Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

martes, 9 de agosto de 2011

HISTORIA DE LA OBSTETRICIA EN CARABOBO Dr. Alberto Sosa Olavarría

Esa puerta debe abrirse para que
el hogar carabobeño no se muera
en las tinieblas…”
Monseñor Gregorio Adam. 1952

LA ENSEÑANZA DE LA OBSTETRICIA EN CARABOBO

Debemos apuntar con Hurtado que la historia de los institutos o colegios superiores en Carabobo comienza el 11 de octubre de 1833, con el decreto Nº 148 del General José Antonio Páez en el que se ordena el establecimiento del Colegio Nacional de Carabobo, pero no es sino hasta el 5 de julio de 1836 cuando este instituto se instala tomando como sede el edificio del Hospital de Caridad situado en la famosa casa de “La Estrella”, local no sólo famoso por haber sido el primer hospital de la ciudad de Valencia (San Antonio de Padua), sino también porque en su seno se dieron los Congresos Venezolanos de 1812 y 1830. Transcurridos casi 16 años, el 27 de marzo de 1852, el Colegio Nacional es autorizado para conferir el grado de Bachiller en Ciencias Eclesiásticas, Políticas, Médicas, Matemáticas y Filosóficas. El 19 de septiembre de ese mismo año se lleva a cabo el acto de instalación de los estudios superiores bajo la rectoría de Guillermo Tell Villegas y sus instalaciones son mudadas a la casa del Convento de San Francisco, al lado de la iglesia del mismo nombre.

El 25 de enero de 1873 la Asamblea Legislativa del Estado Carabobo, solicitó al Gobierno Nacional la transformación del Colegio Nacional en Universidad, lo cual no se logra, pero a cambio de ello el General Guzmán Blanco aprueba su transformación en Colegio de Primera Categoría de Carabobo con rango universitario. Esta institución luego es elevada al rango de Colegio Federal de Primera Categoría el 24 de septiembre de 1883 y todo ello en virtud de una reorganización de los colegios en dos tipos: Colegios Federales o de Primera Categoría y Colegios Seccionales o de Segunda Categoría.

En este proceso de transformaciones, transcurren los primeros 56 años de funcionamiento de estos colegios, hasta que el 15 de noviembre de 1892 el General Joaquín Crespo lo transforma en Universidad de Valencia o de Carabobo, como indistintamente se le comienza a conocer. Su primer rector: Don Alejo Zuloaga Egusquisa, permanecería en su cargo hasta 1900, siendo sucedido por Alejo Machado, Faustino Figueredo Herrera, José Antonio Montiel y finalmente Carlos Sanda Pérez. A este último le tocó vivir la etapa más penosa que la Universidad de Valencia haya podido sufrir, como en efecto lo fue su clausura ordenada por el General Cipriano Castro en mayo de 1904. En tan infausta acción quedaron sepultados 68 años de actividad docente superior, de los cuales cincuenta y seis fueron bajo la figura del Colegio y los restantes, casi 12 como universidad, con ello se cercenó de manera artera e impía toda una brillante ejecutoria en la formación de recursos humanos de elevada calificación. El brillo con que sus egresados ejercieron la profesión que les fue otorgada, las páginas maravillosas que en la historia carabobeña y nacional imprimieron, dan fe indiscutible de ello.

Tendrían que pasar 54 largos años para que la universidad viera un nuevo despertar, afortunadamente su espíritu académico parece haber estado en un estado de latencia, pues apenas es dictado el decreto Nº 100 de la Junta de Gobierno, presidida por Edgar Sanabria y que fuera firmado por el Vicealmirante Wolfgan Larrazábal Ugueto, con fecha 21 de marzo de 1958, donde se ordena su reapertura, revive con un relámpago el espíritu académico adormecido, y los engranajes de una máquina que esperaba que alguien hiciera arrancar, comienzan a moverse como si nunca jamás hubiesen sido detenidos.

Luego de este breve escorzo histórico, podemos afirmar que los estudios médicos en Carabobo, se inician en el Colegio Nacional de Carabobo en el año de 1852, cuando el 19 de septiembre de ese año se realizó en la iglesia de San Francisco un acto solemne con motivo de la instalación del Primer Curso de Medicina, al acto asistió el Dr. Pedro Portero en representación de la Facultad de Ciencias Médicas.

Para el entonces estaba vigente el Código de Instrucción Pública, sancionado en 1849 donde se establecía que la enseñanza de la medicina comprendía las siguientes cátedras: Anatomía General y Descriptiva, Fisiología e Higiene Privada y Pública, Semiología General, Nosografía, Patología y Terapéutica Especiales (Cirugía y Curso de Partos), Medicina Legal y Terapéutica y Materia Médica, Química Médica y Farmacia, Botánica y las otras dos ramas de la Historia Natural Médica. Además de este “pensum” de estudios el dispositivo legal en cuestión establecía la obligatoriedad de dos años de práctica de la medicina y cirugía en hospitales o mediante el ejercicio civil.

Los primeros en matricularse en los estudios médicos del Colegio Nacional de Carabobo fueron los bachilleres: Francisco Goicochea, Juan Antonio Sandoval, Federico Villalobos, José Antonio Méndez, Federico Arroyal y N. Núñez. Recibiendo los antes mencionados aspirantes la condición de cursantes, mientras que Santiago Colón, Félix Cano y Octavio Alcazar, la de asistentes.

De la enseñanza del curso de partos, se encargaron en un principio los doctores: Bernardo Páez y Fermín Lugo, quienes regentaron la Cátedra de Patología Externa y Obstetricia durante algunos años, y del segundo curso llegaron a titularse Teófilo Trujillo y Teófilo Villegas. Estos cursos se mantuvieron hasta el año de 1904 cuando inexplicablemente la Universidad de Valencia (denominación dada al Colegio Federal de Primera Categoría en 1892), es clausurada por el gobierno de Cipriano Castro y sustituida por el Colegio Nacional de Varones.

Como afirmamos en parágrafos anteriores, esta insólita e incomprensible actitud del torpe gobernante asestó un golpe de muerte a los hospitales y a la docencia médica, pues alejó a los estudiantes y los médicos en función docente, viéndose forzados a desviar sus quehaceres académicos hacia otras actividades.

Hasta esa fecha, la enseñanza de la ciencia y arte de los partos estuvo a cargo de dos figuras médicas extraordinarias: Atilano Vizcarrondo Rojas y Luis Pérez Carreño, y entre 1892 y 1904 se graduaron más de 50 alumnos.

El acta de entrega de la Universidad a las autoridades del nuevo instituto fue firmada, sin disimulado enfado, por los Dres. Atilano Vizcarrondo R., Carlos Sanda y Faustino Figueredo Herrera, el 16 de mayo de 1904.

Allí murieron las esperanzas de todo un pueblo que quería y confiaba en su universidad, donde se forjaron profesionales de la medicina llamados a escribir grandes páginas en la historia, no sólo de la obstetricia sino de la cirugía y la medicina general, las clases magistrales y las prácticas hospitalarias de Vizcarrondo y Pérez Carreño cesaron, y aunque la inquietud de este último por la enseñanza y difusión de conocimientos se mantuvieron incólumes, no fueron suficientes para superar el “silencio obstétrico universitario”, oprobioso por lo demás para el acontecer científico carabobeño, que se mantuvo hasta 1961 cuando se da reapertura a la enseñanza de la tocología con la creación de la Cátedra de Obstetricia de la Universidad de Carabobo, la cual había reiniciado sus actividades en 1958.

El documento en que se resume la planificación de la docencia obstétrica, está fechado el 11 de enero de 1961 y está dirigido al Decano Presidente y demás miembros del Consejo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carabobo, y en el mismo queda estructurada la docencia de las asignaturas Obstetricia I, II y III de la siguiente manera:

A. Obstetricia I. Cuarto Año. Fisiología Obstétrica.

1. Tiempo Disponible para el curso: 15 semanas.

2. Treinta (30) charlas de orientación de 45 minutos de duración.

3. Diez (10) sesiones prácticas de Consulta Prenatal.

4. Diez (10) sesiones prácticas de Sección de Partos.

5. Diez (10) sesiones prácticas de hospitalización (Puerperio).

6. Diez (10) sesiones de seminario.

En resumen, el curso de cuarto año comprendía 120 horas de entrenamiento en fisiología obstétrica y las primeras seis clases fueron:

18-09-61 Fisiología de la Reproducción en el Hombre.

20-09-61 Placentación. El Organo Utero-Placentario.

22-09-61 La Placenta y sus Anexos

25-09-61 Fisiología de la Placenta.

27-09-61 Desarrollo del Huevo, Embrión y Feto.

29-09-61 Fisiología del Feto a Término.

B. Obstetricia II. Quinto Año. Patología Obstétrica.

1. Tiempo disponible para el curso: 15 semanas

2. Treinta (30) charlas de orientación de 45 min. c/u

3. Diez (10) sesiones de práctica prenatal.

4. Diez (10) sesiones de prácticas de parto.

5. Diez (10) sesiones de prácticas de puerperio.

6. Diez (10) sesiones de seminarios.

7. Diez (10) sesiones de prácticas en maniquí.

8. Diez guardias de cuerpo presente y de 12 horas de duración c/u.

9. Veinte partos asistidos, cifra mínima y obligatoria, con resumen escrito de la historia del mismo.

C. Obstetricia III. Sexto Año. Clínica Obstétrica y Tocurgia.

1. Tiempo de duración: 8 semanas.

2. Guardias permanentes de 12 horas.

3. Seminarios sobre problemas obstétricos.

4. Sesiones prácticas sobre intervenciones obstétricas bajo la supervisión inmediata del personal docente.

Por otra parte en dicho documento se hace mención del personal docente que se encargaría del desarrollo del programa, a saber: Dr. José Luis Fachín de Boni, Dr. Armando Arcay Solá (ambos Jefes de Servicio), tres Adjuntos Residentes: Dres. Simón Infante González, Fidelia Guerrero y Luis E. Torres Agudo.

