¿Testimonios del pasado?
Abundan testimonios como los que se han copiado, referidos a nuestro siglo XIX
ELÍAS PINO ITURRIETA | EL UNIVERSAL
domingo 26 de agosto de 2012 12:00 AM
1831: En la Memoria del despacho de Interior y Justicia se lee: "En toda Venezuela no hay un edificio que pueda llamarse adecuado para la detención y seguridad de los presos... Es asombroso el descuido que se nota en este ramo y es tan importante su mejora, cuanto que de ella depende, en gran manera, la administración de justicia.
1843:
Escribe en El Relámpago el diputado Tomás Lander, fundador del Partido Liberal: "La cárcel que tiene Caracas es una mansión de horrores. El venezolano que se ve encarcelado deprava su moral con la vista de los objetos que lo circundan, se degrada a sí mismo, porque cuanto ve y cuanto oye lo empuerca y lo envilece, y se familiariza con el crimen por el inmediato roce en que la sociedad lo coloca con todos los criminales.
1851:
Opinión del editor de El Candelariano sobre la prisión principal de la capital: "No es cárcel, sino un lugar adecuado especialmente para hacer morir muy en breve a un hombre en medio de los tormentos más atroces... La indiferencia con que se miran nuestras cárceles es el origen de este abandono que horroriza y contagia a cuantos tienen la pena de acercarse a aquellos focos de inmundicia y corrupción".
1845:
Informe de la Jefatura Política de Calabozo: "El seis de marzo en la noche, a las ocho y media, hizo sacar el Jefe Político al presidiario Francisco López y al preso Urbano Figuera, les amarraron bien y fueron conducidos a la sabana por una escolta de guardias armados de trabucos, carabinas y machetes. El Jefe Político concurrió personalmente a esta escena, para darle más importancia. Cuando tuvieron en campo abierto a las víctimas de su perversidad, les amenazaron con el tren de armas e intimaron: que si no decían verdad afirmando cuanto se les interrogase, les quitarían las vidas: estas amenazas e intimaciones eran tan continuas como que a cada pregunta se las repetían".
1836:
Correspondencia del Concejo Municipal de Maracaibo al despacho de Hacienda: "No podemos cumplir el deber que se nos impone de vigilar los lugares de salud, porque ignoramos los fondos con que ha de atenderse a éstos, y si el Gobierno no adopta medidas eficaces y prontas, perecerán muchos de los desgraciados que antes vivían en nuestros asilos y que ahora vagan por lugares inmundos en busca de sustento".
1856:
Desde Barcelona se remite el siguiente oficio para el Ministerio del Interior y Justicia: "La clase pobre más particularmente carece de los principales elementos de la vida y de la salud, como alimento, medicinas y lo que es más, asistencia médica, pues de los médicos unos se han embarcado para el extranjero, otros se encuentran enfermos y los que actualmente prestan sus servicios no son suficientes".
1838:
Correspondencia de Cumaná para la Diputación de Caracas: "Con esta fuerza no se puede hacer nada, pero más que todo diríamos que porque los abigeos viven en unas plazas imposibles de penetrar. El mejor amigo de los cuatreros son estos andurriales y los chamizales. Hay que ser animal para pasarlos, o ser pescado para meterse en los raudales, de manera que estamos con problemas".
1839:
Informe de la posta de Valencia: "Nadie nos quiere contratar una caballería por el infernal camino de la costa, que en todos tiempos es casi insuperable a caballo y malo para los conductores a pie".
1843:
Carta de Felipe Larrazábal para Antonio Leocadio Guzmán: "No pude llegar a Maturín porque el camino está cerrado, y tampoco he podido regresarme con ustedes, lo que indica que los locos seguirán diciendo y atemorizando a la gente, sin que podamos pararlos, y que nosotros seguimos en el limbo".
1843:
El pintor Bellermann se queja del trayecto de La Ceiba a Maracaibo: "Nunca en mi vida me había imaginado que fuese posible atravesar un camino semejante; además, fue un trabajo terrible, ora se quedaba pegado un animal de carga, ora un jinete, y muchas veces solo con el mayor esfuerzo lográbamos sacarlos".
1857:
El naturalista Karl Appun, escribe como sigue sobre la ruta principal de Yaracuy: "El abandono en que actualmente se encuentra este camino refleja claramente el desorden político que reina en este país. Todavía hoy perdura en el pueblo el antiguo odio a los españoles por cuya razón, aún hoy poco instruido, mira con repugnancia las buenas cosas que aquellos hicieron por Venezuela mediante la construcción de grandes edificios y caminos, ahora completamente descuidados y casi en ruinas".
