Estamos en la encrucijada entre dos países posibles
Durante la historia de la humanidad han existido diferentes ventajas competitivas a través del tiempo. Hace siglos que la principal fuente de competitividad fue la posesión de tierras y otros recursos naturales. Luego fue la mano de obra barata y más tarde las máquinas y el dinero. Al umbral del siglo XXI, la educación se ha convertido en la principal ventaja competitiva de las naciones. El capital humano está desplazando rápidamente al capital físico y al capital financiero como el verdadero generador de riqueza en el futuro.
Japón es un país muy pequeño, tan pequeño que entraría tres veces en Venezuela y, sin embargo, tiene seis veces la población venezolana. Para ilustrar la densidad demográfica de Japón se puede decir que es como el estado Bolívar pero con 126 MM de habitantes. Pero en Japón no hay petróleo, ni hierro ni aluminio ni oro ni azúcar ni café ni cacao. Lo único que hay son montañas, terremotos... y... una población altamente preparada. La riqueza y la ventaja competitiva de Japón radican en su gente: una población instruida y calificada.
Educación
Según el prestigioso analista japonés Kenichi Ohmae, a los japoneses les enseñan desde pequeños que Japón es un país pobre y sin recursos, donde para "sobrevivir" hay que estudiar y trabajar duro. A los brasileños, por otro lado, les dicen que viven en el "maior país do mundo" y que cuentan con todos los recursos imaginables. Los resultados tan distintos de la educación en Japón y en Brasil (o en Venezuela) hablan por sí solos. Japón es un país pobre pero con gente rica, mientras que Brasil y Venezuela son países ricos pero con gente pobre. Además, la educación en Japón sirve para generar riqueza nueva, mientras que en Brasil y Venezuela sólo sirve para acceder a la riqueza ya existente en forma de recursos naturales, no para generar riqueza adicional.
En la encrucijada
La verdadera riqueza de un país no está en su materia prima sino en la materia gris de sus ciudadanos. La única industria básica y estratégica es la educación. Estamos en la encrucijada entre dos países posibles: una Benesuela ignorante, atrasada, pobre y esclava y otra Venezuela culta, moderna, próspera y libre. La Benesuela mala debe morir y la Venezuela buena debe renacer. La Venezuela del siglo XXI será una República educada o simplemente no será una República. "Para que haya República hay que educar republicanos", dijo Simón Rodríguez. Sin educación sólo existirá una Benesuela pobre y sin futuro, un país donde los más demagogos esclavicen a la enorme población ignorante.
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