Lo que calla Chávez de abuela Radonski
JORGE CAJÍAS | EL UNIVERSAL
sábado 25 de agosto de 2012 03:24 PM
Recientemente el presidente de la República de Venezuela se refirió en forma ofensiva y en cadena nacional al pasado judío de un ciudadano llamado Henrique Capriles Radonski. Chávez ha mencionado a la abuela judía de Capriles como un antecedente terrible, trascendiendo con estos ultrajes la eternidad y el infinito de todos los tiempos, tratando de alcanzar y perforar con su habitual rabia y ponzoña la tierra del cementerio donde reposan los restos de esta mujer judía, la abuela Radonski, que vivió y luchó con dignidad toda su vida.
Lo que de manera intencional no menciona Chávez en sus habituales andanadas contra Capriles es que los abuelos maternos de éste, Andrés Radonski y Lili Bochenek de Radonski, llegaron a Venezuela en 1946 con una mano atrás y otra adelante, como parte de una tripulación de un barco ambulancia que los transportó junto a otros seres humanos que profesaban la religión judía, provenientes de la Europa de la posguerra. Arribaron con las esperanzas a cuestas y la convicción de que Venezuela era uno de los pocos países que recibían a los judíos que había sobrevivido a la carnicería fascista.
El primer mandatario no dice que los padres de la abuela Radonski fueron cruelmente asesinados en el campo de concentración de Treblinka en Polonia, mientras que ella, Lili Bochenek de Radonski, se mantuvo oculta durante casi dos años en un sótano en el Gueto de Varsovia para evitar ser asesinada por los nazis. Tampoco cita que Lili Bochenek de Radonski fue descubierta y llevada a la fila de la cámara de gas, y cuando estaba próxima a ser envenenada con los gases mortales del régimen del genocida Adolfo Hitler, que bajo la consigna ladecisión final exterminaba al pueblo judío, un soldado nazi la sacó de la cola y la salvó en el último minuto. Chávez no indica en su aberrado discurso que Andrés Radonski, abuelo materno de Capriles, formaba parte durante la guerra de la resistencia polaca en la clandestinidad, ni que Lili Bochenek de Radonski luego de salvar la vida, tenía que salir del gueto de Varsovia a limpiar las oficinas de los ocupantes alemanes, lo que le permitió escapar junto a Andrés Radonski de la humillación y del infierno creado por Hitler contra seres que fueron torturados y asesinados.
Es aquí donde se nota la carencia de contenido humano en los postulados que inspiran a quien ha gobernado a Venezuela durante catorce años, al momento de ejercer su acción política contra quienes se suponen debieran ser simples adversarios y nunca asumidos como enemigos encarnizados que deben ser destruidos. Chávez ha tergiversado intencionalmente la historia al invocar como malo el pasado judío de Capriles Radonski, cuando en realidad se trata un pasado glorioso de resistencia y dignidad contra el fascismo por la abuela Radonski, del cual todos los venezolanos sin distingos de religiones nos sentimos orgullosos.
La abuela Radonski es un signo de lucha, fuerza y mística que la da impulso a Capriles y a todos los venezolanos para salir de la prolongación que representa Chávez de las propias ideas que convirtieron a más de seis millones seres humanos en cenizas que se esparcieron en toda Europa en la II Guerra Mundial, en nombre de una raza superior.
Médico y Abogado UCV
@jcajias
Lo que de manera intencional no menciona Chávez en sus habituales andanadas contra Capriles es que los abuelos maternos de éste, Andrés Radonski y Lili Bochenek de Radonski, llegaron a Venezuela en 1946 con una mano atrás y otra adelante, como parte de una tripulación de un barco ambulancia que los transportó junto a otros seres humanos que profesaban la religión judía, provenientes de la Europa de la posguerra. Arribaron con las esperanzas a cuestas y la convicción de que Venezuela era uno de los pocos países que recibían a los judíos que había sobrevivido a la carnicería fascista.
El primer mandatario no dice que los padres de la abuela Radonski fueron cruelmente asesinados en el campo de concentración de Treblinka en Polonia, mientras que ella, Lili Bochenek de Radonski, se mantuvo oculta durante casi dos años en un sótano en el Gueto de Varsovia para evitar ser asesinada por los nazis. Tampoco cita que Lili Bochenek de Radonski fue descubierta y llevada a la fila de la cámara de gas, y cuando estaba próxima a ser envenenada con los gases mortales del régimen del genocida Adolfo Hitler, que bajo la consigna ladecisión final exterminaba al pueblo judío, un soldado nazi la sacó de la cola y la salvó en el último minuto. Chávez no indica en su aberrado discurso que Andrés Radonski, abuelo materno de Capriles, formaba parte durante la guerra de la resistencia polaca en la clandestinidad, ni que Lili Bochenek de Radonski luego de salvar la vida, tenía que salir del gueto de Varsovia a limpiar las oficinas de los ocupantes alemanes, lo que le permitió escapar junto a Andrés Radonski de la humillación y del infierno creado por Hitler contra seres que fueron torturados y asesinados.
Es aquí donde se nota la carencia de contenido humano en los postulados que inspiran a quien ha gobernado a Venezuela durante catorce años, al momento de ejercer su acción política contra quienes se suponen debieran ser simples adversarios y nunca asumidos como enemigos encarnizados que deben ser destruidos. Chávez ha tergiversado intencionalmente la historia al invocar como malo el pasado judío de Capriles Radonski, cuando en realidad se trata un pasado glorioso de resistencia y dignidad contra el fascismo por la abuela Radonski, del cual todos los venezolanos sin distingos de religiones nos sentimos orgullosos.
La abuela Radonski es un signo de lucha, fuerza y mística que la da impulso a Capriles y a todos los venezolanos para salir de la prolongación que representa Chávez de las propias ideas que convirtieron a más de seis millones seres humanos en cenizas que se esparcieron en toda Europa en la II Guerra Mundial, en nombre de una raza superior.
Médico y Abogado UCV
@jcajias
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