Posteriormente fueron incorporados los doctores Jesús Mendoza Romero, Efraín Inaudy Bolívar, Francisco Montoya Travieso, Aldo Giugni Maselli y Pastor Peña O.

La estructura académica responsable de la docencia obstétrica fue designada desde su inicio (1961) hasta el año 1972 como CATEDRA DE OBSTETRICIA, a partir de esta última fecha cambió su designación a DEPARTAMENTO DE OBSTETRICIA, hasta que en el año de 1979 adquiere el nombre de DEPARTAMENTO DE OBSTETRICIA Y GINECOLOGIA.

Con este acontecimiento los doctores: José González Garmendia, Rodolfo Pacheco Edttegui e Ibrahím García Montero pasan a formar parte del cuerpo docente del Departamento, ya que hasta el entonces la Ginecología era impartida incluida al pensum de Cirugía.

La Jefatura de Cátedra es ejercida por el Dr. José Luis Fachín De Boni, con brillo y acierto, bajo su tutela se desarrollan todas las actividades, y en los primeros años asume la responsabilidad de dictar personalmente todos los temas que integraban el plan de estudios, ello con la finalidad de ir estableciendo los lineamientos bajo los cuales debía impartirse la docencia, el tipo de información a transmitir y la metodología a emplear. Por otra parte ello permitía a los nóveles docentes irse familiarizando con la tarea que habrían de acometer.

A medida que los docentes de la cátedra se fueron entrenando en el arte de impartir docencia, fueron tomando para sí diversos temas, los cuales eran impartidos bajo la supervisión directa del maestro Fachín y contando con la presencia, además de los alumnos, de todos los miembros de la cátedra.

Con inflexible rigurosidad el Dr. Fachín exigía a todos sus docentes una conducta cónsona con la investidura profesoral universitaria, seguridad en los enunciados, respeto para con los alumnos, buena presencia y respaldo audiovisual en cada una de las clases dictadas.

El Dr. José Luis Fachín De Boni, regentó la Cátedra de Obstetricia desde su fundación hasta el 21 de enero de 1973 con una breve interrupción desde el año de 1969 hasta 1972, cuando le correspondió desempeñarse como Decano de la Facultad de Medicina. Podemos decir sin temor a ser corregidos, que en manos de este ilustre médico, yaracuyano de nacimiento y carabobeño por adopción, la Cátedra de Obstetricia vivió su época más floreciente, tiempo caracterizado por una elevada producción científica, una incomparable calidad docente y de un espíritu academicista sin parangón.

El dos de enero de 1973, entrega el cargo a uno de sus más brillantes colaboradores, el Dr. Luis Enrique Torres Agudo, el cual había ejercido interinamente la jefatura durante la ausencia de su titular para regentar la Facultad de Medicina como decano, definido por el maestro como “obstetra de gran valía, laborioso y responsable, que ejerció el cargo con acierto”, llegando a cumplir simultáneamente con las funciones de Jefe del Departamento de Maternidad y Jefe de la Cátedra de Obstetricia.

El Dr. Torres Agudo se desempeñó en el cargo hasta el 22 de junio de 1984 y durante su gestión se logró la consolidación de la Unidad de Perinatología de la Universidad de Carabobo (UPUC), gracias a su diligente acción se incorporó a la misma un especialista, el Dr. Alberto Sosa Olavarría, la Lic. Zoraida Galindez Moy, y se creó la sección de Bio-ingeniería de la UPUC coordinada por el Ing. Miguel Mejías Ascanio.

No resulta redundante señalar que el equipo médico de dicha unidad recibió en el año de 1984 el Premio “Pastor Oropeza” por uno de sus más brillantes trabajos en el área perinata: La prueba del Molibdato de Amonio como indicador de la madurez pulmonar fetal”, el equipo humano de esta unidad continuaría recibiendo reconocimientos a lo largo de su existencia, así se les otorgó el premio de la Cámara de la Industria Farmacéutica y Fundación José María Vargas “Dr. José Tomás Jiménez Arraiz”, el premio “Dr Luis Razetti” de la Federación Médica Venezolana, el premio Nacional de Obstetricia y Ginecología en dos oportunidades y el premio “Dr. Luis Pérez Carreño” en cuatro oportunidades.

La historia más reciente y hasta el día que un incendio acabó con la Maternidad y la UPUC, queda aún por escribirse, ojalá que lo que se haga en sus instalaciones, y los encargados de dirigir la docencia en Obstetricia y Ginecología, retomen el sendero trazado por los maestros José L. Fachín, Luis E. Torres y el resto de su gran equipo, y transiten sin escollos por el camino de la excelencia y del brillo científico y humanista.

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