Razón del nombre del blog

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El por qué del título de este blog . Según Gregorio Magno, San Benito se encontraba cada año con su hermana Escolástica. Al caer la noche, volvía a su monasterio. Esta vez, su hermana insistió en que se quedara con ella,y él se negó. Ella oró con lágrimas, y Dios la escuchó. Se desató un aguacero tan violento que nadie pudo salir afuera. A regañadientes, Benito se quedó. Asi la mujer fue más poderosa que el varón, ya que, "Dios es amor" (1Juan 4,16),y pudo más porque amó más” (Lucas 7,47).San Benito y Santa Escolástica cenando en el momento que se da el milagro que narra el Papa Gregorio Magno. Fresco en el Monasterio "Santo Speco" en Subiaco" (Italia)

lunes, 13 de agosto de 2012

La danza ha sido siempre fuerte en Venezuela, no solo en las escenas. Se expresa en fiestas y rumbas, en las ollas de calle que convocan estos días a varones temerarios en una exaltación rítmica a campo abierto, donde atropellar y rodar es parte del ritual, mientras solo las hembras más aguerridas se aventuran en un torbellino controlado desde la periferia.


Unas coreografías singulares

Una expresión emergente de la cultura urbana en la Venezuela actual

LUIS GERARDO GABALDÓN |  EL UNIVERSAL
lunes 13 de agosto de 2012  12:00 AM
El 28 de julio se presentó en la Sala Anna Julia Rojas el Grupo Uno Coreografías con seis escenas, seis danzantes. Más bien atletas, cabría decir. Solos donde cada uno se enfrenta a un auditorio ruidoso, como el tecno que sirve de fondo a la coreografía, porque del ruido no escapamos ni en el teatro. Comienza la burla de un autómata que se despide entre los jirones de una ventana imaginaria. Entre bombas y destrucción masiva, con filmografía y dibujos infantiles, un cuerpo camuflado parece dislocarse escapando entre torsiones y acrobacias sin tener a dónde ir, mientras una carrera en punto fijo, agotadora y sin fin, desplaza lentamente a un cuerpo pequeño y sólido hacia momentos de clamor desesperado. 

Los signos funerarios en la vestimenta femenina no opacan la extrema vitalidad de estas mujeres que parecen desprender los cuerpos de las mentes, mientras los sólidos muslos de tensos sartorios permiten un peligroso bascular entre puntos de precario equilibrio que concluyen en exaltación dionisíaca y brevísimo reposo; cual bacantes, rebasan a los hombres en atrevimiento, agitación y calma postrera, como si la energía que se absorbe y se retiene exigiera paroxismo y desmesura, quedando para concluir un despeje masculino en traje entero, que acompaña al cierre del telón con gesto ambiguo, sin dejar de lado la gimnasia que acompaña, como exhibición rítmica y solitaria, a estas danzas sin espacio para la pareja. 

Un espectáculo de cuarenta minutos. El esfuerzo físico no da probablemente para más. Una sensación de agotamiento al concluir la representación, seguida del aplauso sostenido. El público grita y rechifla. Algo breve, porque lo intenso no puede durar mucho sin aniquilar. Una defensa de la individualidad en la representación, pues como apunta el director del grupo en el prospecto, no habría muchos si no existiera uno. 

La danza ha sido siempre fuerte en Venezuela, no solo en las escenas. Se expresa en fiestas y rumbas, en las ollas de calle que convocan estos días a varones temerarios en una exaltación rítmica a campo abierto, donde atropellar y rodar es parte del ritual, mientras solo las hembras más aguerridas se aventuran en un torbellino controlado desde la periferia. Seguramente ellas requieren un espacio más íntimo e individual para manifestarse, como en el caso de esta coreografía teatral, donde se lucen danzando solas y sin trabas en el escenario; como lo hacen en sus vidas y oficios, contribuyendo a debilitar el patriarcado que lucha por sobrevivir sin patriarcas efectivos. Una expresión emergente de la cultura urbana en la Venezuela actual. 

En una capital cuyo centro es frecuentemente escena de suciedad y descuido, reconforta penetrar en un espacio donde confluyen teatro infantil y adulto, danza y mimos, una feria de libros antiguos y modernos en torno a los museos más emblemáticos, con gente diversa que, pese al ruido propio de lo venezolano, encuentra recodos y oportunidades para compartir y sosegarse una tarde sabatina. 

luisgerardogabaldon@gmail.com

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