Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

viernes, 12 de agosto de 2011

Nuestro planeta de los simios


Nuestro planeta de los simios
GABRIEL VARGAS-ZAPATA | EL UNIVERSAL
viernes 12 de agosto de 2011 11:51 AM

Cuando escucho las palabras "precuela" o "remake", asumo una predisposición muy crítica, trato de relajarme, pero la mayoría de las veces no lo consigo. Mucho menos cuando hay clásicos en juego. Y si, El planeta de los simios (Schaffner, 1968) es un clásico de la ciencia ficción, es una película potente con un ritmo inquietante y un argumento salvaje y fuera de serie. Hoy en día se le considera una película de culto.

Intentar hacer algo medianamente parecido es prácticamente imposible, Tim Burton lo demostró con su absurda versión de 2001; pero una precuela después de tanto tiempo (la de El Mago de Oz se espera para 2013 por cierto), ¿es realmente necesaria? Habría que hacerlo muy bien, y, ¡vaya! Lo han hecho.

EL origen del planeta de los simios me sorprendió, desde el primer fotograma hasta el último. Rupert Wyatt logra un equilibro impecable entre el drama y la acción, entre lo real y lo imaginario, juega con el sentimentalismo de una forma ruda y descarada, al mismo tiempo que se deja acompañar por una música desoladora y vibrante, y por unos efectos especiales, la mayoría de las veces, imperceptibles. La película es hasta ahora, lo mejor del año.

Me sorprendió muchísimo la interpretación de Andy Serkis, también me sorprendió cuando hizo de Gollum en El señor de los anillos, o cuando hizo de King Kong también para Peter Jackson en su versión de 2005, sabemos ya que es un experto debajo del maquillaje y de los efectos especiales, pero su caracterización como el simio César, es maravillosa y estremecedora, o sencillamente impactante. Su arco de transformación es perfecto, la fuerza que transmite es tal, que traspasa cualquier variante mediadora o cualquier retoque digital. Sin duda, lo más grande del filme.

Otra actuación a destacar, es la de John Lithgow, que, desde la perspectiva de un anciano enfermo de Alzheimer, brinda momentos íntimos y verdaderamente increíbles.

Estamos ante una película fantástica; cuando termina, uno se queda con ganas de más (y personalmente espero que haya más), la historia es inquietante, delicada, voraz y tierna a la vez. La narración es ruda pero engancha con mucha sustancia. Todo se haya dentro de un marco justificadísimo, nada queda en el aire y por eso funciona con tanta certeza.

La gran pregunta que surge en un momento como este es, si está a la altura del clásico que la ha inspirado. La respuesta, sin titubeo, es sí. Sin embargo, no es ese su mayor logro, si no la forma como expone los cambios transentimentales de sus personaje, las abrasadoras pruebas a los que los somete y el devastador resultado que obtiene de ellas. Escarbar tan delicadamente en el espíritu animal, es lo le proporciona tanta fuerza.

A los cines venezolanos, llegará el próximo mes de septiembre, pero desde ya, una recomendación obligada y, con absoluta certeza, una de las futuras presencias en los Oscar.

@gvargaszapata
gvargaszapata@hotmail.com
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