El primer presidente civil que tuvo Venezuela durante el siglo XX fue elegido en comicios universales, directos y secretos efectuados en 1948. Fueron los primeros en toda nuestra historia como nación independiente. El elegido fue el novelista Rómulo Gallegos. Nueve meses más tarde, Gallegos  fue derrocado por un golpe militar.
El derrocamiento y exilio de Gallegos  siguió a un prolongado pulso entre jóvenes coroneles  de la época y el ya más que maduro autor de “Doña Bárbara”. Los coroneles habían sido aliados del partido de gobierno, la incipiente  “Acción Democrática”, fundada en   1941 por Betancourt. Juntos habían derrocado en 1945 al conservador General Medina Angarita.
Una de las primeras provisiones tomadas por la junta cívico-militar que se instauró entonces, fue llamar en breve plazo a elecciones generales para designar un congreso constituyente en el que estuviesen representados todos los partidos políticos, incluido el comunista. La transmisión radial de las sesiones del congreso constituyente del 47 competió en popularidad con las emisiones de la radionovela “El Derecho de Nacer”. La constitución redactada entonces refrendaba el mismo sufragio universal que , por decreto de la junta cívico-militar, la había hecho posible.
En noviembre de 1948, los antiguos socios militares de AD,   resentían la sujeción al mundo civil, consagrada en la constitución, y procurada escrupulosamente por Gallegos desde el primer día. En consecuencia, emplazaron a Gallegos a permanecer como figurón en la presidencia, distanciarse de Betancourt y su partido, y dejarles a ellos las   tareas de gobierno. Gallegos optó  poner a los coroneles ante un dilema: O gobierno civil  o derrocamiento.  Al negarse Gallegos rotundamente a ser un Bordaberry avant la lettre, los coroneles le cantaron el tercer strike.
Muchísimos venezolanos pensaron en aquel momento, y quizá lo sigan pensando, que Gallegos había sido un tonto, que nada le habría costado entenderse con los militares y permanecer en el cargo. Quizá ese modo de pensar fuese resabio de una historia política que, solamente en los primeros cien años como nación independiente,  nos dio ventidos constituciones y más de  ciento veinte pronunciamientos militares.   Y muchísimos peleles civiles de caudillos y espadones.
Con todo,  aquellos pocos meses bastaron para fundar una tradición moderna venezolana que pudo resistir diez años de feroz dictadura militar. Esa tradición hizo indistinguibles la democracia política de la pluralidad cultural.  Y a pesar de los accidentes políticos venezolanos del resto del siglo XX, la pluralidad y la libertad de creación llegaron a ser, una vez restituida la democracia en 1958, un atributo inconfundible de la misma.
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Una muestra resplandeciente de esto que digo fue la “Fiesta de la Tradición”, como dio en llamarse en quel entonces a un extraordinario festival folklórico, organizado por el poeta Juan Liscano, para compañar l os actos protocolares de la toma de posesión de Gallegos, en febrero del 48.
El festival mostró por primera vez a una sorprendida Caracas las manifestaciones populares de todas las regiones de un país hasta entonces descoyuntado y desconocido de sí mismo. “La Fiesta de La Tradición”,  que así se llamó el festival, fue para todos, según el ensayista venezolano Mariano Picón Salas,  “ el descubrimiento espiritual de Venezuela”.
Decenas de intelectuales y artistas provenientes de treinta países se dieron cita en Caracas para la ocasión.  El poeta Archibald MacCleish, amigo personal de Gallegos, encabezó la delegación oficial estadounidense.  Una Exposición  de Pintura Moderna juntó a Amelia Peláez, de Cuba, con nuestro Armando Reverón. Con todo ello Rómulo Gallegos buscaba subrayar el fin de la era de los gamonales y los cuartelazos y exaltar  valores de civilidad y cultura. “No hemos salido de la tutela de broncos guerreros para vivir  bajo el predominio de una casta militar privilegiada”,  advertía en su discurso inaugural. Por un día, al menos, Doña Bárbara pareció haber sido al fin vencida.
Todo esto viene a cuento porque este fin de semana, según leo en nota de prensa que ha amanecido en mi buzón, “diversos bailes, cantos y rituales de nuestra cultura popular, darán vida a la 8va. Edición de La Fiesta de la Tradición Venezolana, que presentará Cultura Chacao los días sábado 04 y domingo 05 de agosto a las 5:00 de la tarde, en el Teatro de Chacao.
“Inspirada en “La Fiesta de la Tradición”   de 1948,  que  organizó Juan Liscano en el Nuevo Circo de Caracas, esta producción llevará al espectador por un interesante recorrido a través de la historia de la música y la danza tradicional venezolana, desde lo indígena hasta lo urbano contemporáneo, con un variado programa de cantos, tonadas, joropos, tambores y calypso, entre otras expresiones.
“Bajo la dirección artística de Oswaldo Lares, Ángel Palacios y Lorena Liendo, este espectáculo –que ha sido presentado por Cultura Chacao durante siete ediciones en espacios abiertos– es llevado por primera vez a escena en un teatro, y diseñado con un laborioso trabajo de escenografía e iluminación, que fusiona la tecnología moderna con elementos tradicionales. Ene sta ocasiòn, se rinde homenaje a la agrupación Convenezuela en sus 36 años de fructífera trayectoria.
“En una combinación de música, bailes y proyecciones audiovisuales, el público podrá disfrutar la presentación de un cartel de destacados artistas y agrupaciones como Aquiles Báez, la Movida Acústica Urbana, Víctor Hugo Márquez, Diablos Danzantes de Naiquatá, Maritza Mészaros, Antonio Armas, Alejandro Mejías, Kelvin López y su grupo, Cesar Gómez, Eduardo Betancourt, Juan Carlos Montoya, y Huguette Contramaestre, quienes compartirán tarima con la agrupación Convenezuela”..

Ibsen Martínez está en @ibsenM