Abundan testimonios como los que se han copiado, referidos a nuestro siglo XIX. No sé por qué los ofrezco ahora, tan alejados como se sienten del adelanto que experimentamos en la actualidad, pero tal vez puedan servir para que pasen el tiempo en naderías. Ustedes tienen la última palabra, desocupados lectores.
eliaspinoitu@hotmail.com
1843:
Escribe en El Relámpago el diputado Tomás Lander, fundador del Partido Liberal: "La cárcel que tiene Caracas es una mansión de horrores. El venezolano que se ve encarcelado deprava su moral con la vista de los objetos que lo circundan, se degrada a sí mismo, porque cuanto ve y cuanto oye lo empuerca y lo envilece, y se familiariza con el crimen por el inmediato roce en que la sociedad lo coloca con todos los criminales.
1851:
Opinión del editor de El Candelariano sobre la prisión principal de la capital: "No es cárcel, sino un lugar adecuado especialmente para hacer morir muy en breve a un hombre en medio de los tormentos más atroces... La indiferencia con que se miran nuestras cárceles es el origen de este abandono que horroriza y contagia a cuantos tienen la pena de acercarse a aquellos focos de inmundicia y corrupción".
1845:
Informe de la Jefatura Política de Calabozo: "El seis de marzo en la noche, a las ocho y media, hizo sacar el Jefe Político al presidiario Francisco López y al preso Urbano Figuera, les amarraron bien y fueron conducidos a la sabana por una escolta de guardias armados de trabucos, carabinas y machetes. El Jefe Político concurrió personalmente a esta escena, para darle más importancia. Cuando tuvieron en campo abierto a las víctimas de su perversidad, les amenazaron con el tren de armas e intimaron: que si no decían verdad afirmando cuanto se les interrogase, les quitarían las vidas: estas amenazas e intimaciones eran tan continuas como que a cada pregunta se las repetían".
1836:
Correspondencia del Concejo Municipal de Maracaibo al despacho de Hacienda: "No podemos cumplir el deber que se nos impone de vigilar los lugares de salud, porque ignoramos los fondos con que ha de atenderse a éstos, y si el Gobierno no adopta medidas eficaces y prontas, perecerán muchos de los desgraciados que antes vivían en nuestros asilos y que ahora vagan por lugares inmundos en busca de sustento".
1856:
Desde Barcelona se remite el siguiente oficio para el Ministerio del Interior y Justicia: "La clase pobre más particularmente carece de los principales elementos de la vida y de la salud, como alimento, medicinas y lo que es más, asistencia médica, pues de los médicos unos se han embarcado para el extranjero, otros se encuentran enfermos y los que actualmente prestan sus servicios no son suficientes".
1838:
Correspondencia de Cumaná para la Diputación de Caracas: "Con esta fuerza no se puede hacer nada, pero más que todo diríamos que porque los abigeos viven en unas plazas imposibles de penetrar. El mejor amigo de los cuatreros son estos andurriales y los chamizales. Hay que ser animal para pasarlos, o ser pescado para meterse en los raudales, de manera que estamos con problemas".
1839:
Informe de la posta de Valencia: "Nadie nos quiere contratar una caballería por el infernal camino de la costa, que en todos tiempos es casi insuperable a caballo y malo para los conductores a pie".
1843:
Carta de Felipe Larrazábal para Antonio Leocadio Guzmán: "No pude llegar a Maturín porque el camino está cerrado, y tampoco he podido regresarme con ustedes, lo que indica que los locos seguirán diciendo y atemorizando a la gente, sin que podamos pararlos, y que nosotros seguimos en el limbo".
1843:
El pintor Bellermann se queja del trayecto de La Ceiba a Maracaibo: "Nunca en mi vida me había imaginado que fuese posible atravesar un camino semejante; además, fue un trabajo terrible, ora se quedaba pegado un animal de carga, ora un jinete, y muchas veces solo con el mayor esfuerzo lográbamos sacarlos".
1857:
El naturalista Karl Appun, escribe como sigue sobre la ruta principal de Yaracuy: "El abandono en que actualmente se encuentra este camino refleja claramente el desorden político que reina en este país. Todavía hoy perdura en el pueblo el antiguo odio a los españoles por cuya razón, aún hoy poco instruido, mira con repugnancia las buenas cosas que aquellos hicieron por Venezuela mediante la construcción de grandes edificios y caminos, ahora completamente descuidados y casi en ruinas".
Abundan testimonios como los que se han copiado, referidos a nuestro siglo XIX. No sé por qué los ofrezco ahora, tan alejados como se sienten del adelanto que experimentamos en la actualidad, pero tal vez puedan servir para que pasen el tiempo en naderías. Ustedes tienen la última palabra, desocupados lectores.
eliaspinoitu@hotmail.com
2012: Yare: violencia, armas y permisividad
La impunidad está en el centro de la vida del país y la inseguridad acumula víctimas
JUAN MARTIN ECHEVERRÍA | EL UNIVERSAL
domingo 26 de agosto de 2012 12:00 AM
El requisito fundamental para el éxito de un líder político es su capacidad de gobernar en democracia, mediante una gerencia abierta, con la radio, prensa y televisión dispuestas a investigar las irregularidades y la participación de la población, ya que la movilización ciudadana es indispensable en materia de derechos y deberes. La capacidad de gobernar exige oír a los organismos internacionales, a las ONGs y tomar en cuenta las evaluaciones internas de los organismos públicos, frente a situaciones que se hacen cada día más complejas: por ello es aberrante perseguir a las ONGs y cerrarse al mundo.
Impacta la reseña de lo ocurrido en Yare recientemente, que es la continuación de las matanzas y reiteradas violaciones a los derechos humanos de los presos, sobre todo al referirse a muchos cadáveres que no pudieron ser identificados porque estaban desfigurados por disparos a quemarropa; es por ello que sorprende justificar los 26 muertos y decenas de heridos en Yare 1, como la consecuencia de que a un preso se le escapó un tiro. El escenario no es tan simple como se plantea, se trata de dos grupos de reclusos con armas largas y granadas enfrentados por el control del penal, sin embargo es inexplicable el ingreso del armamento, su exhibición ante las autoridades civiles y militares y el penoso reconocimiento de un Estado que perdió el control de las cárceles, que desde hace mucho tiempo están en manos de los reclusos, en una dramática combinación de violencia, armas y permisividad.
Los familiares de los detenidos difícilmente pueden esconder en sus ropas, o en los objetos que le lleven a sus familiares, rifles de asalto rusos, por lo que es evidente la responsabilidad de las autoridades. Desde junio del año pasado han fallecido 577 personas en los recintos penitenciarios sin contar los heridos, la corrupción y el incumplimiento de la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de hace 6 años, que le ordenaba al Estado adoptar las medidas necesarias para evitar hechos violentos de esta naturaleza.
Como lo señala Marino Alvarado, director de Provea, se sigue improvisando en materia carcelaria y en manejar un problema tan grave sin una política integral. Los hechos demuestran que el Gobierno no tiene un mayor interés en esta prioridad fundamental de atención a los reclusos, su traslado a los tribunales, la realización de las audiencias y todo aquello que permita descongestionar los recintos penitenciarios y reducir los índices de violencia carcelaria.
Lamentablemente las decisiones en esta materia son políticas, sin visión ni estrategia, ya que el tema de la inseguridad y muerte exige crear un equipo interdisciplinario, dotado de suficientes recursos y con programas progresistas eso sí, hay que comenzar por desarmar a los reclusos. En cambio se retarda la aprobación de la Ley de Armas y Explosivos, la impunidad está en el centro de la vida del país y la inseguridad acumula víctimas, bajo la mirada confusa del Gobierno. Si hay un aspecto que muestra a las claras la ineficacia del régimen, es la crisis penitenciaria, de la justicia y de los cuerpos policiales.
juanmartin@cantv.net
Impacta la reseña de lo ocurrido en Yare recientemente, que es la continuación de las matanzas y reiteradas violaciones a los derechos humanos de los presos, sobre todo al referirse a muchos cadáveres que no pudieron ser identificados porque estaban desfigurados por disparos a quemarropa; es por ello que sorprende justificar los 26 muertos y decenas de heridos en Yare 1, como la consecuencia de que a un preso se le escapó un tiro. El escenario no es tan simple como se plantea, se trata de dos grupos de reclusos con armas largas y granadas enfrentados por el control del penal, sin embargo es inexplicable el ingreso del armamento, su exhibición ante las autoridades civiles y militares y el penoso reconocimiento de un Estado que perdió el control de las cárceles, que desde hace mucho tiempo están en manos de los reclusos, en una dramática combinación de violencia, armas y permisividad.
Los familiares de los detenidos difícilmente pueden esconder en sus ropas, o en los objetos que le lleven a sus familiares, rifles de asalto rusos, por lo que es evidente la responsabilidad de las autoridades. Desde junio del año pasado han fallecido 577 personas en los recintos penitenciarios sin contar los heridos, la corrupción y el incumplimiento de la decisión de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de hace 6 años, que le ordenaba al Estado adoptar las medidas necesarias para evitar hechos violentos de esta naturaleza.
Como lo señala Marino Alvarado, director de Provea, se sigue improvisando en materia carcelaria y en manejar un problema tan grave sin una política integral. Los hechos demuestran que el Gobierno no tiene un mayor interés en esta prioridad fundamental de atención a los reclusos, su traslado a los tribunales, la realización de las audiencias y todo aquello que permita descongestionar los recintos penitenciarios y reducir los índices de violencia carcelaria.
Lamentablemente las decisiones en esta materia son políticas, sin visión ni estrategia, ya que el tema de la inseguridad y muerte exige crear un equipo interdisciplinario, dotado de suficientes recursos y con programas progresistas eso sí, hay que comenzar por desarmar a los reclusos. En cambio se retarda la aprobación de la Ley de Armas y Explosivos, la impunidad está en el centro de la vida del país y la inseguridad acumula víctimas, bajo la mirada confusa del Gobierno. Si hay un aspecto que muestra a las claras la ineficacia del régimen, es la crisis penitenciaria, de la justicia y de los cuerpos policiales.
juanmartin@cantv.net
No hay comentarios:
Publicar un comentario