Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

martes, 9 de agosto de 2011

HISTORIA DE LA OBSTETRICIA EN CARABOBO Dr. Alberto Sosa Olavarría



MEDICOS QUE EJERCIERON Y EJERCEN LA OBSTETRICIA

Antes de proceder a la reseña individual de aquellos facultativos que en Valencia dedicaron gran parte de su ejercicio como médicos a la atención obstétrica, resulta de estricta justicia y rigor histórico, destacar las figuras de los doctores BERNARDO PAEZ y FERMIN LUGO, cuyos datos biográficos no hemos podido aún rescatar y que en el caso del doctor Lugo sólo hemos encontrado los relacionados con su breve estadía en Pto. Cabello.

A estos dos médicos corresponde la acción procera de los estudios universitarios de la obstetricia en Carabobo, ya que fueron los primeros docentes que regentaron la Cátedra de Patología Externa y Obstetricia del Ier. Curso de Medicina en el Colegio de Primera Categoría de Carabobo, y que se inició en el año de 1852.

ATILANO VIZCARRONDO ROJAS

Oriundo de Cuba, nace en La Habana el 16 de septiembre de 1859 y muere en Caracas el 10 de abril de 1928. Estudió su carrera de médico en la Universidad de Caracas y el 4 de agosto de 1882 recibió el título de Licenciado en Medicina y Cirugía. Durante sus estudios mostró especial inclinación por la obstetricia, recibiendo clases del Dr. Nicanor Guardia, y el 8 de diciembre de 1880 obtuvo el primer premio en obstetricia. Se destacó en la docencia, regentando la cátedra de Patología Externa y Obstetricia en el Colegio de Primera Categoría, compartiendo méritos con el Dr. Luis Pérez Carreño.

Su fama de obstetra diestro y conocedor de la materia fue expandiéndose por todo el estado y su desempeño ante circunstancias inesperadas y difíciles le valió el bien ganado calificativo de “Obstetra por Vocación” conque le llamara, en sus crónicas, el historiador médico carabobeño Dr. Fabián de Jesús Díaz.

Se desempeñó además como militar y ocupó diversos cargos en la administración pública, en los cuales se distinguió por su elevado sentido de la responsabilidad y una verdadera vocación de servicio.

La memoria popular le recuerda como un hombre de porte elegante y señorial que usaba para su transporte una regia victoria tirada por magníficos corceles.

LUIS PÉREZ CARREÑO

Nació en Montalbán, Estado Carabobo, el 26 de julio de 1866, hijo de un discípulo de Vargas, el Dr. José María Pérez y de Doña Isabel Carreño, realiza sus estudios preuniversitarios en la ciudad de Valencia y luego se inscribe en la Ilustre Universidad de Caracas adquiriendo al final de sus estudios la condición de biborlado: Médico y Abogado. Sus compañeros de promoción fueron Samuel Eustaquio Niño, Emilio Conde Flores, Manuel Díaz Rodríguez, Elías Toro y Jesús Sanabria Bruzual. Su inclinación por el Arte Obstétrico se puso de manifiesto desde etapas tempranas de su carrera, llegado a Valencia se incorporó a la docencia en el Colegio de Primera Categoría para continuar luego en la Cátedra de Medicina Operatoria y Obstetricia de la Universidad de Valencia. Luego de una extraordinaria y fructífera labor como médico y como magistrado muere en el año de 1932. Compartimos al máximo el criterio expresado por el Dr. Fabián de Jesús Díaz, biógrafo de Pérez Carreño, que evocar el nombre de éste, enmarcándolo en el medio y en la época en que él actuara, es reactualizar la edad de oro de la Provincia Carabobeña.

La preponderancia que le diera a la Obstetricia en su fecundo proceder hipocrático se refleja en la publicación de dos excelentes trabajos titulados: “Higiene de la Mujer Embarazada”, el cual constaba de nueve fascículos correspondiendo a cada uno de los meses de la gestación, y en mayo de 1901 publica a través de la imprenta “Las Noticias” un fascículo de 16 páginas titulado “ÚTILES ADVERTENCIAS acerca de los partos”, con un prólogo del Dr. Eduardo Celis, catedrático jubilado de Anatomía de la Universidad de Valencia. En este documento, se pone en evidencia el profundo conocimiento que tuviera el Dr. Pérez Carreño de la obstetricia y de la trascendental importancia que le concedía a la madre y al feto en el vital trance del parto.

El propósito de la publicación era el de hacer llegar a los padres de familia unas “Útiles Advertencias” con el objeto de crear conciencia acerca de los cuidados necesarios a la embarazada y a la vez advertir de los inminentes riesgos y graves peligros a los que se expone la madre y su criatura al permitir que la asistencia sea prodigada por empíricos e ignorantes del arte obstétrico.

Señala el autor que “Nuestro ánimo es divulgar en la sociedad en que vivimos, los detalles, reglas y principios que hemos aprendido en el Arte de los partos, estudio a que nos hemos consagrado desde las aulas, a fin de que predomine la ciencia, porque estamos bien poseídos de que escasas serán las víctimas y nulo los desastres, cuando el esplendor de la verdad, haya sustituido a las sombras de la ignorancia”.

En ese importante documento, el autor deja expresa constancia de haber estado entre los primeros que en Venezuela protestaron contra el uso del cornezuelo de centeno durante el parto (EL DIARIO - Julio-1983), medicamento al cual atribuye y con sobradas razones, efectos mortales tanto para la madre como para el feto, al producir la “tetanización” del músculo uterino. La experiencia del autor al respecto queda expresada en el siguiente párrafo: “Tanta impresión dejaron en nuestro ánimo los desastres causados por la brutal e intempestiva administración del cornezuelo de centeno, y como estos hechos se repitieran, que publicamos el artículo citado a fin de que llevada a todas partes por medio de la prensa la noticia de sus efectos desastrosos, se guardasen de usarlo sin la autorización facultativa”... para continuar más adelante “El hecho, desgraciadamente frecuente, nos ha sugerido escribir estos consejos, para que padres y madres, penetrados de la verdad que encierran, no confíen tan ciegamente vidas que importa conservar, al aventurado recurso del empirismo”.

“Busquemos la Ciencia desde el primer momento, no incurramos más en llamar a última hora el que pudo habernos dado desde mucho tiempo antes la alegría; y que ahora, ya tarde va a intervenir para extraer un cadáver, atender a la madre, tanto tiempo debatida en inútiles esfuerzos y tentativas, y a la cual encuentra casi exánime, agotada y víctima de una infección de la que tal vez no salvará”.

Es contundente la posición del Dr. Pérez Carreño como obstetra. Combate firmemente el intrusismo inexperto en la atención de la parturienta y estimula a los futuros padres a buscar precozmente la ayuda del experto.

Impresionante el aquilatado juicio del maestro cuando señala: “El arte de los partos es hoy día matemático en sus indicaciones: se espera porque se debe esperar, se interviene porque es urgente intervenir; el tiempo que hay que esperar y el momento en que hay que intervenir no se confunden, uno y otro están señalados matemáticamente por el Arte: esperar minutos más de lo indicado es arriesgar la vida de la madre y el hijo. Por eso el arte debe presidir siempre la función de la maternidad”. Como exordio o bien como epifonema, debería encontrarse tan acertada e imperecedera sentencia, en los libros obstétricos actuales o en el material de apoyo que se entrega a nuestros alumnos al enseñarles la metodología de la atención del parto.

El concepto que tenía el Dr. Pérez Carreño de la asistencia obstétrica no difiere en modo alguno del paradigma perinatológico actual: actuar en función del bienestar integral tanto de la madre como de su hijo.

“¿Por qué conceder tan poco valor a la vida del niño?”, “que muera el niño pero que se salve la madre”, “¿Y por qué ha de morir el niño? Precisamente el arte interviene para salvar la vida de la criatura, y no para terminar un parto en el que se ha desesperado esperando.”...“Si el niño nace muerto ha pagado con la vida la negligencia o la ignorancia de los que debieron cuidar de su conservación”.

Sus orientaciones para el manejo del trabajo de parto continúan en plena vigencia, así leemos como ordena que “Durante el parto el médico está armado con la ciencia; de guardia siempre; asiste a los progresos del trabajo; palpa exteriormente sus adelantos, ausculta cada diez minutos el corazón del niño, (este precepto es importantísimo), practica nuevo aseo del canal genital, y alienta a la mujer inspirándole siempre fe y valor”.

Preconizaba la terminación artificial del parto ante la menor señal de que la vida materna o fetal corría peligro, sus brillantes descripciones de la aplicación del fórceps, recogidas por el Dr. Oscar Agüero en su incomparable historia del uso de ese instrumento en nuestro país, resultan harto demostrativas del dominio que sobre este extraordinario instrumento obstétrico poseía el Dr. Luis Pérez Carreño.

Las extremas medidas de antisepsia unidas a la ciencia y a la paciencia eran sus estandartes en la lucha contra la morbimortalidad materna y perinatal.

Considero un justo acto el transcribir para la historia de la Obstetricia en Carabobo el conjunto de normas propuestas por el Dr. Luis Pérez Carreño para ser aplicadas durante el embarazo, en el acto del parto, durante el puerperio. Juzgue el lector la vigencia de las mismas. Paradigma de esta normativa sólo la hemos encontrado en la “Cartilla de Partear” elaborada por el Sabio José María Vargas.

1. Durante el curso del embarazo asearse cada día las mamas con el agua boricada al 5 x 100.

2. Hacer examinar la orina por un facultativo durante los últimos tres meses del embarazo.

3. Durante los últimos quince días ponerse una inyección vaginal mañana y tarde con la solución de sublimado al 1 x 4.000.

4. Cada mañana después de la inyección, aseo de los órganos genitales externos con el agua hervida y el jabón sublimado.

5. La pieza donde ha de tener lugar el parto ha de estar libre de muebles innecesarios, cortinas, etc., etc. y debe ser cuidadosamente desinfectada.

6. Los cobertores de cama, vestidos interiores de la mujer y demás lienzos que hayan de usarse, han de estar hervidos previamente.

7. La mujer en el acto del parto ha de tener vacíos el recto y la vejiga.

8. Hecho el diagnóstico de la presentación, es inútil durante el trabajo molestar a la mujer con exámenes y tactos que sobre ser innecesarios, son perjudiciales. Debemos decir otro tanto de los esfuerzos inoportunos que se les invita a hacer y de las posiciones tan inverosímiles que se les obliga a tomar, puesto que no conducen sino a la extenuación y agotamiento de la mujer.

9. Durante los primeros dolores -período de dilatación- la mujer puede estar de pie, acostada o marchar, no debe abandonar la cama tan luego como se hayan derramado las aguas; dos horas después de perdidas dichas aguas y no terminare el parto, debe acudirse al médico, si éste no estuviere presente.

10. La placenta no debe quedar más de media hora dentro del útero; debe evitarse las tracciones bruscas del cordón y evitarse también extraerla con precipitación a fin de que no se rompan las membranas y queden restos de ellas dentro del útero.

11. Si el parto ha sido bien dirigido no hay necesidad de inyecciones vaginales; basta el aseo exterior con líquidos antisépticos, resguardando la entrada de la vagina con una capa de algodón aséptico.

12. El uso del cinturón o faja en las recién paridas es útil siempre y necesario a veces.

13. Nadie podrá tocar a la mujer recién parida sin haber sido previa y científicamente desinfectado.

14. La pieza ha de permanecer durante el día bien ventilada, abiertas puertas y ventanas; cerrada durante la noche, permitiendo siempre el cambio de la atmósfera ambiente, pero impidiendo que las corrientes directas de aire caigan sobre la mujer o el recién nacido.

15. Evitar la aglomeración de personas en la pieza de la parturienta y sacar fuera de ella todo lienzo sucio o cualquier otro objeto que pueda ser motivo de infección.

16. Inmediatamente después del parto la mujer debe reposar tranquila; no tomará nada, salvo indicación médica, porque las bebidas o pociones que se dan con la pretensión de limpiar el vientre o quitar entuertos, sobre ser ineficaces provocan a veces hemorragias y otros peligros. Del 4º al 6º día la madre podrá tomar una onza de aceite de castor en un vaso de leche caliente.

17. La recién parida debe permanecer en cama durante quince días por lo menos.

18. A la menor elevación de temperatura que se notare en la madre, acudir sin pérdida de tiempo al médico.

19. La alimentación de la recién parida debe ser sana, de fácil digestión y reparadora: Carne, pan, leche, legumbres, sopas. La cantidad de alimentos ingeridos cada vez, debe ser moderada, pudiéndose repetir a intervalos regulares, cada tres o cuatro horas. Las comidas abundantes producen casi fatalmente indigestiones, alteraciones en la calidad de la leche, con perjuicio de la salud de la madre y el niño.

Puede hacer uso del vino, cerveza, siempre en pequeñas cantidades, pues el alcohol que contienen estas bebidas son perjudiciales para el recién nacido.

No hay necesidad, en una palabra, de un régimen alimenticio especial; he aquí la regla: evitar los excesos en las comidas y bebidas y esperar que hayan sido digeridos los alimentos tomados antes de ingerir nuevas cantidades.

20. La mujer debe criar a su hijo, salvo contraindicación pronunciada únicamente por un facultativo.

21. El cordón no debe seccionarse tan luego como nace el niño pues que se priva a éste de algunos gramos de sangre que todavía debe recibir de la madre. Colóquese al niño en buena posición y espérese 15 minutos para hacer la sección.

22. El hilo para la ligadura del cordón debe estar hervido en una solución boricada al 5%. La curación del ombligo debe hacerse simplemente con algodón aséptico. El uso de otras sustancias retarda su caída y producen ulceraciones de larga duración.

23. Rechazar el uso de aguas o purgantes que se hacen al niño con perjuicio del buen funcionamiento de órganos digestivos; basta ponerlo desde el primer momento al pecho, cosa útil para la madre y recién nacido.

24. Realizar al recién nacido dos veces al día por mañana y tarde una instilación en cada ojo de algunas gotas de solución bórica al 3%-Doleris. (Tratamiento profiláctico de la oftalmía de los recién nacidos.)

25. Mientras el niño no esté mamando debe permanecer en lecho separado de la madre.

26. Después de haber dado pecho al niño debe lavarse con solución de sublimado al 1 x 4000, y antes de darlo nuevamente, lavarlo con solución boricada al 3%.

27. Las alteraciones que se notaren en la salud del niño deben ser denunciadas al médico, sin pérdida de tiempo.

28. Durante el día el niño tomará el pecho cada dos horas, por la noche cada tres o cuatro horas; dándole en cada vez de un solo pecho. La duración de cada mamada es de un cuarto de hora a 20 minutos.

