Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

sábado, 9 de marzo de 2013

¿Por qué "Corazón de Venezuela" se muere de un infarto (al corazón) fulminante??? ¿ Qué sentía de verdad el ser humano llamado Hugo Chávez para morir estableciendo semejante paradoja? Lean los libros de explicación emocional y psiquica vinculados a las enfermedades sobre todo "Ud.puede sanar su vida" de Louise Hay y entenderá...


El corazón de la patria

ROSALÍA MOROS DE BORREGALES |  EL UNIVERSAL
sábado 9 de marzo de 2013  12:00 AM
Todos sabemos que estas palabras constituyeron el lema central de la última campaña por la presidencia de la República llevada a cabo por el presidente Hugo Chávez. Desde mi punto de vista, un lema muy acertado para cautivar hábilmente el corazón de los ciudadanos. Hoy, ese corazón, en el aspecto físico, ya no late más en medio de los venezolanos; sin embargo, como muchos lo han dicho, la esencia moral y espiritual de ese corazón seguirá viva en millones de venezolanos que lo amaron y seguirán dándole curso a su amor por él de diversas maneras. Para todos ellos mis sentimientos de hermandad y consuelo.

El corazón es el órgano vital de nuestro cuerpo y, al hablar en sentido espiritual es el motor de nuestro espíritu. El corazón es el asiento de los sentimientos y pensamientos del ser humano. En el corazón nacen los proyectos más sublimes, creadores, constructores y dignos, así como los más destructores, malvados y perversos. El corazón siempre es importante, no importa de cuál estemos hablando. Si no cuidamos nuestro cuerpo el corazón que llevamos en el pecho se enferma, pero si no cuidamos nuestro espíritu y mente, de igual manera ambos, el corazón que llevamos en el alma y el que llevamos en el pecho, se ven afectados. Muchos estudios en el ámbito de la Medicina han comprobado que la actitud del ser humano ante la vida tiene una repercusión directa sobre el estado de salud del corazón.

Así, las personas que practican una actitud de serenidad, de gozo interior, de gratitud y que se relacionan con sus semejantes en buenos términos son personas con mucho menos propensión a enfermarse. Mientras que aquellas que tienen la tendencia a estar de malhumor, a quejarse constantemente, a pelear con los que se encuentran en el camino, a insultar, a no ser agradecidos; aquellos que manejan las tensiones de la vida con una actitud amargada y pesimista son personas que propenden a la enfermedad. Por supuesto, que siempre hay excepciones, el camino de la vida tiene sus misterios. De tal manera, que si el corazón de una nación, es decir, su esencia, la actitud de sus ciudadanos está fuera de la armonía y la concordia, irremediablemente la nación entera se encontrará en una condición de enfermedad.

Chávez quiso ser el corazón de la patria, para muchos lo fue y lo seguirá siendo, pero como todas las cosas que pertenecen a la vida humana son perfectibles, sería de una ayuda inmensa para el país que tanto sus seguidores, como sus opositores tomáramos el camino de la reflexión. Los venezolanos no deberíamos continuar con esta actitud de pelea incesante. ¡Esta visión obtusa de vernos como ciudadanos de dos bandos!  Qué pasaría si todos los que un día adversaron al presidente Chávez se fueran de este país. ¿De qué alimentaría el chavismo su discurso si ya no hubiera oposición? El odio no puede ser el fundamento de ningún proyecto, aunque parece un sentimiento muy fuerte, es más frágil de lo que nos podemos imaginar. Todo lo que se construye sobre el odio finalmente se fractura, queda reducido a añicos como un día quedó el Muro de Berlín.

El corazón de Venezuela necesita una intervención del bisturí del amor. ¿Acaso, no tenemos todos los venezolanos los más dignos deseos de prosperidad y bienestar para nuestra nación? Dejemos de un lado tanta mezquindad, tanto insulto, tanto odio. El verdadero corazón de la patria está conformado por el corazón de cada venezolano. Así como en un hogar los hermanos se encuentran entrelazados más allá del vínculo consanguíneo por el amor de la familia; así, trabajemos por que en nuestra nación más allá del gentilicio podamos unirnos por medio del respeto, de la tolerancia, del buen trato, que al fin, no son más que la demostración del amor.

"Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida".
Proverbios 4:23


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http://familiaconformealcorazondedios.blogspot.com

@RosaliaMorosB

Dos segundos ante Hugo Chávez

Hugo Chávez tras el cristal luce serio, estoico, como enojado con la muerte. Y si algo conocieron los venezolanos durante catorce años de su gobierno es cuando estaba molesto el presidente. Su rostro no transmite esa serenidad corpórea de los difuntos cansados cuando parten al más allá.

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Cientos de personas tras su entrada al recinto donde se encuentra Chávez (Efe)
FRANK LÓPEZ BALLESTEROS |  EL UNIVERSAL
viernes 8 de marzo de 2013  06:41 PM
Hugo Chávez tras el cristal luce serio, estoico, como enojado con la muerte. Y si algo conocieron los venezolanos durante catorce años de su gobierno es cuando estaba molesto el presidente.

Su rostro no transmite esa serenidad corpórea de los difuntos cansados cuando parten al más allá. Su edecán lo confesaba, "él no quería morir". "No podía hablar, pero lo dijo con los labios... 'yo no quiero morir, por favor no me dejen morir'". Chávez está hinchado, aunque sus gruesas facciones siguen marcadas, y el maquillaje lo hace ver casi albino, cuando él se enorgullecía de su origen sambo.

Cabalmente vestido con el traje de honor militar, corbata negra, una banda y la boina roja coronando su cabeza, en ese féretro se ve a un Chávez hastiado de luchar contra una enfermedad que durante casi dos años lo mantuvo "aferrado a Cristo" porque era "la peor de sus batallas", hasta que el martes cinco de marzo, a las 4:25 de la tarde, cayó ante lo que es inevitable para cualquiera, la muerte.

Desde la gran puerta del salón de honor de la Academia Militar donde está la urna, quince segundos separan al público del presidente. Al entrar a la imponente estancia dos alfombras rojas rigen el camino de la procesión popular hacia el féretro custodiado por oficiales de los cuatro componentes militares de Venezuela.

Frente a Chávez unos lloran. Otros se persignan, algunos simplemente guardan silencio y muchos llevan su brazo a la cabeza saludando al estilo militar, mientras miles simplemente estiran su cabeza para al menos intentar ver más allá del cristal en ese escaso lapso.

El salón está impregnado de ese lúgubre olor de las capillas mortuorias con las coronas funerarias de rosas, claveles, tulipanes, margaritas y crisantemos, que se pierden a lo largo del enorme pasillo contiguo por el que tienen que transitar sus seguidores para salir del recinto.

En ese largo corredor hay mantas y afiches con los rostros de Chávez y la gente puede escribirle mensajes. Unos se toman fotografías, otros se tiran al piso como quien llega a la meta de un maratón. Uno de esos escritos reza en tinta negra: "Eres luz Chávez, eres eterno y aquí estoy, haremos lo que nos pidas". Otro es más retador: "Te daremos los diez millones de votos".

No son muchos, ni miles, son cientos de miles de personas venidas desde todos los rincones de Venezuela los que están allí presente. Doce horas, veinticuatro horas, dos días, con hambre, sed, sueño, insolados, fatigados, sudorosos, cada quien lleva su tiempo, su historia y karma, pero no les importa, quieren ver a Chávez y sienten al muerto como propio y con desconsuelo.
Estaban los mudos que se entendían entre sí y peleaban por llegar a cada una de las tantas alcabalas. Se veía a la mujer con el esposo y tres niños, de cinco, seis y siete años, a la embarazada, al minusválido. Por el otro lado la anciana de cabellera ceniza con una franela roja viendo al cielo. El policía, el bombero, el obrero, el funcionario público, el alguien de algo de ese enorme aparato burocrático que mueve la maquinaria del Estado venezolano.

Allí está el venezolano del ministerio, de la misión, de la oficina más recóndita del pueblo menos impensable con la función más anodina en esta vasta geografía, que con el férreo rojo de autoridad y poder que sienten que expide su carnet, quiere llegar a lo imposible –ver a Chávez-, a merced de su influencia, de la "palanca" por su cargo, por muy simple que sea, por muy elemental que luzca; es esa sensación de autoridad y fuerza que deslumbra la eterna viveza criolla sin importar los demás.

