Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 3 de agosto de 2012

Con el relato "El otro desierto", Miguel Gomes obtuvo el premio de El Nacional. La primera vez fue en 2010, con "Lorena llora a las tres


Ganador otra vez del Concurso de Cuentos
El Nacional 03-Ago de 2012|Michelle Roche Rodríguez
Con el relato "El otro desierto", Miguel Gomes obtuvo el premio de El Nacional. La primera vez fue en 2010, con "Lorena llora a las tres"
Miguel Gomes 
Miguel Gomes | Manuel Sardá
La alegoría de una relación que se desmorona en el cuento de Miguel Gomes lo convirtió en el ganador de la sexagésima séptima edición del Concurso de Cuentos de El Nacional.

El jurado, integrado por el crítico literario Carlos Sandoval, el autor José Balza y Gabriel Payares, ganador del año pasado, señalaron sobre el relato, presentado bajo el pseudónimo Alexandra Pnin: "Materializa una anécdota que incorpora elementos visuales y referencias de la tradición literaria universal, en un lenguaje no desprovisto de visos plásticos que logra fijar reflexiones de orden estético en un marco cotidiano".

Es la segunda vez que Gomes, profesor de la Universidad de Connecticut, obtiene el galardón. Antes lo hizo con "Lorena llora a las tres", en el año 2010.

"Lo único que podría comparársele a este concurso es el de El Cojo Ilustrado, cuya vida fue más corta. Me sentí muy honrado la primera vez que lo gané; tan increíble me resultaba, que me atreví a participar de nuevo", celebra el autor que editó junto con Antonio López Ortega y Carlos Pacheco La vasta brevedad: antología del cuento venezolano del siglo XX (Alfaguara, 2010), trabajo que le permitió reconocer al premio como referencia central del género en el país.

Gomes, que escribe cuando le vienen ideas como accidentes o "la sensación de oír a un narrador ficticio" ­como llama al impulso narrativo­, no planifica los horarios de su creatividad y se considera afortunado, porque en las últimas dos décadas, asegura, se ha sentido muchas veces empujado a redactar cuentos justamente en las horas que sus obligaciones profesionales le dejan libres.


Deterioro subjetivo
La perspectiva subjetiva de ambos relatos se sustenta sobre los ciclos de creación y destrucción del mundo interior de sus protagonistas. Al igual que "El otro desierto", el cuento galardonado hace dos años describe el deterioro de un matrimonio; sin embargo, mientras que ese parece apuntar a metáforas de la nación, la visión intimista del que saldrá publicado mañana en el suplemento Papel Literario se engalana con una simbología onírica de la mengua sentimental. Los desiertos de nombres desconocidos y la muerte de dos roedores en un foso que nunca pudieron escalar son imágenes de la desesperación moral de una díada que no aguanta continuar unida, así como la sordera del esposo parece representar su falta de interés en los problemas de su mujer. Ninguno de los dos relatos sigue el patrón extrovertido que postulaba Edgar Allan Poe, sino el introvertido que predomina en Anton Chéjov, Margaret Atwood o Alice Munro. La conexión atmosférica entre ambos se debe a que forman parte de un mismo grupo de textos, escritos entre 2004 y 2009, recogidos en un libro todavía inédito titulado "Julieta en su castillo".

"Allí hay cuentos del Infierno, del Purgatorio y del Paraíso, y en algún momento me los imaginé escritos por un personaje que trabajaba en una firma de abogados neoyorquina, Michahell & Dante. El relato que correspondía a la historia de ese escritor empleado en un bufete (y humorista, en el fondo, como todos los autores de tragedias) acabé descartándolo, porque lo comprendí demasiado mientras lo componía.

Así que lo que me ha quedado son los escombros de una commedia en la que la mayoría de los eventos narrados ocurren `a medio camino de nuestra vida’.

Sospecho que el protagonista de `El otro desierto’ purga algún tipo de pecado, pero no lo tengo claro, ni él tampoco, porque hoy en día las teologías andan enrevesadas y se nos confunden. Quizá el dios de lo que el capitalismo llama `éxito’ exige una contrafigura sombría, un dios del `fracaso", concluye el escritor.

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