros un sentido “Vergelt’s Gott” [Dios os lo pague]. De corazón os imparto a vosotros y a todos los presentes mi Bendición apostólica.

[Traducción del original italiano por Carmen Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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