Caracas bailó con Donna Summer
La estrella, que vino a Venezuela en varias ocasiones, falleció ayer
Su éxito "Love to love you baby" sonó primero en Radio Capital, asegura Gustavo Pierralt AP
SIMÓN VILLAMIZAR | EL UNIVERSAL
viernes 18 de mayo de 2012 12:00 AM
El cabello lo llevaba liso y al estilo pollina. Blusa de lentejuelas. Falda hasta los tobillos y tacones imposibles. Donna Summer, la Pantera de Boston, la Reina del Disco y otros tantos epítetos -que ayer sorprendió al mundo con su muerte , a los 63 años, víctima del cáncer-, estaba lista para salir al escenario y muchos venezolanos estaban pegados a la pantalla del televisor.
De paltó, corbata, y patillas larguísimas, Gilberto Correa le dio la bienvenida al programa Sábado sensacional en el año 1977. Y si algo recuerda él de aquella grabación son las exuberantes piernas de la Pantera de Boston.
"Tenía una piernas perfecta", dice el animador de televisión. "Y ella lo sabía, así que se encargó de mostrárselas al público durante el show. Cuando vino a Venezuela ya era como la John Travolta mujer, por decirlo de alguna manera. Era una estrella que despertaba la histeria en las discotecas del mundo y de Venezuela. Una estrella como tantas que tuvimos en el programa", se ufana Correa.
En Venezuela fue recibida con los honores de una reina; con cocteles, fiestas privadas y demás. Y no podía ser de otra manera: un año antes su nombre estaba en boca de todos gracias al tema Love to love you baby, que fue prohibido en no pocas estaciones de radio del orbe por su alto contenido erótico -las agencias de noticias recuerdan que para la grabación tuvo que simular hasta 22 orgasmos, de allí que fuera bautizada como la "diosa del sexo"- y por sus 17 minutos de gemidos sin piedad.
A Gustavo Pierral, locutor de los más veteranos, se le hincha el pecho cuando recuerda que fue él quien puso Love to love you baby en la radio por primera vez. "Ese longplay, que solo traía un tema y había sido editado por el sello Casablanca, me lo dio Carlos Raybans, que es ahora director del Record Report. Me llamó por teléfono y me dijo: '¡Tengo un disco que tienes que escuchar! ¡Es de una mujer que se va a convertir en la reina de la música disco!", dice él, que en aquel entonces conducía Gusta Gustavo en Radio Capital -en amplitud modulada (AM)- de 1:00 a 3:00 de la tarde. "¡Quien pegó esa canción, sin duda, fui yo!", dice sin rodeos.
Casualidad o no, fue Pierral fue quien presentó a Donna Summer en su siguiente visita a Venezuela en el año 1979. "Vino al Templo de la Música, como todos conocían en ese momento a la discoteca de moda: la City Hall. Conocerla, no la conocí. A lo sumo un 'nice to meet you' y un apretón de manos, a pesar de que antes las estrellas era muchísimo más accesibles y asistían a los cocteles que se hacían en su honor. En el caso de Donna Summer, me pareció una mujer sencilla, una negra bella, con mucha energía", apunta.
Y ello a pesar de que ya era una estrella. Donna Adrian Gaines -su nombre verdadero-, la chica que naciera en Boston en el seno de una familia cristiana de seis hermanos, que se entrenara cantando en iglesias, y que no encontrara el éxito en Estados Unidos sino en Alemania, donde formó parte del musical Hair y donde se casó con su primer marido, el austriaco Helmuth Sommer (del que tomó su apellido); ya había puesto a sonar los temas I feel love, No more tears, On the radio y, por supuesto, el que se convertiría en el mayor himno gay del planeta: Last Dance, con el cual Donna Summer se ganó el Óscar por el musicalThank God Tt's Friday.
Vendrían cinco premios Grammy, tres álbumes platino consecutivos, más de 130 millones de discos vendidos, y otros sonados éxitos como Hot stuff, Bad girls yShe works hard for the money, que la convirtieron en la reina de la música disco y de las discotecas en los años 70 y principios de los 80, y que también la llevaron a conocer el abismo.
La presión, la ruptura de su matrimonio y una traumática relación posterior la sumieron en profundas depresiones, recuerda la agencia Efe, que no pasa por alto que Summer trató de arrojarse por la ventana de un hotel en el Central Park de Nueva York, pero al intentarlo se enredó en una cortina y pudo ser rescatada por una de las empleadas. Una experiencia que, escribió ella luego, la convirtió en una "cristiana renacida".
Así que en los noventa intentó alejarse del cenital. Una y otra vez juró que no echaba de menos sus tiempos de diva, y que era una imagen artificial.
"En un momento determinado empecé a dejar a un lado esa imagen y a confrontar a la gente con quien realmente soy", dijo.