"¿Sabe por qué yo vine? Porque yo amo a este hombre, este hombre me dio vida, me dio fuerza y luz, es un ejemplo para todos y yo lo tengo que ver", dice José Gregorio, un muchacho de 19 años que llegó desde Guárico en un autobús con apenas 50 bolívares en el bolsillo. "De aquí me sacarán muerto pero tengo que ver a mi comandante", sentencia.

A estas alturas, ante el fervor que se sentía aquí hay quienes se preguntaban quién manda el país. No entienden lo que ocurre en las mieles del poder y entre "camaradas" discuten. Invocan la Constitución, a Chávez, y uno de ellos expone, ¿pero y por qué Maduro es el presidente ahora? Alguien le responde, "porque Chávez lo dijo". Y el otro remata: "eso no lo dice la Constitución, aquí hay quiquiriguiqui papá".

Fuerte Tiuna, convertida en funeraria monumental, está desbordada. Las colas serpenteantes no guardan un orden y en cada tanto la gente desesperada grita en masa "queremos ver a Chávez, queremos ver a Chávez". Hay unos que bailan, cantan en coros, soban sus guitarras, tararean y otros tantos que se lanzan a la grama y la calle a ver una de las varias pantallas que reproducen entrevistas, discursos y fotografías del mandatario a lo ancho y largo de Los Próceres.

Pueden ser cuatro horas, diez, doce, quince horas, dos días y hasta tres, la gente está dispuesta a todo, al sol, a la lluvia, al calor, al frío, a la lluvia y hambre por darle el último adiós a su presidente. Un camión se acerca y comienza soldados a lanzar panes, galletas, botellas de agua, naranjas y mandarinas. La gente se vuelca por el bocado. Piden y piden. Son las 2:35 de la mañana, y por allá, sin saber el dónde, alguien lo grita: "¡Chávez al panteón!". Y le responden ¡Viva Chávez!

Frlopez@eluniversal.com

Chávez murió de un “infarto fulminante”

Hugo Chávez / Foto: Prensa Miraflores
Hugo Chávez / Foto: Prensa Miraflores
El jefe de la Guardia Presidencial, José Ornella, hizo algunas revelaciones acerca de los últimos momentos del mandatario
El presidente Hugo Chávez murió a consecuencia de un “infarto fulminante”' en medio de ardua batalla de casi dos años contra el cáncer, según afirmó jefe de la Guardia Presidencial, general José Ornella.
Ornella, quien estuvo con Chávez los dos últimos años de la vida del mandatario. Dijo a la AP que Chávez hasta el último momento estuvo aferrado a la vida, pero que “un infarto, que le dio fulminante”' precipitó su muerte.
”No podía hablar, pero lo dijo con los labios: 'Yo no quiero morir. Por favor, no me dejen morir', porque él quería a su país, se inmoló por su país”, agregó.
El oficial expresó que a pesar del esfuerzo de sus médicos, que aseguró que eran los “mejores” de todas las parte del mundo, el cáncer que “estaba bastante avanzado” venció al mandatario.
”Sufrió bastante. Nosotros que estábamos al lado... Sufrió mucho esa enfermedad. Y bueno, la historia la escribiremos y algún día alguien escribirá y algún día el médico escribirá”', agregó.
Dijo que desde el pasado 8 de diciembre, cuando Chávez habló al país por última vez para informar sobre la reincidencia del cáncer y que debía someterse a una nueva intervención quirúrgica, “él sabía que después de esa operación… había muy poca esperanza de que saliera de esa operación”.
Los médicos del Presidente nunca hablaron sobre su paciente, ni se ha sabido hasta ahora qué tipo de cáncer padeció y que órganos afectó exactamente, más allá de la “zona pélvica”.
El mandatario falleció el 5 de marzo en la tarde en el hospital militar, en Caracas. Chávez había permanecido en La Habana por 70 días, tras ser operado el 11 de diciembre y por cuarta vez desde que declaró en junio del 2011 que padecía la enfermedad.
La condición de salud de Chávez comenzó a complicarse a inicios de semana debido a un “empeoramiento” de la función respiratoria y a una “severa infección”, de acuerdo con un comunicado leído entonces por el ministro de Información, Ernesto Villegas. Como parte del tratamiento de la insuficiencia, el gobernante estuvo respirando por varias semanas a través de una “cánula traqueal” que le dificultó el habla.

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