ENTREVISTA AXEL CAPRILES, PSICÓLOGO SOCIAL
"La inseguridad nos conduce hacia una vida poco civilizada"
"La inseguridad y las imágenes de muerte favorecen a los gobiernos autoritarios" "Un plan estratégico de seguridad no puede tener efecto si no hay una reconstitución ideológica y moral "
El psicólogo social indica que la inseguridad ha acabado con el espacio público y nos ha contaminado con "paranoia colectiva" KISAI MENDOZA
BEATRIZ CRUZ SALAZAR , AXEL CAPRILES , PSICÓLOGO SOCIAL | EL UNIVERSAL
domingo 27 de mayo de 2012 12:00 AM
La violencia ha transfigurado la forma de vivir de los caraqueños. La ausencia o el fracaso de planes de seguridad han dejado que el miedo domine la ciudad, y como consecuencia, ya queda muy poco de aquella hospitalidad y fraternidad que caracterizaba a los caraqueños. Al menos así lo cree el psicólogo social Axel Capriles.
"La inseguridad ha cambiado totalmente la forma de vida ciudadana. Ha acabado con el espacio público, con ese espacio en la ciudad donde convivir. Además, estamos contaminados de una paranoia colectiva, el tipo de conversación, el andar, todo gira en torno el tema continuo de la inseguridad", afirma el especialista.
Pero más allá de los cambios de conducta y el número de muertes, la banalización del crimen también preocupa a Capriles. El psicólogo recuerda que 60% de los asesinatos se realizan con más de cinco tiros, a la vez que se han hecho comunes los homicidios "gratuitos", que no son sicariato, ni venganza, además de las muertes con tiros en la cara.
-Si el Estado no aplica medidas eficientes, ¿qué opción le queda al ciudadano común para combatir la inseguridad? ¿Resignarse?
-Sí, la gente lo está haciendo, está aplicando restricciones a su forma de vivir. El ciudadano se protege de la manera que tiene a su alcance como evitar salir. La gente va mucho menos a lugares públicos y se reúnen más en casas, hay padres que prefieren que los hijos se queden en las fiestas hasta el amanecer para que no regresen de noche, los jóvenes andan en grupos y en general la gente evita los itinerarios fijos. Ha habido una serie de cambios en las pautas de conducta. La inseguridad nos ha conduce hacia una vida poco civilizada. Eso nos advierte también que el nivel de adaptación del venezolano es muy amplio, es la desesperanza aprendida. En realidad la gente podría ser menos tolerante y exigirle más al Estado.
-¿Considera que este gobierno usa la inseguridad para su beneficio?
-La inseguridad y las imágenes de muerte favorecen a los gobiernos autoritarios. Hay estudios que lo demuestran. La inseguridad mueve en los seres humanos la necesidad de protección, la necesidad de una figura fuerte y todopoderosa que nos pueda proteger y dar cuidado, es algo inconsciente. Eso nos explica ese fenómeno de las encuestas venezolanas, donde se identifica la inseguridad como un problema central de la sociedad, pero al mismo tiempo nos encontramos con que la aprobación a la gestión de gobierno aumenta.
-¿La creación de misión A Toda Vida Venezuela no institucionaliza la violencia?
-Desde fuera esas parecen medidas muy buenas, pero en el fondo esa misión es un mecanismo para la creación de mayor dependencia. Ahora las víctimas de la violencia recibirán indemnizaciones del Estado, de la mano del Presidente de la República. La violencia traerá un culto mayor a la figura del Presidente. Se está creando un sistema populista y clientelar a través de un mal endémico de la sociedad. Se está aprovechando políticamente un mal de una forma perversa.
-¿Por dónde se debe empezar a resolver el tema de la violencia?
-Aquí lo que debe venir es una reconstrucción total de la sociedad. Un plan estratégico de seguridad no puede tener efecto si no hay una reconstitución ideológica y moral del país. La situación de violencia en Venezuela es uno de los síntomas típicos de anomia social, la violencia expresa la frustración de la población venezolana porque no ha habido coincidencia entre las aspiraciones sociales y los medios institucionales pautados para alcanzar esas aspiraciones. Cambiar eso implica un trabajo social con un nuevo liderazgo y sistema político que pueda atajar algo que va más allá de prácticas policiales y judiciales. También hay que desmontar la cultura del malandro que se ha convertido en un modelo para niños en los barrios y que se ha reforzado desde el gobierno.
-Ese es un proceso que puede tardar años...
-Se pueden bajar los niveles de violencia, porque estamos viviendo niveles exagerados de inseguridad. Alcanzar parámetros considerados normales, como seis asesinatos por cada 100 mil habitantes, implica una sociedad con otros planteamientos, donde la frustración haya sido canalizada eficientemente.
"La inseguridad ha cambiado totalmente la forma de vida ciudadana. Ha acabado con el espacio público, con ese espacio en la ciudad donde convivir. Además, estamos contaminados de una paranoia colectiva, el tipo de conversación, el andar, todo gira en torno el tema continuo de la inseguridad", afirma el especialista.
Pero más allá de los cambios de conducta y el número de muertes, la banalización del crimen también preocupa a Capriles. El psicólogo recuerda que 60% de los asesinatos se realizan con más de cinco tiros, a la vez que se han hecho comunes los homicidios "gratuitos", que no son sicariato, ni venganza, además de las muertes con tiros en la cara.
-Si el Estado no aplica medidas eficientes, ¿qué opción le queda al ciudadano común para combatir la inseguridad? ¿Resignarse?
-Sí, la gente lo está haciendo, está aplicando restricciones a su forma de vivir. El ciudadano se protege de la manera que tiene a su alcance como evitar salir. La gente va mucho menos a lugares públicos y se reúnen más en casas, hay padres que prefieren que los hijos se queden en las fiestas hasta el amanecer para que no regresen de noche, los jóvenes andan en grupos y en general la gente evita los itinerarios fijos. Ha habido una serie de cambios en las pautas de conducta. La inseguridad nos ha conduce hacia una vida poco civilizada. Eso nos advierte también que el nivel de adaptación del venezolano es muy amplio, es la desesperanza aprendida. En realidad la gente podría ser menos tolerante y exigirle más al Estado.
-¿Considera que este gobierno usa la inseguridad para su beneficio?
-La inseguridad y las imágenes de muerte favorecen a los gobiernos autoritarios. Hay estudios que lo demuestran. La inseguridad mueve en los seres humanos la necesidad de protección, la necesidad de una figura fuerte y todopoderosa que nos pueda proteger y dar cuidado, es algo inconsciente. Eso nos explica ese fenómeno de las encuestas venezolanas, donde se identifica la inseguridad como un problema central de la sociedad, pero al mismo tiempo nos encontramos con que la aprobación a la gestión de gobierno aumenta.
-¿La creación de misión A Toda Vida Venezuela no institucionaliza la violencia?
-Desde fuera esas parecen medidas muy buenas, pero en el fondo esa misión es un mecanismo para la creación de mayor dependencia. Ahora las víctimas de la violencia recibirán indemnizaciones del Estado, de la mano del Presidente de la República. La violencia traerá un culto mayor a la figura del Presidente. Se está creando un sistema populista y clientelar a través de un mal endémico de la sociedad. Se está aprovechando políticamente un mal de una forma perversa.
-¿Por dónde se debe empezar a resolver el tema de la violencia?
-Aquí lo que debe venir es una reconstrucción total de la sociedad. Un plan estratégico de seguridad no puede tener efecto si no hay una reconstitución ideológica y moral del país. La situación de violencia en Venezuela es uno de los síntomas típicos de anomia social, la violencia expresa la frustración de la población venezolana porque no ha habido coincidencia entre las aspiraciones sociales y los medios institucionales pautados para alcanzar esas aspiraciones. Cambiar eso implica un trabajo social con un nuevo liderazgo y sistema político que pueda atajar algo que va más allá de prácticas policiales y judiciales. También hay que desmontar la cultura del malandro que se ha convertido en un modelo para niños en los barrios y que se ha reforzado desde el gobierno.
-Ese es un proceso que puede tardar años...
-Se pueden bajar los niveles de violencia, porque estamos viviendo niveles exagerados de inseguridad. Alcanzar parámetros considerados normales, como seis asesinatos por cada 100 mil habitantes, implica una sociedad con otros planteamientos, donde la frustración haya sido canalizada eficientemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario