Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

miércoles, 13 de marzo de 2013

"No es lo mismo saberse la religión, que hacerse líder de ella; y si no me crees Nicolás, pregúntale a Benedicto. Para ti también hay un Castel Gandolfo".


Henrique, Nicolás y Benedicto

MIGUEL E. WEIL DI MIELE |  EL UNIVERSAL
miércoles 13 de marzo de 2013  12:00 AM
Parecían cosas de religión. Era la fórmula ideal para nuestras mañas de libertadores, héroes y hacedores de milagros, de hombres únicos, de llaneros solitarios, de Guzmáneces, Gómeces, Pérez Jiméneces. Apareció uno más, que hizo de sí mismo un personaje total consolidando paso a paso su personalismo perfecto, mientras el Estado de Derecho y la república se terminaron de ahogar en el rentismo más espectacular que pudo imaginarse.

Nadie niega su éxito como caudillista, y así lo atestiguan los miles que le acompañan en su partida. El líder carismático ya no está, aunque de él saquen provecho ahora los que han de ser sus herederos políticos. La sorpresa de muchos ante el desborde emocional de una parte importante de los venezolanos es quizás la prueba más contundente de la subestimación de nuestra estrategia política como oposición. Toca andar al frente y la estupidez más grande sería seguir minimizando lo enfrentado.

A Nicolás no se le debe subestimar. El bigotes, sin la audacia retórica del ausente y sin uniforme militar, logró hacerse con la posición que hoy ostenta, y eso no es una casualidad. Entre semejantes lobos surgir requiere de alguna aptitud, y desdeñarlo e ignorarlo es perder de antemano. Pero también es verdad que los talentos requeridos para la escalada política que le consolidaron como heredero son muy diferentes a los que solicita la convicción de las masas y el ejercicio del gobierno. Lo primero, le tocará demostrarlo para poder hacer lo propio con lo segundo. De ñapa, de lo que parecía la nada, apareció Capriles, para como poco, complicarle lo que creían que sería una manguangua.

Nicolás contará con la fortuna del baño de carisma que le echaron, lo que quizás le baste para ganar las elecciones. Pero en un escenario tan alebrestado cualquier cosa puede ocurrir. Parece estar sucediendo cuando con esa intervención televisiva, una de las que paran el pelo, dejó de ser quimérico el arrinconamiento del bigote. La realidad es que Nicolás insiste en el liderazgo del ausente, que incluso desde el más allá tendrá el poder de decidir nuestro porvenir. Una obstinación que necesariamente implica que desconoce su capacidad propia. Eso es el culto a un hombre y no otra cosa, y temprano o quizás tarde, la horrible realidad le exigirá soluciones para las que desde hoy se considera incapaz, a diferencia de Chávez. Una mentalidad tan incrustada que prefirieron que el entonces enfermo siguiera "firmando" devaluaciones y decretos para evitar blasfemias en contra del manumisor. Hoy podrá Nicolás jugar al cura que nos trae la palabra de Cristo, pero ni el San Pedro más San Pedro puede evitar a Enrique VIII y a Lutero.

Todo apunta a que Nico volverá a la promesa electorera de toda la vida (acabar con la inseguridad, la corrupción, etcétera) acompañada de conexiones coherentes e incoherentes con el difunto y la culpabilidad del capitalismo o el imperio. Lo cierto es que no será lo mismo, y esa es una ventaja. Nos toca dar la pelea desigual que se nos plantea, por reinsertar una idea de república, ley e igualdad ciudadana que ha sido defenestrada por la idolatría de un sujeto. Al bigotes queda decirle: no es lo mismo saberse la religión, que hacerse líder de ella; y si no me crees Nicolás, pregúntale a Benedicto. Para ti también hay un Castel Gandolfo. 

Miguelwd@yahoo.com

No hay comentarios: