Coloritmos" vibran en Sao Paulo
La emblemática obra del artista se exhibe por primera vez en la ciudad brasileña
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Desde el 3 de septiembre la Pinacoteca do Estado de Sao Paulo recibirá 40 "Coloritmos" del maestro venezolano Alejandro Otero. La curadora de la exposición, Rina Carvajal, asegura que el artista plástico ya se merecía un homenaje de este nivel por su contribución al arte
DUBRASKA FALCÓN | EL UNIVERSAL
sábado 25 de agosto de 2012 12:00 AM
Las telas de Alejandro Otero permanecían casi vírgenes. Apenas había dos o tres trazos de color rojo, azul y amarillo encima de la superficie. El final estaba cerca. "En realidad se trataba de las líneas directrices de mis últimos cuadros figurativos en busca de un espacio nuevo, al límite de la abstracción", dijo en 1950, cuando solo veía soluciones "dramáticamente insuficientes". Pero en su obra nada era por azar: el creador, que nació en el estado Bolívar en 1921, decidió embarcarse hacia al encuentro de una visión contemporánea.
Viajó a Holanda siguiendo la ruta de Piet Mondrian. Lo que halló cambiaría la historia del abstraccionismo venezolano e internacional: los Coloritmos. "Hice muchos ejercicios de organización de colores planos, según la técnica del collage, que no me llevaron a ninguna parte, hasta que inicié unas composiciones hechas con bandas muy estrechas de papel de diferentes colores, dispuestas en orden horizontal-vertical".
Las Líneas de color sobre fondo blanco (1951) y los Collages ortogonales(1951-52), serían el preámbulo de lo que el maestro del dibujo y la poesía Juan Calzadilla definió como "el triunfo de la vanguardia y de las ideas nuevas".
De 1955 a 1960, Otero realizó 75 Coloritmos. 40 de ellos se exhibirán por primera vez en la muestra El espacio resonante. Los Coloritmos de Alejandro Otero, en la Pinacoteca do Estado de Sao Paulo, en Brasil, a partir del 3 de septiembre.
La venezolana Rina Carvajal, curadora de la exhibición, asegura que la muestra es un reconocimiento para la serie "más espectacular de Otero". "Se merecía un homenaje. Todo el concepto curatorial está basado en los Coloritmos, por ser una idea perfecta. Ese desarrollo conceptual y pictórico es la contribución de Otero a la abstracción internacional", afirma Carvajal, que contó con el apoyó del Instituto de Arte Contemporánea (IAC) y la Fundación Nemirovsky.
Alejandro Otero define los Coloritmos como "tablones alargados, atravesados de un lado a otro por bandas paralelas blancas y oscuras cuyo intersticio amoblaba con formas de colores puros y brillantes. El propósito de las paralelas es asegurar el dinamismo total, estableciendo un ritmo direccional abierto tanto hacia los lados como hacia los extremos del tablón".
Unión de color y ritmo. A través de la estructura geométrica, que divulgó Mondrian, el artista halla el soporte compositivo. Así crea tablones verticales pintados al duco (pintura industrial), que aplicaba con compresor y plantillas sobre láminas de fórmica. Ahí se aleja de las calidades pictóricas para insistir en las compositivas.
"Las líneas eran más bien marcos muy estáticos, por la forma en que él trabaja el color. Activaba toda la estructura del plano pictórico. Creó una trama de tensiones y ritmos espaciales de un dinamismo impresionante. El ritmo visual hacía que las piezas se expandieran virtualmente fuera del cuadro", cuenta Carvajal sin dejar de lado que el Coloritmo N°1 lo compró, en 1956, el Museo de Arte Moderno de New York.
Ese sentido espacial nace por el trabajo que realizó Alejandro Otero, quien muere en Caracas en 1990, con los proyectos arquitectónicos modernistas que había en Venezuela, en especial con Carlos Raúl Villanueva. Por ejemplo, en los dos mosaicos que construye para el Anfiteatro José Ángel Lamas de Caracas (1953), se aprecia el principio de los Coloritmos. Lo mismo ocurre en lasPolicromías que hizo para la Escuela de Arquitectura en la Universidad Central de Venezuela.
"Esto viene gestándose y procesándose. Él nunca deja de ser pintor; lo que es genial es lo que hace con la pintura: la convierte en un objeto del espacio. Sueño con colocar a Otero en la historia del arte internacional. Él es como un artista secreto. Todos lo quieren, pero no habían hecho una exposición de esta magnitud", concluye Carvajal apuntado Alejandro Otero compartirá la Pinacoteca con la exposición que ahí se realiza del maestro Carlos Cruz-Diez.
Viajó a Holanda siguiendo la ruta de Piet Mondrian. Lo que halló cambiaría la historia del abstraccionismo venezolano e internacional: los Coloritmos. "Hice muchos ejercicios de organización de colores planos, según la técnica del collage, que no me llevaron a ninguna parte, hasta que inicié unas composiciones hechas con bandas muy estrechas de papel de diferentes colores, dispuestas en orden horizontal-vertical".
Las Líneas de color sobre fondo blanco (1951) y los Collages ortogonales(1951-52), serían el preámbulo de lo que el maestro del dibujo y la poesía Juan Calzadilla definió como "el triunfo de la vanguardia y de las ideas nuevas".
De 1955 a 1960, Otero realizó 75 Coloritmos. 40 de ellos se exhibirán por primera vez en la muestra El espacio resonante. Los Coloritmos de Alejandro Otero, en la Pinacoteca do Estado de Sao Paulo, en Brasil, a partir del 3 de septiembre.
La venezolana Rina Carvajal, curadora de la exhibición, asegura que la muestra es un reconocimiento para la serie "más espectacular de Otero". "Se merecía un homenaje. Todo el concepto curatorial está basado en los Coloritmos, por ser una idea perfecta. Ese desarrollo conceptual y pictórico es la contribución de Otero a la abstracción internacional", afirma Carvajal, que contó con el apoyó del Instituto de Arte Contemporánea (IAC) y la Fundación Nemirovsky.
Alejandro Otero define los Coloritmos como "tablones alargados, atravesados de un lado a otro por bandas paralelas blancas y oscuras cuyo intersticio amoblaba con formas de colores puros y brillantes. El propósito de las paralelas es asegurar el dinamismo total, estableciendo un ritmo direccional abierto tanto hacia los lados como hacia los extremos del tablón".
Unión de color y ritmo. A través de la estructura geométrica, que divulgó Mondrian, el artista halla el soporte compositivo. Así crea tablones verticales pintados al duco (pintura industrial), que aplicaba con compresor y plantillas sobre láminas de fórmica. Ahí se aleja de las calidades pictóricas para insistir en las compositivas.
"Las líneas eran más bien marcos muy estáticos, por la forma en que él trabaja el color. Activaba toda la estructura del plano pictórico. Creó una trama de tensiones y ritmos espaciales de un dinamismo impresionante. El ritmo visual hacía que las piezas se expandieran virtualmente fuera del cuadro", cuenta Carvajal sin dejar de lado que el Coloritmo N°1 lo compró, en 1956, el Museo de Arte Moderno de New York.
Ese sentido espacial nace por el trabajo que realizó Alejandro Otero, quien muere en Caracas en 1990, con los proyectos arquitectónicos modernistas que había en Venezuela, en especial con Carlos Raúl Villanueva. Por ejemplo, en los dos mosaicos que construye para el Anfiteatro José Ángel Lamas de Caracas (1953), se aprecia el principio de los Coloritmos. Lo mismo ocurre en lasPolicromías que hizo para la Escuela de Arquitectura en la Universidad Central de Venezuela.
"Esto viene gestándose y procesándose. Él nunca deja de ser pintor; lo que es genial es lo que hace con la pintura: la convierte en un objeto del espacio. Sueño con colocar a Otero en la historia del arte internacional. Él es como un artista secreto. Todos lo quieren, pero no habían hecho una exposición de esta magnitud", concluye Carvajal apuntado Alejandro Otero compartirá la Pinacoteca con la exposición que ahí se realiza del maestro Carlos Cruz-Diez.
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