Respuesta de una joven de los 80: "No me gusta la historia, qué fastidio leer además no quiero perturbar mi tranquilidad" ¿Se hace país con esa vaina?

El Carabobeño 31 julio 2011

"Si tuviéramos mayor dominio de la historia...

"El 19 de abril fue un movimiento netamente caraqueño promovido por el cabildo". (Foto Andrés Galindo)

Alfredo Fermín | alfredofermin@hotmail.com

Inés Quintero, miembro de la Academia Nacional de la Historia, observa que lo trascendente y lo que debe destacarse de los 200 años de la Declaración de la Independencia, es el hecho de que desde el 5 de Julio de 1811, los venezolanos hemos mantenido como una práctica constante la voluntad de ser ciudadanos de una República.

"Si los venezolanos tuviéramos mayor dominio y control de nuestra historia, nos sentiríamos tranquilos y optimistas con el futuro, por las enormes fortalezas que tiene nuestra sociedad para, cuando se han presentado abusos del poder, defender la República e imponer el ejercicio de su soberanía".

La historiadora, quien con su estilo simpático, franco e inteligente, ha renovado la concepción de solemnidad que tenían los académicos de la historia, estuvo de visita en El Carabobeño acompañada por su colega historiador Elis Mercado Matute. El encuentro fue una grata oportunidad para abordar temas relacionados con el Bicentenario de la Independencia.

Los doscientos años que han transcurrido desde 1811 hasta el presente -comenta- es una expresión de la voluntad de los venezolanos de defender los principios de ser ciudadanos de una República. Eso fue lo que se hizo el 5 de Julio de 1811. Pero, la celebración del Bicentenario de la Independencia genera polémicas, como cualquier efemérides o conmemoración. Creo que la virtud de este acontecimiento es que, si bien el discurso oficial y los recursos del Gobierno han forrado de propaganda al país, simultáneamente desde las instituciones históricas se ha dado respuestas con actos distintos, apegados a la realidad histórica.

Todo esto contrasta con la intención de tratar de interpretar, desde una sola perspectiva, un proceso polémico y diverso, que después de 200 años ofrece la posibilidad de, más que cerrar un debate, discutir sobre nuestra historia con absoluta amplitud sin necesidad de creer que hay un consenso inevitable sobre el pasado.

- ¿Es cuestionable la historia oficial sobre el proceso de la Independencia?

- Una cosa es la perspectiva de la historia oficial, la que emana de los organismos públicos y otra es la amplitud de miradas que se desarrollan desde la historiografía profesional. No es que una es buena y otra es mala, sino que son diversas y plurales.

Durante tres siglos se practicó la desigualdad como principio rector de la armonía y el orden en la sociedad. Las personas estaban divididas, unas gozaban de privilegios que no tenían las demás. Los hombres del 5 de julio habían usufructuado ese sistema desigual.

Durante aquel largo período, los cargos del cabildo se vendían a quienes tenían recursos económicos para comprarlos. Hasta la Declaración de la Independencia, la Iglesia había sido la responsable de normar el comportamiento y la moral de los individuos. La censura estaba a su cargo y la Inquisición velaba por el buen cumplimiento de las órdenes del Altísimo.

- ¿Está de acuerdo con la versión de que la Independencia fue un invento de los mantuanos para quedarse con el poder político?

- La mayoría de los manuales de Historia de Venezuela repiten que la declaración de la Independencia, fue consecuencia de la presión que ejerció la Sociedad Patriótica integrada, en su mayoría, por jóvenes de la aristocracia: los blancos criollos, los llamados mantuanos.

Pero, cuando se observan las actas del primer Congreso de Venezuela, nos damos cuenta de que ése fue un proceso complejo. No fue que le torcieron el brazo a los diputados para que declararan la Independencia el 5 de Julio de 1811. La realidad es que desde 1808, como consecuencia de la Revolución Francesa y la Independencia de Haití, indican que había un debate intenso, prolongado, complejo sobre problemas que se van a resolver aquel día: la soberanía, la necesidad de darle un vuelco al proceso, iniciado con la crisis de la monarquía española.

Es cierto que los mantuanos tenían vocación de poder pero si fuese cierto que todo se hizo para que se cumpliera su voluntad, los resultados habrían sido otros.

- Pero es evidente que hubo un sector que intervino más activamente que los otros, para que comenzara el proceso de Independencia.

- El 19 de abril fue un movimiento netamente caraqueño promovido por el cabildo, para darle respuesta a una crisis política que obligó a convocar, al resto de las provincias que no tenían las herramientas y la fuerza suficientes para un proceso de esa magnitud.

Hay que tratar de comprender este proceso de una manera más dinámica y compleja, en la que intervinieron diferentes factores con profundas contradicciones como consecuencia del momento histórico y político en que ocurrieron.

- ¿Quiere decir que no había unidad de criterios para declarar la Independencia?

- Es evidente que no había unidad de criterios entre los mantuanos; todos no estaban con la Independencia. Por eso, no es tan preciso decir que fueron los mantuanos los que se agarraron el coroto.

Hubo diferencias, nada más y nada menos, que en la familia de Simón Bolívar, cuya hermana María Antonia tenía una posición diferente; en los Tovar y en los Rodríguez del Toro hubo distintas posiciones. Hubo mantuanos a los que les pareció plausible la independencia y después se retiraron.

La ruptura, propuesta por los criollos, inevitablemente generó las más comprensibles reservas, los más enconados enfrentamientos. No obstante, veinte años más tarde, y luego de una agitada y sangrienta conflagración interna, se lograron los objetivos previstos aquel 5 de julio: Rompimos con España, dejamos atrás el absolutismo monárquico, sancionamos la creación de una república liberal; nos convertimos en ciudadanos, optamos por el sufragio como el mecanismo idóneo para seleccionar a los gobernantes desaparecieron -para siempre- los fueros y privilegios. Se fundó un estado de derecho sostenido sobre el principio de la igualdad; quedó abolida la censura y se consagró la libertad de expresión como principio constitucional.