Y sin embargo, en 2008 no resistió el anonimato y volvió a los estudios de grabación y a las tarimas. Ese año se anunció su regreso a Caracas para mostrar su disco Crayons. Pero el cáncer devolvió a la reina Donna Summer al silencio. Hasta ayer, que puso a millones de personas a bailar un último baile. Su Last dance.
De paltó, corbata, y patillas larguísimas, Gilberto Correa le dio la bienvenida al programa Sábado sensacional en el año 1977. Y si algo recuerda él de aquella grabación son las exuberantes piernas de la Pantera de Boston.
"Tenía una piernas perfecta", dice el animador de televisión. "Y ella lo sabía, así que se encargó de mostrárselas al público durante el show. Cuando vino a Venezuela ya era como la John Travolta mujer, por decirlo de alguna manera. Era una estrella que despertaba la histeria en las discotecas del mundo y de Venezuela. Una estrella como tantas que tuvimos en el programa", se ufana Correa.
En Venezuela fue recibida con los honores de una reina; con cocteles, fiestas privadas y demás. Y no podía ser de otra manera: un año antes su nombre estaba en boca de todos gracias al tema Love to love you baby, que fue prohibido en no pocas estaciones de radio del orbe por su alto contenido erótico -las agencias de noticias recuerdan que para la grabación tuvo que simular hasta 22 orgasmos, de allí que fuera bautizada como la "diosa del sexo"- y por sus 17 minutos de gemidos sin piedad.
A Gustavo Pierral, locutor de los más veteranos, se le hincha el pecho cuando recuerda que fue él quien puso Love to love you baby en la radio por primera vez. "Ese longplay, que solo traía un tema y había sido editado por el sello Casablanca, me lo dio Carlos Raybans, que es ahora director del Record Report. Me llamó por teléfono y me dijo: '¡Tengo un disco que tienes que escuchar! ¡Es de una mujer que se va a convertir en la reina de la música disco!", dice él, que en aquel entonces conducía Gusta Gustavo en Radio Capital -en amplitud modulada (AM)- de 1:00 a 3:00 de la tarde. "¡Quien pegó esa canción, sin duda, fui yo!", dice sin rodeos.
Casualidad o no, fue Pierral fue quien presentó a Donna Summer en su siguiente visita a Venezuela en el año 1979. "Vino al Templo de la Música, como todos conocían en ese momento a la discoteca de moda: la City Hall. Conocerla, no la conocí. A lo sumo un 'nice to meet you' y un apretón de manos, a pesar de que antes las estrellas era muchísimo más accesibles y asistían a los cocteles que se hacían en su honor. En el caso de Donna Summer, me pareció una mujer sencilla, una negra bella, con mucha energía", apunta.
Y ello a pesar de que ya era una estrella. Donna Adrian Gaines -su nombre verdadero-, la chica que naciera en Boston en el seno de una familia cristiana de seis hermanos, que se entrenara cantando en iglesias, y que no encontrara el éxito en Estados Unidos sino en Alemania, donde formó parte del musical Hair y donde se casó con su primer marido, el austriaco Helmuth Sommer (del que tomó su apellido); ya había puesto a sonar los temas I feel love, No more tears, On the radio y, por supuesto, el que se convertiría en el mayor himno gay del planeta: Last Dance, con el cual Donna Summer se ganó el Óscar por el musicalThank God Tt's Friday.
Vendrían cinco premios Grammy, tres álbumes platino consecutivos, más de 130 millones de discos vendidos, y otros sonados éxitos como Hot stuff, Bad girls yShe works hard for the money, que la convirtieron en la reina de la música disco y de las discotecas en los años 70 y principios de los 80, y que también la llevaron a conocer el abismo.
La presión, la ruptura de su matrimonio y una traumática relación posterior la sumieron en profundas depresiones, recuerda la agencia Efe, que no pasa por alto que Summer trató de arrojarse por la ventana de un hotel en el Central Park de Nueva York, pero al intentarlo se enredó en una cortina y pudo ser rescatada por una de las empleadas. Una experiencia que, escribió ella luego, la convirtió en una "cristiana renacida".
Así que en los noventa intentó alejarse del cenital. Una y otra vez juró que no echaba de menos sus tiempos de diva, y que era una imagen artificial.
"En un momento determinado empecé a dejar a un lado esa imagen y a confrontar a la gente con quien realmente soy", dijo.
Y sin embargo, en 2008 no resistió el anonimato y volvió a los estudios de grabación y a las tarimas. Ese año se anunció su regreso a Caracas para mostrar su disco Crayons. Pero el cáncer devolvió a la reina Donna Summer al silencio. Hasta ayer, que puso a millones de personas a bailar un último baile. Su Last dance.
1561485