Razón del nombre del blog

Razón del nombre del blog
El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

sábado, 6 de agosto de 2011

Esa "alma" es la que se ha perdido y nos manda y ahora más con la incomunicación de los celudependientes

Columnistas del Día
Notitarde 04-08-2011 |

La piel que nos habita
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"El alma no es esa parte caritativa de los seres; el alma es todo, lo bueno y lo malo, la derecha y la izquierda en el cosmos, lo que queremos y lo que odiamos, lo que nos sirve y lo que no nos sirve de nosotros mismos. Toda esa secuencia única que es la película La piel que nos habita, apela al alma que nos gusta y al alma que nos disgusta; es una película sobre la venganza, y la venganza es la piel que nos habita. Esas sensaciones fueron las que me volvieron como un torbellino cuando ya era tarde para decirles nada a las personas que me preguntaron "¿y qué te pareció la película?". ¿La película me había llegado tarde? No, yo había llegado tarde a la película, a sus símbolos, al discurso circular, tan arriesgado, que el cineasta nos deja como un regalo, acaso el más complicado, de su alma compleja. Una vez vi a Almodóvar en un oscuro restaurante de provincias, solo, mirando a los vacíos en los que se fijan los artistas cuando no hay luces alrededor. Lo noté melancólico, como si estuviera deglutiendo un plato vacío, rompiendo una esperanza a ver qué tenía dentro. Ahora cada vez que pienso en él, y mucho más después de haber entrado en la película, lo noto como si estuviera en aquel local oscuro".Juan Cruz, escribe en EL PAÍS, un comentario sobre " La piel que nos habita", la reciente película de Almodóvar.

La foto que no se hizo

Cuando voy por la calle, a veces hablando sola y con la inveterada costumbre de pensar en que alguien me acompaña, suelo recordar a mi inolvidable amigo Leo Matiz con quien solía caminar por el centro de Caracas rumbo a su estudio de la Avenida Urdaneta muy cerca a un famoso sitio nocturno llamado Pasapoga.

Hoy, Leo no hubiese podido salir a la calle como en esos tiempos, con un collar de cámaras y un maletín repleto de lentes para usar en cualquier momento. Ambos husmeábamos sitios y personas. " Aquí hay foto" susurraba emocionado mientras descargaba el maletín y comenzaba a preparar su artillería para la operación por venir en la plaza, la calle, la esquina, el café, el bar, la casa, el puente, el edificio, la flor, la gente, el pájaro, en fin, todo aquello que se iba metiendo en su pupila de reportero y fotógrafo, de poeta y pintor de la vida cotidiana.

Y es que en un día de estos caminando por la vecindad del Sambil, me encontré con un estacionamiento de mototaxis ordenadamente señalado y dispuesto para ello. Cerca, sus propietarios sentados sobre un dintel de ladrillo, saboreaban diferentes menús de contenedores caseros a la hora del almuerzo bajo un sol canicular.

Recordé entonces a mi Leo Matiz y al susurro de "aquí hay foto". Y sí que la había. Los protagonistas de esa gran foto, me recordaron una vieja imagen de hombres sentados sobre la fina saliente de una grúa que emergía de la ventana de un elevado edificio. Fue hecha para llamar la atención de las malas condiciones en que trabajaban los albañiles de la época.

Allí en la imagen de marras , sentados incómodamente, se encontraba un grupo variopinto y multirracial con edades comprendidas entre los 25 y los 40 años. Hablaban de motos y de malas rachas, de lluvias y de accidentes, de robos y de penurias. Una vez terminado el almuerzo, reían y hacían chistes. Y con la llegada de los clientes volaban en esas máquinas que se nos atraviesan con pasmosa agilidad en un zigzag de vértigo que no pocas veces nos hacen perder la paciencia.

Personalmente admiro en ellos su espíritu solidario a la hora chiquita y sé que una gran mayoría de mototaxistas no han ingresado a esta forma de vida porque quieren sino porque necesitan. Algunos pertenecieron a empresas que abandonaron el país otros trabajan con firmas que los contratan para transporte público y el resto se ha ubicado en sitios específicos como los taxis. Tránsito terrestre todavía no ha sido capaz de organizar a estos grupos emergentes que conforman el paisaje vial de la sufrida Caracas.

Cada vez que por el espejo retrovisor veo a un motorizado haciendo piruetas para hacerse camino le doy paso y no falta la correspondiente protesta de quien me acompaña asegurando que son unos malditos y ahí comienza una encendida disputa de dos amigas sentadas confortablemente en un automóvil con aire acondicionado mientras un venezolano jodido trata de ganarse la entramada red vial, cubierta su cabeza con un casco y llevando en el asiento trasero de su moto a un apurado pasajero con vocación de trapecista para sostener su equilibrio en aquella jungla de locos.

Qué de fotos no hubiese podido hacer Leo Matiz en esta Caracas desigual y rabiosa que se ha metido en la piel que nos habita y que como en la película de Almodóvar nos saca lo malo y lo bueno que hay en nuestras almas . Les confieso que no me gusta mi alma cuando se acumulan en mi mente las imágenes que recojo en las calles y las que veo en los periódicos.

¿ A los que nos gobiernan les agradará la pérfida alma de la que están hechos para que los venezolanos nos sintamos tan fuera de nosotros mismos, tan perdidos y desamparados?

mariahep@yahoo.com"



Columnistas del Día
Notitarde 04-08-2011 |
Albersidades
Los celudependientes
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Cinco amigos se encuentran en un bar. Todos hablan a la vez, en una confusa conversación, cada uno sobre un tema distinto. Ninguno está charlando con los otros cuatro, sino con alguien ausente. Son las "maravillas" de la tecnología moderna, que nos ha traído el teléfono celular.

Un grupo de familiares y amigos sale a cenar en un restaurante. El esposo de una de las parientes se dedica todo el tiempo de la larga sobremesa a manipular las teclas de su "telefonino", escondido entre sus piernas. Su cara, iluminada por el brillo de la pantallita, refleja su aburrimiento. No le interesa lo que los demás conversan animadamente.

La primera escena forma parte de un monólogo del humorista más conocido de Chile, "Cocó" Legrand, y aparece en un libro que recopila sus críticas sobre la vida y costumbres de sus paisanos. La segunda la vivió quien esto escribe, hace ya algo más de siete años, pero pudo haber ocurrido ayer; no importa el cuándo.

Nada es más irritante que un tipo que se sienta a la mesa con el "blackberry" en una mano y el tenedor en otra. Otros lo colocan ostentosamente al lado del plato, como otro más. Y no hay duda de que, a juzgar por la fruición con que lo miran, es su plato preferido. Pendiente del tono que le avisa la captación de un mensaje, al primer repique se abstrae de todo, mira la pantallita y se dedica, con una concentración digna de mejor causa, a leer el chiste o "pensamiento" del día. O mejor dicho, del minuto, porque inmediatamente le suena nuevamente el fastidioso aparatico, avisándole el arribo de otro mensaje no menos irrelevante. Es lo que se me ocurre llamar "celudependencia".

Algunos "celudependientes" entran en estado de tensión nerviosa cuando pasan algunos minutos sin recibir un mensaje. Cuando el tiempo transcurre sin señal alguna, se dedican a repasar por enésima vez los ya recibidos y leídos.

En Venezuela, como siempre, le hemos entrado con furia a la fiebre del blackberry. Y ya no nos llamamos por teléfono, sino que nos mandamos mensajes. No nos reímos al unísono con un buen chiste, sino que lo "reenviamos". El "tweeter" se ha convertido en un medio de enterarnos de noticias, y también de medio de comunicar a otros nuestras inquietudes y alegrías. Un conocido ejecutivo de una televisora realizó una rueda de prensa, al anunciar su renuncia, teniendo como telón de fondo la imagen del pajarito azul.

El mismo medio lo utiliza ahora el señor Chávez para dictar sus medidas y anunciar sus nombramientos de ministros. Eso se entiende, pues los ministerios son tantos, y los cambios de ministros tan frecuentes, que uno entiende que no haya tiempo para emitir los decretos en la gaceta oficial: mientras el nombramiento llega a la imprenta, se imprime la gaceta y se distribuye, ya ese mismo ministro ha sido destituido.

En aras de esa urgencia por comunicarse con un pueblo al cual no se atreve a acercarse, ha venido usando el tweeter para decirnos a los venezolanos lo mucho que nos ama, cuánto se le ha reblandecido el corazón últimamente, y cómo se ha fortalecido su fe en Dios. El problema es que lo primero, o sea los nombramientos de ministros, podríamos creérselo. Lo demás no. Ya no creemos en sus arrepentimientos y promesas, si es que alguna vez lo hicimos.

Es que todo, hasta dictar medidas y decretos por mensajes de texto, es válido en este país.

peterkalbers@yahoo.com

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