29. El niño puede ser bañado en agua tibia desde los ocho días; y la madre a los 30 o los 40 días, -según estado- en agua ídem.

30. El niño debe ser destetado entre los 15 a 18 meses. -Budín.

31. En caso de crianza artificial se puede recurrir al uso de la leche fresca de burra, cabra... en caso de que no pueda obtenerse fresca cada día como se requiera, se esteriliza pudiéndose conservar durante largo tiempo en buenas condiciones. Conviene hacer uso de la mezcla de leche procedente de varias vacas y no de una sola. “Ciertas vacas producen mucha manteca en tanto que otras producen poca; de igual manera sucede con la caseína; por otra parte está demostrado que la composición de la leche en la misma vaca varía mucho de un día a otro, en tanto que al contrario la leche mezclada de todas las vacas de un mismo establo varía poco.”

En las treinta y una normas o “advertencias” formuladas por el ilustre obstetra carabobeño, podemos observar la inequívoca condición del conocimiento actualizado para la época en que se desenvolvía este galeno. Destacan en ellas las normas de higiene de la glándula mamaria antes y durante la lactancia, los cuidados extremos en la limpieza de la pieza y los utensilios a utilizarse durante el parto, la deambulación materna durante el trabajo de parto siempre y cuando estuviesen íntegras las bolsas de las aguas, la proscripción de tactos a repetición, la ligadura tardía del cordón, la protección perineal durante el expulsivo y la tetada precoz, son medidas y sugerencias que hoy en día no tienen objeciones para ser aplicadas en los denominados partos de bajo riesgo.

La figura de Pérez Carreño como tocólogo se agiganta con la opinión que de él emitiera otro de los grandes en las lides cesiológicas venezolanas, el ilustrísimo Dr. Luis Razzetti, quien con motivo de la solicitud que ante él hiciera nuestro biografiado, de que leyera en su nombre y ante la Academia Nacional de Medicina un trabajo de su autoría y relacionado con el tratamiento del cordón umbilical. El texto de dicha opinión fue publicado en la Gaceta Médica de Caracas, XVIII, 15, 119, 1910 y señala: “El doctor Pérez Carreño es uno de los pocos médicos del interior que tienen la excelente costumbre de escribir y publicar el resultado de su experiencia personal, como lo demuestra el trabajo que voy a leer y en el cual comprueba el autor que estudia y raciocina con criterio propio”.
Dr. Luis Pérez arreño. Dibujo de la portada del libro de su biografíapor el Dr. Fabián Díaz.

El Dr. L. Pérez Carreño se inició en la educación superior en el Colegio de Primera Categoría, habiéndole sido asignada la Cátedra de Obstetricia y Medicina Operatoria, cargo que mantendría luego en la Universidad de Valencia. A cincuenta y dos alcanzaría el número de alumnos que pasaron por sus manos, siendo los últimos en titularse: Emiliano Azcúnez, Luis Ravelo Pérez, Luis Gonzaga Codecido y Jesús María Arcay Smith.

Compartió en su época de ejercicio profesional con los doctores Briceño Picón, Simón Marrero, Virgilio Herrera, Emiliano Azcúnez, Rafael Iturriza, Napoleón Araujo y Atilano Vizcarrondo.

Durante sus años de docencia, siempre se preocupó por exaltar las cualidades de quien fuera su maestro en obstetricia en la Universidad de Caracas, el doctor Simón Vaamonde Blesbois. Murió en Macuto el 7 de octubre de 1932 y sus restos reposan en el viejo cementerio de Valencia.

CARLOS SANDA PEREZ

Sus ascendientes se remontan a la época de la independencia, su abuela era hermana del Coronel Santiago Mariño Claride (1788-1854), conocido en nuestra historia patria como el “Libertador de Oriente” y que se desempeñó como Jefe del Estado Mayor en la Batalla de Carabobo. Nació en Valencia el 17 de agosto de 1869, en una de las habitaciones de la casa de su tía Ninfa Pérez de Bermúdez Coussin, esposa del General Pedro Bermúdez Coussin, y que se ubicaba en el cruce de las calles Independencia con Díaz Moreno. Hijo del General José María Sanda Mariño (1817- 1880) y Ana Teresa Pérez, sobrino del doctor Rafael Pérez Pérez, es el tercer hijo del matrimonio y su nacimiento ocurre prematuramente y como consecuencia del estado de ánimo de su madre, atribulada por el inminente inicio de la guerra civil de 1869 y en la que su esposo se vería envuelto. A los pocos días de su nacimiento regresaría a la casa paterna en la calle Beneficencia hoy Soublette, donde transcurriría toda su vida. Quedó huérfano de padre cuando apenas contaba con 11 años de edad, su hermano mayor (José María) murió de tosferina y el menor (Mariano) quedó paralítico muriendo a edad temprana, así Carlos tuvo que trabajar para ayudar a la manutención del hogar. Todo ello como consecuencia de la falta de auxilio económico, que le correspondía a la viuda del militar fallecido por concepto de montepío y que nunca le fuera otorgado. Vendió periódicos y trabajó en un almacén de la familia Tarbes, hacía mandados y realizaba pequeñas tareas, sin descuidar en ningún momento sus estudios. Los avatares del destino forjaron en él una recia personalidad, de corazón noble y bondadoso, con gran disciplina y constancia, de profunda formación católica. Luego de haber aprendido sus primeras letras enseñadas por la señorita Socorro Martínez, fue matriculado en la Escuela Normal de Carabobo y en el Colegio de Primera Categoría en 1883, allí recibió clases de Lisandro Lecuna, Francisco José Cisneros y Simón Marrero. A los 19 años recibió el título de Bachiller en Filosofía y Letras.

La vocación de ser médico quizás surgió de la figura de su tío Rafael Pérez y del contacto que casi a diario tenía con los médicos que vivían en la misma calle y que visitaban su casa a tratar a su hermano paralítico, en segundo lugar la presencia en su casa, como huéspedes, de los hermanos Lizarraga (Federico y Luis) dedicados estudiantes de medicina, y finalmente la proximidad de su hogar al Hospital de Caridad y el Colegio Federal de Primera Categoría de Carabobo, en este entorno se consolida su más cara aspiración la de ser médico, graduándose un día antes de arribar a los 25 años, el 16 de agosto de 1894. El 28 de septiembre de 1888, se había matriculado en el Colegio Federal de Primera Categoría para cursar bachillerato en Ciencias Médicas siendo Vice-rector Cisnero Ochoa y Secretario interino, Lisandro Lecuna. Los últimos dos años de su carrera los cursó en las aulas de la recién institucionalizada Universidad de Valencia (1892). Aprendió Obstetricia de los labios de Luis Pérez Carreño, Patología Interna de Manuel Fonseca y Patología Quirúrgica con Atilano Vizcarrondo. Para el otorgamiento del título de Bachiller en Ciencias Médicas (10 de agosto de 1894) obtuvo por sorteo dos temas, uno de ellos como tema para las “reflexiones de las réplicas” fue el siguiente: “Retención de la placenta en el aborto y en el parto”. El 15 de agosto del mismo año solicitó que le fuese fijado el examen para optar al título de Doctor en Ciencias Médicas y entre los temas que seleccionó al azar estuvo para la oración verbal, el relacionado con la versión como procedimiento obstétrico. Durante su vida estudiantil recibió múltiples diplomas de reconocimiento por haber obtenido calificaciones sobresalientes en diferentes materias. En el mismo año de su graduación, a meses de su graduación, pasó a formar parte del plantel docente de esa universidad dictando las cátedras de Patología Externa y Química Médica y fue nombrado por la Municipalidad de Valencia como practicante del Hospital de Caridad, ejerciendo su profesión en el Hospital de Beneficencia y en el Asilo de Huérfanos (Asistencia Social San Martín).

Desplegó una intensa actividad médica durante las epidemias que azotaron a Valencia, y en la que destaca la de viruela (1898), peste bubónica (1908) y de la gripe española (1918). En la Universidad de Valencia llegó a ocupar los cargos de Secretario Accidental (15 de enero de 1900), Vice-Rector (1900) y Rector encargado por muerte del titular (Dr. José A. Montiel) en 1904, a la edad de 33 años, teniendo que soportar la ignominiosa medida de clausura dictada por el General Cipriano Castro, que se hizo efectiva en aciago 16º día del mes de mayo de 1904. Así la Universidad de Valencia cumplía con su primer ciclo de 11 años y 5 meses; correspondió a él despedir a los últimos egresados de la Universidad de Valencia: Diego Bautista Ortega, Jesús María Arcay, Luis Felipe Ravelo Pérez y Luis Gonzaga Codecido.
Dr. Carlos Sanda Pérez

En los primeros años de ejercicio profesional se inclinó por el arte de los partos, quizás para intentar seguir los pasos de su maestro Luis Pérez Carreño, quien en sus periódicas publicaciones de la estadística obstétrica lo incluía junto a los Dres. Virgilio González Lugo, Eduardo Celis Sauné, Eudoro López y José María Guevara; entre los amantes de esta especialidad médica. Especial deferencia hacia él sentía su maestro, pues solicitaba su ayuda en casos difíciles, tales como aplicaciones de fórceps, versiones internas, embriotomías, legrados uterinos, extracciones de placenta y sepsis puerperal.

Contrajo matrimonio con Matilde Gallango, el 12 de octubre de 1907 quien moriría a consecuencia de una incurable y dolorosa enfermedad en el año 1936. En ese mismo año cumplía funciones como diputado en el Congreso Nacional, firmando la Constitución Nacional de 1936. Del matrimonio con Matilde Gallango nacieron una hembra Ana Teresa, quien se dedicaría de por vida al cuidado de su padre, a resguardar el patrimonio histórico de la familia, a las obras de caridad y a la pintura, y dos varones, José María y Carlos Enrique, ambos médicos, el primero obstetra de gran fama. Celebró sus Bodas de Oro Profesionales, el 16 de agosto de 1944, y la ciudad entera le acompañó en tan especial circunstancia, mediante reconocimientos con los que los hombres y las comunidades agradecidas suelen premiar a sus benefactores.
Hospital Dr. Carlos Sanda en Güigüe

Su jubilación fue decretada por el Dr. Manuel García G., Gobernador del Estado Carabobo el día 10 de enero de 1946, fijándole una pensión de 400 bolívares mensuales, luego de haber ejercido la medicina durante 56 años. En su lecho de enfermo y por boca del propio Ministro de Sanidad y Asistencia Social, Dr. Antonio Martín Araujo, se enteró que el Centro de Salud de Güigüe sería bautizado con su nombre. Murió a la edad de 81 años, el 5 de diciembre de 1950, luego de una larga y penosa enfermedad, durante la que tuvo el apoyo profesional y de permanente compañía por parte de su gran amigo, el Dr. Francisco Ignacio Romero. Los rasgos más sobresalientes de este “Hijo Esclarecido de la Ciudad de Valencia” y último Rector de la Universidad de Valencia, fueron su humildad, su sencillez, su vida austera, su verdadera vocación por la medicina, su amor a la familia, su culto a la amistad y su inquebrantable fe en la doctrina de Cristo.

LUIS RAVELO PEREZ

Nació en Valencia el día 9 de febrero de 1882, hijo de Luis Felipe Ravelo Espinoza y de Agustina Pérez Melo, siendo el último de cuatro hermanos y segundo varón de la familia, cuando tenía cinco años de edad pierde a su padre, y sería su madre quien a partir de entonces tutelaría la educación de sus hijos y a Luis Felipe lo inscribió en la Escuela Municipal de San José y bajo la dirección del Br. José Eduvigis Mendoza, recibe sus primeros conocimientos, luego la primaria y la secundaria las cursó bajo la tutela de una de las figuras mas connotadas del magisterio carabobeño: Don Lisandro Ramírez, que junto a Pedro del Castillo, Angel María Corao y el Dr. Lisandro Lecuna contribuyeron a moldear el perfil del futuro médico. En 1898 ingresa a la Universidad de Valencia en la que aprende medicina de los doctores Rafael Guerra Méndez, José Antonio O´Daly, Faustino Figueredo Alcántara, Eduardo Celis, José Rafael Revenga, Luis Pérez Carreño, Atilano Vizcarrondo, Manuel Quintana y Rafael María Iturriza. Realiza sus pasantías en el Hospital de Caridad y posteriormente en el Hospital Civil, el final de su carrera coincide con el artero golpe del Gobierno Nacional que decreta la clausura de la Universidad de Valencia y lo obliga a formar parte de la última promoción de médicos de esa máxima casa de estudios.

Apenas titulado formó parte del plantel médico del Hospital Civil alcanzando la categoría de Médico Jefe de Servicio. A su paso por las salas del hospital y motivado por las clases de sus profesores Atilano Vizcarrondo y Luis Pérez Carreño, comenzó a interesarse por los problemas de la embarazada y de las parturientas, de las que “supo todas las amarguras y apuros y todos los sinsabores que representaba entonces la función del Partero”. Llegó a superar la cifra de 3.000 partos asistidos y acumuló una experiencia tal que unida a su humanitaria condición, fueron reconocidos como méritos suficientes para que figure en los anales de la historia de la Obstetricia en Venezuela como el primer médico carabobeño al cual se le otorgó el reconocimiento de Miembro Honorario de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Venezuela, recibiendo tal distinción del Presidente de dicha Sociedad, Dr. Julio Calcaño, el 1º de mayo de 1954. En ese momento cumplía 50 años de labor profesional, pues su acto de grado había sido el 13 de septiembre de 1904. En el discurso que pronunciara el Dr. Fernando Guerra Méndez con motivo de la toma de posesión como primer Presidente de la Seccional Carabobo de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología, al referirse al homenajeado dijo: “hombre benemérito que representa medio siglo de lucha y medio siglo de historia de la medicina vernácula. El doctor Ravelo Pérez es un veterano de nuestra profesión; pionero del ejercicio de la obstetricia en nuestro medio; luchador infatigable de una época romántica y heroica cuando el médico luchaba en medio sórdido, sin recursos técnicos, sin vacunas, sin antibióticos; pero abroquelado con el caudal infinito de sus recursos personales”… “no trabajaba por horas, ni cobraba por unidad de trabajo: pero sentía la profesión como un sacerdocio y servía con sinceridad y desinterés y abnegación”. El día 12 de mayo de 1921 contrajo matrimonio con Luisa Celis Silva y de ese matrimonio nacieron tres hijos. Murió el 5 de noviembre del año de 1958, a los 76 años de edad.

JOSÉ RAFAEL REVENGA

Nació en Caracas en el año de 1857, y se graduó el 28 de julio de 1878. Fue profesor del Colegio de Primera Categoría de Carabobo y socio fundador e individuo de número de la Academia Nacional de la Medicina. Como médico en ejercicio abarcó múltiples ramas, habiendo sido internista, cirujano, partero y oculista; “hizo de todo y todo lo hizo bien”.

VIRGILIO GONZÁLEZ LUGO

Hijo de Francisco González Guinand y Doña Filomena Lugo. Nació en Valencia el primero de mayo de 1874 y se graduó en la Universidad de Valencia en 1897. La cirugía y la obstetricia le interesaron de manera muy especial y operaba junto a Pérez Carreño, José Rafael Revenga, Atilano Vizcarrondo Rojas, Diego Plaza Madriz y Miguel Angel Pasquez. Trabajó en Valencia por 10 años y luego se trasladó a Caracas, dedicándose definitivamente a la urología. Murió el 24 de Septiembre de 1951.

SIMON AROCHA PINTO

Facultativo carabobeño, natural de Miranda (Carabobo), el cual descolló en el campo de la obstetricia, materia que aprendiera del célebre profesor de Clínica Obstétrica, David Lobo Senior. Nació el 25 de noviembre de 1893 y recibió el título de Doctor en Ciencias Médicas el 15 de septiembre de 1925. Recién graduado se instaló en su pueblo natal hasta 1927 cuando decide marcharse a Europa a fin de continuar perfeccionando sus conocimientos. Estudia en la Maternidad de Baudelocque donde adquiere y consolida conocimientos profundos, en la especialidad tocúrgica. Además de ejercer su profesión con destacado brillo, no rehuyó su responsabilidad para la acción social y lucha con tesón desde el Concejo Municipal en pos de mejorar la salud del pueblo valenciano. Desde su curul, hizo causa común con sus colegas Fernando Guerra Méndez, Celis Pérez y Napoleón Malpica Guada y otros, para lograr en 1937 la puesta en funcionamiento del Hospital de Maternidad y Niños. Por cierto que en torno a este hecho ocurrió algo insólito, a pesar de que el Dr. Arocha Pinto reunía méritos excepcionales para figurar en el plantel médico de dicha institución, fue excluido de la nómina del mismo. Esta injusta decisión produjo en el brillante obstetra una decepción que le martirizó durante toda la vida. La historia tiene una deuda pendiente con esta figura prócera de la especialidad obstétrica y que a decir de Fabián de Jesús Díaz estaba llamado a escribir grandes páginas de la tocología carabobeña, si no hubiese sido porque la fatalidad del destino se lo impidiera. Murió a los 44 años de edad (1º de noviembre de 1937) víctima de una enfermedad trombo embólica.

ANTONIO JOSE ESCOBAR AUNE

Nació en Tucacas, Estado Falcón, el día 03 de agosto de 1910, sus padres fueron Don Jacinto Escobar y Carmen Aune; luego de su nacimiento se dirigen a Caracas, donde fijan su residencia. Su infancia y adolescencia transcurren en Cumaná, Edo. Sucre; Barcelona, Edo. Anzoátegui y en la Isla de Trinidad. Posteriormente regresan a Caracas donde en el año de 1930 inicia sus estudios en la Ilustre Universidad Central de Venezuela, obteniendo el 30 de septiembre de 1936 el Título de Doctor en Ciencias Médicas, seguidamente realiza Curso de Clínica Obstétrica y trabajos prácticos reglamentarios al Servicio de Maternidad del Hospital Vargas de Caracas.

Fue designado en octubre de 1936 Médico Rural del Hospital de Montalbán, donde con el beneplácito de la Junta Central de Beneficencia organizó y puso a funcionar en dicho Hospital una Sala de Partos con 4 camas, que fue la primera que se instaló en los Hospitales Rurales del Estado. En el año de 1937 contrae matrimonio con Doña Carmen Elena Henríquez. Unión de la que nacieron Inés María, Antonio José, Carlos Eduardo, Carmen Margarita, Beatriz y María Carolina. En ese mismo año es nombrado Primer Médico Residente en el Hospital de Montalbán, al servicio de la Campaña contra el Paludismo. Así mismo es nombrado Médico Director del Hospital de Montalbán, cargo al que renunció el 29 de Enero de 1938 por razones de índole familiar.

La Junta Central de Beneficencia del Edo. Carabobo, lo nombró Médico Director y Jefe de Servicio del Hospital de Maternidad y Niños de Valencia, cargo que entró a ejercer el 1º de junio de 1938 hasta 1948; simultáneamente en Junio de 1938 es nombrado Cirujano al Servicio de la Cruz Roja de Valencia realizando un considerable número de intervenciones quirúrgicas. Conjuntamente funda las consultas externas de Obstetricia del Hospital de Maternidad de Valencia y las Consultas externas de Pediatría en esa misma institución, cargo que confiere más tarde al Dr. Miguel Franco. En el Servicio de Obstetricia y en los Archivos del Hospital de Maternidad se encontraban 2.597 historias pre-natales, las cuales representaban un promedio de 10.288 consultas practicadas en el mencionado servicio, igualmente desarrolló una gran labor en partos asistidos en la ciudad de Valencia, cuyos datos reposaban en el Servicio de la Estadística Vital de la Unidad Sanitaria de esta ciudad. El 1º de agosto de 1938 la Junta Central de Beneficencia dictó una resolución nombrando al Dr. Escobar Médico Fundador del Dispensario de Los Guayos, a finales de ese mismo año funda en unión con el Dr. José Sanda la Consulta Externa de Ginecología en la Cruz Roja de Valencia. Posteriormente viaja a los Estados Unidos de América donde realiza Curso Obstétrico del “Margaret Hague Hospital” Jersey City. A su regreso es nombrado adjunto al Servicio de Traumatología del Hospital Vargas de Caracas, también fue nombrado Primer Adjunto por Concurso de Credenciales de la Cruz Roja de Valencia, en el Servicio de Cirugía Nº 3. Más tarde en 1943 pasa a ser miembro del Colegio de Médicos del Edo. Carabobo; luego el 29 de Enero de 1944 la Cámara Municipal del Edo. Carabobo acuerda nombrarlo Médico Adjunto al Servicio de Medicina del Hospital Civil de Valencia.

Fue nombrado en 1945 Segundo Vice-Presidente de la Cruz Roja de Valencia, cargo que desempeñó hasta 1946. El 7 de octubre de 1946, por renuncia del Dr. Víctor Yéspica, la Gobernación del Distrito Valencia, asesorada por la Junta Municipal del Distrito, lo nombra Director del Hospital Civil de Valencia, cargo que desempeña hasta 1948. Al año siguiente (1947) el día 13 de junio, es nombrado Director del Asilo de Mendigos de Valencia, el 14 de mayo de 1948 es nombrado con carácter interino, mientras dura la ausencia del titular Dr. Julio Reyes T., Director del Hospital Civil de Valencia. Luego en ese mismo año se le otorga el cargo de Jefe de Servicio de Obstetricia en el Hospital Central de Valencia. El Dr. Antonio José Escobar Aune continuó ejerciendo sus múltiples cargos profesionales hasta el día 10 de septiembre de 1974, cuando muere trágicamente en un accidente aéreo.

JOSE MARIA SANDA GALLANGO

Nació en al ciudad de Valencia el día 19 de febrero de 1912, hijo del ilustre Dr. Carlos Sanda, eminente Médico valenciano y de la Sra. Matilde Gallango; hermano de la Srta. Ana Teresa Sanda Gallango y del Dr. Carlos Enrique Sanda G. A los 28 años contrajo nupcias con la Sra. Consuelo Berti de Sanda de cuya unión conyugal resultan 5 hijos (Matilde, Aleria, Irma, Armando y Carlos Alberto). El Dr. José María Sanda G., inicia sus estudios de primaria en la Escuela de las hermanas Carolina y Rosa Patricia Sitel Antich; al concluir sus estudios de primaria comienza sus estudios de bachillerato en el Colegio Católico Alemán (1ero., 2do., 3er. Año), posteriormente es transferido al Colegio Federal de Varones donde concluye el 3er. y 4to. años de bachillerato obteniendo el Título de Bachiller en Filosofía y Letras.

Una vez concluido el bachillerato ingresa a la Universidad Central de Venezuela donde al concluir sus estudios de medicina recibe el título de Doctor en Ciencias Médicas de manos del Dr. Salvador Córdova, rector para la fecha. Dentro de sus trabajos realizados se destacan: La Radiocomunicación (para obtener título de bachiller); Relaciones etiopa-togénicas entre la apendicitis crónica y la Ovaritis esclerótica derecha (para obtener el título de Dr. en Ciencias Médicas); Embarazo Abdominal estudio de 4 casos en la Maternidad del Hospital Central de Valencia. Entre los cargos que desempeñó destacan el de Médico forense adscrito a la delegación del Cuerpo Técnico de Policía Judicial-Valencia, Médico Jefe de la Medicatura Forense de Valencia, Médico Jefe de los Servicios Médico Forenses de la Región Central, Médico adjunto al Servicio de Maternidad, Ginecología y Niños de Valencia en el Hospital Central de esta ciudad desde el 1º de noviembre de 1939 hasta junio de 1986, durante este período alcanzó a ser Jefe de Servicio y Director del HCV.
El Dr. José María Sanda Gallango recibe del Dr. Aldo Giugni Maselli la medalla correspondiente a las Bodas de Oro Profesionales.

En lo concerniente a cargos municipales se destacan: Concejal por votación nominal y secreta del Concejo Municipal de Valencia año 1943. Vicepresidente y encargado de la Presidencia del Concejo Municipal de Valencia hasta 1945. Delegado del Concejo ante la junta de Beneficencia, siendo Presidente de la misma, encargado de la Inspectoría de Beneficencia Pública Municipal por enfermedad del titular; Delegado del Concejo ante el Comité de Defensa Antituberculoso, Médico del Dispensario de Naguanagua y luego Mañongo. En la Cruz Roja Venezolana fue el Primer Adjunto a Cirugía por concurso de Credenciales 1948. En el Ministerio del Trabajo fue Médico Jefe del Centro Sur del Seguro Social Obligatorio 23-03-50 hasta diciembre 1951. Otros cargos desempeñados: Senador de la República por el Estado Carabobo. Comisionado del Concejo Municipal para los actos del Centenario de Muerte del General Rafael Urdaneta; Miembro Fundador del Colegio de Médicos del Estado Carabobo (1935), Miembro fundador de la Federación Médica y como tal firmó el Acta Constitutiva de esta institución como representante del Colegio de Médicos del Estado Carabobo, Miembro fundador de la Fundación Cipriano Jiménez Macías. Entre sus actividades realizadas se encuentran: Intervenciones quirúrgicas, obstétricas realizadas y ayudadas en el Hospital de Maternidad, Ginecología y Niños, 1.746 intervenciones durante los años 1939-1949. Servicio de Obstetricia del Hospital Central de Valencia durante los años 1949 a septiembre 1985 permaneció como adjunto y posteriormente como Jefe del Servicio I de Maternidad. En la Cruz Roja Venezolana, años 1939 hasta 1969, actividades quirúrgicas (aprox. 2.160) Presidente de la misma institución en varias oportunidades. Durante el ejercicio privado de su profesión realizó 2.119 intervenciones quirúrgicas durante 1936-1985. Fallece el 30 de junio de 1986 a tan sólo un mes de cumplir los 50 años de ejercicio profesional.

JULIO MALDONADO PEÑA

Nació en el año de 1913 en la casa donde también nació, vivió y murió el célebre mentor de “La Cosiata”, Miguel Peña y que de alguna manera estuvo ligado a sus ancestros. Estudió primaria en el Colegio Federal J.A. Páez, hasta cuarto grado, luego se traslada al Colegio La Salle donde estudia el quinto grado, de allí pasa al Colegio Salesiano donde estudia hasta el segundo año, siendo condiscípulo de Francois Noel, hijo del Dr. Noel y como éste participó en un movimiento antigomecista, a dicho colegio no le fue permitido abrir el tercer año, por lo que tuvo que culminar el bachillerato en el Colegio Federal Páez, donde recibió el título de Bachiller en Filosofía y Letras. Se trasladó a Mérida y se inscribió en la Facultad de Medicina de la Universidad de Los Andes, donde cursó los primeros cuatro años de la carrera, la cual culminó en la Universidad Central de Venezuela, institución que le otorgó el título de Médico Cirujano en el año de 1939. Llega a Valencia en 1941 y comienza a desplegar su actividad profesional en el Hospital de Maternidad y Niños, donde comparte con los doctores José Sanda y Antonio José Escobar, con quienes practicó una de las primeras cesáreas realizadas en el Estado Carabobo, siguiendo la técnica de Munrro-Kerr. Este hospital estaba ubicado en la avenida Soublette cruce con calle Páez, y en sus instalaciones luego funcionaría el Hospital Oncológico Dr. Miguel Pérez Carreño. Posteriormente pasa a ser adjunto del Servicio de Maternidad del Hospital Central de Valencia, con los doctores José Luis Fachín De Boni, Antonio Escobar Aune y José Isaacs. En esa institución permanece hasta 1958 cuando se dedica al ejercicio privado de la profesión, la cual es realizada simultáneamente como cirujano adjunto de la Cruz Roja de Valencia. Practicó la asistencia domiciliaria del parto, y en entrevista concedida al célebre periodista Ildemaro Alguíndigue Duerte afirmó: “frecuentemente un parto en una primigesta se demoraba dos a tres días en su domicilio, el médico vigilaba el trabajo de parto y cuando estaba para culminar el proceso, hacía una episiotomía, para evitar el desgarro perineal en su línea media y la ruptura de la región ano-rectal, y allí mismo se realizaba la sutura”, para sentenciar a continuación que “la atención de los partos en las residencias obedecía fundamentalmente a la falta de clínicas y de centros asistenciales las mujeres se resistían a que las trasladaran al hospital pues pensaban que dicha institución sólo estaba destinada a la atención de enfermedades”.
Dr. Julio César Maldonado Peña

Al igual que los obstetras de la época, cada vez que se veía en la necesidad de realizar algún procedimiento de operatoria obstétrica (forceps, basiotripsia, legrado), él mismo aplicaba la anestesia. El doctor Julio Maldonado Peña dedicó gran parte de su vida profesional a la Medicina Legal o Forense, ejerciendo la Jefatura del Servicio en el Estado Carabobo por 30 años. Ejerció además como docente de dicha asignatura en la Universidad de Carabobo, impartiendo su enseñanza a los alumnos del sexto año de medicina y a los de la Facultad de Derecho. Desarrolló una amplia labor en esta institución donde ejerció el cargo de Director del Centro de Medicina Legal y Social de la UC, así como también ejerció la Jefatura de la Cátedra de Medicina Legal durante 15 años. Ocupó transitoriamente el cargo de Gobernador del Estado Carabobo luego del derrocamiento del General Marcos Pérez Jiménez. Contrajo matrimonio con la señora Carmen Conde y de esa unión nacieron tres hijos: Julio César, Carmen Cecilia y Victoria Eugenia.

JOSÉ LUIS FACHÍN DE BONI

Nació en Nirgua, Edo. Yaracuy el 13 de noviembre de 1919, hijo de Don Manuel Fachín y de Doña Paulina De Boni de Fachín. Desde temprana edad fue trasladado a la ciudad de Valencia, donde cursa sus estudios primarios y secundarios, recibiendo el título de Bachiller en Filosofía y Letras en el año de 1938. Dicho título fue expedido por la Universidad Central de Venezuela. Ingresó a la UCV el año 1939, como estudiante del primer año de la carrera de medicina, la cual cursó exitosamente, destacándose por su dedicación y empeño. Su vocación por la obstetricia se inició desde las aulas de la universidad, motivado por las enseñanzas de sus profesores Cruz Lepage, Felipe González, José María Arrecochea y de su recordado maestro Oscar Agüero Tovar. Para el 24 de septiembre de 1945 alcanza el doctorado en Ciencias Médicas, como integrante de la promoción “Santos Dominicci” y a la brevedad se traslada a Tinaquillo a cumplir con la misión de Médico Rural. En esa población sustituye a su colega Hilario García Coubertoret. A San Carlos arriba en el mes de octubre de 1945 y ya para el día 15 de ese mes lo encontramos posesionado en su cargo, pasando a Tinaquillo donde ejerce su profesión por 3 y medio meses. Pasa luego a ejercer el cargo de Médico de “La Colonia Bolívar” en Chirgua, hasta 1947 cuando ingresa como residente del Hospital de Maternidad y Niños de Valencia. Allí trabaja con algunos de los pioneros de la obstetricia carabobeña: José Antonio Escobar, Julio Maldonado Peña y José Sanda. El 13 de noviembre de 1948 gana por concurso el cargo de Adjunto Residente de Obstetricia en el por inaugurarse Hospital Central de Valencia, cargo que se transforma, a solicitud del mismo Fachín en el de Residente a cuerpo presente, pues en la programación del nuevo centro dicha figura no había sido incluida, circunstancia inadmisible por dejar a la maternidad desprovista de asistencia médica permanente. Corresponde al Dr. Fachín iniciar las guardias en el Servicio de Obstetricia del Hospital Central el 4 de julio de 1949, iniciando así tres años de actuación como residente de obstetricia, duro inicio sobre todo si se toma en cuenta que durante los tres primeros meses cumpliría con guardias de 24 horas cada dos días, compartiendo dicha rotación con los doctores José Manuel Isaacs y Armando Arcay Solá.

En 1952 cuando apenas había sido trasladado al cargo de Adjunto Residente para el cual había inicialmente concursado y ganado, se marcha a Europa estimulado por el Dr. García Maldonado, insigne luchador por el mejoramiento y perfeccionamiento de los recursos humanos del sector salud. En España, en la Maternidad Provincial de Barcelona y bajo la tutela académica del insigne maestro Doctor Santiago Dexeus Font, consolida conocimientos y obtiene nuevas experiencias que le permitirán a su regreso al país, y a su Servicio de Obstetricia del Hospital Central, iniciar el ambicioso proyecto de Docencia Hospitalaria para Graduados, al cual da inicio el 1º de octubre de 1953.

Estando en España contrajo nupcias por poder con Margarita Olavarría, habiendo sido representado en el acto por su hermano, de inmediato la recién casada se trasladó al viejo continente para encontrarse con aquel al que acompañaría hasta su muerte. De esa unión nacieron tres hijos: José Luis (agrónomo), Carlos Manuel (médico) y Arturo Enrique. Se reincorporó el Dr. Fachín al Servicio de Obstetricia con el cargo de Adjunto Docente Asistencial hasta que en 1958 y sin perder la condición señalada fue designado como Jefe de Servicio Nº 2, cargo que ejerció con idoneidad y brillo hasta 1961, año en que le corresponde inaugurar los estudios médicos universitarios en la asignatura de Obstetricia y cuya creación, planificación, puesta en marcha y mantenimiento descansaría sobre sus hombros.
Dr. José Luis Fachín de Boni

Inició las actividades docentes de la primera promoción de médicos de la UC, el 16 de septiembre de 1961, con la asignatura Obstetricia I, dictada para el cuarto año de la carrera y el 10 de julio de 1964 egresa dicha promoción. La preocupación por la formación de recursos humanos para la salud, en el área de la obstetricia, se pone de manifiesto al organizar los Cursos para Graduados de los cuales no sólo se beneficiaron los médicos que prestaban sus servicios a la maternidad, sino también aquellos que estando en el medio rural asistían con puntualidad a los mismos.

En 1965 fue electo Decano de la Facultad de Medicina, ejerciendo dicho cargo con dedicación y probidad desde el 16 de enero de 1966 y el 15 de enero de 1969, y al finalizar en el ejercicio de sus funciones se reincorporó a la Jefatura del Departamento de Obstetricia. Correspondió a este ilustre médico el ser el refundador de los estudios obstétricos universitarios, así como ser el docente que sentó las bases de la obstetricia moderna en Carabobo, además desplegó una importante labor gremial, ejerciendo la Presidencia del Colegio de Médicos del Estado Carabobo, fue además cofundador del Capítulo de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología en nuestro estado. La figura del Dr. Fachín enaltece en dorado estandarte las letras de la obstetricia carabobeña y su nombre permanecerá como huella indeleble en todos los que bajo su ejemplo abrazaron el noble arte de la obstetricia.

En el recuerdo de sus alumnos, el Dr. José Luis Fachín de Boni representa la advocación más elevada que puede dársele a la admiración, y viva está aún en la memoria de ellos, su parsimoniosa figura imbuida en el blanco impecable de su bata de médico rodeado de colegas y estudiantes, que atentos y henchidos de orgullo, escuchaban las lecciones que sobre clínica obstétrica dictaba el maestro, quien con su innata condición y vocación para la enseñanza, la fluidez de su pulcro y profundo lenguaje científico y humano, su respetuosa conducta para con el paciente, la solemnidad con que ejecutaba el acto médico-docente matizado con un sano temor a la iatrogenia, y su amor hacia la institución hospitalaria, trasmitía el carácter hierático de los grandes maestros de la medicina. El Dr. Fachín murió el 7 de diciembre de 1994 a los 75 años de edad. Sin duda alguna que si tuviésemos que dar un ejemplo del docente excelso de la Universidad de Carabobo, no titubearíamos en dar el nombre de José Luis Fachín De Boni.

ARMANDO JOSE ARCAY SOLA

Nació en la ciudad de Valencia (La Pastora), Estado Carabobo, el día 25 de enero de 1921. Se formó en el seno de una familia católica; su padre, el Dr. Jesús María Arcay Smith, quien nació en La Victoria, Estado Aragua, el 11 de Abril de 1822; su madre Carmelinda Solá de Arcay que nació en Bejuma, Estado Carabobo en el año 1885. Es el tercero de cinco hermanos: Jesús María (el mayor) quien se desempeñó como mecanógrafo del Concejo Municipal y Secretario de la Facultad de Educación de la U.C., Diego Luis, el segundo, quien trabajó en los Tribunales; el cuarto de los hermanos es Enrique Alberto, Abogado de la República y Gabriel Antonio, el menor que ocupó durante algunos años el cargo de Sub-gerente en una entidad bancaria del país. El Dr. Armando José Arcay Solá siguió los pasos de su ilustre padre el Dr. Arcay Smith, médico que formó parte de la última Promoción de la Antigua Universidad de Valencia (1904), junto los doctores Ravelo Pérez y Emiliano Azcúnes. Fue el Presidente de la “Sociedad Caridad y Concordia”, donde se brindaba ayuda y servicios a la comunidad y organizador y creador en Venezuela del “Día de las Madres” (Las Tres Madres: La Madre Santa, la Madre Patria y la Madre de los Hombres) el día 24 de marzo de 1921. El Congreso Nacional aprobó el 03-05-22 por petición del Dr. Arcay Smith una ley en que se declaraba la celebración anual en todo el país del “Día de la Madre” el cuarto domingo del mes de mayo. A su vez organizó un concurso para la elección del Himno de las Madres, donde resultó como ganador el Himno con la letra del Profesor Pedro Luis Bouquet, poeta carabobeño y música del Profesor Pedro Elías Gutiérrez Alfaro, Director de la Banda Marcial de Caracas. Luego solicitó al Estado Carabobo que se dedicara un parque a las Tres Madres y promovió la construcción de un monumento de mármol en ella, donde se presentaran las tres figuras: Una estatua de la Madre de Dios, en actitud de presentar a su hijo a los hombres, una estatua de la Madre Patria, que sostenía con su mano derecha la Bandera Nacional y apoyaba la izquierda con el escudo patrio, y una estatua de la Madre de cada hombre, que presentaba a la Madre de Dios su pequeño hijo. El Dr. Arcay Smith falleció el día 2 de julio de 1945.

Armando Arcay Solá comenzó sus estudios de primaria a la edad de 7 años en el Colegio “La Salle” y continuó su bachillerato en el Liceo Pedro Gual, donde se destacó (en el tercer año) como preparador de la materia Química Orgánica, petición hecha por sus profesores debido al interés que el Dr. Arcay Solá mostraba por esta materia; de tal forma que tenía su propio laboratorio en el seno de su casa. Terminados sus estudios de bachillerato, viajó a Caracas donde ingresó en la Universidad Central de Venezuela, comenzando sus estudios de Medicina, al mismo tiempo que se desempeñaba como Profesor de Química Orgánica y Mineral en el Liceo Alcázar y el Colegio Sucre, labor que realizó durante dos años debido a que luego decidió dedicarse por completo a su carrera. Además de sus estudios en la Universidad realizó estudios de Cirugía Experimental en el “Instituto de Cirugía Experimental San Martín” bajo la dirección del Profesor Rojas Contreras y el Profesor Carlos Travieso. Cuando cursaba el 4º año de Medicina, conoció en Valencia a la que sería su futura esposa Olga Cecilia Seijas Barreto. Se gradúo el día 28 de Septiembre de 1945 en la promoción “Santos Dominicci” de la cual formaban parte además 13 médicos de Valencia; siendo algunos de ellos: José Luis Fachín de Boni, Simón Infante, José Isaacs, José Nicolás Maziotta, Luis Rodríguez y Oscar Malpica. Su tesis se denominó: “Parto en la estrechez pélvica” y fue realizada en la Maternidad “Concepción Palacios”.

Regresó a Valencia, donde trabajó como médico rural del Distrito Carlos Arvelo durante 3 años (45-48) en las localidades de Güigüe, Belén, Manuare. Como experiencia relata la realización de su primera cesárea (1946) en el Ambulatorio Rural de Güigüe. Este mismo año, el 21 de Diciembre, contrajo nupcias con la que fuera su novia desde el cuarto año de la carrera, y a quien acompañaría hasta el día 05 de febrero de 1992. En el año de 1948, se encargó de la Dirección del Hospital de Bejuma donde permaneció durante un año (1949), fecha en la cual fue llamado para que se integrara al equipo de Médicos del Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital Central de Valencia, fundado el 4 de julio de 1949, por el Jefe de Servicio de ese entonces el Dr. Antonio José Escobar. Comienza su labor como médico Adjunto Residente el día 01 de agosto de 1949, compartiendo con: el Dr. José María Sanda, el Dr. José Luis Fachín de Boni y el Dr. Julio Maldonado Peña. Ejerció la presidencia del Colegio de Médicos del Estado Carabobo durante el lapso 53-54. Para el año de 1961 se inicia la actividad de Docencia de Pre-grado en el Hospital Central de Valencia para estudiantes del 4º año de Medicina, luego de 4 años de la reapertura de la Universidad de Carabobo en 1958. Seis docentes conformaron el equipo: el Dr. Armando J. Arcay Solá, el Dr. Fachín de Boni, el Dr. Simón Infante, la Dra. Fidelia Guerrero y el Dr. Luis E. Torres Agudo. En el año de 1971, el Dr. Armando J. Arcay Solá fue nombrado Jefe del Servicio número 3, siendo los adjuntos, el Dr. Luis E. Torres Agudo, el Dr. Francisco Montoya Travieso y el Dr. E. De León. Presta sus servicios en centros privados como: La Clínica de los Hnos. Arcay Tortolero (3 años), la Clínica Celis Pérez (20 años). Y en el año de 1968 comienza, junto con 43 médicos los proyectos para la construcción del Centro Policlínico Valencia. La Junta estaba integrada por: Ignacio Moza (Presidente) Delgado Mejías (Vice-Presidente), y tres vocales, uno de los cuales era el Dr. Arcay Solá. En 1976 es Presidente de dicha Junta, y la inauguración de la Clínica fue el día 23 de julio de ese mismo año. Además continúa su labor en el Hospital Central de Valencia, y en la U.C., hasta el año de 1980 cuando se acoge a la bien merecida jubilación.

Entre algunos de sus trabajos se encuentran: “Fórceps en la Maternidad del Hospital Central”, 1952, “Embarazos Simultáneos en Úteros Dobles”, Cuba, 1953, “La Placenta Previa en el Hospital Central de Valencia (Premio Anual Dr. Luis Pérez Carreño), 1954,“Hemorragia Intracraneal por Toxemia”, 1955, “El Uso de los Ocitóxicos post-hipofisiario por vía intravenosa en la Inducción del Parto y en la Inercia Uterina”, 1955, “Distocia del Feto Gigante”, Cuba, 1955,“La Espermatobiocospia”, 1956, “Hipertensión en el Embarazo”, 1957, “El Factor Cervical en la Infertilidad”, 1957, “Microcesárea en un caso de Apoplegía Utero-Placentario” 1957, “Desproporción Feto-Pélvica”, 1959, “Toxemias del Embarazo”, 1959.

