Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

lunes, 11 de marzo de 2013

El escritor Luis Britto García asegura que el presidente Hugo Chávez era un lector voraz que incentivó el hábito de lectura.


En la biblioteca del Primer Mandatario

Hugo Chávez recomendó desde Chomsky hasta títulos de Galeano

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En 2009, Chávez obsequió a Obama, "Las venas abiertas de América Latina" (AFP)
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ÁNGEL RICARDO GÓMEZ |  EL UNIVERSAL
sábado 9 de marzo de 2013  12:00 AM
"En primer lugar quiero invitarles con mucho respeto, a quienes no hayan podido leer este libro, a que lo leamos. Noam Chomsky, uno de los más prestigiosos intelectuales de esta América y del mundo. Chomsky, uno de sus más recientes trabajos:Hegemonía o Supervivencia. La estrategia imperialista de Estados Unidos". Hugo Chávez inició así su discurso ante la Organización de Naciones Unidas en septiembre de 2006. A los pocos días, las ventas del libro se dispararon en todo el mundo. 

Desde su primer período presidencial en 1999, Chávez fue mostrando sus preferencias en materia literaria. ¿Era buen lector? Todo indicaba que sí, pero parecía mucho mejor citando y recomendando autores. Así ocurrió con aquel libro del chileno Lucas Estrella, El oráculo del guerrero, al que muchos se acercaron por las menciones que hacía el Primer Mandatario a su contenido. 

Cristina Marcano sostiene que a Chávez le atraían mucho las leyendas de los caudillos que cruzaron los llanos en el siglo XIX y las lecciones de José Esteban Ruiz Guevara, padre de unos amigos del liceo. Fue Ruiz quien lo introdujo en las ideas de Rousseau, Maquiavelo y el Che; y reforzó su admiración por Bolívar y Ezequiel Zamora, según la escritora. 

"En ese mundo vertical donde se aprende a obedecer y anhelar el mando, Hugo comenzó a pensar que su vocación trascendía los cuarteles. 'Ya yo andaba asaltado por la voluntad de poder, Nietzsche dixit, la voluntad de vivir', dijo a José Vicente Rangel en 2011, en una entrevista salpicada de citas de Heiddeger, Kant y Bretch", escribe Marcano en el ensayo Hugo Chávez o la reinvención del caudillismo

Walter Rodríguez, conocido librero uruguayo radicado en Venezuela, llegó a recomendarle y suministrarle obras a Chávez incluso desde sus tiempos en la Academia Militar. "A el lo atendía incluso antes de ser Presidente. Luis Miquilena le elegía algunos libros. Al principio le interesaban historias de personas solitarias detrás de grandes empresas, como Lawrence de Arabia y Gengis Kan, en un libro de Harold Lamb". 

Tras las elecciones de 1998 con las que llega Chávez a la presidencia, Rodríguez sacó al mercado con su editorial Warp el libro La rebelión de los ángeles de Ángela Zago, un material valioso -más en estos tiempos- que aglutina documentos importantes sobre los primeros tiempos del Chávez político, el MBR-200 y las figuras clave. "Chávez asistió a la presentación de ese libro en el Ateneo de Caracas y quedó contento", recuerda el librero. 

En los llamados Cuentos del arañero, Chávez escribe: "Mi general (Jacinto) Pérez Arcay nos conoció el alma a la muchachada militar de los '70". Walter Rodríguez recuerda que era este uno de los que recomendaba y compraba libros para el barinés. "Cuando el Presidente comenzó a viajar a Rusia, China y otros países, Pérez Arcay me llamaba y yo le preparaba paquetes de libros sobre el país, unos diez o doce, con textos y fotos, que luego quedaban en la biblioteca de Palacio". 

Era creyente de distintas escuelas espirituales, según Rodríguez. "Podía leer desde El oráculo del guerrero hasta Muchas vidas, muchos sabios de Brian Weiss". 

El librero ha atendido a presidentes como Rafael Caldera, Carlos Andrés Pérez, Luis Herrera Campins, Ramón J. Velásquez, así como una larga lista de alcaldes, gobernadores, diputados. "Todos suelen tener sus asesores. Chávez tenía a Pérez Arcay, al poeta Gonzalo Ramírez, Luis Britto García, Earle Herrera, Juan Barreto, Ángela Zago...". 

En el último encuentro con Chávez hace cuatro años, este le agradecería a Rodríguez. 

Chomsky, tan pertinente en la ONU en 2006, no fue tan apreciado en 2011 cuando solicitó en una carta abierta la libertad de la jueza María Lourdes Afiuni. 

"El Presidente leía vorazmente"

Luis Britto García habla de las lecturas que compartió con Hugo Chávez

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García Britto le recomendó al fallecido jefe de Estado un libro de Oscar Wilde ARCHIVO
LORENA TASCA |  EL UNIVERSAL
sábado 9 de marzo de 2013  12:00 AM
El escritor Luis Britto García asegura que el presidente Hugo Chávez era un lector voraz que incentivó el hábito de lectura. "Junto con Simón Bolívar, Guzmán Blanco y Rómulo Gallegos, él integra el cuarteto de los presidentes venezolanos que más han leído", asevera el autor de libros como América nuestra: integración y revolución y El pensamiento del Libertador: economía y sociedad, lecturas que recomendó el fallecido jefe de Estado en algunas alocuciones. 

-¿Cuáles fueron los mejores libros recomendados por Chávez? 

-De entrada, El Quijote. De Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina, que entregó personalmente al presidente Obama (...). Un libro cimero:Así hablaba Zaratustra, de Federico Nietzche, raro en la biblioteca de un izquierdista porque propone un individualismo y un elitismo extremo, pero está lleno de expresiones centelleantes. Los miserables, de Víctor Hugo, un novelón romántico lleno de suspensos y sobresaltos, pero de un maravilloso vigor y de una gran solidaridad con el destino de los desposeídos. También le agradezco que hiciera comentarios muy favorables sobre algunos títulos que no eran de primer nivel, como El oráculo del guerrero, pero un lector voraz lee de todo, y Chávez lo era. 

-¿Considera que el Presidente logró motivar el hábito de la lectura? 

-Sí, es obvio que el Presidente leía vorazmente. En cada Aló, Presidente tenía una pila de libros para presentarlos, además los comentaba con entusiasmo, en forma inteligente y a veces crítica, lo cual demuestra que en efecto los leía y asimilaba. Cada vez que el Presidente comentaba un libro, despertaba la curiosidad y aumentaba la venta al extremo que a veces el título se agotaba. En algunos casos, su entusiasmo por un libro era tal que ordenaba ediciones con tirajes cercanos al millón de ejemplares y de repartición gratuita, como ocurrió con El Quijote y Los miserables

-¿Los libros recomendados por el Presidente son imprescindibles para un izquierdista? 

-Sí, teniendo en cuenta que comentó y recomendó la literatura izquierdista sin establecer vetos ni discriminaciones. Comentaba por igual a Marx, Lenin, Trotzky, Che Guevara, Mariátegui, Gramsci, Abreu de Lima, Simón Rodríguez, Federico Brito Figueroa y Carlos Irazábal, así como los panfletos y manifiestos de la izquierda venezolana, tales como San Carlos libre. Su voracidad intelectual era inagotable, se leía los libros ganadores del Premio Libertador al Pensamiento Crítico, y los comentaba de manera minuciosa y detallada. Incluso, analizaba en detalle textos tan abstrusos como Más allá del capital de Mészáros, del cual me obsequió un ejemplar. 

-¿Qué impacto dejó Chávez en su discurso cultural? 

-Durante muchas décadas algunas publicaciones culturales omitieron casi toda referencia a obras, temas y autores venezolanos, sugiriendo que la cultura era una mercancía exquisita, apolítica, sólo producida en el exterior y que debía ser importada. Pero la prédica de Chávez, sus ediciones masivas, su constante recomendación de autores, incluso sus recitales donde citaba de memoria poemas de Andrés Eloy Blanco, Arvelo Torrealba y de otros autores, estimularon a volver la mirada hacia los problemas y las letras latinoamericanas, caribeñas y venezolanas, a examinar y debatir nuestra realidad, con sus grandezas y sus miserias. Hay que consignar también que los comentarios de Chávez estimularon un gran interés hacia la literatura infantil, pues dedicó extensos comentarios a las lecturas que había hecho cuando niño de la revista Tricolor, dirigida por Rafael Rivero Oramas. 

-¿Tuvo la oportunidad de recomendarle algún libro? 

-Pues sí, El alma del hombre bajo el socialismo de Oscar Wilde, un texto fundamental para entender el fin y propósito del socialismo, y Los desiertos del Ángel, de Alfredo Armas Alfonso, relatos concisos, tensos, sobre la región del Unare. Nos veíamos muy de tanto en tanto y siempre en las turbulencias de alguna prisa, de manera que no sé si los leyó.

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