La Gobernación del Estado Carabobo como reconocimiento a su larga y fructífera labor decidió bautizar a la Maternidad del Sur, con su nombre, conociéndose dicha institución con el nombre de “Centro Materno Infantil Dr. Armando Arcay Solá”.

SIMON INFANTE GONZALEZ

Nació en Villa de Cura el 28 de octubre de 1921, son sus padres Dionicio Infante Salinas, de ocupación ganadero y Petra Talina González de Infante. Cursa la primaria en Villa de Cura, en la Escuela Federal Arístides Rojas; para luego trasladarse a Caracas, a la edad de 12 años, a realizar sus estudios de bachillerato en el Liceo Andrés Bello (1934-1936), y el Liceo Fermín Toro (1936-1938). Estudió su carrera de Médico en la Universidad Central de Venezuela, desempeñándose en el último año de su pregrado como Interno Permanente por concurso en la Maternidad Municipal “Concepción Palacios” de Caracas, de junio de 1944 a junio de 1945. El 13 de octubre de 1945 recibe su Título de Doctor en Ciencias Médicas. Su tesis doctoral: “Alimentación y Embarazo” es premiada con publicación en la Revista Nacional Sanidad y Asistencia Social en el año 1946.

Posteriormente se traslada a San Felipe donde cumple su labor asistencial en el Hospital “Dr. P.D. Rodríguez Rivero”, desempeñándose a tiempo completo como Médico Residente del Servicio de Medicina General desde el 7 de noviembre de 1945 hasta el 31 de enero de 1947. En esa misma institución cumple con el cargo de Médico del Servicio de la Maternidad (desde 11-02-1948 hasta 15-03-1948) y de Médico del Servicio de Consulta Prenatal hasta diciembre de 1948. En dicho Hospital realiza labor docente como Director del Curso de Parteras Auxiliares desde el 1º de febrero de 1938 hasta el 31 de julio de 1948. Trabaja a disponibilidad como Médico Forense en la Medicatura Forense de San Felipe (7-11-1945 - 15-03-1948) y como Director de la Dirección de Asistencia Pública y Social del Estado Yaracuy desde el 16 de marzo hasta el 30 de noviembre de 1948. Contrae nupcias en noviembre de 1946 con Yolanda Paradiso, Licenciada en Educación, de cuya unión nacen 3 hijos, una de ellas, médico. En 1949 sale del país para realizar curso de Post-Grado de Perfeccionamiento en Obstetricia y Ginecología en el Instituto de Maternidad de la Dirección Nacional de Asistencia Social de Buenos Aires, Argentina, desde febrero de 1949 hasta febrero de 1950. Durante su pasantía realiza cursos intensivos Obstétricos-Ginecológicos en la Maternidad “U. Fernández” Hospital Alrear y en el “Hospital de Clínicas” de Buenos Aires. De regreso se residencia en Maracay donde permanece durante 6 meses sin cargo alguno. Se muda a Valencia y trabaja como Médico Adjunto en el IPASME durante 13 años (septiembre 1950-diciembre de 1963). En marzo de 1951 ingresa por Concurso de Credenciales al Hospital Central de Valencia, donde se desempeña como Residente del Servicio de Obstetricia hasta Enero de 1961, ese mismo año recibe el cargo de Adjunto del Servicio de Obstetricia (hasta Enero de 1963).

Para el año de 1961 la Maternidad da inicio a la actividad docente de pre-grado para los alumnos de Medicina que habían iniciado sus estudios en el año 1958 y que para ese entonces estaban por iniciar el 4º año de la carrera. El Dr. Simón Infante González pasa a formar parte del equipo docente que se encarga del desarrollo del plan de estudios de la Asignatura de Obstetricia I. En febrero de 1963 pasa a ser Jefe del Servicio 4 de la Maternidad teniendo como adjuntos al doctor Jesús Mendoza Romero y al Dr. Segundo Acosta; cargo que junto a su labor universitaria y de investigación desarrollará hasta diciembre de 1981, año de su jubilación. Entre sus publicaciones científicas destacan artículos realizados junto con el Doctor Armando Arcay Solá en los años de 1955 y 1960. Ha participado activamente en Congresos de Obstetricia y Ginecología y pertenece a la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Venezuela, Sociedad Inter-Americana de Post-Graduados y Sociedad Latinoamericana de Hipnosis Clínica. Actualmente el Doctor Simón Infante González cuenta con 73 años de edad, reside en Valencia y se dedica al cuidado de una finca en el Estado Yaracuy.

ALDO GIUGNI MASELLI

El 5 de Mayo de 1926 el matrimonio integrado por Angel Eugenio Giugni y Carmen Maselli con alborozo contempló el nacimiento de su sexto hijo y tercer varón al cual bautizaron con el nombre de Aldo José. Don Angel había arribado a nuestra patria procedente de Italia a los 16 años de edad y en Valencia conoció a la que sería su fiel compañera de toda la vida, doña Carmen Maselli Scovino, quien a la edad de tres años, como él, había sido traída por sus padres desde Italia. Siete fueron los hijos que vieron nacer: Angela María, Luis Eugenio, Miguelina María, Yolanda Margarita, Humberto del Rosario, Aldo José y Alida Josefina.

Aldo José inició sus estudios primarios en el colegio La Salle (Sagrado Corazón de Jesús) en el año 1934 y los finalizó en 1940, luego es trasladado a Caracas donde estudia el bachillerato en el colegio La Salle de Tienda Honda, culminándolo en el año 1944. Desde corta edad puso de manifiesto un carácter difícil al igual que los rasgos de una férrea personalidad que le permitirían imponerse y alcanzar metas, independientemente del grado de dificultad que las mismas representarán.

Como “el más tremendo de la familia” le recordarán sus hermanos, quienes con emoción relatan la osadía y el coraje con que Aldo José acometía sus travesuras juveniles y que en más de una oportunidad le merecieron serias reprimendas por parte de Don Angel. En el año de 1945 ingresa a la Universidad Central de Venezuela, inscribiéndose en el primer año de la carrera de medicina, la cual cursa sin tropiezos y el 2 de Agosto de 1951 recibe del Rector encargado Dr. Dávila Celis y en la Iglesia de San Francisco, hoy Palacio de las Academias, el título de Médico Cirujano como integrante de la promoción “Dr. Pastor Oropeza”. La promoción de la cual formó parte el Dr. Aldo Giugni era conocida en los predios universitarios como la de “los imparables”, por ser buenos estudiantes, inteligentes y con una voluntad y perseverancia a toda prueba. Recuerdan sus integrantes que para poder graduarse tuvieron que solicitar un permiso especial ante el máximo organismo de dirigencia estudiantil, pues para el momento las actividades universitarias se encontraban afectadas por una huelga.

La fama de sus compañeros de curso: Oswaldo Vigas, Rosendo Castellanos, Fuad Lecchin, Jesús Yéspica, Francisco Kerdel Vegas, Bartolomé Celli, Lula Gallango, César Louis, Víctor M. López García, Arturo Torrealba, Edgar Calatrava, Marcano Maza, Inciarte, Orta, Chumaceiro... y tantos otros que han engalanado con su conducta la historia del ejercicio profesional; unida a la trayectoria de los “imparables de Valencia”: Guillermo Mujica Sevilla, José Antonio Gubaira, Francisco Rada Guzmán, José González Garmendia, Jorge Vera Escobar, Diego Estopiñán, Hugo Hidalgo, Luis Pérez Hernández, León Domínguez, Wilfrido Hoffman, Oscar Lamardo, César Hernández, Jacinto Salas y Carlos Rivero; justifican plenamente el calificativo dado a la promoción. Aldo Giugni Maselli era el portaestandarte de este grupo al cual acicateaba para que en el enfrentamiento con los procedentes de otras partes del país, lograran la prenda académica de la máxima calificación.

Apenas diplomado, el Dr. Aldo Giugni Maselli, se traslada a su tierra natal y el mismo año ingresa al Hospital Central de Valencia como Médico Becario del Ministerio de Sanidad, culminando en 1953 el programa de entrenamiento clínico general bajo la sabia dirección del Prof. Henrich Berning. En los pasillos del HCV conoció a quien sería su amante esposa: Sonia Chalbaud Lange, la cual topó con el joven galeno al acudir a dicho centro en busca de asistencia para su padre el Tte. Coronel Julio Chalbaud Cardona, quien había sido trasladado desde Caracas a la ciudad capital del estado Carabobo. El 21 de febrero de 1953, Monseñor Rotondaro, en la Iglesia San José, bendijo la unión eterna de la que nacería una familia orgullo del lar valenciano.

Ese mismo año sería designado como Médico Residente del Servicio de Maternidad del HCV y allí junto con los Dres. José Luis Fachín De Boni, Antonio José Escobar, José Sanda, José Isaacs, Armando Arcay Solá, Simón Infante y otros, dio los primeros pasos de la especialidad médica a la cual le consagraría toda su vida y de la cual recibiría, como todo aquél que la ejerce dignamente, más frutos que sinsabores, pues cada día el ejercicio profesional lo iniciaba con el firme propósito de ser cada vez mejor. Su inclinación hacia la obstetricia se había despertado cuando actuando como interno de la Maternidad de la Concepción Palacios (1950-1951), recibió lecciones magistrales de los Dres. Miguel Yavert, Pedro Gutiérrez Alfaro y Oscar Agüero, y tuvo la oportunidad de prestar atención directa a pacientes en el supremo trance del parto. Allí sin quizás el darse cuenta, el destino daba las primeras pinceladas del futuro especialista. Siendo Médico Residente de la Maternidad inicia la preparación de su Tesis Doctoral, la cual concluye en junio de 1963 y la titula “Flora Bacteriana de la Cavidad Uterina de Puérperas Apiréticas: Su relación con distintos factores del parto”. En este trabajo se pone en evidencia la rigurosidad metodológica seguida por el autor, dentro de la que incluye pruebas inferenciales estadísticas para consolidar el análisis de los resultados obtenidos. Rasgos resaltantes sobre todo si se toma en cuenta las características de los trabajos de investigación que en el campo obstétrico se publicaban para el entonces. El jurado designado por las autoridades de la UCV emitieron veredicto aprobatorio y en el mismo año de la culminación de la Tesis Doctoral, Aldo Giugni recibe de manos del Rector Magnífico Dr. Jesús María Bíanco el título de Doctor en Ciencias Médicas, firmando dicho credencial los Dres. Félix Pifano y José Ramón Medina.

El cargo de residente lo ocupó hasta el año 1967 cuando por concurso de oposición logra la designación de Primer Adjunto del Servicio de Maternidad Número 1, allí y durante cinco años de revistas médicas diarias en sala y de guardias de cuerpo presente en la Sala de Partos, se consolidaron las actitudes y destrezas del que hoy recordamos como un verdadero cultor del arte obstétrico en Carabobo. En 1972 logra por concurso de oposición el cargo de Jefe de Servicio Nº 5, distinguiéndose por sus elevadas dotes de forjador de nuevas generaciones de obstetras. Durante el ejercicio de sus funciones, se preocupó por que su servicio fuese el de los más pulcros de la maternidad, sus pisos brillaban y sus colaboradores del entonces, médicos y enfermeras recuerdan cómo en navidad organizaba pequeños ágapes donde sus amigos músicos y sus pequeños hijos interpretaban aguinaldos a las madres hospitalizadas. Su labor investigativa no culminó con la tesis doctoral, sino que persistió más allá, siendo de su autoría los titulados: “Significación Clínica de la Patología del Cordón Umbilical”, “La Presentación de Cara en el Hospital Central de Valencia” y otros en los cuales participó como colaborador, habiendo sido publicados la mayoría de ellos en la Revista de Obstetricia y Ginecología de Venezuela.

Mención aparte merece su actividad como docente, la cual inicia en los años de 1952 como profesor en la Escuela de Enfermeras “Francisco Antonio Rísquez” de Valencia, en 1961 ingresa como instructor a Tiempo Convencional a la Cátedra de Obstetricia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carabobo, figurando en la nómina prócera de los estudios universitarios de la obstetricia carabobeña en la reapertura de nuestra Alma Mater. En el año 1963 asciende a Profesor Asistente y en 1967 a Profesor Agregado, fue Profesor Homenajeado de numerosas promociones de médicos y por esas cosas injustas del destino jamás obtuvo el añorado padrinazgo, con el que buenos docentes como él suelen coronar su ejecutoria.

Culminó su carrera hospitalaria de treinta años de servicio, con el cargo de Subdirector del Departamento de Obstetricia y Ginecología del HCV (1980-81) y, en el fondo, jamás aceptó la condición de jubilado, soñando con que en una de sus visitas al hospital, alguien le saldría al encuentro para pedirle que regresara.

Ejerció la profesión con verdadera vocación y muy pronto adquirió entre sus colegas y las propias parturientas, fama y prestigio, por lo cual tuvo que dedicarle largas jornadas vespertinas a la atención de su vasta clientela, llegando al final de las mismas, extenuado y con la certeza de que el descanso nocturno sería interrumpido por la llamada de emergencia ante la inminencia de un nuevo nacimiento.
Dr. Aldo Giugni Maselli

En el año 1962 fundó junto al también desaparecido Dr. José Lussinger la Maternidad Privada Las Acacias, centro pionero de la asistencia obstétrica privada en nuestro estado, allí cultivó una amistad extraordinaria con el Dr. Humberto Gutiérrez con quien trabajó durante treinta años, quien le acompañó con lealtad hasta sus últimos momentos.

Sus condiciones humanas le ayudaron a levantar una ejemplar familia, donde a los sentimientos filiales, de hermandad, de respeto y amistad se le rinde permanente culto. Ellos recordarán con profunda nostalgia, como a sus ratos de esparcimiento relataba entre risas sus aventuras juveniles en los que no faltaron hasta encontronazos con la policía. Amante de la música, ejecutaba el acordeón, instrumento fiel en sus noches de serenata, en las que se inspiró para componer dos canciones: “Un momento feliz” y “Tímida”. Sus hijos: Diuna (Licenciado en Educación), Gelsy Josefina (Médico Perinatólogo), Sonia Cecilia, Gabriela (Psicopedagogo), Fiorella (Licenciado en Bioanálisis), Carmen Josefina, Claudia Elena y Aldo Julio (Médico) unidos en sentimiento extraordinario de solidaridad con el padre enfermo, en compañía admirable y estoica compañera Doña Sonia y con el apoyo y afecto de sus yernos: Jorge, Armando, José Antonio, José Luis y Mauro, le sirvieron de estímulo permanente para enfrentarse a la enfermedad que minó su salud y terminó por acabar con su vida. El concepto que del maestro y amigo nos queda, puede resumirse en la paráfrasis que de una poesía de Miguel Otero Silva hago:

“Si el dolor recordó la angustia de la muerte, si el parto desgarró las carnes, si la sangre mancho el lienzo verde, si rumores de blancura despertaron los senos de la madre; ese dolor, esa sangre, esa leche, fueron la raíz de los pasos de un hombre”.

EFRAIN INAUDY BOLIVAR

Natural de Upata, Edo. Bolívar, donde nació el 24 de enero de 1930, hijo de Luis Inaudy Cazzetti y Ventura Bolívar de Inaudy, nieto de una india Pemón, Sulpiciana Bolívar, es el menor de cinco hermanos y queda huérfano de padre a los seis años y a los 12 años pierde a su madre. A partir de ese momento queda bajo la tutela del hijo mayor de los Inaudy Bolívar, su hermano Salomón. El gran afecto que la comunidad le profesaba a los Inaudy Bolívar, les ayuda a continuar adelante en pos del destino deparador de alegrías y tristezas, recuerda Efraín, desde entonces, con afecto y gratitud el nombre de Gustavo Sieguert. El es un hombre del sur, nació cerca del majestuoso Orinoco y del impetuoso Caroní, en la ruta de la Gran Sabana y del Cañón de Necuima, donde según decir del Dr. López Gómez los “Okonos escribieron los libros de las invocaciones mágicas y curativas, los mitos y las leyendas de su fantasmagórico mundo”. Su corazón se hizo con la sencillez imponente de los Tepuyes de la Gran Sabana, y su mente soñadora en las tonadas del becerrero. Estudia la primaria en la Escuela Federal Graduada de Upata recibiendo sus primeras letras de sus maestros Isaura Gómez, Rosalía Ruiz, Miguel González Contreras, Saúl Pérez y Lucas Alvarez. Es allí cuando quizás comienza a dar los primeros pasos por el sendero de la medicina, cuando logra la presidencia de la Cruz Roja del plantel y aprovecha para esbozar sus inquietudes literarias al dirigir el periódico mural de su escuela. Sus estudios de bachillerato los realiza en múltiples institutos, bachiller itinerante, podría decirse, y explicándose esto por el hecho de que su hermano, por razones relacionadas con el cargo de supervisor educativo, era trasladado con frecuencia a diversas ciudades. Es así como estudia su primer año en el Liceo Pedro Gual en Valencia, el segundo año en el Cecilio Acosta de Coro, el tercero y cuarto años en el Fermín Toro de Caracas y el 5º año en el Liceo Simón Bolívar de San Cristóbal, donde recibe el título de Bachiller en el año de 1950.

En 1952 ingresó a la Universidad Central de Venezuela y cursa sin tropiezos su carrera, recibiendo el 22 de agosto de 1958 el título de Médico Cirujano. La promoción de la cual forma parte el nuevo galeno fue denominada como la “Promoción de la Libertad” y que fuera apadrinada por “Leopoldo Briceño Iragorri”. Durante su formación como médico, recibió clases de obstetricia de los Dres. Oscar Agüero Tovar “Padre de la Obstetricia Moderna en Venezuela”, Cruz Lepage y Luis Capechi.

Apenas graduado se traslada a Valencia e ingresa como Interno rotatorio, al Hospital Central, durante dicho internado hizo pasantía por el Servicio de Medicina Interna con el Dr. Fabián de Jesús Díaz y los Servicios de Emergencia y Obstetricia. En 1960 obtiene el cargo de Médico residente de Maternidad, siendo sus compañeros de trabajo Francisco Montoya Travieso, Jesús Mendoza Romero, José Luis Ceballos.

Estos residentes fueron de inmediato incorporados al programa de entrenamiento y formación de especialistas implantado por el Dr. José Luis Fachín y sus colaboradores. En 1964 obtiene el título de Doctor en Ciencias Médicas, con el trabajo “Cristalización Rítmica del líquido amniótico en la rotura prematura de membranas” y en 1969 obtiene una beca de la OPS y se traslada a Montevideo donde realiza el curso de Perinatología con los Dres. Roberto Caldeiro-Barcia, Hermógenes Alvarez y Serafín Pose. Difíciles días, lejos de la familia, la nostalgia convertida en desasosiego y la sed infinita de estar cerca de ellos, casi lo aleja del objetivo trazado. Sus maestros uruguayos le reconfortan el espíritu y lo hacen desistir del prematuro retorno a sus querencias.

En Valencia encontraría a la mujer de sus sueños Luisa Omaira Caballero, hoy en el campo cultivado por el Girasol Mayor, junto a los ancestros, siempre pendiente de él, con ella construyó su idolatrada familia “pedestal de su obra y alas inagotables para el vuelo de sus sueños”, sus hijas Piedad y Luisa Fernanda, son las depositarias de un amor paterno transformado en poesía.

Aparece en la nómina de fundadores de la Cátedra de Obstetricia de la Universidad de Carabobo, habiendo alcanzado, en estricta prosecución dentro de la institución, el escalafón de Profesor Titular. Desde su regreso al país en 1970, el Dr. Efraín Inaudy Bolívar, reanuda su actividad docente, y comienza a realizar una intensa e incesante labor investigativa en el campo de la Perinatología y de la obstetricia, traduciéndose en más de 80 trabajos científicos publicados en revistas médicas nacionales e internacionales. Su acción pionera en este campo hizo de Carabobo el estado primigenio de la Perinatología en Venezuela y a él lo ha transformado en el padre de esta especialidad médica en el país, existiendo más de un centenar de especialistas formados bajo su tutela directa o sucesoral, pues sus herederos han perseverado en el empeño del maestro: ¡formar las generaciones de perinatólogos que habrán de relevarnos!

A todos sus alumnos inculcó el sano propósito de alcanzar metas científicas invocando siempre a la Universidad de Carabobo, y quienes compartimos con él la soledad del laboratorio, horas en la mesa de trabajo, años entre el dolor y la alegría que ofrece el mundo maternal, insomnios, frustraciones y a veces el éxito, largos días recibiendo sus doradas espigas de conocimiento y humano mensaje en las aulas universitarias, hemos visto acrecentar sin pausa, la visión que de este docente nos formamos, gigante, dispuesto a ofrecer siempre sus hombros a aquellos que quisiesen mirar mas allá de lo que el podía ver. Son inolvidables sus didácticas y estimulantes clases magistrales, donde la sencillez del elegante vocabulario no transgredía el nivel científico, en cada una de ellas se conjugaba lo estimulante del novedoso y actualizado conocimiento, con el mensaje humanístico orientado al cuidado del mundo maternal. Durante su exposición, en el aula existía una atmósfera especial de respeto y admiración, sólo sus palabras rasgaban el silencio que guardaban sus alumnos. Certera la afirmación que le hiciera el Dr. Bernardino Marvez, cuando al final de una conferencia dictada por el maestro Inaudy, le dijo: “Estoy convencido, que si Diógenes el cínico, lo hubiese alumbrado a usted en Atenas, habría detenido la luz de su farol, porque al fin había encontrado al hombre de su exigente búsqueda”. Efraín Inaudy Bolívar pertenece a la Universidad de Carabobo, es parte de su gentilicio académico, es el porta estandarte de la academia excelsa.

Cabe destacar que la Unidad de Perinatología de la Universidad de Carabobo, fue fundada por Inaudy Bolívar en el año de 1972 y que la misma constituyó, hasta que en aciago 31 de marzo del 2000 desapareciera bajo la implacable e injusta acción de las llamas, una estructura pionera y modelo para el país donde se prestaron cuidados de máxima complejidad a las gestantes de alto riesgo. En esta unidad quedó patentizada la preocupación de este ilustre médico por las pacientes y sus hijos, binomio madre-hijo, como él suele denominarlo, que contribuyen de manera significativa a que las cifras de morbimortalidad perinatal permanezcan elevadas, sean atendidas de la mejor manera para así garantizarle a la sociedad una madre y un recién nacido sanos. ¡Sus cenizas no parecen dolerle a nadie! De la primera cohorte de especialistas forjados bajo su tutela recuerda a: Alberto Sosa Olavarría, Raimundo Fernández Torres, Ramiro González Silva, Hugo Díaz Núñez, Jorge Sucheni Aure, Alicia Rodríguez de González, Antonio Scaramella y Humberto Ríos (fallecido).

Su especial personalidad lo acerca “a la tristeza de los puertos que al amanecer están huérfanos de navíos”, pero ésta, lejos de disolver el afán creador de poesía, lo acicatea hasta “entregar en las manos, esas palabras que nos dicen lo que se esconde adentro, dando su alma, ese silencio que lo llena todo y ese vino añejado en el odre de sus sentimientos”. Su pasión por el mundo intrauterino y su inclinación a la poesía podrían conjugarse a esta paráfrasis que de unos versos nacidos del alma de Neruda me atrevo, sin intención profana, a trastocar:

Dadme para mi vida
Todas las vidas de los que no han nacido
Dadme todo el dolor, de todas las madres del mundo
Yo voy a transformarlo en esperanza...

“Diálogo con las luciérnagas”, “Un grito en la Tormenta”, “Poesía Breve” y “Tarjetas de Navidad”, “La Aldea Sonora”, Los Pájaros de Majay”, “Panoja de los deseos”, “Los Calimbas”, “Guriana” y “Cocorocó”, son el fruto del alma del poeta, manjar para el espíritu, compartir una vida “hecha de todas las vidas, de todos a quienes les canta: mujer, hombre, animal o cosa, de los lugares a donde ha ido y de los que no ha podido desterrar sus recuerdos”.

Hablar de Efraín Inaudy Bolívar, es disparar en andanada, el multicolor afecto, es el rendir culto a la amistad, a la sola mención de la palabra, surgen en tropel, los nombres de su entorno académico, José Luis Fachín De Boni, Francisco Montoya Travieso, Luis Enrique Torres Agudo, Armando Arcay Solá, Fidelia Guerrero, Simón Infante González, Aldo Giugni Maselli, Pastor Peña Ortiz y Andrés Orellana Chacín, a quienes reserva un especial recuadro en el policromo de la galería de sus vivencias, y en un lienzo llamado “Una fecunda hermandad”. El mundo del poeta, el de los sueños rasgados por añoranzas compartidas, trae a su memoria a Jesús Soto, Eugenio Montejo, Ramón Ordaz, Luis Alberto Angulo, Carlos Villaverde, José Joaquín Burgos, Gustavo Pereira, Alejandro Oliveros, José Rafael Urbáez, Faver Páez, Montiel Alvarado, Carlos Ochoa, José Napoleón Oropeza, Braulio Salazar, Wladimir Zavaleta, Antonio Rojas Bueno, Fritz Küper, Adeliz Rivero, Tomasa Ochoa, Pedro Tellez, Toledo Tovar, La Rosa, Búgalo, Policarpo Contreras, Federico Núñez Corona y tantos otros, cuya mención, el tiempo y el espacio antoja breve, todos ellos habitan con los Calimbas de San Esteban, en una “Aldea Sonora”, en la que a la nocturnal sombra, y “Al Pié de un Roble” han pasado más de “Una Noche dentro de una Guitarra”. No he encontrado mejor alegoría que describa el como siente el Dr. Inaudy, la presencia del afecto de quienes le conocen y de quienes lo quieren conocer, que aquella plasmada en uno de los versos de Pablo Neruda:

“Amigo, llévate lo que tu quieras,
penetra tu mirada en los rincones,
y si así lo deseas, yo te doy mi alma entera,
con sus blancas avenidas y sus canciones.”

En él se ha conjugado la maravillosa presencia del sembrador, que abriendo surco desgrana la mazorca, abonada con el conocimiento sobre una tierra sedienta del saber, y poder ver, colocándose al mismo nivel del fruto cosechado, para regodearse en el esplendor de su reflejo, reconociendo en su profunda sencillez, lo deseado: un arco iris con más colores que aquél que le acompañó al sembrar las esperanzas.
Dr. Efraín Inaudy Bolívar

Fundador de la revista científica “Mayéutica” junto al recordado e insigne médico y farmaceuta, Dr. Ignacio Bellera Arocha. Junto a sus alumnos A. Sosa Olavarría, E. Oria Villanueva y Gelsy Giugni Chalbaud, editó la revista “Diagnóstico Perinatal”.

“Normatización de la Atención Perinatal”, “Pruebas de Madurez Fetal en el Líquido Amniótico”, “Pruebas de Salud Fetal”, “Ultrasonografía y Clínica Embrio-fetal” son libros que se adornan con su co-autoría o colaboración. Trabajos científicos publicados en revistas nacionales e internacionales como autor, co-autor o colaborador hoy por hoy son tomados como referencias fundamentales en el diagnóstico y en la terapéutica intrauterina, al extremo de que cualquier proyecto de investigación nacional relacionado con el diagnóstico prenatal, que no contemple dentro del marco teórico, una mención a alguno de éstos, debería considerarse incompleto.

Desgranar el número de auríferas preseas, destinadas a reconocer sus méritos y que seguro amontonadas con sus libros de poesías, sus cuentos y sus novelas reposan en el cofre de donde sacó el pergamino con la leyenda de los Calimbas, resultaría algo que no cuadra al alma del poeta a quien podríamos escuchar “dadme vuestros sentimientos, los de hombre girasol, y los prenderé a mi pecho como invencibles bastiones, con las cuales desafiaré y derrotaré a los hombres obsidiana”. De todas maneras debo mencionar, los que a mí entender, son los más relevantes: Padrino de la XIII Promoción de Médicos Cirujanos de la UC, Premio Pastor Oropeza, Premio Dr. José Tomás Jiménez Arráiz, Premio Dr. Luis Pérez Carreño, Premio Nacional de Literatura de la FMV, Maestro de la Ginecología y Obstetricia Latinoamericana, Miembro Fundador de la Asociación Venezolana de Ultrasonido en Medicina, Miembro Fundador de la Federación de Asociaciones de Escritores de Venezuela, Miembro de Número del Centro de Historia del Estado Carabobo, Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia, Miembro de la Academia Nacional de Medicina, Hijo Ilustre de Upata, Hijo Adoptivo de Valencia, Padre de la Perinatología en Venezuela, Doctor Honoris Causa de la Universidad de Carabobo.

La mejor semblanza del personaje que motiva este ensayo biográfico, la he leído con el regocijo del homenaje propio, en el discurso que el Dr. Bernardino Marvez, un cultivador de letras y palabras que en preciado fruto de exquisita oratoria, cosechara y pronunciara con motivo del bautizo del auditórium del Centro Policlínico Valencia, y en el que calificó al Dr. Efraín Inaudy Bolívar como: “ Hijo ilustre, de los más ilustres de la hermosa Upata; hijo adoptivo, de los más esclarecidos de su amada Valencia, cuyo nombre flamea en el espacio azul, escrito en aurífera leyenda, sobre el fondo estrellado del lábaro blanco, de los elegidos, de esos símbolos designados por Dios y la Naturaleza, para ser benefactores de la humanidad, autor genuino y consumado del trabajo creador para la ciencia y la belleza, siempre dentro de las más estrictas normas de la moral y la dignidad humana”.

FRANCISCO MONTOYA TRAVIESO

Nació en Caracas el 4 de octubre de 1931, en la caraqueñísima parroquia de San José, siendo sus padres Ramón Ignacio Montoya y Rosa Travieso de Montoya. Sus estudios de primaria los hizo en el Colegio La Salle y en el Seminario al cual ingresó motivado por una incipiente vocación sacerdotal que fue desapareciendo paulatinamente, abandona el seminario e inicia su bachillerato en el Liceo Pedro Gual para concluirlo en el Fermín Toro (Caracas) en el año de 1951. Ya desde el bachillerato había decidido estudiar medicina, carrera que inicia en la Universidad de Los Andes, concluyendo sin tropiezos su primero y segundo años, al cabo de los cuales se traslada a la Universidad Central de Venezuela y el 22 de agosto de 1958 recibe de manos del Presidente de la Junta de Gobierno, Contralmirante W. Larrazábal, el título de Médico Cirujano, como integrante de la Promoción de la Libertad. Durante sus estudios universitarios tuvo como compañeros a Chirinos, Moros Ghersi, F. Valarino, Gastón Vargas, Efraín Inaudy Bolívar, Jesús Mendoza Romero, William Ganem, Jesús Varela Granadillo, Hernando Medina Padilla, Jesús Cudemus y Mireya Mendoza. Especial recuerdo guarda el Dr. Montoya de sus profesores Cruz Lepage y Oscar Agüero T., quienes le impartieron la docencia en obstetricia.

La inquietud de Francisco Montoya Travieso por la mujer embarazada y en especial aquella de bajos recursos económicos se inicia durante su pasantía como Interno en la Casa Perinatal María Teresa Toro, pacientes a las que prestaba solicitó los cuidados médicos requeridos, las trasladaba personalmente a la Maternidad Concepción Palacios, cuando llegaba el momento del parto y luego en sencilla ceremonia, les apadrinaba sus hijos. Dos años duró internado en la Casa Prenatal María Teresa Toro, primigenia institución dedicada al cuidado de las gestantes y que fuera fundada el 2 de mayo de 1936, de allí el abnegado estudiante de medicina estuvo trabajando duramente como interno en la Maternidad Concepción Palacios, cargo que obtuvo mediante concurso y por el cual devengaba un sueldo de 120 bolívares mensuales.

En 1958 ingresa a la Maternidad del Hospital Central de Valencia, junto a sus colegas Varela Granadillo, Leopoldo Iñiguez, Efraín Inaudy, Jesús Mendoza y Luis Ceballos; ejecutando durante su internado pasantías por los servicios de Medicina bajo la conducción del Dr. Fabián de Jesús Díaz, de Emergencia, y finalizando en el Servicio de Maternidad. A partir de ese momento estuvo bajo la tutoría de la Dra. Fidelia Guerrero, pasando al cabo de 4 años al cargo de Residente y posteriormente a la de Jefe de Servicio Nº 3 de la Maternidad.

Rememora nuestro biografiado las condiciones reinantes en ese centro asistencial, para aquel entonces: perfecta dotación de recursos, respeto y acatamiento absoluto al orden jerárquico, espíritu de trabajo en equipo, docencia tutelar, teórica y práctica para el graduado, respeto absoluto a las normas de asepsia y antisepsia y lo que era más importante, el ambiente de orgullo institucional que se respiraba.

A los dos años de estar ejerciendo el cargo de interno y previa demostración del conocimiento pleno de la intervención, sus indicaciones y sus potenciales complicaciones, realiza su primera cesárea y se sella con este hecho el destino de especialista de este abnegado y perseverante obstetra que en la actualidad disfruta de una merecida jubilación.

LUIS ENRIQUE TORRES AGUDO

Nació en Guacara, Estado Carabobo, el 20 de Enero del 1926, hijo de Luis Torres Flores y Carmen Artemia Agudo de Torres. Realizó sus estudios de primaria en Valencia, en la Escuela Pedro Alexander y Sebastián Echeverría hasta 5to grado y el 6to grado en la Escuela Arturo Michelena, donde escuchó clases de la las maestras Juanita Cadejo, Consuelo Navas y de los maestros S. Echeverría Lozano y del Abogado José Dionisio Morales, verdaderos forjadores de juventudes. En las aulas de estos institutos compartió con sus compañeros José Luis Curvelo y Leopoldo Iñiguez. Curso sus estudios de bachillerato en el Liceo Pedro Gual los 4 primeros años, teniendo los mejores recuerdos de sus profesores Ponce Bello, Alfredo Celis Pérez, Fernando Guerra Méndez (quien se desempeñaba en la Cátedra de Botánica), Fabián de Jesús Díaz, Francisco Melet, el Dr. Henríquez Herrera Guillot, Betancourt y Galíndez, Sorda, Agustín Hurtado y Darío Hoffman, quienes dejaron profundas huellas en la tierra fértil de su adolescente espíritu. Era el Liceo Pedro Gual baluarte indiscutible de la educación carabobeña y en sus aulas tejió sueños e hilvanó esperanzas junto a sus compañeros José Rafael Guevara, Ricardo Flores Cortez, Enrique Arcay Solá, Carlos Rogelio Peraza, José Rodríguez, José González Garmendia, Lovera, y Henríquez; cohorte estudiantil de primer orden y en la que descollaría Alcides Rodríguez, a la postre médico e ideólogo del partido comunista, quien abandonaría las aulas liceístas hablando perfectamente el inglés y el francés. Torres Agudo, nunca le olvidaría y aun no se explica como este hombre que llegó a dominar siete idiomas murió en la indigencia y totalmente ignorado. “Venezuela y Carabobo están en deuda con él”, suele afirmar LETA en sus tertulias de evocación de tiempos idos.

El último año lo culmina en el liceo Aplicación de Caracas (1942). Ingresó a la Universidad Central de Venezuela donde obtuvo el título de Médico Cirujano General el 31 de Julio de 1950. Durante sus Estudios Universitarios se residenció en una casa en Monte Piedad, donde diariamente subía 106 escalones, circunstancias que se transformaban en una verdadera calamidad en tiempos de lluvias cuando debía recurrir a “Zapatos de Ganchos” para escalar la empinada y resbaladiza cuesta. De noche se reunía a estudiar en Plaza Paguita, frente a la Prefectura Catedral, donde al retirarse guardaban sus sillas. De esos tiempos LETA recuerda a sus condiscípulos: C. Rogelio Peraza, Castrillo, Iñiguez, Adianza, y Rodolfo Celis. Recibió clases de los Famosos José (Pepe) Izquierdo, Francisco Montbrum, Augusto Písuñer, Marcel Granier, José Antonio O' Daly y Félix Pifano. De este último le impactarían el carácter profético de sus clases sobre el paludismo. Era imponente la presencia de estos docentes cuyo arte académico y conocimientos los hacían ver fuera del contexto de la realidad, infundiendo en sus alumnos un sano temor al escribir o responder oralmente a sus preguntas, temor al no querer hacer el ridículo ante ellos. Tal era la autoridad y prestancia de aquellos catedráticos.

Su vocación por la Obstetricia surge, entre otras variables que comentaremos más adelante, del impacto que le produjera la magistral clase dictada por el profesor R. Viso Pitaluga la cual versó sobre cardiopatía y embarazo. Los nombres de Miguel Pérez Carreño, Blanco Gasperi y Posada Jacovish son otros de los grandes docentes de quienes recibiera los conocimientos en el arte de curar y de los que en el futuro, Torres Agudo recordaría con respeto y admiración.

Apenas recibe el título de médico (31 de Julio de 1950) y con el orgullo de haber obtenido la medalla de honor como interno de la Maternidad Concepción Palacios durante el curso de perfeccionamiento obs-tétrico (1949–50), decide tomar el rumbo hacia Carabobo en compañía de Pedro Vicenteli, ya que el presidente del estado, Ruiz Miranda, le había ordenado trasladarse a Güigüe a fin de remplazar a la Dra. García (Médico de origen cubano, que había finalizado su pasantía rural), el primero de octubre de 1950 se inicia como Médico Rural del Hospital Distrital de Güigüe “Dr. Carlos Sanda” donde le tocó compartir su actividad médica con el Dr. Francisco Villarroel, el Bionalista Giovanni Gutic y Matías González quien le proporcionaba anestesia a las pacientes que requerían de parto instrumental. Torres Agudo acudía a los dispensarios y atendía partos domiciliarios con la ayuda de las comadronas: Irene Martínez en Yuma, Evangelista Silva y Rosa Díaz. Llegó a desempeñarse como médico residente y encargado del Servicio de Obstetricia del Centro de Salud “Dr. Carlos Sanda” de Güigüe.

En el dispensario de Yuma desplegó una gran labor, con él colaborarían los farmaceutas: Ramón Rojas Jaén, Strauss y Matías, en Cirugía el Dr. G. Suárez y en Pediatría el Dr. Buenaventura Bernal.

Los Médicos rurales de Belén y Manuare acudían una vez por semana y hacían guardias, se estaba dando así un paso hacia la integración asistencial. Se desplegaba una actividad médica intensa, sin descanso, la satisfacción era resolver los casos localmente y bajo un clima de rivalidad cordial competían los centros de Güigüe con el de Caucagua y Chivacoa. En 1958 se traslada a Valencia al Hospital Central donde ingresa al Departamento de Obstetricia como Residente B. Había llegado el momento de desarrollar la vocación nata de Obstetra, quizás trasmitida por su madre, Doña Carmen, quien tenía interés y conocimientos en el arte de partear, además su inclinación por la protección de la mujer embarazada había sido puesta de manifiesto cuando siendo interno de la Maternidad Concepción Palacios tuvo que actuar en rescate de las pacientes allí internadas cuando los sótanos de esta institución se inundaron en 1950.

Aún recuerda LETA como con ayuda de sus compañeros sacaban a las parturientas puérperas a través de las claraboyas. Además de sus pasantías por el Hospital Vargas, el Periférico de Catia y la docencia tutelar que sobre él ejerciera el Dr. Viso Pitaluga, sellaron su destino como Obstetra. En la Maternidad del Hospital Central se integra al equipo médico que más prestigio ha dado a dicha institución: Antonio José Tovar, José Luis Fachín de Boni, José María Sanda, Julio Maldonado Peña, José Manuel Isaacs, Armando Arcay Sola. Allí LETA desplegaría una amplia y encomiable labor como Obstetra y Docente, por ascenso ocuparía los cargos de: Instructor a tiempo Convencional (1961); Instructor B a medio tiempo (1962). Instructor B a tiempo completo (1963); Instructor A a tiempo completo, profesor Asistente (1964 – 69), Jefe de la Cátedra de Obstetricia (1969), Jefe Interino de la Cátedra de Obstetricia (1973), Jefe Interino del Departamento de Obstetricia y Ginecología (1973); Profesor Agregado del mismo departamento desde 1983 hasta 1986 cuando fue jubilado. Otros cargos: Adjunto residente en el Hospital Central de Valencia en 1981 y Médico Jefe del Servicio 3 de Maternidad del H.C.V. Su labor hospitalaria queda descrita en el relato que de la intrahistoria de la Maternidad del Hospital Central de Valencia hiciera el excelso docente Dr. José Luis Fachín de Boni: “Torres Agudo Obstetra de gran valía, laborioso y responsable, ejerció el cargo de jefe de los departamentos de Obstetricia (Hospitalario y Docente), con acierto” por ello LETA “es otro de los importantes baluartes de la Maternidad”. Certificación como ésta llena de orgullo a nuestro corazón y por vía doble: la de alumno y biógrafo.

El 3 de diciembre de 1955 contrajo nupcias con la distinguida Señorita Elina Strauss, la cual se convertiría en la compañera de toda su vida, consolidando un hogar estable y ejemplar y que dio fruto a cinco vástagos, dos varones y tres hembras: Luis Guillermo (médico), Mairelina (odontólogo), Vivian (ingeniero), Carolina (médico) y Luis Enrique (abogado).

Su labor asistencial fue amplia, dedicó gran parte de su vida a la asistencia, primero como estudiante: Interno en el Servicio de Dermatología del IVSS de Caracas en 1948-1950, de 1949-1950 Interno por concurso en la Maternidad Concepción Palacios donde ganó Medalla de Oro y Diploma de Oro como Interno más destacado; y, como graduado: Médico Ad-honorem de Consulta Prenatal del Centro Barreto Lima en 1962-1966. No fue ajeno a la actividad gremial, así lo encontramos en 1961, ejerciendo como Vocal a la Secretaría del Colegio de Médicos del Edo. Carabobo, y en el período comprendido entre 1961-1962 como presidente del Colegio de Médicos del Edo. Carabobo, entre 1962-1963 se desempeñó como Miembro del Tribunal Disciplinario de dicha corporación gremial, desde 1965-1966 como Vocal de la Tesorería. Entre 1971-1972 desplegó una interesante labor como integrante de la Comisión de Cultura del Colegio Médico de Carabobo. Sin duda alguna que esa última misión ha tenido que ver con su inquebrantable vocación de Promotor Cultural. Perseverante y entusiasta de la actividad del Ateneo de Valencia desde 1968, Jurado de Admisión y Calificación del Salón Arturo Michelena, parte de la Directiva del Ateneo de Valencia en 2 oportunidades. Esta vocación surge durante los dos últimos años de su carrera cuando se convierte en asiduo visitante de exposiciones y galerías de artes, allí se despierta el interés por la Pintura, la Escultura y la Cerámica, sus conocimientos en las Artes lo llevan a formar parte de numerosos jurados donde pone en práctica sus conocimientos y su acertada crítica en la valoración de las obras de arte sometidas a consideración.
Dr. Luis Enrique Torres Agudo

Su inquietud permanente por la superación profesional, lo estimuló a participar en otras actividades, entre la que destaca: Curso de Inglés en conversación de la Universidad de Carabobo 1967. Fue delegado y participante activo en III Jornadas “Dr. Ramón Arcay Tortolero” en 1967, en 1969 participó en las Jornadas “Dr. Jorge Lizarraga” en el Hospital Central de Valencia. En 1970 fue Ponente en el 4º Congreso Venezolano de Obstetricia y Ginecología con el tema “Estado actual de la Docencia Obstétrica de Pre y Post Grado en Venezuela”, en 1972, fue asistente participativo en la 7ª Reunión Nacional de Obstetras y Ginecólogos en Mérida, en 1972 y 1973 fue designado como Representante del Departamento de Obstetricia al Seminario de Reproducción Humana patrocinado por la A.V.E.F.A.M.; en 1973 asistió como participante al Curso de “Avances Recientes en Fertilidad Humana” programado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins Baltimore, Maryland USA. Publicó como autor o colaborador los trabajos de Investigación “Uso del Sulfato de Esparteína en Obstetricia”, “Rotura Espontánea de Hígado durante el Embarazo”, “Consideraciones sobre el Embarazo Ectópico Tardío”, “Cardiopatía y Embarazo”, “Estudios Sobre la Capacidad Docente del Hospital Central de Valencia”, “Estudios de 20 Años de Mortalidad Materna en el Hospital Central de Valencia 1960 -1980”.

Su actividad docente fue reconocida por sus alumnos quienes lo designaron Padrino de la VIII Promoción de Médicos en 1971, Profesor homenajeado y encargado de dictar la última clase de la XVIII Promoción de Médicos Cirujanos “Dr. Francisco Montoya Travieso” en 1981, Profesor Homenajeado en la XXI Promoción de Médicos Cirujanos “Dr. Pedro Ojeda Illas” en 1984; le fue otorgada la Orden en I Clase Dr. Miguel José Sanz, el Botón de Oro de la Ciudad de Valencia el 27 de agosto de 1991. Es además Miembro de la “Sociedad Venezolana de Salud Publica”. La Sociedad de Obstetricia y Ginecología le otorgó con motivo de sus Bodas de Oro Profesionales el Diploma de Miembro Honorario y la Universidad de Carabobo la Orden “Alejo Zuloaga Eguzquiza” máximo galardón que dicha institución concede a sus mas meritorios docentes. Desde su jubilación de la Universidad y del Hospital Central de Valencia se ha dedicado a la atención médica privada, la cual ha ejercido con acierto y en la que se ha ganado un sólido prestigio, transmitido en varias generaciones de familias que han contado con su experiencia, conocimiento, solícitos cuidados y apoyo humano sincero.

Luis Enrique Torres Agudo, médico, obstetra, amante de las artes plásticas, coleccionista, padre, profesor y amigo. De trayectoria ejemplarizante, hoy retirado de las lides profesionales, muy en contra de su voluntad y por recomendaciones de sus médicos y amigos, comparte con su esposa, sus hijos y nietos la calidez de un hogar que es orgullo para todos los carabobeños.

FIDELIA GUERRERO ZAMBRANO

María Fidelia de la Paz Guerrero Zambrano. Nació en Lobatera un pueblo Andino ubicado al centro norte del Estado Táchira el 24 de abril de 1927. Son sus padres: Don Tito César Guerrero L. (fallecido) y Doña María Anaís Zambrano. Sus hermanos: Hélide Josefina, José David y Ligia María Guerrero Zambrano. Desde muy pequeña fue educada por sus padres en cuanto a moral y buenas costumbres. También le enseñaron a leer y a escribir con excelente caligrafía (motivo por el cual aún recibe elogios). Realizó sus estudios de primaria en las Escuelas Federales: “Santa Ofelia Mora”, “Emilio Constantino Guerrero”, “Macabeo Maldonado” en Lobatera, Edo. Táchira. Se destacó en sus estudios de secundaria, los cuales realizó en el Liceo “Simón Bolívar” en San Cristóbal, Estado Táchira; recibe su Título de Bachiller en Ciencias en Julio de 1947.

Mujer tímida y de dulce hablar, cuenta sobre su padre Don Tito Guerrero, quien fue Registrador de Lobatera sin haber cursado estudios avanzados. Fue un hombre muy inquieto y apasionado por la lectura; poseía una gran biblioteca en su casa, donde la joven Fidelia disfrutaba de numerosos autores. Un día se consiguió con un libro titulado: “El Médico de la Familia” con el cual compartía un capítulo todas las tardes. Su madre fue testigo presencial de este creciente entusiasmo por la medicina, hasta que un día le planteó “mamá voy a ser médico” ¡y lo logró!

Sus estudios universitarios los realizó en la Ilustre Universidad de Los Andes en Mérida, la ciudad de los picos sembrados por las nieves eternas y que sólo alcanzan en su vuelo las cinco águilas blancas de Don Tulio Febres Cordero. Rengel Sánchez, Spinetti Berti, Rincón Gutiérrez, Uzcátegui, Angulo son los apellidos de los profesores que guiaron sus pasos universitarios, al alcanzar el bienio clínico fue clasificada como bachiller Interno-Residente por concurso de oposición en la Maternidad de Mérida y recibe distinciones honoríficas como: Diploma de Honor en los estudios de Clínica Semiológica y Propedéuticas II con calificación sobresaliente, alcanza además Diploma de Honor en los estudios de Anatomía Patológica y la institución donde escoge la que en definitiva sería su especialidad, al final de su pasantía le concede Diploma de Honor el cual le es entregado por la Dirección de la Maternidad de Mérida. Durante su vida estudiantil tuvo la oportunidad de participar como Vocal de la Junta Directiva pro-centenario de la Escuela de Medicina U.L.A. Se trasladó a Valencia, a esta ciudad ataría el resto de su trayectoria vital, para iniciar sus estudios de Post-Grado, e ingresó al Hospital Central de Valencia como: Residente “A” desde 1954-56; posteriormente es becaria-residente del Servicio Docente de Obstetricia del Hospital Central de Valencia bajo la dirección del maestro Dr. José Luis Fachín de Boni y en cumplimiento del Curso de Perfeccionamiento Obstétrico, con Beca otorgada por el M.S.A.S.

Es adscrita al Servicio 2 de Obstetricia donde se desempeña como: Residente “A” (1958-59), Residente “B” (1959-62), Adjunto I (1963-66), Médico Especialista I de Obstetricia (1967-81), Departamento de Obstetricia y Ginecología (clasificada por la Comisión Científica y de Credenciales del Colegio de Médicos del Estado Carabobo). Fue encargada Médico Jefe de Servicio durante varios períodos, Médico Jefe de Servicio 1981-87. Como parte de su labor hospitalario-asistencial tuvo participación activa en la sección de libros y revistas del Servicio Docente de la Maternidad; Cursos de Preparación Obstétrica para internos y residentes; profesora colaboradora en los cursillos de enfermeras auxiliares. Según sus propias palabras toda su trayectoria asistencial y docente fue estimulada y orientada por su “querido” gran maestro y jefe Dr. José Luis Fachín de Boni”.

En su actividad académica fue miembro fundador de las Cátedras Clínicas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Carabobo en el Departamento de Obstetricia en el Hospital Central de Valencia a partir del 15 de septiembre de 1961. En el Servicio 2 de la Maternidad se desempeña como: Instructor a tiempo convencional (1961-62). Instructor “B” a medio tiempo (1962-64). Profesor Asistente “C” a medio tiempo y Profesor Asistente “A” a partir de 1964 hasta 1985. También se desempeñó como profesor de Farmacología de la Escuela de Enfermería “Dr. Francisco Antonio Rísquez”, Valencia 1956-57. Tuvo participación y asistencia activa a más de media centena de cursos de Post-grado, Congresos Nacionales e Internacionales, Jornadas, Reuniones y Simposios. Realizó trabajos científicos publicados en revistas nacionales e internacionales. Como autor: “Valor real de la punción-biopsia en la cirrosis hepática. Pruebas de funcionalismo hepático” publicado en Gaceta Médica de los Hospitales Nacionales, Vol. 5, Nº 17, Enero 1956, “Caso de la rotura de aneurisma de la arteria esplénica, durante el embarazo con sobrevida materna”, publicado en la revista de Obstetricia y Ginecología de Venezuela 1968 y la revista española Progresos de la Obstetricia y Ginecología Vol. VI; “Síndrome de Sheehan en el HCV”, “Incidencia y estudio clínico y terapéutico de la rotura prematura de membranas en la Maternidad del HCV”, publicación Nº 2 de la Cátedra de Obstetricia U.C. y presentado ante la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Venezuela en Caracas. “Inversión Uterina en el HCV” publicado en revista Mayéutica, Año V; “Embarazo en cuerpo uterino rudimentario”, publicado en revista de Ginecología y Obstetricia de Venezuela, Vol. XXI.

Perteneció a comisiones científicas como: Miembro de la Sub-comisión de Historias Médicas y Coordinador de Mortalidad Materna del Dpto. Obstetricia HCV. Entre otras actividades fue médico domiciliario nocturno del IVSS y Médico Ad-honorem de la Consulta pre-natal del Centro Materno-Infantil “Guacamaya”. Su labor docente y asistencial ha sido premiada en múltiples ocasiones: Profesora homenajeada por la VI y XII Promoción de Médicos U.C., homenaje por el Concejo Municipal de Valencia por el Día Internacional de la Mujer, 08-03-79, con motivo de sus bodas de plata profesionales las cuales celebró en el año 1974. Recibió por méritos en su trayectoria profesional y gremial “Diploma de Honor y Medalla de Oro por el Colegio de Médicos del Edo. Carabobo”, uniéndose a dicho reconocimiento la Facultad de Ciencias de la Salud y la Comisionaduría General de Salud, las cuales le entregaron sendos Diplomas de Reconocimiento.

Las autoridades universitarias le impusieron en el año 1984 la Condecoración Orden “Miguel José Sanz”, Primera Clase. Otras de las preseas que engalanan el bastión de las pioneras de la obstetricia carabobeña son: “Diploma como Miembro Honorario por la Fundación de Amigos de la Maternidad del HCV”, Diploma de Reconocimiento docente-investigativo y fundador de las Cátedras Clínicas Escuela de Medicina. U.C. por 25 años de docencia (1986), La Alianza Panamericana de Médicos, Seccional Carabobo-Cojedes le entrega placa de Reconocimiento por su destacada trayectoria profesional y docente, 1990. La Dra. Fidelia Guerrero evoca con mucho amor su época de dedicación al Hospital y a la Universidad de la cual guarda hermosas vivencias. Continúa con su consulta privada en la Maternidad del Este de la que formó parte en la nómina de fundadores. En su casa de la Urbanización Guaparo de Valencia, vive tranquilamente en abnegada dedicación a sus pacientes, a su hogar y especialmente al cuidado de su saludable madre Doña María Anaís Zambrano.

JESUS MENDOZA ROMERO

Nació en Valencia el 19 de julio de 1935, hijo de Jesús Mendoza Marcano y María Teresa Romero de Mendoza, es el segundo de tres hermanos y sobrino del eminente cirujano valenciano doctor Francisco Ignacio Romero, quien le estimuló con su ejemplo a seguir el derrotero de la medicina. Cursó sus estudios de bachillerato en el Colegio La Salle, obteniendo diplomas de sobresaliente durante todos sus estudios. En el año 1952 se traslada a Caracas para iniciar su carrera profesional, matriculándose en la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, en la que obtiene el título de Médico Cirujano en 1958. Apenas obtuvo su título se traslada a su ciudad natal, ingresando como médico interno en el Hospital de Valencia y al cabo de dos años pasa al Servicio de Maternidad en calidad de médico residente. Asciende al cargo de Adjunto del Servicio Nº 4 el cual ocupa por 15 años, para ejercer la Jefatura del mismo. En 1958 pasa a ser miembro del plantel docente de la Cátedra de Anatomía de la Universidad de Carabobo figurando entre la lista de fundadores de dicha dependencia, la cual abandona para incorporarse a la Cátedra de Obstetricia, donde permanecería por 21 años, acogiéndose a la jubilación en 1984. Durante un año (1972-73) realizó cursos en Cirugía Oncológica-Ginecológica en el Memorial Hospital de New York y en el Hospital San Carlos de Madrid, estadía esta última que aprovechó para realizar Curso de Ultrasonografía con el Profesor José Botella Llusiá.

Desde el año 1958 ha desplegado hasta la fecha una intensa actividad en la Cruz Roja de Valencia, ejerciendo la vice-presidencia durante 25 años y la presidencia hasta el presente. Por su amplia y fructífera labor en este centro recibió la condecoración “Augusto Pinaud” de la Cruz Roja Venezolana en su Primera Clase y la Orden “Sol de Carabobo” en el grado de Comendador como testimonio de la labor social en pro de la comunidad carabobeña. En el Hospital de la Cruz Roja “Luis Blanco Gásperi” se ha desempeñado primero como Jefe de Servicio de Obstetricia y Ginecología desde 1960, fecha a partir de la cual ejerce la jefatura del mismo. El doctor Mendoza Romero aparece como fundador del Instituto de Previsión del Médico (IMPRES), y es pionero de la Cirugía Laparoscópica en Venezuela. Fue fundador de la estudiantina de la Universidad de Carabobo, de Ceprocarabobo y la del Colegio de Médicos del Estado Carabobo. Sus alumnos de la XX Promoción de la Facultad de Medicina en reconocimiento a sus cualidades docentes le designaron como Padrino en el año 1983.

Indudablemente que el capítulo no termina aquí, falta por reseñar la biografía de otros ilustres obstetras que han ejercido su profesión en Valencia, Peña Ortiz, Orellana Chacín, Bellera, Marvez Valencia, Acosta Franco, Fernández Torres, Rodríguez, Suchenni, Delgado Mejías, Morales Roa, Iñiguez, Peña González, Miráz Gaviña, De León y otros; ya que conforme han pasado los años el número de médicos que se han dedicado a la obstetricia es cada vez más numeroso y sin duda alguna muchos de ellos están escribiendo páginas memorables de la Obstetricia Moderna de nuestro estado y del país, con sus ejecutorias habrán de consolidar las áureas letras de esta especialidad médica que como ninguna ha experimentado los más extraordinarios avances que haya podido mostrar en tan corto tiempo alguna otra de las ya conocidas como tradicionales.

De la mano con la Perinatología, la Genética, la Ultrasonografía, la Medicina Fetal y la Bioquímica, entre otras, cumple el objetivo que etimológicamente encierra la palabra obstetricia que no es otro que el de “ponerse adelante”.

Serán otras generaciones las que motivadas por el devenir histórico de la especialidad, graben los nombres y las trayectorias de aquellos que con su ejecutoria, la encumbren cada día más.

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